Algunos eruditos han afirmado que es permisible traducir los sermones a otros idiomas cuando la mayoría de los concurrentes no hablan ni entienden árabe, tomando en consideración los objetivos originales del sermón, que son las razones por las que Allah lo encomendó, que es comunicar y exhortar a la gente a hacer buenas obras y apartarse de los pecados, y educarla en las normas reveladas por Allah, (glorificado y exaltado sea).
Indudablemente, el prestar atención a los objetivos originales de un sermón y para educar a los musulmanes en la diferencia entre lo obligatorio, lo lícito y lo prohibido, tiene precedencia sobre el idioma en que se lo comunica, especialmente cuando la audiencia no podría comprender ese mensaje si estuviera solamente en lengua árabe, y no los motivaría tampoco para aprenderla.
Esta situación es muy común hoy en día, puesto que el Islam se ha expandido por todo el mundo en multitud de naciones no árabes.
Si el objetivo es educar en el conocimiento y las enseñanzas del Islam, eso sólo puede lograrse entre los no árabes traduciendo los sermones o produciéndolos en su propia lengua vehicular, entonces el punto de vista de que es permisible impartir el sermón en la lengua más difundida entre la audiencia es el más correcto, para que ellos comprendan lo que se está diciendo porque es lo más importante, especialmente, si como resultado la audiencia caerá en la apatía por no comprender lo que se está diciendo o dará lugar a conflictos y discusiones.
En consecuencia, no hay duda de que traducir o producir el sermón en tales casos es esencial, para servir mejor a los intereses de la comunidad musulmana.
Si la audiencia es mixta y hay entre ellos gente que puede comprender el árabe, entonces el imam debe combinar ambos idiomas dando el sermón en árabe y luego repitiendo su traducción en el otro idioma vehicular que permita comprender a la otra parte de la audiencia. De esta forma el imam logrará dos propósitos, lograr que la audiencia comprenda el mensaje que se les está brindando, y preservar la tradición. Se trata de islamizar.. no se trata de arabizar al hermano oyente.
Hay abundantes evidencias en las fuentes del Islam que apoyan éste punto de vista, como por ejemplo el verso (traducción del significado):
“Todos los Mensajeros que enviamos hablaban el idioma de su pueblo para transmitirles claramente el Mensaje. Pero sabed que Allah extravía a quien Le place y guía a quien quiere; ciertamente Él es Poderoso, Sabio”. (Sura 14:4).
Y el Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le ordenó a Zaid Ibn Zábit aprender el lenguaje de una tribu judía para poder mantener correspondencia con ellos y que sus cartas pudieran ser traducidas al árabe.
Y cuando posteriormente los compañeros del Profeta Muhámmad lucharon con los bizantinos y los persas, siempre se mantuvieron en comunicación con ellos explicando sus intenciones y demandas, y también explicando las normas y virtudes de la religión islámica a través de intérpretes.
Siempre que el imperio musulmán acabó gobernando una tierra no árabe, los califas bien guiados establecían intérpretes que les permitieran comunicarse con la población local, escuchar sus demandas y necesidades, y ponerse de acuerdo con ellos. Indudablemente ésta es la forma correcta, aun cuando el Islam no apoya a los nacionalismos.
Y existe actualmente una enorme necesidad de traductores, porque los predicadores no pueden hacer su trabajo sin conocer la lengua de aquellos a quienes predican.
El imam por lo tanto debe hacer lo que sea más apropiado para el interés de la comunidad. Si lo mejor es dar el sermón en dos partes, una en árabe y otra traducida, entonces se debe hacer eso.
Al Fatáwa Al-Láynah Ad-Dá'imah, 8/251-255.