Assalamo aleikum.

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miércoles, 21 de septiembre de 2022

OPRACARLA.

OPRACARLA. 

Si ésta santa palabra, 
no se convierte en una firma,
no se convierte en el centro del círculo, ¡entre usted en ese círculo..!
Y ustedes que permanecen afuera,
solo decirlo con la lengua no bastará.

¡Oh Hermano! 
¿Cuál es tu parte de implicación con la tarea asignada?..
¿Piensas que el alma y el significado de tú Destino es una bienaventuranza posible?. 

Tu nombre está escrito por uno de los guardianes. 
No digas más blasfemias contra ellos, 
¿no sabes que éstos son necesarios en el castillo?. 
Qué espectáculo más vergonzoso, 
cuando digan tu nombre registrado, 
y todos vean el significado de tú insolencia. 

Toda palabra tiene un simil,
con un alma y un cuerpo,
y la espada lingual no cortará nada.
Es el dhikr del corazón, 
el único que puede mover un cadáver, 
que no puede moverse, 
con una sola palabra de fortaleza. 

Bendecidos son aquellos, 
del reino del Ihsan,
que recibieron la kalima..
pues no verán las flechas del lago.

Ciertamente,
la enfermedad siendo pura, 
es tristeza y muerte.. 
y la piel de aquel otro cuerpo, 
podrá beberse.. es musk..
sólo alguna vez. 

En las gargantas y en la corte del luto,
ya utilizan dinero para poner un cielo.
Ponen todo con levadura, 
que es mayor la putrefacción, 
con la preñez de la masa..
así los miembros serán fáciles para el dolor.

Esa no es la puerta.. 
Esta clase es adecuada para todos nuestros silenciosos.

Sh. Ahmad Salah.

lunes, 19 de septiembre de 2022

EL GRAN EVENTO.

EL GRAN EVENTO. 

Un gran terror se apoderará de las almas el día de la Resurrección.
«Y no penséis que Allah está desatento a lo que hacen los malhechores: sólo les concede una prórroga hasta el Día en que sus ojos se quedarán fijos de horror.» (Corán 14:42)

El incrédulo será resucitado tal como lo describe Allah mismo:
"El Día en que salgan precipitadamente de sus tumbas, como corriendo hacia una meta, abatida la mirada, abrumados por la humillación: ese Día que les fue prometido una y otra vez... » (Corán 70:43-44)

El corazón estará atribulado, temeroso de la retribución que le aguarda.
« Y algunos rostros estarán ese Día cubiertos de polvo, ensombrecidos por la tristeza: ¡estos serán los que negaron la verdad y estaban sumidos en la iniquidad! » (Corán 80:40-42)
«Y no penséis que Allah está desatento a lo que hacen los malhechores: sólo les concede una prórroga hasta el Día en que sus ojos se quedarán fijos de horror, mientras corren confusos de un lado a otro, levantadas sus cabezas, incapaces de apartar los ojos de lo que contemplan, y en sus corazones habrá un vacío atroz.» (Corán 14:42)

Los incrédulos serán reunidos en una planicie, tal como nacieron (incircuncisos y desnudos) sus rostros estarán atónitos, confundidos, sordos y mudos.
«Y sólo aquel a quien Allah guía está en el camino recto; pero a quienes deja en el extravío, no encontrarás tú quien les proteja de Allah: y cuando les reunamos en el Día de la Resurrección, postrados sobre sus rostros: ciegos, mudos y sordos, y con el infierno por destino; cada vez que el fuego amengüe, atizaremos para ellos llamas abrasadoras. » (Corán 17:97)
«Pero quien se aparte de Mi recuerdo tendrá una vida de desdichas; y en el Día de la Resurrección le haremos comparecer ciego.» (Corán 20:124)
Tres veces intentarán excusarse ante Allah, la primera con mentiras evidentes, dirán "los profetas no vinieron a nosotros". Pero Allah dice en su Libro:
"Quien elija seguir el camino recto, lo sigue sólo en beneficio propio; y quien elija extraviarse, se extravía sólo en detrimento propio; y nadie habrá de soportar la carga de otro. Además, no castigamos hasta haberles hecho llegar a un enviado." (Corán 17:15)
"¡Oh, seguidores de la Biblia! Ahora, tras un largo intervalo sin enviados, ha venido a vosotros Nuestro Enviado para aclararos la verdad, no fuerais a decir: "No vino a nosotros ningún portador de buenas nuevas ni ningún advertidor": pues ahora ha venido a vosotros un portador de buenas nuevas y un advertidor, y Allah tiene el poder para disponer cualquier cosa." (Corán 5:19)
La segunda vez, intentarán excusarse reconociendo su culpabilidad, incluso los demonios intentarán excusarse por los hombres que extraviaron:
"Su compañero (su demonio que lo acompañó en vida) dirá: "¡Oh, Sustentador nuestro! ¡No fui yo quien empujó a su mente consiente al mal, sino que se hundió en un profundo extravío ella sola!" (Corán 50:27)
Pero Allah, El Sabio, no puede ser engañado y dirá:
"Él dirá: ‘¡No discutáis en Mi presencia, pues os dí un preaviso! ¡El juicio emitido por Mí es inmutable; pero no soy injusto en absoluto con Mis criaturas!". (Corán 50:28-29).
La tercera vez, el alma malvada recibirá un libro con el registro de sus obras, donde no se omite nada.
«Y será presentado el registro; y verás a los culpables atemorizados por lo que ven en él; y exclamarán: "¡Ay de nosotros! ¡Qué registro es éste! ¡No omite nada, ni pequeño ni grande, sino que lo detalla todo!  Pues encontrarán frente a ellos todo lo que hicieron, y tu Sustentador no es injusto con nadie.» (Corán 18:49).
Luego de recibir el registro de sus obras, los perversos serán reprochados frente a toda la humanidad.
Y serán presentados ante tu Sustentador en filas, y dirá Él:
"¡Ahora, en verdad, habéis venido a Nosotros, tal como os creamos por primera vez a pesar de que decíais que no concertaríamos una cita con vosotros!" (Corán 18:48).
El Profeta Muhámmad dirá: Esta es la gente que no creía en Allah.
Esta gente negaba a Allah a pesar de las bendiciones que Él les concedía.
A cada uno Allah le preguntará: ¿Creías que nos encontraríamos? Y cada uno responderá "No".
Entonces Allah les dirá: Hoy eres olvidado, así como antes te olvidaste de Mí..
Y como el incrédulo no dejará de mentir, Allah sellará su boca, y su cuerpo atestiguará contra él.
«Ese Día sellaremos sus bocas pero sus manos Nos hablarán, y sus pies darán testimonio de lo que se han ganado [en vida].» (Corán 36:65).
Además de sus propios pecados, el incrédulo cargará con la culpa de aquellos a quienes él descarrió.
"…y, cuando se les pregunta, "¿Qué ha hecho descender vuestro Sustentador?" suelen responder, "¡Fábulas antiguas!" Por eso, en el Día de la Resurrección soportarán todo el peso de sus cargas, y también parte de las cargas de esos ignorantes a quienes han extraviado: ¡Ah, qué horrible carga les será impuesta (Corán 16:24-25).
Una sensación de profunda angustia, privación y tristeza se sumará al dolor físico.
«Ciertamente, quienes malvenden su pacto con Allah y sus compromisos por un precio insignificante no tendrán parte en las bendiciones de la Otra Vida; y Allah no les dirigirá la palabra ni les mirará el Día de la Resurrección, ni les purificará de sus faltas; y les aguarda un doloroso castigo.» (Corán 3:77).
Mientras tanto, el Profeta Muhammad, que intercederá por los creyentes, no intercederá por los incrédulos aunque estos lo pedirán, ya que adoraron falsas deidades en lugar de al Único, al Verdadero Allah.
« …mientras que los malhechores no tendrán quién les proteja ni nadie que les auxilie [en el Día del Juicio].» (Corán 42:8). 
Sus santos y guías espirituales se desentenderán de los malvados, y desearán volver a la vida para desentenderse de aquellos.
"Entonces dirán sus seguidores: ¡Si tuviéramos otra oportunidad, nos desentenderíamos de ellos como ellos se han desentendido de nosotros!  Así les mostrará Allah sus acciones, tendrán un amargo remordimiento; pero no saldrán del fuego." (Corán 2:167).
El sufrimiento del alma malvada será tan intenso, que rogará: ¡Oh, Señor! Apiádate de mí y ponme en el fuego. Él les preguntará: ¿Desearías poseer todo el oro de la tierra para pagarlo como tu rescate? A lo que el malvado responderá "si"; y Allah le dirá: Se te pidió antes algo mucho más fácil: que adores sólo a Allah sin asociarle nada.
« Y sin embargo, no se les ordenó sino que adoraran a Allah, sinceros en su fe en Él solo, apartándose de todo lo falso; y que fueran constantes en la oración, y gastaran en limosnas: pues ésta es una ley moral de probada solidez y claridad.» (Corán 98:5)
«Pero aquellos que están empeñados en negar la verdad, sus obras son como un espejismo en el desierto que el sediento cree agua, hasta que al acercarse, descubre que no era nada: en su lugar, descubre que Allah ha estado siempre con él, y Él le saldará íntegra su cuenta, pues Allah es rápido en ajustar cuentas.» (Corán 24:39)
« …pues Nos habremos vuelto hacia todas las obras que hayan hecho, y las habremos convertido en polvo disperso…» (Corán 25:23).
El malvado tendrá entonces en su mano izquierda el registro de sus obras, que escribieron los ángeles que lo acompañaron toda su vida terrenal.
«Pero aquel cuyo registro le sea entregado en su mano izquierda, exclamará: "¡Ojalá no me hubiera sido mostrado mi registro, ni hubiera conocido mi cuenta! » (Corán 69:25-26). 
« Y aquel cuyo registro le sea entregado detrás de su espalda, llegará a implorar la Aniquilación.» (Corán 84: 10-11).
Finalmente, al malvado se le introducirá en el infierno:
«Y los que se empeñaron en negar la verdad serán conducidos en multitudes hacia el infierno hasta que, cuando lleguen a él, se abrirán sus puertas, y sus guardianes les preguntarán: "¿No vinieron a vosotros enviados, de entre vosotros, que os transmitieron los mensajes de Allah y os advirtieron de la llegada de este, vuestro Día?" Responderán: "¡Sí, en verdad!" Pero la sentencia de castigo se habrá hecho inevitable para quienes negaron la verdad.» (Corán 39:71).
Los primeros en ingresar al infierno serán los paganos, luego aquellos de entre los judíos y cristianos que corrompieron el mensaje que les trajeron sus Profetas.  Algunos serán empujados al infierno, otros serán introducidos y arrastrados por ganchos. Entonces el malvado deseará que todas sus posesiones se hubiesen hecho polvo, antes de encontrarse allí cosechando los amargos frutos de sus obras.
"Realmente, os hemos advertido de un castigo próximo un Día en que el hombre verá lo que han adelantado sus manos, y el que haya negado la verdad diga: ‘¡Ay! ¡Ojalá fuera tierra...!’" (Corán 78:40).

Assalamo aleikum. 

sábado, 17 de septiembre de 2022

LA CONTEMPLACIÓN EN EL ISLAM

LA CONTEMPLACIÓN EN EL ISLAM

Los límites con la razón. 

Un saludo eterno a nuestro Amado Profeta, (que Allah le bendiga y le conceda la paz), igual que a su Familia, y sus Compañeros, quienes contemplaron el universo, la humanidad y el Noble Corán de la manera más profunda, bella y sensible, y enseñaron a sus seguidores a actuar de igual forma contemplando con el ojo del corazón.

El Islam nos enseña a través de caminos diferentes a saber y utilizar correctamente la razón, al tiempo que concede una gran importancia a su uso, considerándola una de las dos causas principales por las que somos responsables de nuestros actos. A la vez que se nos recuerda constantemente que la capacidad de la razón no es ilimitada, ya que Allah, alabado sea, no ha concedido esta característica a ningún elemento de la Creación. Al igual que los sentidos de la vista y del oído tienen su límite, también lo tiene el poder de la comprensión racional. Hay innumerables seres cuya existencia elude nuestro sentido de la vista, e incontables sonidos que escapan a nuestro sentido del oído. De la misma manera, existen aspectos de la verdad que transcienden a nuestra comprensión racional ya que se sitúan fuera de sus límites. Por lo tanto, la razón no es suficientemente amplia para abarcar la realidad en su totalidad.
Los filósofos, cuyas inclinaciones son evidentemente racionales, mantienen que la razón no tiene límites y la consideran una fuente inagotable de poder. En realidad, arrastran así a los que lograron convencer para que sean sus seguidores a la confusión y el sinsentido.

Allah, (glorificado sea), Quien conoce los fallos de Sus siervos mejor que ellos mismos, ha enviado, según las transmisiones, más de 124.000 profetas -sujetos a la Revelación Divina, y reforzados con las escrituras y los libros- los medios más poderosos de guía hacia la verdad, y al mismo tiempo, de una gran ayuda a la hora de rectificar nuestros conceptos espirituales y perfeccionar nuestra creencia.

Por ello mismo, es imperativo que la razón se someta al entrenamiento del wahy -la Revelación Divina. La razón no sometida a la guía de la Divina Revelación es como un caballo salvaje que no solamente no coopera con el jinete para llegar a su destino, sinó que lo lanza por un precipicio en el que perece. La mejor manera para domar es el entrenamiento. De la misma manera, es absolutamente necesario someter a la razón a un entrenamiento espiritual por medio del wahy y su explicación - tal fue la sunnah del Bendito Profeta, (que Allah le bendiga y le de la paz), ofreciéndole de ésta manera una dirección correcta. Hasta que esto ocurra, "la razón" es como una espada - que puede ser utilizada para el bien, y también, de manera radicalmente opuesta - para producir el mal.

Sobre el corazón.
En el Islam el iman, la fe, queda establecido por medio de la afirmación del corazón y de la declaración oral. Lo que esto significa es que el verdadero lugar en el que se manifiesta la fe no es en la razón sinó en el corazón -el centro de la sensibilidad espiritual y del sentimiento. Es un punto de suma importancia, ya que la fe es un sentimiento sublime, mientras que la razón suministra los medios necesarios para salvaguardar una fase inicial del entendimiento y lograr ese sentimiento de la fe.

La fe no se da hasta que la Verdad Divina, aceptada por la razón, reciba su visto bueno en el corazón. Una fe no arraigada en el corazón no se transformará en actos ni dirigirá el comportamiento del creyente, dejando todas sus acciones sin valor ante el Todopoderoso. Es Allah Quien recrimina a los sabios de entre los Hijos de Israel, a los que compara con asnos cargados de libros, por haber errado en sus corazones por asimilar la Verdad Divina y, en consecuencia, no haberla puesto en práctica.

El conocimiento de la Verdad Divina, por lo tanto, no supone aprenderla intelectualmente. Saber significa descifrar por medio de la contemplación y la sensibilidad del misterio del increíble orden que reina en el Universo y en la existencia, y actuar acorde con él. Solamente un corazón iluminado por la luz de la fe puede conseguirlo.

Los elementos que utiliza la razón a la hora de contemplar el Universo y el Noble Corán, se pueden comparar con las materias primas que extraemos de la tierra. La transformación de estos materiales en algo que tenga valor, es obra del corazón -centro de la sensibilidad espiritual y del sentimiento. Su función, significativamente delimitada por los conceptos de la intuición e inspiración, consiste en la unificación de las pruebas ofrecidas por la razón, lo cual lleva a una comprensión perfecta de la Verdad; un proceso comparable al que tiene lugar a la hora de unir las piezas de un jarrón roto de manera que se pueda manifestar de nuevo su verdadera forma original.
Es obvio, pues, que la manera perfecta de alcanzar la verdad y el bien es la de entrenar a la razón con la revelación, para que después sea el corazón maduro quien pueda realizar su función de reparar los defectos de la razón.

El valor de la contemplación también depende del refuerzo que reciba de la espiritualidad. Dicho de otro modo, depende del esfuerzo equilibrado y armónico de ambos -el corazón y la razón. Si la balanza se inclina hacia la razón, el resultado puede ser un buen individuo en términos de éste mundo, hijo de sus propias obras. Sin embargo, para convertirnos en Musulmanes maduros es necesario que el corazón, el centro de los sentimientos y de la sensibilidad, reciba un entrenamiento espiritual que le haga desarrollar las funciones que le servirán para guiar a la razón, ya que es el corazón quien dirige el pensamiento, mientras que el pensamiento dirige a la voluntad. En la práctica, ésto significa que la intención de actuar se origina en el corazón; de hecho son los sentimientos los que se encuentran incrustados allí. La rectificación del corazón según el mandato Divino tiene por lo tanto mayor importancia que el mantenimiento del equilibrio de las otras partes del cuerpo.
Existe un tipo de pseudo-contemplación basado en los deseos de naturaleza egoísta, vulnerable a las enfermedades del espíritu, como el orgullo y la vanidad, carente de la guía del corazón, que se desvía cada vez más de su curso natural y lleva al hombre a la transgresión y la depravación. Mawlana Rumi dijo:
"Si el amor de Lucifer hubiese sido tan grande como su razón, no sería el Shaytan que es hoy".

Queda claro, pues, que la razón por sí misma no tiene valor. Hace falta tomar el timón y darle una dirección segura para refinar espiritualmente los sentimientos que alberga el corazón. En pocas palabras, la verdadera contemplación empieza en el momento en el que la razón, inspirada por la Revelación, se encuentra con un corazón maduro espiritualmente. El uso que damos a la palabra 'contemplación' se atiene, por lo tanto, a su forma más perfecta: contemplación realizada bajo las Verdades Divinas y reforzada con la sensibilidad del corazón.

La contemplación implica sustraer la enseñanza de cualquier experiencia, y centrarse en ella para lograr su comprensión profunda. La deliberación  implica pararse a pensar, para después investigar más a fondo por medio de la contemplación. Es un proceso delicado del pensamiento, centrado en el Universo y sus fenómenos con el objetivo de extraer de ellos la enseñanza necesaria para llegar a la esencia del asunto.

La ponderación supone reflexionar sobre las consecuencias de un acontecimiento dado.

La importancia de la contemplación
Tanto el Libro de Allah, (alabado sea), como en los dichos del Bendito Profeta, (que Allah le bendiga y le de la paz), insisten una y otra vez en la necesidad -más aún, la ordenan- de investigar, contemplar y sustraer enseñanzas de nuestro entorno. Citemos simplemente dos de las muchos ayats (versos) que encontramos en el Corán referidas a éste hecho:
"¿Es que no han reflexionado en su interior?
Allah no ha creado los cielos y la tierra y lo que hay entre ambos sino con la verdad y con un plazo fijado.
Y es cierto que muchos de los hombres niegan que habrán de encontrarse con su Señor".  (Sura, ar-Rum 30:8).

"Di: Sólo os exhorto a una cosa: Que os lo propongáis por Allah, en pares o de uno en uno, y reflexionéis: Vuestro compañero no es un poseso sino que es alguien que viene a advertiros de un terrible castigo" (Sura, as-Saba 34-46).

Vemos pues que se le exhorta al hombre a servir al Todopoderoso, individualmente y en comunidad, a centrarse y contemplar su realidad. A los que lo hacen se les promete la salvación, aunque fuera el único mandamiento al que respondiesen.

El Profeta de Allah siempre contemplaba.  El Profeta, (que Allah le bendiga y le de la paz), amaba el silencio y la contemplación. Justo antes de recibir la Profecia, sintió el deseo de sumergirse en la contemplación de una forma más intensa de lo normal. Se quedaba durante días enteros en la Cueva de Hira, a unos 5 kilómetros de Mekka. Durante los días que pasaba alli su forma de adorar consistía en la contemplación, también de la Ka'aba, y la reflexión sobre los tesoros de los cielos y de la tierra, tal como lo hacía su ancestro Ibrahim, (paz sobre él). De ésta manera, el Todopoderoso le estaba preparando para su sagrada misión. El Profeta, (que Allah le bendiga y le de la paz), continuó ejercitándose en la contemplación durante toda su vida.
ibn Abi Hala, (que Allah esté satisfecho de él), explica: El Mensajero de Allah se encontraba constantemente en estado de reflexión y ponderación. No daba ningún valor a la comodidad. Nunca decía vanidades. Sus silencios eran más largos que sus discursos. Siempre empezaba y terminaba lo que tenía que decir con la mención del nombre de Allah. (Ibn Sad, I, 422-433).

Para animar a los Musulmanes a la contemplación, el Profeta, (que Allah le bendiga y le de la paz), decía:
"Mi Señor me ha ordenado que mi silencio sea el silencio de la contemplación". (Ibrahim Canan, Enciclopedia del hadiz. XVI, 252/5838).
"La mejor forma de adoración es la contemplación". (Baihaki, Shuab, IV 157, Ali al Muttaqi, XVI, 121).

Sed en éste mundo como un viajero. Que las mezquitas sean vuestras casas. Que vuestros corazones se acostumbren a la sensibilidad. Contemplad y llorad mucho. No dejéis que los deseos de vuestro ego os cambien.  (Ebu Nuam, Hilye, 1, 358).

Assalamo aleikum. 

miércoles, 14 de septiembre de 2022

EL VIAJE ESPIRITUAL.

EL VIAJE ESPIRITUAL.

Las etapas del viaje espiritual.

Una persona materialista pasa su vida en el oscuro páramo del materialismo. Está inmersa en el mar de los apetitos y la pluralidad y es arrojada continuamente de un lado a otro por las olas de los apegos materiales a la riqueza, el dinero, la esposa y los hijos. Grita en vano pidiendo ayuda y al final lo único que obtiene es decepción.

Algunas veces, mientras se encuentra en este mar, siente el roce de un soplo de brisa reanimadora (la atracción Divina-yadhbah) que aviva en él la esperanza de que quizás pueda ganar la orilla a salvo. Pero esta brisa no sopla regularmente; solamente es ocasional.

En vuestras vidas, os llegan algunos y agradables alientos de vuestro Señor. No dejéis de beneficiaros de ellos y no les volváis la espalda.

Movido por la atracción Divina, el aspirante decide atravesar de un modo u otro este mundo de pluralidad. Este viaje recibe entre los gnósticos ('urafa') el nombre de sayr wa suluk (viaje espiritual).

Suluk significa recorrer el camino, y sayr significa contemplar las características y los rasgos destacados de las etapas y estaciones de la vía espiritual.

El esfuerzo y las austeridades (riyadat) emprendidos para disciplinar el alma son las provisiones (zad) requeridas para este viaje espiritual. Puesto que no es fácil renunciar a los apegos materiales, el aspirante puede comenzar con cautela su viaje desde el mundo material ('alam-e tab) rompiendo lentamente los lazos con el mundo de la pluralidad.

No pasa mucho tiempo antes de que penetre en otro mundo denominado 'barzaj". Este es el mundo de la multiplicidad psíquica (katharat-e anfusiyyah). Aquí descubre que los apegos materiales han ido acumulando gran cantidad de impurezas en su corazón. Estas impurezas, que son un vastago de sus apegos materiales, son el producto de sus pensamientos voluptuosos y deseos sensuales.

Estos pensamientos estorban al aspirante en su continuación del viaje espiritual, con el resultado de que pierde la paz mental. Quiere disfrutar del recuerdo de Allah durante algún tiempo, pero estos pensamientos le interrumpen súbitamente y echan a perder sus esfuerzos.

Alguien ha dicho acertadamente que el hombre siempre está dedicado por completo a sus pensamientos baladíes y obsesionado con las ideas de ganancia y pérdida. Como consecuencia de ello, no solamente pierde su compostura y paz mental sino que además no puede prestar atención a su viaje espiritual hacia un mundo superior.

Es obvio que el desasosiego producido por las pluralidades psíquicas es más perjudicial que cualquier pérdida o dolor físico. El hombre puede evadir el encuentro de las relaciones e intereses externos, pero es dificil para él desembarazarse de sus propias ideas y pensamientos porque siempre están con él.

De todos modos, el verdadero buscador de Allah y caminante de Su vía no se perturba ni se desanima por estos obstáculos y continúa con energía su avance hacia su destino con la ayuda del impulso Divino, hasta que sale indemne de este mundo de ideas insignificantes y en conflicto que se llama 'Barzaj. Tiene que mantenerse muy vigilante y en guardia por temor a que cualquier pensamiento vicioso pueda permanecer al acecho en algún oculto rincón de su mente.

Cuando estos pensamientos viciosos son expulsados por lo general se esconden en algún perdido rincón de la mente. El pobre viajero espiritual piensa equivocadamente que se ha librado de su mal, pero cuando encuentra el camino hacia la fuente de vida y desea beber de ella, aparecen de improviso para perderle.

Este viajero espiritual puede ser comparado con un hombre que ha construido en su casa un aljibe y no lo ha usado durante mucho tiempo. Mientras tanto las impurezas y suciedades se han depositado en su fondo aunque, vista desde fuera, el agua parezca clara. Piensa que el agua está limpia, pero cuando penetra en el aljibe o lava algo en él, aparecen manchas negras en la superficie y se da cuenta de que el agua está sucia.

Por esta razón es necesario que el salik (viajero espiritual) concentre sus pensamientos con la ayuda de riyadat y actos de autodisciplina para que su atención no se desvíe de Allah. Finalmente, cuando el viajero espiritual ha atravesado el Barzaj y penetra en el mundo espiritual, aún le quedan por recorrer muchas más etapas cuyos detalles describiremos más adelante.

Pero para resumir diremos que el viajero espiritual, con el auxilio Divino, habiendo observando su propio yo inferior y los Nombres y Atributos Divinos avanza gradualmente hasta que al final alcanza el estadio de la aniquilación total (fana' kulli), que significa la muerte de su propia voluntad, y luego la estación del Baqa (la permanencia en la Voluntad eterna de Allah). Cuando llega a esta estación se le desvela el secreto de la vida eterna.

Jamás mueren aquellos cuyos corazones han sido avivados por el amor. Podemos inferir esta doctrina también del Sagrado Corán si reflexionamos sobre algunos de sus versículos:

"No penséis que están muertos quienes han perdido la vida por la causa de Allah. No, están vivos. Con su Señor reciben sustento".
(Surat Al-'Imran, III:169)

«Todo perece salvo Su faz»
(Corán; XXVIII:88)

«Lo que está con vosotros desaparece, y lo que está con Allah permanece».
(Surat an-Nahl, XVI:96)

Si ponemos juntos estos versículos nos mostrarán que la faz de Allah son quienes están vivos y con su Señor reciben sustento. Según el texto del Corán, ellos jamás perecerán. Otros versículos indican que la Faz de Allah significa los Nombres Divinos (asma'ullah), que son imperecederos.

En uno de sus versículos el Corán mismo ha interpretado la Faz como los Nombres Divinos, siendo las características de ella la gloria y el honor:

«Todo cuanto hay sobre ella (la tierra) es perecedero, y solamente permanece la faz de gloria y honor de tu Señor»
(Surat al-Rahman, LV:27)

Todos los exegetas (doctos del Corán) están de acuerdo en que en esta aleya la frase de gloria y honor califica a la faz (wayh), y significa la faz de gloria y honor. Como sabemos, la faz, el rostro de cualquier cosa es aquello que lo manifiesta (mazhar). Las manifestaciones de Allah son Sus nombres y atributos. A través de ellos la creación contempla a Allah o, en otras palabras, Le conoce. Con esta explicación llegamos a la conclusión de que todo cuanto existe perece y desaparece excepto los gloriosos y hermosos nombres de Allah. Esto también muestra que los gnósticos a quienes se le aplica la aleya, «no, están vivos. Con su Señor reciben sustento», son las manifestaciones de los gloriosos y hermosos nombres de Allah.

Por lo que acabamos de decir se entiende claramente el sentido de la expresión de los Imames (de Ahlul Bait) cuando decían:
"Nahnu asma'ullah" (Nosotros somos los Nombres de Allah). Obviamente, ser la cabeza de un gobierno o la suprema autoridad religiosa y legal no es una posición que pudiera ser descrita mediante estas palabras. Lo que estas palabras realmente indican es el estado de extinción y aniquilación (fana') en la Esencia del Uno (dhat-e ahadiyyat), lo cual está implícito en el hecho de que sean la wayhullah (la faz de Allah), y la completa manifestación de Sus gloriosos y hermosos nombres y atributos.

En relación con el viaje espiritual, otra cosa importante y esencial es la meditación o contemplación (muraqabah). Es preciso que el viajero espiritual no ignore la meditación en ninguna etapa desde el comienzo hasta el final. Hay que comprender que la meditación tiene muchos grados y es de muchas clases. En las etapas iniciales el viajero espiritual tiene que hacer un tipo de meditación y en etapas posteriores son de otro tipo. A medida que el viajero espiritual avanza, su meditación se fortalece tanto que si alguna vez un principiante quisiera ponerla en práctica debería dejarla por su bien, o si no se consumiría o perecería. Pero después de completar con éxito las etapas preliminares, el gnóstico se vuelve capaz de emprender las etapas superiores de meditación. En ese momento, muchas cosas que al principio eran lícitas para él ahora le quedan vedadas.

Como consecuencia de la meditación cuidadosa y diligente, una llama de amor comienza a encenderse en el corazón del viajero espiritual, porque es un instinto innato (fitrah) en el hombre amar la Belleza Absoluta y la Perfección. Pero el amor de las cosas materiales eclipsa este amor natural y no le permite crecer y manifestarse.

La meditación debilita este velo hasta que al final es levantado totalmente. Entonces aparece en todo su esplendor ese amor innato y conduce la conciencia del hombre hacia Allah. Los místicos a menudo denominan vino a este Amor Divino.

"Pregunté al anciano del círculo cuál es la vía hacia la salvación, 
Pidió una copa de vino y dijo: ¡Los Secretos hay que mantenerlos secretos!
Conduceme a mi intima soledad, para que, Después, conTigo beba un dulce vino,
y no piense más en las amargas aflicciones del mundo".

Cuando el gnóstico continúa con la meditación durante un tiempo prolongado, comienzan a serle visibles luces Divinas. Al principio estas luces resplandecen como el relámpago durante un momento y luego desaparecen. Gradualmente las luces Divinas se fortalecen y aparecen como pequeñas estrellas. Cuando crecen más, aparecen primero como la luna y luego como el sol. Algunas veces se manifiestan también como una lámpara ardiente. En la terminología gnóstica estas luces son conocidas como el sueño gnóstico (nawm-e 'irfani) y pertenecen al mundo del Barzaj.

Cuando el viajero espiritual ha pasado esta etapa y su meditación se hace más fuerte, ve como si el cielo y la tierra estuvieran totalmente iluminados desde el oriente hasta el occidente. Esta luz es llamada la luz del alma y es vista una vez que el gnóstico ha atravesado el Barzaj. Cuando después de salir del mundo del Barzaj comienzan a ocurrir manifestaciones primarias del alma (tayalliyat e nafs), el viajero espiritual se contempla a sí mismo en una forma material. A menudo siente que está de pie junto a sí mismo. Este es el comienzo de la etapa de auto-despojamiento (tayarrud-e nafs).

Al'lamah Ali Qadi contaba que un día cuando salió a la galería desde su habitación y repentinamente se vio él mismo de pie junto a sí mismo. Cuando observó con atención, vio que en su cara había un lunar. Volvió a su habitación y se miró al espejo. Encontró en su rostro un lunar que jamás había advertido antes.

A veces sucede que el gnóstico siente como si no existiera en absoluto. Intenta encontrarse pero no lo consigue. Estas son las observaciones de las etapas preliminares del auto-despojamiento, pero no están libres de las limitaciones de tiempo y espacio. En la etapa siguiente, y con la ayuda de Allah, el viajero espiritual puede Elevarse también por encima de estas limitaciones y contempla la realidad completa de su yo. Se cuenta que Yawad Malaki Tabrizi pasó catorce años completos en la compañía de Ajund Mulla Husayn Quli Hamadani y estudió con él la 'irfan (gnosis). Solía decir:
"Un día mi maestro me habló de uno de sus discípulos de cuya formación yo debería ser responsable en lo sucesivo. Este discípulo fue muy esforzado y diligente. Durante seis años se mantuvo ocupado con la meditación y las austeridades. Al final alcanzó el estadio del conocimiento de sí mismo y del despojamiento de su alma pasional. Consideré apropiado que el maestro mismo pusiera al corriente de este hecho al discipulo. Así pues, lo llevé a la casa del maestro, a quien le conté lo que quería. El maestro dijo: Eso no es nada. Al mismo tiempo movió su mano y dijo: 'Esto es despojamiento. Ese discipulo solía decir: "Me vi despojado de mi cuerpo y al mismo tiempo senti como si otra persona exactamente como yo estuviera de pie junto a mi".

Puede mencionarse aquí, que ver las cosas que existen en el mundo del Barzaj es comparativamente de poca importancia. Tiene una mayor trascendencia ver la propia alma inferior (nafs) personal en un estado de despojamiento absoluto, porque en este caso el alma aparece como una realidad pura, libre de las limitaciones de tiempo y espacio. Las visiones de las primeras etapas son preliminares y parciales en comparación, mientras que esta visión podríamos decir que es la percepción del todo.

Sayyid Ahmad Karbala'i, otro famoso y destacado discípulo del difunto Ajund, cuenta:
"Un día estaba durmiendo en un lugar cuando de repente alguien me despertó y me dijo: Levántate ahora mismo si quieres ver la luz eterna. Abrí los ojos y vi una luz brillantisima que resplandecía por todas partes y en todas direcciones".

Esta es la etapa de la revelación del alma (tayalli-ye nafs) y aparece en la forma de una luz ilimitada.

Cuando el afortunado viajero espiritual ha atravesado esta etapa, recorre también otras etapas con una rapidez proporcional a la atención que preste a la meditación. Contempla los Atributos de Allah o toma conciencia de los Nombres de Allah como una cualidad absoluta. En esa situación siente repentinamente que todas las cosas que existen son una sola unidad de conocimiento y que no existe nada más que un único poder. Esta es la etapa de la visión (shuhud) de los atributos Divinos. La etapa de la visión (shuhud) de los nombres Divinos es todavía superior. En esta etapa el aspirante ve que en todos los mundos solamente existe un solo conocedor y un solo ser vivo y omnipotente. Este estadio es muy superior al de la conciencia de los atributos Divinos, es un estado que aparece en el corazón, porque ahora el viajero espiritual no halla ningún ser conocedor, poderoso y vivo que no sea Allah. Este grado de visión se obtiene normalmente durante la recitación del Corán, cuando el recitador siente que es otro, y no él, quien está recitando el Corán. Algunas veces también siente que hay alguien que está escuchando su recitación.

Puede recordarse, que la recitación del Corán, es muy efectiva para la consecución de este estado. El aspirante debería realizar las plegarias nocturnas y debería recitar en ellas las azoras coránicas en las que hay prosternaciones obligatorias, es decir las Suras Saydah, Hamim Saydah, al-Naym y al-'Alaq, porque es muy grato caer en prosternación mientras se recita una Sura. La experiencia también ha demostrado que es muy efectivo para este propósito recitar la Sura Sad en las plegarias de la noche del jueves (wutairah). Esta característica de esta Sura es indicada también por las narraciones referentes a sus méritos.

Cuando el espirante ha completado todas estas etapas y visiones, es rodeado por impulsos Divinos y a cada momento está más cerca de la etapa de la verdadera extinción, hasta que siendo atrapado de tal manera por un impulso Divino queda totalmente absorbido en la belleza y perfección del Verdadero Bienamado. Deja de prestar atención a sí mismo o/a cualquier otro. Contempla a Allah en todas partes. «Allah era y nada había con Él».

En esta condición el aspirante se sumerge en el insondable mar de la visión Divina.

Es preciso recordar que esto no significa que todo cuanto hay en el mundo pierda su existencia. Realmente, el aspirante ve la unidad en la pluralidad. Por lo demás, todo continúa existiendo como es. Un gnóstico ha dicho:
"Estuve entre las gentes durante treinta años. Ellos tenían la impresión de que yo participaba en todas sus actividades, pero, en realidad, durante todo este tiempo no los veía a ellos ni conocía a nadie salvo a Allah".

La realización de este estado es de gran importancia. Al comienzo puede producirse solamente durante un momento, pero gradualmente su duración aumenta: primero puede durar unos diez minutos más o menos, luego una hora y más adelante puede prolongarse aún más. Este estado puede incluso hacerse permanente por la gracia de Allah.

En el lenguaje de los gnósticos este estado ha sido denominado la permanencia en Allah o la vida eterna en Allah. El hombre no puede alcanzar esta etapa de perfección a menos que muera a sí mismo. Al alcanzar esta etapa el aspirante no ve nada excepto a Allah.

Se cuenta que había un sufi raptado que fue arrebatado por un impulso Divino. Su nombre era Baba Farayullah. La gente le pidió que dijera algo acerca del mundo. Él respondió: "¿Qué puedo decir sobre él? No lo he visto desde que nací".

Al principio, cuando la visión es débil, recibe el nombre de "estado" (hal), y su aparición está más allá del control del aspirante. Pero cuando, como consecuencia de la meditación continuada y por la gracia de Allah, este estado se convierte en una característica permanente, entonces se le llama 'estación' (maqam). Entonces el estado de visión queda bajo el control del viajero espiritual.

Obviamente, un viajero espiritual fuerte es quien junto con la contemplación de estos estados también tiene en cuenta el mundo de la pluralidad y mantiene bien sus relaciones con el mundo de la unidad y el de la pluralidad al mismo tiempo. Esta es una posición muy elevada y no puede lograrse fácilmente. Quizás esta posición está reservada a los Profetas y algunos otros elegidos que son los favoritos de Allah y que pueden decir: "El estado de mi relación con Allah es tal que ningún arcángel puede alcanzarlo" y al mismo tiempo declarar: "Yo soy un ser humano como vosotros".

Alguien podría decir que solamente el Profeta y los selectos pueden lograr estas altas posiciones. ¿Cómo es posible que otros lleguen a ellas? Nuestra respuesta es que la Profecía y la Imamah son indudablemente misiones especiales a las que los demás seres no pueden aspirar. Pero la estación de la Unidad absoluta y la extinción en Allah, que recibe el nombre de wilayat, no está reservada exclusivamente para los Profetas y los Imames, los cuales de hecho han invitado a sus seguidores a intentar conseguir esta estación de perfección. El Santo Profeta pidió a su Ummah (comunidad) que siguiera sus pasos. Esto demuestra que es posible que otros avancen también hacia esta posición, pues si no, no tendría sentido esa instrucción.

El Corán dice:
"Ciertamente tenéis en el Enviado de Allah un excelente ejemplo para quien tiene esperanza en Allah y el Ultimo Día, y recuerda mucho a Allah".
(Al-Ahzab, XXXIII:21)

En los libros sunnies se recoge una tradición en la que se cuenta que un día el Santo Profeta dijo: "Si no hubierais sido habladores y de corazones intranquilos habríais visto lo que yo he visto y habríais oído lo que yo he oído".

Esta tradición muestra que lo que verdaderamente impide alcanzar la perfección humana son los pensamientos diabólicos y los actos viciosos. Según una tradición recogida también en otras fuentes, el Santo Profeta dijo: "Si no fuera porque los satanes rondan alrededor de sus corazones, los seres humanos habrian visto la totalidad del reino de los cielos y la tierra".

Una de las características de esta elevada posición humana es que permite a quien la detenta comprender los reinos Divinos según su capacidad. Obtiene el conocimiento reservado del universo y puede dominar y controlar todo en todas partes. 

El famoso gnóstico ('arif) 'Abd al-Karim al-Yili escribe en su libro el Hombre Perfecto (al-insan al-kamil) que en una ocasión fue dominado por una condición tal en la que sintió como si hubiese sido unificado con todas las cosas existentes y pudiese ver todo. Este estado no duró nada más que un momento.

Evidentemente, la preocupación del aspirante espiritual por sus necesidades físicas le impiden que este estado se prolongue mucho.

Un famoso sufi de la India, el Shayj Waliyullah de Delhi, ha dicho en sus Hama'at que el hombre se libera de las huellas de la vida material solamente quinientos años después de su muerte. Este periodo equivale a medio día para Allah, ya que Él -exaltado sea- ha dicho:
«En verdad que un día de vuestro Señor es como mil años de los que contáis vosotros». (Corán; XXII:47)

Está claro que las bendiciones, dones y favores Divinos del otro mundo son innumerables e ilimitados. Las palabras que los expresan han sido acuñadas en función de las necesidades humanas y nuevas palabras continúan siendo ideadas a medida que las necesidades humanas aumentan. Es por ello que no pueden expresarse con palabras todas las verdades y favores Divinos. Todo cuanto se ha sido dicho es únicamente simbólico y metafórico. Es imposible comunicar mediante palabras las verdades superiores. Se ha dicho: "Estáis en el mundo más oscuro". Según esta tradición, el hombre vive en el más oscuro de los mundos (la tierra) creados por Allah.

El hombre acuña palabras para satisfacer sus necesidades diarias sobre la base de lo que ve y siente en este mundo material. No tiene conocimiento de las relaciones, bendiciones y condiciones de los otros mundos y por ello no puede idear palabras para ellas.., Por eso no existen en ningún lenguaje humano palabras adecuadas que puedan expresar las verdades y conceptos superiores. Ahora bien, ¿cómo puede resolverse este problema cuando nuestro conocimiento es limitado y nuestro pensamiento es imperfecto?.

Hay dos grupos de personas que han hablado sobre las verdades superiores. El primero es el de los Profetas. Ellos tenían contacto con los mundos inmateriales, pero ellos también dijeron: "Se nos ha ordenado a los Profetas hablar a las gentes según su capacidad intelectual". Esto significa que estaban obligados a expresar las verdades de una manera comprensible para el pueblo común. Por consiguiente, evitaron describir la naturaleza de las luces espirituales y su brillo. No hablaron de las verdades ininteligibles para el hombre. Solamente emplearon palabras como paraíso, huries y palacios para expresar la verdad acerca de la cual se ha dicho: "Ningún ojo lo ha visto, ningún oído la ha escuchado y nadie la ha imaginado". Incluso admitieron que las verdades de los otros mundos son indescriptibles.

El segundo grupo lo forman quienes caminan por el sendero prescrito por los Profetas y perciben las verdades según su capacidad. Ellos también usan un lenguaje figurado.

Debe recordarse que sin la sinceridad (ijlas) en la senda de Allah no es posible alcanzar las estaciones y estadios espirituales. Al viajero espiritual no se le desenmarañará la verdad a menos que sea completamente sincero (mujlas) y sea firme en su devoción.

La sinceridad (ijlas' o 'julus') tiene dos estadios. El primero es el del cumplimiento de los mandamientos religiosos solamente por Allah. El segundo es el de la entrega y dedicación completa de uno para Allah. Al primer estadio hace alusión la siguiente aleya:
«Y no se les ha ordenado sino que adoren a Allah con una sinceridad perfecta>>
(Corán; XCVIII:5)

El segundo estadio aparece indicado en la aleya siguiente: «Salvo los siervos libres (de falta) ('al-mujlasin') de Allah»
(Corán; XXXVII:128)

Hay una conocida tradición profética que dice que quien se mantiene puro por Allah durante cuarenta días, fuentes de sabiduría fluyen de su corazón a su lengua.
Esta tradición también se refiere al segundo estadio de la sinceridad.

En ciertas partes del Corán un acto aparece descrito como salih (virtuoso y piadoso). Por ejemplo, se dice: «Quien hizo un acto salih (virtuoso y piadoso)». Y en otros pasajes el Corán aplica este mismo término de salih a algunos hombres; por ejemplo, en un lugar dice: «Ciertamente él fue uno de los salih (piadosos)». Similarmente, unas veces ha descrito una obra como sincera y otras veces a un hombre como sincero. Resulta evidente que la sinceridad del hombre depende de sus actos y no puede ser sincero a menos que sea sincero en todos sus actos y en todo cuanto hace o dice. Allah dice:
«Hacia Él asciende la palabra buena, y la acción virtuosa la eleva» (Corán; XXXV:10)

Puede recordarse que un hombre que alcanza el grado de la sinceridad personal, está dotado de unas particulares características que no poseen otros.

Una importante característica que adquiere es que, según un pasaje del Corán, se vuelve inmune al dominio de Satanás. El Corán cita a Satanás diciendo:
<Juro por Tu Honor que les embelleceré el sendero del error, extraviándolos a todos salvo a Tus siervos sinceros (mujlasin)>.
(Corán; XXXVIII:82)

Esta claro que los siervos sinceros de Allah han sido excluidos aquí, no porque Allah haya obligado a Satanás a hacerlo, sino por que debido a que han alcanzado la estación de la unidad, Satanás ya no puede obtener el control sobre ellos. Como estas gentes se han hecho puros para Allah dondequiera que fijen la mirada ven a Allah. Ellos ven en cualquier forma que Satanás pueda asumir la manifestación en ella de la gloria de Allah. Por eso Satanás ha admitido desde el principio su impotencia frente a ellos. Por lo demás, su trabajo es seducir a la progenie de Adán y de extraviarla. No puede tener compasión de nadie..

El segundo punto es que los siervos sinceros de Allah serán excluidos de la rendición de cuentas en el Día del Juicio. El Corán dice:
«<Y se tañerá la trompeta y todos cuantos hay en los cielos y la tierra se desvanecerán, excepto quien Allah quiera»
(Corán; XXXIX:68)

Este aleya muestra claramente que un grupo no especificado de gente será salvado de los horrores del Día del Juicio. Cuando emparejamos este aleya con otra que dice:
«Y ciertamente se les hará comparecer, excepto a los siervos sinceros de Allah ('ibada Allah al-mujlasin')» (Corán; XXXVII:127-128)

Queda entonces claro cual será ese grupo. Las gentes de devoción sincera no necesitan ser presentadas para rendir cuentas, pues ellas ya se han asegurado la vida eterna como consecuencia de sus meditaciones, auto-aniquilación e incesantes actos de devoción. Ya han pasado la rendición de cuentas y el juicio y habiendo ofrecido sus vidas en la vía de Allah, tienen provisión con su Señor.

«No penséis que quienes ha sido muertos en la vía de Allah están muertos. ¡Por cierto que no! Están vivos. Tienen provisión con su Señor» (Corán; III:169)

Además, solamente puede ser presentado quien no está presente, y estas gentes ya están presentes antes incluso del comienzo del Día de la Resurrección, porque Allah dice que tienen provisión con su Señor.

El tercer punto es que mientras que en el Día del Juicio los hombres en general serán retribuidos y recompensados por sus obras, estos siervos sinceros serán favorecidos con recompensas que exceden a sus obras. Allah dice:
«Y no recibiréis como recompensa sino lo que hicisteis, excepto los siervos sinceros de Allah ('ibada Allah al mujlasin')»
(Corán; XXXVII:39-40)

Si se afirmase que esta aleya significa solamente que los transgresores serán castigados por sus faltas, pero la recompensa que reciban los virtuosos será simplemente un favor que les conceda Allah, nosotros diríamos que esta aleya tiene una connotación general y no se refiere exclusivamente a los transgresores. Además, no existe ninguna contradicción entre el favor de Allah y Su recompensa, porque el favor de Allah significa que Él algunas veces premia en gran medida por acciones pequeñas. A pesar de esta clase de favor, la recompensa permanece sin embargo para los actos realizados. Pero lo que esta aleya dice es algo completamente diferente. Dice que lo que Allah conceda a Sus Siervos sinceros será un puro favor, no una recompensa por ninguna obra en concreto o absoluto.

Otra aleya dice:
«Allí tendrán lo que quieran, y con Nosotros hay más»> (Corán; L:35)

Esta aleya significa que los moradores del Paraíso tendrán todo lo que el hombre puede desear o querer. No solamente esto, sino que Allah les concederá lo que no pueden imaginar ni pensar. Este es un punto digno de consideración.

El cuarto punto es que este grupo disfruta de una posición tan elevada que quienes lo integran pueden glorificar a Allah de la manera más apropiada.

Allah dice:
«<Glorificado sea Allah por encima de lo que Le atribuyen, excepto los siervos sinceros de Allah ('ibada Allah al-mujlasin')» (Corán; XXXVII:159-160)

Esta es la posición más elevada que un hombre puede ocupar.

Los detalles que hemos mencionado muestran cuales son las bendiciones de esta última etapa de la gnosis. Pero debe tenerse en cuenta que estas bendiciones pueden obtenerse solamente cuando la incesante devoción del viajero espiritual alcanza el estadio de la auto-aniquilación, de manera que pueda decirse de él que ha entregado su vida y voluntad en la senda de Allah y se ha hecho digno de recibir la recompensa reservada para los mártires. Así como en el campo de batalla la espada corta la relación entre el cuerpo y el alma del mártir, de forma similar un viajero espiritual rompe la conexión entre su cuerpo y su alma combatiendo contra su alma (nafs) concupiscente. Para ello obtiene la ayuda de su poder espiritual en lugar de emplear la fuerza fisica.

Al comienzo de su viaje espiritual el aspirante debería llevar una vida ascética y debería reflexionar constantemente sobre la carencia de valor de las vanidades de este mundo para así romper su relación con el mundo de la pluralidad. Cuando haya dejado de estar interesado en el mundo, ninguna ganancia material le alegrará jamás ni ninguna pérdida material le entristecerá.

«Para que no os entristezcáis por lo que habéis perdido y no os alegréis por lo que se os ha dado» (Corán; LVII:23)

La indiferencia hacia la felicidad y la pena no significa que el viajero espiritual no sienta felicidad ni siquiera por los dones de Allah o no se entristezca por lo que Le desagrada, porque la felicidad por los favores de Allah no es el resultado de su amor por las trivialidades mundanas tales como la riqueza, el rango, el honor, la fama, etc. Él ama los dones de Allah porque se encuentra abrumado por Su misericordia.

Después de pasar esta etapa el aspirante siente que todavía se ama ardientemente. Cualquier esfuerzo y práctica espiritual que realiza es consecuencia de su amor por sí mismo. El hombre es egoísta por naturaleza. Está siempre dispuesto a sacrificar todo lo demás por sí mismo. Destruiría cualquier cosa por su propia supervivencia. Le resulta dificil poner fin a este instinto natural y vencer su egoísmo. Pero mientras que no lo haga no podrá esperar que la luz Divina se manifieste en su corazón. En otras palabras, a menos que el viajero espiritual aniquile a su yo individual no podrá establecer su conexión con Allah. Por lo tanto, es necesario que primero debilite y finalmente destruya el estatus de egoísmo para que cualquier cosa que haga sea hecha enteramente por la causa de Allah y su sentido de amor por sí mismo se convierta en amor por Él.

Para este fin es necesario un esfuerzo incesante. Una vez que esta etapa ha sido atravesada desaparece el apego del aspirante no solamente a su cuerpo sino también a cualquier cosa material, e incluso termina su atadura con su alma. Ahora todo lo que hace, lo hace solamente por Allah. Si come para saciar su hambre o provee a las necesidades básicas de la vida, lo hace solamente porque su Eterno Bienamado quiere que continúe vivo. Todos sus deseos quedan sometidos a la Voluntad de Allah. Por eso no busca ningún poder milagroso para sí. Cree que no tiene derecho alguno a emprender ninguna práctica espiritual con el objetivo de conocer el pasado o predecir los acontecimientos futuros o practicar la lectura del pensamiento o recorrer largas distancias en un tiempo muy corto, o hacer algún cambio en el orden universal o fortalecer sus facultades libidinosas, porque semejantes acciones no son hechas para satisfacer a Allah, ni pueden estar motivadas por una sincera devoción a Él. Significan solamente auto-adoración y son realizadas para así satisfacer los más bajos deseos de uno, aunque quien lo haga pueda no admitir este hecho y pueda, en apariencia, estar dedicado sinceramente a Allah. Pero según la siguiente aleya él adora solamente a sus deseos:
«¿No has visto a quien ha hecho de sus deseos su dios? » (Corán; XLV:23)

Por lo tanto, el viajero espiritual debería pasar por todas estas etapas cautelosamente y esforzarse al máximo para obtener el control completo sobre su vanidad. 

Cuando el aspirante alcanza esta etapa final, comienza a perder gradualmente el interés en sí mismo y por último se olvida de sí mismo completamente. Entonces no ve nada excepto la eterna y perpetua belleza de su Verdadero Bienamado.

Hay que tener presente que es esencial para el viajero espiritual conseguir una victoria absoluta sobre la horda diabólica de los bajos deseos, el amor a la riqueza, la fama y el poder, el orgullo y la presunción. No es posible alcanzar la perfección si queda algún rastro de egoísmo, y es por eso que se ha observado que muchos hombres distinguidos, incluso después de realizar prácticas espirituales e incesantes actos de devoción durante años, no pudieron alcanzar la perfección en la gnosis y fueron derrotados en su batalla contra su yo fenoménico. La razón fue que su corazón no estaba completamente purificado, y los deseos insignificantes se escondían en algún rincón de su corazón, aunque ellos tenían la impresión de que todas sus malas cualidades habían sido suprimidas. El resultado fue que en el momento de la prueba los deseos reprimidos levantaron de nuevo su cabeza y comenzaron a medrar, con la consecuencia de que los pobres devotos atravesaron tiempos dificiles.

El éxito en el combate contra el yo inferior depende de la gracia de Allah, y no puede lograrse sin Su ayuda.

Se dice que un día el difunto Sayyid Bahr al-'Ulum estaba muy alegre. Al preguntarle por el motivo respondió: "Después de realizar durante veinticinco años incontables actos de devoción (muyahadah) ahora encuentro mis actos libres de ostentación (riya'), y por fin he conseguido eliminarla". La lección de esta anécdota merece no ser olvidada.

Debe recordarse que un viajero espiritual tiene que obrar de acuerdo con las leyes y mandatos islámicos desde el mismo inicio
de su andadura por la Vía del Conocimiento hasta el final de la misma. No le está permitida ni siquiera la más mínima digresión de la ley. Si encontramos que alguien que dice ser un gnóstico ('arif) no sigue todas las normas de la ley islámica y no es estrictamente piadoso y virtuoso, podemos considerarle como un hipócrita y un impostor. Pero si comete un error y tiene alguna razón válida para justificar su mala acción, el caso entonces es diferente.

Constituye una gran mentira y calumnia sostener que a un wali (santo) le está permitido ignorar la ley islámica. El Santo Profeta detentó la posición más elevada entre todas las criaturas y sin embargo respetó y cumplió los mandatos legales del Islam hasta el final de su vida. Por lo tanto, es absolutamente falso decir que un wali no está obligado a observar la ley. De todos modos, se puede decir que un hombre ordinario adora a Allah para consumar sus potencialidades, mientras que un wali Le adora porque su elevada posición se lo exige. 
Se cuenta que 'A'ishah (PyB) le dijo al Profeta: "Cuando Allah ha dicho acerca de ti: Para que Allah te perdone de tu falta lo que es pasado y lo venidero (Corán; XLVIII:2), ¿cómo es que entonces te esfuerzas tanto en la realización de actos de adoración?". El Santo Profeta le respondió: "¿Acaso no habría de ser un siervo agradecido de Allah?".

Esto muestra que ciertas personas adoran a Allah no para su desarrollo espiritual, sino para mostrarle su gratitud.

Los estados que un viajero espiritual experimenta y las luces que contempla deberían ser un preludio a su adquisición de determinados rasgos y cualidades. De otra manera, un simple cambio de su condición no es suficiente. El viajero espiritual tienen que deshacerse completamente de todos los residuos que en él quedan del mundo inferior mediante la mediación e incesantes actos de devoción. No es posible obtener la posición de los virtuosos y los puros sin adquirir sus cualidades. Un pequeño desliz en las cuestiones de la meditación y los actos de devoción puede ocasionar al viajero espiritual un tremenda pérdida. La siguiente aleya arroja luz sobre este punto:

«Muhammad no es nada más que un enviado; otros enviados le han precedido. Entonces, si muere o le matan, ¿daréis la espalda?» (Corán; III:144)

Por lo tanto, el viajero espiritual tiene que limpiar su corazón y purificarse interior y exteriormente para ser agraciado con la compañía de las almas puras.

Allah dice:
«Evitad las faltas manifiestas y las ocultas»> (Corán; VI:120)

Actuando conforme a esta aleya el viajero espiritual tiene que atravesar todas las etapas que le permitan llegar al estadio de la devoción sincera. Estas etapas han sido enumeradas brevemente en el aleya siguiente:

«Quienes creen y emigran (de sus hogares), y se esfuerzan en la senda de Allah con sus riquezas y sus vidas, disfrutan de un rango enorme ante Allah. Ellos son los triunfadores. Su Señor les albricia una misericordia y El viaje espiritual una satisfacción procedentes de Él, y jardines donde disfrutarán de bendiciones permanentes. En ellos morarán eternamente. Ciertamente con Allah hay una recompensa inmensa»
(Corán; IX:20-22)

Según esta aleya hay cuatro mundos que preceden al mundo de la devoción sincera:

1. El mundo del Islam.

2. El mundo de la fe (iman)

3. El mundo de la emigración (hiyrah). 

4. El mundo del esfuerzo en la senda de Allah.

Según la tradición profética que dice: "Hemos regresado de una guerra santa menor a una guerra santa mayor", la lucha del viajero espiritual es una guerra santa mayor (yihad akbar), y como tal su Islam también debería ser un Islam mayor y su fe igualmente una fe mayor. Después de recorrer las etapas del Islam y la fe debería reunir el coraje suficiente para poder emigrar en compañía del mensajero interior con la ayuda del mensajero exterior o su sucesor. Así debería entregarse al esfuerzo y las austeridades para ganar la condición de una persona guiada en la senda de Allah.

El viajero espiritual tiene que tener presente que desde el comienzo de su camino espiritual y hasta que llegue al estadio de las austeridades deberá enfrentarse con muchos obstáculos, creados por el hombre o por Satanás. Tendrá que atravesar los mundos del Islam mayor y la fe mayor antes de alcanzar el estadio de las austeridades y lograr el rango de un mártir. En el viaje espiritual el Islam mayor, la fe mayor, la emigración mayor y el yihad (esfuerzo) mayor son etapas preliminares que preceden a la etapa final. Los obstáculos mayores en el camino hacia estas etapas son la infidelidad mayor y la hipocresía mayor. En este estadio los satanes menores no pueden dañar al viajero espiritual, pero Satanás, que es su jefe supremo, continúa intentando obstruir su progreso. Por lo tanto, mientras atraviesa estas etapas no debe pensar que está fuera de peligro. Hasta que no salga de esos mundos mayores mencionados, Satanás no dejará de obstaculizar su camino. El viajero espiritual no debe dejarse desanimar y tiene que mantenerse en guardia contra Satanás, no sea que caiga en la infidelidad mayor o la hipocresía mayor. Después de recorrer los mundos del Islam mayor y la fe mayor, el viajero espiritual emprende la emigración mayor y luego mediante la autodisciplina atraviesa la auto-resurrección mayor y penetra finalmente en el valle de quienes están sinceramente entregados a Allah. ¡Quiera Allah concedernos a todos este triunfo!.

Assalamo aleikum. 










lunes, 12 de septiembre de 2022

LA APERTURA EN FONDO.

LA APERTURA EN FONDO. 
(Material reservado para los Fuqara). No publicar en ningún medio. 

La seriedad, la sinceridad de éste esfuerzo hacia la luz caracteriza la apertura “en profundidad”. Un alma verdaderamente "abierta" es aquella cuya preocupación dominante es lo que da a la existencia su sentido y justificación últimos; es el alma que tiende hacia la Verdad y el Valor y hace frente a lo que nada es verdad y nada vale.

Esta forma de apertura, la acabamos de considerar en su relación con la apertura en anchura. Se trata entonces ante todo de una apertura a la verdad y al sentido y ésta apertura (naturalmente) tiene muchos grados porque, si bien hay una sola verdad, hay muchos reinos de verdad y muchos niveles de significación. La historia, las ciencias, el pensamiento, etc.. representan diferentes modos de interés por la verdad y búsqueda del sentido. En efecto, como hemos visto, salvo el caso de una curiosidad frívola a la que no podemos dar el nombre de apertura, la apertura “en ancho” supone siempre una cierta apertura, “en profundidad”. Pero el que ahora nos ocupa se distingue porque realmente va "hasta el fondo".. al interior. Y también en el que se puede encontrar, y se encuentra a menudo, donde, según los criterios actuales que se refieren al otro tipo de apertura, donde nadie se atrevería a hablar de una mente "abierta". Cuántas almas ignorantes, son aparentemente limitadas porque les falta, no sólo la información, sinó incluso el gusto para adquirirla acerca de lo que, a los ojos del común de la gente, constituye la realidad por excelencia, están, (por el contrario), maravillosamente "abiertas" a lo que en última instancia cuenta solo como vagatelas de superficie. 

Assalamo aleikum. 

LA EXTENSIÓN DE LA APERTURA.

LA EXTENSIÓN DE LA APERTURA. 
(Material reservado para los Fuqara.) No publicar en ningún medio. 

Sobre lo anterior relacionado con las condiciones y factores de la apertura.

Examinemos ahora las diversas formas o, si se prefiere, las diversas acepciones que puede tener la expresión: "una mente abierta". 
Decíamos anteriormente, que una mente es “abierta” en la medida en que sabe elevarse a un punto de vista universal. Pero de manera más inmediata (y según el uso más común), lo reconocemos como tal en la medida en que es capaz de acoger al otro, las ideas, los gustos, los proyectos, los puntos de vista del otro en su alteridad, y por supuesto, comprometiéndose a considerarlos con imparcialidad, incluso con un prejuicio favorable, por muy opuestos que sean a sus ideas, a sus proyectos, a sus gustos.. se trata de empatizar. Sin embargo, ésta recepción puede tener lugar en diferentes niveles y, por así decirlo, según diferentes direcciones y dimensiones. Básicamente y como primera aproximación, distinguiremos entre una apertura “horizontal” o “amplia” y una apertura “vertical” o “en profundidad”. La primera se mide más por la cantidad de información, y la segunda más bien por la concentración del significado. Uno es el del erudito, y el otro el del meditativo. Pero la realidad no puede reducirse a éste esquema demasiado simple y son necesarias nuevas distinciones, porque hay muchos niveles de profundidad y la penetración del significado se articula de diferentes maneras con la riqueza de la información.

El erudito puro, absorto en su especialidad, prodigiosamente informado sobre todo lo que le concierne, pero incapaz de interesarse lo más mínimo en lo que no le concierne, es todo lo contrario de una mente abierta. Su especialización, al concentrar su interés en un sector particular de lo pensable, lo cierra a todo lo demás. Lo que está en cuestión aquí no es, si debe notarse, la extensión de su conocimiento, el valor de sus juicios en un dominio dado y tampoco su ignorancia, tal vez monumental, en otros dominios: como es el hecho de que para él nada existe, y nada merece atención fuera del campo de su especialidad concreta.

Es más probable que hablemos de apertura con respecto a ciertas mentes cuya información (y sobre todo su curiosidad) parecen verdaderamente universales. A veces, es cierto, estas enciclopedias vivientes tienen poca o más sustancia que las primeras páginas del periódico. Uno estará “en el conocimiento” de muchas cosas: hechos, personas, libros, ideas “inactivas”, sistemas y tendencias; tendremos "claridades de todo", pero esa claridad es incapaz de iluminar verdaderamente. Habremos oído hablar o hablaremos en alguna ocasión del existencialismo, estructuralismo de la época de los años XX, también de aquella se habló mucho del tomismo, pero no eran más que palabras de palabras, acompañadas de fórmulas estereotipadas, a veces caricaturescas, y rara vez unas anécdotas inéditas. Lo que te permitirán ser un brillante conversador donde las ideas son útiles para la mera afición. Sin embargo, un conocimiento superficial no es necesariamente un conocimiento sumario. Ponemos, sobre una persona, un libro, un evento, tener una gran cantidad de información, de ser capaces de proporcionar esa gran cantidad de información, de declaraciones precisas y exactas, y quédate con todo eso “allá afuera”. Saber de memoria el índice de una enciclopedia, e incluso, conocer las circunstancias de su composición, las fechas de sus diversas ediciones, etc. Pero no es comprenderlo, penetrar en su estructura, captar su movimiento general "desde dentro". La apertura, (quizás), es de un ancho inmenso, pero esa persona, aún permanece aquí en la superficie.

La compañía de los entes superiores suele ser agradable y siempre se gana algo. La amplitud y diversidad de sus conocimientos facilita su vida de relación y, por secuencial que sea, éste conocimiento resultará a veces un buen instrumento al servicio de fines y valores elevados, si la apertura en la superficie se acompaña en ellos de una apertura en profundidad, por muy indirecta que sea la relación de este último con aquél. Es posible, de hecho, ceñirse a la información puramente externa contrastada, con una comprensión real de los datos recopilados, sin un gran deseo de penetrar en su significado, estando por lo demás “abierto” a las ideas más generosas. Un profesor normal podrá adquirir cierta competencia sobre la materia que enseña, historia, por ejemplo, y así fascinar a sus alumnos, mientras que su interés no es en modo alguno una búsqueda de la verdad histórica, sinó la causa de la que pretende servirse para su prestigio y su influencia. La superficialidad es entonces dada y compensada, pero queda, en su dominio como una superficialidad.
¿Podemos incluso, en éste caso, hablar realmente de apertura?. De hecho, si examinamos nuestros juicios sobre los hombres, vemos que la mente “abierta” no es, para nosotros, la que sabe o busca saber: sinó la que comprende y busca comprender. Más particularmente, y por lo tanto, la mentalidad abierta se distingue del deseo natural de comprender el "por qué" y el "cómo": la mente "abierta" es aquella que comprende y busca comprender las diversas formas de pensar, de sentir, del querer: las ideas, los proyectos, las elecciones sean las que sean y sin ninguna exclusión. Pero eso, en sí mismo, debe ser "entendido" todo ésto correctamente.

Un inferior está generalmente tentado de acusar de incomprensión a un superior que no aprueba todas sus iniciativas y todas sus fantasías. Los jóvenes siempre debieron sentirse más o menos incomprendidos por los viejos y hoy ese sentimiento, que ensancha la brecha entre las generaciones, alcanza la nitidez trágica. Pero comprender, no es necesariamente condonar o incluso excusar. Sin embargo, vale la pena examinar el asunto más de cerca.

Hace tiempo, leí un artículo donde el autor apoyaba su opinión con un argumento muy apretado. Comprendo (o creo comprender) perfectamente cada una de las proposiciones, pero me fue imposible captar la secuencia. Entiendo que el autor estaba concluyendo, pero no observé qué motivaba su conclusión. No es el significado de “por lo tanto” lo que se escapa, sinó su justificación, su valor. Se puede decir, en éste caso, ¿que entendí el artículo, o que entendí al autor?. Él no lo admitiría. Como no percibo la consecuencia que él percibe, es porque no comprendí bien su pensamiento: no se observan las cosas bajo la misma luz, sobre otros pre-supuestos, no se pueden dar a las palabras el mismo sentido que él expresa. En resumen, no entender, no significa tener la mente cerrada. Tal interpretación, en su generalidad, es obviamente insostenible. Porque el autor bien podría equivocarse, cometer paralogismos, partir de premisas erróneas, dar en el punto de partida una problemática o un método que le impida reintegrarse a la realidad, etc. O bien, llevado por su convicción, se habrá imaginado conexiones lógicas inexistentes. La apertura y la comprensión no pueden abolir o suspender el pensamiento crítico. Hay casos en los que es necesario saber decir claramente: ¡No, no estamos de acuerdo!. Esa apertura que todo lo acepta, que todo lo aprueba, sigue siendo superficial. No se abre en profundidad a la Verdad. Distinguimos dos formas de ella, que corresponden a dos tentaciones específicas del historiador de esas ideas.
Es más probable que la primera tentación se encuentre en los historiadores interesados ​​en las “ciencias humanas”. Consiste en favorecer interpretaciones reduccionistas: económicas, sociológicas, psicológicas, etc., hasta el punto de considerar como superficiales, y buscadas a posteriori, por las justificaciones racionales aportadas por el autor. El psicoanálisis por un lado, el marxismo por el otro.. ¿pueden servir como ejemplos?. Allí, como aquí, no es la razón. ¿Quién dirige la orquesta, el inconsciente o son las infraestructuras?. El pensamiento de un autor será, pues, explicado ante todo, o  ya sea por su historia íntima, o por sus impulsos reprimidos, por sus complejos transmitidos desde la infancia o por los pasajes subterráneos del ego, etc., o bien por las condiciones económicas y sociales de su época y su medio, sus prejuicios de clase, etc. ¿Y que hay de verdad en estas explicaciones?, ¿pueden esclarecer el pensamiento de un autor?, ¿nadie lo duda o, ni debe de dudarse?. Pero, ¿es evidencia de una mente verdaderamente “comprensiva” pretender haber “comprendido” un pensamiento rebajándolo del plano ideal y racional en el que se sitúa el pensador en un plano ajeno a su conciencia, o/a su intención?. Si realmente quieres "comprender", tienes que unirte cuando estoy en mi acto de pensar; Debes ser alcanzado de acuerdo a la dimensión espiritual. Ser empático con las ideas, con su pretensión de verdad universal. No se comprenderán más que comprendiéndolas, es decir, devolviéndolas a sus razones. Lo que no implica, (una vez más), que estemos de acuerdo con todo ello.

Y es aquí donde se amenaza con una nueva tentación: la del filósofo o aficionado a la filosofía. Consiste en poner la apertura mental en la capacidad de adoptar los puntos de vista más opuestos sin cuestionarse nunca su legitimidad o su validez. Las mentes de éste tipo demostrarán a menudo una maravillosa flexibilidad para captar la idea inspiradora de los sistemas, instalarse en ellos y seguir "desde dentro" su desarrollo, participando de algún modo en ellos y, por tanto, son capaces de aclarar o complementar, si es necesario, la exposición (por ejemplo, poniendo de manifiesto las conexiones lógicas cuyas mediaciones habían quedado implícitas). De hecho, se trata aquí de una comprensión real y sobre la base de una apertura real. Es otra cosa, en todo caso, es una simple curiosidad frívola para ellos. En la medida en que, por esta apertura, se penetra o se busca penetrar en el interior de los sistemas, para interpretar hechos, corrientes de opinión, etc., en fin, en la medida en que esta apertura se abre al sentido, no se le puede negar profundidad. Sin embargo, esta profundidad no llega hasta el fondo. Ella se detiene debajo de lo último, sobre el último significado. Tal actitud es extremadamente común hoy en día, donde muchos parecen avergonzarse de la modestia de tener razón. Decir: ésto es verdadero, no es falso, les parece de mala educación para algunos (no a todos, y uno puede encontrar que otros, por el contrario, están demasiado ansiosos por declarar absurdas todas las opiniones que no comparten).

“Sí, sí, diría alguno", uno puede apoyar eso, y de hecho muchos lo apoyan. Pero el otro punto de vista también es interesante. Porque estos son, por supuesto, solo "puntos de vista", no verdades firmes y claras. Y aplaudimos por su “amplitud de miras”. (Nótese, de paso, que una mente "amplia" no es lo mismo que una mente "abierta": nunca se es "demasiado abierto", pero se puede ser "demasiado amplio". -más, aprobándolo todo, justificándolo todo y renunciando así a una de las funciones esenciales de la mente, la función analítica). 'Amplios', somos en efecto tan pronto como lo 'interesante' se convierte en el valor esencial, frente al cual el valor de la verdad cuenta muy poco. Porque lo falso, (como sabemos), es a menudo más "excrutable" que lo verdadero, del mismo modo que el mal proporciona más fácilmente que el bien en el material para hacer una novela o una película "interesante". Es probable que los peores horrores, y los peores errores pasen por gestos y comentarios “valientes”. La mente "abierta", la mente "amplia" de la que aquí hablamos no siempre llegará tan lejos, pero evitará en principio el pronunciarse sin rodeos y sin escapatoria sobre el fondo. Menos por la dificultad (de ver) con qué indiferencia se mira. Entre tantas cosas “interesantes”, se ha perdido el interés por la Verdad.

¿Puede este rechazo, esta indiferencia, explicarse únicamente sobre la base de un escepticismo alimentado por el conflicto de ideologías, el ataque de la crítica, las negaciones tantas veces traídas por la experiencia a lo que pasaba por obvio?.. ¿Es el efecto de un cansancio, de un disgusto por la especulación, impotentes para transformar el mundo o para resolver problemas humanos reales?, ¿O es simplemente el miedo a ofender, el miedo a ser contradicho, el horror a la controversia?.. Un poco de todo eso sin duda, pero tal vez haya todavía algo más: Alergia a la Verdad o alergia al Ser. Así como algunos prefieren cazar a atrapar, la mente humana puede disfrutar del juego de la investigación, del examen de los problemas, hasta el punto de postergarlos indefinidamente, de no desear ya ni siquiera la solución. Sostener ésto, es tener que pronunciar un sí o un no sin apelación, entonces, ¿no sería eso detener las deliciosas idas y venidas del pensamiento?.. cuando para ellos la verdad aparece así como un obstáculo, como un estorbo. No sólo preferimos el conocimiento, es decir la perfección subjetiva que de Él recibe el sujeto, sinó que a éste mismo conocimiento preferimos el libre alvedrío de las ideas, y al gozo de conocer el placer de soñar. Porque si es cierto, como se ha escrito en alguna parte, "que el idealista piensa mientras que el realista sabe", hay que añadir que un pensamiento del que el conocimiento ya no es el término y la norma, ya no es más que un ensueño de la razón.
La actitud de la que estamos hablando, podría ser, por tanto, el índice de un pensamiento que se complace en sí mismo prefiriéndose a sí mismo al ser. A menos que, al negarse de tomar posición, pretendiera reservarse para una Verdad que desespera por alcanzar, pero cuyo absoluto relativiza cualquier afirmación de antemano. El escepticismo y el problema serían entonces el homenaje a una Trascendencia inaccesible. Sólo la negativa para responder tendría que proceder de éste poder de negación que, caracteriza a la intuición y estaría animado por lo absoluto; sería necesario, en otras palabras, que el pensamiento tienda, en el fervor y tal vez en la angustia, hacia lo imposible, en lugar de deleitarse con sus rodeos y sus peripecias. Tal actitud, suponiendo que fuera posible, vendría bajo otro tipo de apertura. La Indiferencia especulativa, es el miedo a la afirmación absoluta, alergia a oriente, es; no y no, y difícilmente pasará por la marca de una mente "abierta". Porque la apertura esencial de la mente, (la medida de su apertura existencial), es la apertura al Ser, a la Verdad, al Valor, que manifiesta su presencia a través del justo y correcto juicio. 

Ni que decir tiene, que la decisión final, el sí o el no, presupone el esfuerzo por comprender y por tanto todo lo descrito hasta ahora como una apertura aún “en la superficie”. La dimensión de profundidad que hay que añadirle no hace, en principio, que la dimensión de anchura sea inútil o incidental. La exigencia de la verdad no es en modo alguno una excusa para la prisa, la negligencia, y menos aún para la estrechez y la parcialidad. Debemos tratar de ver quién tiene la razón y buscarla con una paciencia proporcional a la importancia de la cuestión, pero solo debemos afirmar aquello para lo que vemos con la razón. Y nunca deberíamos olvidar, que en todo pensamiento, en toda doctrina "algo seria", reside un elemento de verdad que hay que salvar y del que una mente "abierta" podrá sacar provecho. La discusión siempre es enriquecedora si se hace bien y, sobre todo, si se lleva a cabo con respeto y lealtad. El pensamiento personal de cada uno se dilucida, esclarece, fortalece y, si es necesario, rectifica en éstas conjeturas. Se dan cuenta (así) de sus implicaciones, de sus pre-supuestos y de sus debilidades. Y así se prepara el camino para una "reunión" óptima, bajo la iluminación común de la Verdad.

Assalamo aleikum. 

LOS TÉRMINOS DE LA APERTURA.

LOS TÉRMINOS DE LA APERTURA. 
(Material reservado para los Fuqara.) No publicar en ningún medio. 

Tener una mentalidad abierta es fundamental.. no sólo en los hombres sinó, hasta cierto punto, en todas las mentes finitas. Pues en todo se abre a la misma infinitud del Ser. Hay, pues, entre todas las mentes una coincidencia ideal que es algo muy diferente de la unidad abstracta del universal y se funda en la posibilidad de una comprensión mutua. Quizás cualquier teólogo pueda encuentrar aquí una indicación útil para aclarar el hecho de que la naturaleza humana es elevada según la gracia sobre la naturaleza angélica, considerada aún superior. De hecho, se podría objetar el principio: del recibir lo recibido al modo del recipiente. Pero éste principio no sirve aquí, precisamente porque el don divino alcanza al espíritu creado en este núcleo metafísico donde las diferencias son abolidas, donde los espíritus sólo son
una pura apertura al Absoluto. Tal núcleo existe, por definición, sólo en el mundo espiritual (y por eso) este mundo tiene una unidad de la que el mundo de la exterioridad no ofrece un equivalente.

Sea como fuera, no hay duda de que al hablar de una mente "abierta" no estamos aludiendo ordinariamente a esta apertura esencial y radical. La mente "abierta" se opone a la mente "cerrada" y esta última no puede ser una mente que carezca de la apertura esencial, porque entonces no sería una mente. Apertura y cierre se sitúan así aquí en otro nivel: en el nivel de la realización, de la manifestación en la acción de la apertura esencial. Se dice que el espíritu es "abierto" en la medida en que se comporta o tiene el potencial para comportarse de una manera expresa en éste plano, la capacidad de acogida que hace de él un espíritu, en la medida en que responde a su vocación de espíritu. Es tanto más "abierto" cuanto mejor responde.

La actividad espiritual se desarrolla en la línea del saber y del querer y la apertura esencial se manifiesta tanto en la generosidad de un corazón que se abre para recibir al otro y darse a él como en la disponibilidad de una inteligencia que se ofrece a la Verdad. Sin embargo, cuando hablamos de una mente “abierta”, generalmente pensamos en la facultad de comprender en lugar de la facultad de amar. Y éste, es también, es un significado para retener.

Pero aquí son necesarias las distinciones importantes. Entre el centro metafísico del espíritu (como tal) y la actividad espiritual como se desarrolla efectivamente, se interponen varios estratos que determinan la forma en que la apertura esencial se expresará en la acción y, (por lo tanto), hará que la mente sea más o menos "abierta".

Un primer estrato lo constituye la naturaleza específica del espíritu en cuestión. Según los antiguos, los espíritus angélicos se diferencian entre sí por el poder de sus ideas, vastas en extensión y más ricas en comprensión en los ángeles del más alto rango. Se puede preguntar, por tanto, ¿si estos son más “abiertos” que los demás, en la medida en que estas ideas les “abren” a un campo (o les abren un campo) que les permite ir más lejos y más profundo en su mirada?. Siempre, los ángeles superiores (y sólo ellos) son capaces de iluminar a los ángeles inferiores, y de "consolidar" su intelecto, de hacerles percibir significados ocultos, etc. Pero dejemos estas regiones etéreas para volver al tema. 
La primera y fundamental calificación de la apertura. 
El hombre se abre al ser abriéndose al mundo o, (lo que es lo mismo), su espíritu se abre al ser por mediación del cuerpo. En efecto, es siempre al ser como tal y, por lo tanto, al ser en su conjunto a lo que está "abierto"; de lo contrario, el hombre no se distinguiría de los demás animales: viviría en el mundo sin saber que es el mundo, que es él mismo, pero sólo alcanza el ser por esta porción y esta participación que le es dada en el mundo. Debe atravesarlo y todo su conocimiento quedará marcado por éste pasaje. Tan alto que se eleva hacia las zonas más luminosas del ser, su mirada quedará siempre nublada por lo sensible. De ahí, que la primera consecuencia de una extensión en el objeto total de su conocimiento.. por un lado, el "mundo", entendido en el sentido más amplio: del conjunto de objetos directamente proporcionados a la naturaleza sensor-intelectual de la facultad humana de conocer, el campo del conocimiento experimental, tal y como lo vemos comúnmente y oímos. Por otro lado, todo lo que no es inmediatamente aprehensible o representable, que sólo puede ser conocido indirectamente; es decir, todo el intervalo entre el “mundo” y el campo total de la apertura. La exploración en éste espacio es objeto de la metafísica; los resultados que obtiene en su esfuerzo por interpretar el mundo a partir de las exigencias fundamentales del pensamiento, son las del ser, y dejan huella siempre en la mente, rodeando la alegría que traen, como un halo de luz y de insatisfacción, (porque, como hemos visto), las nociones más puras nunca pueden permanecer en un elemento empírico a través del cual son pensadas y sin embargo, se niegan.

Por supuesto, ésto es solo un primer acercamiento; tendría que haber muchos matices y muchas distinciones. Otra consecuencia más del inevitable condicionamiento del conocimiento humano, por la situación del sujeto, es el tiempo y el espacio. Este conocimiento incluye una perspectiva, puntos de vista; que está involucrada en la historia. No se sigue, como algunos piensan, que el hombre esté definitivamente encerrado en lo relativo, incapaz de alcanzar certezas más allá de toda negación. Tal afirmación se contradice, ya que se presenta como definitiva y, a su manera, absoluta. Se dirá sin duda que aquí no hay contradicción, el sí y el no no estando en el mismo nivel y por lo tanto no pudiendo encontrarse en el mismo enunciable: así sea, pero el hecho es que el absoluto está presente en pensamiento, que está en el fondo de cada operación de la mente, que es mente sólo a través de esto. Lo absoluto es el correlato de la apertura, o más bien, porque la expresión puede parecer contradictoria, la apertura es apertura a lo absoluto y lo significa como lo que lo hace posible y le da su sentido. Pues lo absoluto es idéntico al ser: lo que realmente es absolutamente, en sí mismo y para todos sobre lo verdadero. Sólo este absoluto se nos presenta primero envuelto en lo relativo y el trabajo de la mente será precisamente desengancharlo. En la medida en que lo logra, teniendo en cuenta lo que, en sus ideas, sus inclinaciones y sus proyectos, se debe a su situación particular, se manifiesta como "abierto". Y en efecto, tercia una consecuencia: la apertura de un espíritu es igualmente su capacidad de sobrepasar su punto de vista particular para alcanzar un punto de vista universal. O, más precisamente, discernir en su propio punto de vista lo que es universal y lo que no lo es, lo que tiene valor en sí mismo y para todos y lo que tiene valor sólo para él, etc. La mente "cerrada" no es aquella que no piensa en términos universales: si se encierra en su punto de vista conociéndolo, es sólo un mal a medias; la mente "cerrada" es aquella que no sabe discernir lo universal de lo particular, que erige su punto de vista condicionado y relativo en un punto de vista absoluto. Pero la aptitud para este discernimiento depende a su vez de muchos factores ligados a la individualidad física y psíquica. Porque la unión de espíritu y materia en nosotros es "sustancial", el funcionamiento de lo más inmaterial en el hombre está condicionado por el organismo. Condicionamiento "extrínseco" tanto como quieras, pero no debemos dejarnos engañar por el adjetivo. 

Ningún cuerpo podría haber recibido y expresado un alma espiritual: porqué precisamente se necesita un cuerpo humano. Y del mismo modo, cualquier estado del cuerpo no es compatible con el genio. ¿Debemos decir que la "luz intelectual" es igual en todos los hombres y que sólo difiere el estado del instrumento orgánico?.. ¡cuando precisamente la relación de la inteligencia con el cerebro no está plenamente sincronizada!. Es aquí donde el adjetivo "extrínseco" resulta inadecuado. Porque la inteligencia es la facultad de un espíritu que es "forma" del cuerpo, ¿está, por la unidad ontológica del sujeto, relacionada con el organismo de un modo inexpresable en términos de exterioridad o incluso de alteridad existencial?. Sin duda no es la "forma" del cerebro en el sentido de que se puede decir que las potencias sensibles del alma están con sus órganos en una relación análoga a la relación forma-materia. ¿Qué tipo de relación sería ésta?. Es difícil adelantar algo cierto sobre un asunto del que se nos escapan tantos elementos. Experimentamos desde dentro nuestra unidad y el condicionamiento de nuestra actividad espiritual, pero faltan los términos precisos que nos permiten interpretar el "cómo", porque la naturaleza exterior, (que debería proporcionarnos las imágenes sustentadoras), no nos ofrece nada equivalente. Sin embargo, parece altamente improbable que la inteligencia misma no se vea afectada de ninguna manera por las disposiciones del cuerpo. El sabio piensa que la “luz intelectual” es más perfecta donde el cuerpo es más perfecto, lo que parece subrayar el profundo arraigo en lógica de ésta "luz". Digamos por lo menos, que la facultad espiritual, alcanza en el hombre su pleno estatuto de facultad, es decir, que sólo tiene pleno derecho a ejercer su propia actividad cuando tiene a su disposición una "herramienta".. por usar éste término incorrecto para abreviar). Si la herramienta es mediocre, su mediocridad afectará al poder espiritual como un hábito innato. Ella no tendrá lo que necesita para hacer las cosas bien. Y aquí, (como hemos visto), el tener está muy cerca del ser, atrapado en su unidad. - Además, ¿la dificultad no proviene en parte de una concepción rígida o "cosa" de las "potencias del alma"?. Desaparece o se atenúa cuando los vemos, no como órganos espirituales añadidos, sinó como especializaciones de una potencia fundamental, especializaciones, en que el espíritu se da en ir hacia el Ser.

En todas estas disposiciones innatas se injertan naturalmente innumerables disposiciones adquiridas que se relacionan con el entorno familiar, social, cultural, religioso, etc. ya que los múltiples acontecimientos, las opciones, profundas o no, componen el tejido de la existencia. Son ellos, sobre todo, creemos, los que determinan el carácter "abierto" o "cerrado" de una mente.

Assalamo aleikum. 

LA ESENCIA DE LA APERTURA.

LA ESENCIA DE LA APERTURA. 
(Material reservado para los Fuqara). No publicar en ningún medio. 

“He aquí la apertura”.  
"Abrir" y también "cerrar" son términos axiológicamente neutros. Todo depende de qué se abra o qué se cierre cuando nos referimos al objeto en cuestión. No se necesita un adverbio para dar valor al adjetivo "abierto" como positivo. Una puerta abierta es una bendición, pero es  un serio inconveniente, si esa puerta lleva a una estancia de tortura. A veces, el elemento del valor se indica por medio de un adverbio que implica cierta relación entre el grado de apertura (o de cierre) y el efecto deseable o indeseable. Una ventana abierta, (en invierno), será peligrosa para una persona con fiebre.. pero nunca diremos que lo sea para una mente "abierta".
Vamos más lejos. 
En concreto, la apertura parece, en la mayoría de los casos, presentar un valor negativo. Porque puede indicar un defecto, una solución de continuidad en el cierre. En el mundo de nuestra experiencia, lo "cerrado" - lo hermético - claramente tiene un valor de perfección. Algo "perfecto", es decir, (completo): que tiene todo lo que debe de tener, aunque nada le sea ajeno, (está dentro de los justos límites), sin tener por donde pueda diluirse en lo indefinido o dejar que otros entren en él y contaminen su pureza. Abierto, pues, no significa una plena satisfacción ni un pleno descanso de la mirada. Si encontramos en ello un gozo, éste es de otro orden; viene de otra parte, de lo más profundo: desde lo que hace traslucir en lo indefinido el valor positivo de lo infinito.
Aquí, en efecto, como en muchos otros casos, la experiencia profunda es la que da sentido a la experiencia sensorial. Cuando, independientemente de cualquier consideración utilitaria, de cualquier relación con un fin particular, la apertura aparece, como tal, tiene un valor positivo, si éste valor se refiere a la apertura espiritual que evoca o favorece; por lo tanto, no se puede, de ninguna manera, explicar o establecer un valor determinado. 

Si el "estar abierto" es para el hombre un bien, una perfección, es porque de ese modo se concede, en el ejercicio de su actividad espiritual, a lo que le especifica como espíritu (como un ser que también es espíritu): la apertura al Ser, a la Verdad, al Valor. ¿A qué nos referimos con esto? ¿Qué podría significar ésta metáfora? ¿Es realmente una meta?.. ¿No estaremos aquí ante la raíz de toda metáfora?, ¿será simplemente un símbolo?, ¿Sobre una condición de posibilidad?. Hay una expresión entre los datos físicos, exteriores, de los que derivamos nuestro concepto de apertura, y una disponibilidad de la mente para aceptar todo en sí, a través del concepto, es posible y/o adquiere sentido. O más bien, interviene una mediación, pero enteramente del lado del sujeto: la (doble) mediación del cuerpo y de la psique. Los brazos que se abren para acoger y abrazar, la boca que se abre para inhalar y tragar, los ojos, los oídos, la nariz que acoge y recoge las impresiones que vienen del exterior y son, como dicen, las "ventanas del alma" y , uniendo, atravesando, animando todo esto, el deseo profundo, indisolublemente espiritual y sensible, que espera y se alarga, dispuesto para recibir, ávido de acoger asir; he aquí la cadena, invisible pero subjetiva, que une la imagen de la apertura a la conciencia de nuestra capacidad espiritual de albergar. Pero esta cadena, se despliega con la diversidad de operaciones y niveles ontológicos, la unidad profunda de la persona, es donde el cuerpo tiene la impresión del espíritu y el espíritu hace sentir al cuerpo. 
Como podemos ver, el aspecto bajo el cual la apertura conviene al espíritu, es inmediatamente reconocida por éste como idónea para él, y es el aspecto de la capacidad de recepción. La mente está esencialmente abierta, (en la medida en que puede acoger a los demás en sí misma), y dejarles ser lo que son. O, si se prefiere, en la medida en que no es sólo lo que es, sinó también las otras cosas y prácticamente todo. El ser no espiritual está “cerrado” porque está encerrado en sí mismo, siendo sólo aquello que es.

Esta capacidad de aceptación, de éste poder, nos introduce en el ser espiritual una indeterminación base sobre el libre albedrío. Al no ser simplemente lo que es, nunca es total y claramente definible, y se escapa a cualquier intento de contenerlo y expresarlo en una fórmula. Si todo individuo es inefable, el existente espiritual lo es en la forma que le es propia. No, como el individuo material, por el principio interno de la opacidad, (éste principio está en el hombre), pero precisamente lo material no es espiritual; no como todo existente, porque la existencia no es directamente objeto de concepto o porque sólo un Pensamiento infinito pueda conocer todas las relaciones reales o posibles de éste existente, todo lo que puede llegar a ser, y todo lo que Allah podría hacer de él, etc.; pero también porque la mente, y sólo ella, comprende esencialmente éste desnivel y esta especie de vuelo ontológico por el cual, cualquiera que sea la determinación que se dé a sí misma, siempre estará más allá.

De éste modo, la "apertura" se asemeja en cierto modo, a una grieta. Si el no-espíritu, pudiera, contradictoriamente, hacer juicios de valor, el ser espiritual debería aparecerle como un ser defectuoso, quebrado, inseguro en sí mismo, privado de la seguridad que proporciona una determinación rigurosa. Es además un lugar común oponer la inseguridad del hombre, abandonado a su consejo, a sus elecciones inciertas y volubles, a la seguridad sin problemas de las plantas y los animales, guiados por su naturaleza. Pero esta inseguridad, nace de la indeterminación, (y por tanto), de la apertura. Desde entonces, la mente, tiene un retorno reflexivo, y bajo éste aspecto, ésta apertura, (que es su gloria), puede aparecer como una herida. Así, para un pensamiento fascinado por el materialismo, toda libertad, (en cuanto es admitida), es la excepción a la regla: y ciertamente, es una anomalía inquietante y escandalosa, un fallo en el tejido de la necesidad.
Uno puede escribir estas cosas, incluso pronunciarlas en el corazón, pero es imposible pensarlas realmente sin tener un consenso. No podemos dudar, de aquello que salva la libertad de las palabras de místicos y pensadores excelentes -, que el ser es "mejor" y más fundamental que el no ser, incluso, los que maldicen la razón y la libertad no dejan de creer, en el fondo de sí mismos, en su eminente dignidad de seres libres y razonables que pretenden ser tratados como tales. Si la apertura puede ser considerada como un defecto, etc., es sólo por el efecto de una reflexión que reemplaza a la conciencia inmediata de nuestro ser y de nuestro valor por la consideración parcial y abstracta de un espíritu o un objetivado nivel en la escala de las cosas.

Assalamo aleikum.