LOS PRECEDENTES.
Tan grande locura es desvivirse,
tanto por ninguna cosa del mundo,
que siendo una estupidez mayor,
el olvidarse el hombre del fin,
para el que fué creado.
Si vive por inclinación y capricho,
que no por razón de fe,
mal hace intentando dominar el tiempo, que es ofender a la virtud,
denigrar la conducta,
acumular deméritos,
y finalmente,
pierde el celestial.
Piénsalo bien,
si ves que alguna cosa,
te apresa el corazón,
sacúdela,
arrójala lejos de tí,
conserva las cuentas que el mundo posee, por lo menos las que puedas,
porque pronto,
tendrás que dejarlas todas,
y cuanto menos apego tengas a la tierra, la muerte,
será más feliz para ti.
Es poderosa ésta consideracion,
que desvanece la vanidad,
y libera el camino de todo vicio,
de manera,
que el hombre,
ya desengañado,
viva sin afición de lo transitorio,
y con la honestidad de costumbres,
con la cantidad de humildad,
el ejercicio son buenas obras,
para aspirar únicamente,
a la consecuencia de su fin último.
Así,
la indiferencia del principio,
parece una paradoja,
ya que nos descubre,
la cuna de una verdad,
clara y manifiesta.
Rico o pobre,
sano o enfermo,
joven o viejo,
alto o bajo,
el lugar,
todo es afín para uno,
que todo llega a caer en la fosa,
y todos en ella seremos iguales.
Desnuda por tanto el corazón,
que por la fuerza,
la muerte nos ha de quitar,
usa las cosas del mundo sin apego,
sin aflicción,
no por necesidad,
con cautela,
que no nos engañen con el celo,
sin precipitarse,
con desdén,
y aún,
con cierto menosprecio,
porque todo,
es humo.
Sh. Ahmad Salah As Sufi.
