DE LA MUCHEDUMBRE DE LAS MISERIAS AL PERFECTO AMOR.
Porqué tienen éste querer,
si de tan buena voluntad hiere,
quien no encumbra ningún modo,
para reparar y ponerlo en ejecución.
Querer lo que es bueno,
no es malo,
si vosotros no quereis..
Ejecutar lo bueno que quiero,
¿sería afectar vuestro poder?,
más no me conforto de ejecutarlo.
Lo que puedo quiero,
pero sin mayor anhelo,
y algunas veces no lo quiero,
aunque se haga en vuestra tierra voluntad, como no se cumple en el cielo,
no es lo que quiero,
y no lo puedo ejecutar,
no lo sabré hacer bien,
si nadie me ilustra,
y vuestra sabiduría anda..
bastante mustia.
Y aunque lo sepa,
unas veces no queriendo,
y otras no pudiendo,
se queda sin efecto tal sabiduría.
Son imperfectos,
los que se guardan en salud,
aquellos que por demasiada salud enferman. ¿Dónde están vuestras defensas ancestrales?..
Aquellos que saben,
dónde encontrar la llave del genoma, pueden cambiar el genoma,
y hacer con fabricación,
cientos de cosas inhumanas,
para los humanos..
hasta convertirlos,
en una variedad de monos.
La vanidad no puede ser ayudada por nuestra verdadera sabiduría.
EL PERFECTO AMOR.
El que quiero decir, es aquel que quita los apegos y aflicciones, descarta las pasiones desarregladas, arranca las inclinaciones perversas que sirven de molestias para la perfecta caridad y que impide la entrada de todo lo negativo, y después, (una vez puesto en purificación), se arraiga bien en el alma. Esto se consigue por medio de las virtudes y los buenos consejos; porque con la pobreza voluntaria, se aleja del corazón todo el apego y ansiedad por los bienes caducos: con la humildad se rechaza el apetito por los placeres: con la obediencia se desarraiga la adherencia al propio querer egoico. Por eso, hablando se dice, (que no se ordena), y solamente se aconseja para que quiten todos los impedimentos del servicio para Allah.
Después con las virtudes morales se refrenan las pasiones desordenadas, que son todas enemigas del puro amor; ahora, van moderando la ira, la soberbia, quitan la pereza y algún que otro apetito desordenado que nos quiere dominar. Cuando vean despues, que la persona espiritual ha quitado, (sinó del todo), algo menos de la gran parte de éstos impedimentos, la caridad humana, debe procurar introducir positivamente en el alma las disposiciones que abran el camino aún en el más perfecto amor, y le faciliten la entrada; lo cual se hace con los mismos consejos, y con las mismas virtudes; por cuanto éstas, (apartados yá sus contrarios), obren con mayor facilidad, y se alojan más profundamente en el alma, tomen plena posesion de ella, introduzcan la cierta concordia entre la parte inferior y la superior de su naturaleza discorde, y engendren una cierta paz, una cierta quietud, una cierta tranquilidad, una cierta pureza, que son las disposiciones para recibir aquellas luces de Allah y aquellas mociones internas que encienden la flama del amor divino, y la hacen crecer hasta producir incendios de caridad.
Se tiene que observar, que la misma naturaleza ayuda para engendrar sus sustancias. Queriendo, por ejemplo, una flama con leños buenos, como de otro fuego semejante que destierre del lugar todas las cualidades enemigas que le son de molestia: y si en algún leño hay humedad y frialdad, y su flama y ardor se mitiga: si hay dureza, en su actividad y se ablanda con mucho trabajo y demasiado humo: si hay esa humedad, y su calor se hace poco a poco hasta evaporar, entonces es tiempo para esperar el tusivo humo. Después, cuando ya están apartados gran parte los impedimentos, se introduce una extrema sequedad y un ferviente calor, que es lo positivo con las últimas disposiciones, (despues de las cuales), se verá súbitamente levantar de aquel leño la llama y como resplandece el fuego.
A veces, bien parece, que la misma naturaleza nos quiere hacer de maestra de lo que debemos hacer, para encender en nuestros corazones el fuego del celestial amor, (quitando primero del alma con el ejercicio de las virtudes), los posibles impedimentos, las aficiones imperfectas y las pasiones rebeldes; introduciendo despues por medio de las virtudes, (ya más purificadas), aquella quietud, esa serenidad y la limpieza, que son las disposiciones para despertar el espíritu a la más ferviente flama de la caridad. Todo lo que hacemos de bueno y virtuoso, (se dice), que se tiene que dirigir para purificar el corazón de las pasiones nocivas y conservarlo muy en paz, para que por ciertos grados sumemos en perfección, que en cuanto a la sustancia.. reside en la caridad perfecta.
Es adecuado el concepto de la perfección, cuando obra la distinción oportuna para la inteligencia de la presente materia. Dijo el Sherif: "que la perfeccion esencial de la caridad no es algo indivisible, sinó que también tiene tres partes: una ínfima.. una tarea sana y una renovación espiritual".
Assalamo aleikum.
Sh. Ahmad Salah As Sufi.