LA FORMACIÓN DEL CARÁCTER.. UNA VIRTUD.
La formación del carácter es una tarea lenta y en ocasiones enojosa para el hombre que la emprende, pues contrarían su empeño las muchas fuerzas que él mismo movilizó en el pasado. Durante muchos años estuvo cediendo al influjo de las siniestras cualidades que adquirieron sobre él un poderoso ascendiente. Pongamos, por ejemplo, el vicio de la irascibilidad. El hombre que en el pasado cedió fácilmente a los arrebatos de la ira, dificultará cada vez más la posibilidad de dominarse en una nueva tentativa u ocasión (y así) fue acumulando un gran caudal de energía que arraigó en el hábito de la irascibilidad. Ésta acumulación no opera en el ego, como cualidad viciosa a él peculiar, sinó en el permanente reservorio, y cuando advierte la malicia de la ira y se quiere revolver contra ella, ha de encontrarse con el cúmulo de energía que él mismo almacenó en el pasado. Desde luego, que esta labor le resulta al hombre muy difícil y tropezará con muchos desalientos y fracasos; pero ha de tener en cuenta, que por muchos que sean los fracasos, acabará por vencer con toda seguridad si es perseverante en el empeño. Porque la energía acumulada en el vicio no es inagotable, y/a cada esfuerzo que haga por vencerla, irá disminuyendo su cantidad, al paso que la energía de que dispone para el esfuerzo es infinita, con tal de que tenga una voluntad lo bastante recia para proseguir en la batalla, aunque sea necesario volver a empezar de nuevo, hasta que se renueve firmemente la benéfica energía con la que combate al mal, seguro que detrás de sus esfuerzos, está infinita energía, actuará con la voluntad de acuerdo a cómo actúa.
Hasta que el hombre no se forme en el verdadero concepto de la Unidad, no tiene un motivo para emprender la dura e ingrata tarea de edificar su carácter; pero en cuanto comprende la necesidad de ésta labor, el motivo que a ella le impulsa es tan válido después de miles de fracasos como lo era en el principio. Por muchos fracasos con que se tropiece, no se intimida el hombre que comprende el plan de avance, pues sabe, que en lo porfiado de la batalla, siempre están de su parte infinitas fuerzas y no puede fracasar decisivamente.
Para recordar éste propósito de perfeccionamiento del carácter ha de levantar su conciencia hasta el ego; pero mientras no pueda llegar a esa altura, podrá, sin embargo, imprimir dicho propósito en el reservorio permanente que lo transmitirá una y otra vez. Si el hombre alcanza para dominar el nivel del ego, renacerá con el conocimiento del propósito inherente en él; y si tan sólo le supo impresionar la información permanente, no formará el propósito de las ideas innatas, pero en cuanto se le presente en una u otra forma exterior.. reconocerá inmediatamente esa verdad y obrará de acuerdo con ésto. Este firme ejercicio de la virtud, y éste persistente flujo de conocimiento, le conducirán seguramente ante la puerta del sendero probatorio (y por éste) a la iniciación de que hemos hablado en nuestros artículos.
Después de la iniciación, o punto culminante del proceso evolutivo del hombre, llega el momento que consiste en alcanzar la orilla opuesta de toda corriente, el aceptado, cuando el hombre deja de serlo en el sentido ordinario y entra en la evolución supra. Se nos enseña, que después de entrar en la corriente, el hombre tiene unas etapas o niveles que superar.. del noble al venerable y del venerable al perfecto. Este período cursal suele prolongarse más bien que acortarse, pues por lo general, sólo la persistencia del hombre le hace avanzar en éste grado evolutivo. La motivación también es una cierta parte de la prueba.
Sin embargo, también necesitan practicar los sucesivos ejercicios sin intervalos. Pues, tanto la teoría como la práctica, son necesarias condiciones para avanzar en el camino. Quienes han tenido la dicha de participar en ésta noble tarea de preparación y edificación, llegaron a maestros y están preparando a otros para lo mismo; ésta es la sexta raíz del movimiento direccional. El desenvolvimiento de ésta raíz, nos hace renunciar al dunya y centrarnos sólo en lo Exclusivo.. y cuando el hombre se ha desarrollado y la conciencia no contrae, ésta renuncia es una recompensa grande que ha de estar centrada en el hombre lo suficientemente avanzado para exceptuar aquella parte de la evolución que la mayoría de los egos no alcanzarán en el mundo espiritual.
Cuando el hombre llega a éstas etapas, puede decirse que está en la mitad de camino, porque entonces, habrá roto con las parafernalias que le impiden avanzar. Después de ahí, romper con todo lo demás inferior es sencillo, pues tan sólo necesita el término medio como regla de evaluación.. usará las herramientas de la fuerza de resolución y la perseverancia. Se conoce algún caso, en que la diligencia y el empeño emprendedor en la tarea comenzó muy fuerte.. quiso emular, y le sobrevino la desesperación por no tener paciencia. Rompió el vínculo y se desvaneció del causal con un descenso notable, solamente se advirtió del exterior, y el exterior lo absorbió por sus necesidades materiales y por hacer oídos a los demás. Dicho candidato, perdió el recorrer las diferentes etapas del Sendero de Santidad para adquirir las cualidades. El discípulo no elige nunca el sendero de la egoísta liberación que le exima de las obligaciones de los ejercicios espirituales.. pero éste, fue vencido por el deseo y seleccionó la renunciación por no haber comprendido el plano guía y la importancia de su realización.
Este sendero también es conocido por “El Camino del Medio" por la constante rectitud abnegación y perseverancia que se exige; pero tal denominación, es un tanto inadecuada, porque la sanación también conlleva algo de sufrimiento y es para un bien de índole superior y nunca inferior, y si el muride, (alumno), dejara la pereza, sufriría menos desde la perspectiva del Amor que desde la forma del hostil remordimiento.
Entonces, todas las herramientas son necesarias, pues son como nuestros vehículos y tienen que estar más desarrollados en el interior que en el común de su materia exterior constituyente. Cada actividad, es necesaria para el buen funcionamiento de todo el conjunto. Es como una orquesta.. si falla un instrumento, la pieza yá no suena igual.
Sucede algo parecido con las privaciones a las que se somete un atleta, cuando se predispone para tomar parte en un evento que ha de exigirle un esfuerzo superior al ordinario, por lo que se ha de negar de muchos gustos y apetitos cuya privación le ocasiona molestias y/a veces sufre, pero sin embargo, el atleta los soporta en espera del triunfo. Verdaderamente.. no por privarse de aquellos gustos corporales dejará de tomar parte en el evento, (participará), aunque será mucho mayor el sufrimiento al ver que otro atleta logra la ambicionada victoria que era para él.
Así, el alumno que se aparta del sendero por el temor o miedo al sufrimiento, sentirá un intenso remordimiento por quienes hubiera podido ayudar desde su maestría, si no hubiese cedido a su egoísmo.
El Ego no sufre.. vive gozoso en el sufrimiento.
Muchos hombres son incapaces de defender razonadamente sus creencias religiosas y ni saben resolver los problemas inevitables que se relacionan con ellas, sin embargo, temen abandonarlas; pero, tarden más o menos, tendrán que rectificar su forma de pensar, aunque les ocasione algún dolor.
El hombre con corazón de piedra no siente ningún dolor.. tampoco progresará ni un solo paso. Sin embargo, el ardoroso estudiante comprenderá que un hombre puede Amar de tal manera al Creador y disfrutar de Su obra.. pero no idolatrar tal obra por mucho placer que encuentre en ella o por apetecible que ésta sea.
Conviene advertir, que cuando ésta obra haya de realizarse, la humanidad en conjunto se beneficiará al completar su evolución, y estará mucho más capacitada para recibir el esfuerzo que los hombres selectos tratan ahora de seguir por un áspero camino. La mayor parte de las dificultades con la que estos hombres tropiezan, derivan de que son cuerpos que han de realizar la misma tarea que la humanidad en general para cumplir con un Destino. Desde luego que habrá almas débiles que tendrán que hacer la misma obra que actualmente están llevando a cabo estos alumnos; pero no resultará tan drástico el poder diluirse entre ellos y saber utilizar las herramientas precisas para el éxito.
Las batallas en que se alista el alumno le mantiene en un gozo con el alojamiento espiritual, una paz y serenidad que nada terrenal puede perturbar. Si no las mantuviese, dejaría de ser siervo fiel del Hacedor y pasaría a la turbación del mundo egoísta.. se identificaría con lo inferior en vez de con lo Superior. Por lo tanto, entraría en la zona del "dolor" bajo el influjo de la renuncia y la distorsión.
En verdad, el hombre que cumple con su deber no prueba la tristeza. (Sherif Sidi Muhammad Al-Ghalli).
Quien obra con justicia por el bien Amado, jamás huelga de pena por el ayuno o por la caridad, y si escucha sus tripas, le parecerán cantos celestiales. (Shaykh Ahmad Salah As Sufi).
Assalamo aleikum.