Assalamo aleikum.

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jueves, 27 de julio de 2023

LAS VIRTUDES.

LAS VIRTUDES.
Una prueba clara de que el hombre no es hoy como fue creado, (con fitrah), es que, cuanto más racional se hace con el buen uso de sus luces, más se avergüenza de sí mismo al mirar la extravagancia, la corrupción de sus sentimientos y de sus inclinaciones. 

Cada hombre no es más diferente de otro, sinó cuánto se diferencia del sí mismo. Los hombres y los negocios tienen un cierto y preciso punto de perspectiva. Hay hombres y negocios que se han de mirar de cerca, y otros, de quienes no se puede formar un análisis exacto, sinó viéndolos de lejos. Unos hombres son idólatras: unos del honor, y otros de los intereses, y la mayor parte.. de los placeres. Por ésta razón, para conocerlos sin engaño, es preciso entender a qué ídolo están adorando; porque de esto nace, que no hay hombre que no crea, aunque crea en cada una de sus cualidades superiores y la tenga en más estima, así adoren la onil-ceguedad, (que es hija del amor propio), que es lo único que hace al hombre infeliz o venturoso, según se gobierne con las solicitudes de la razón o de sus necias sugestiones sobre el capricho. La indiscreta ternura con que nos amamos, es nuestro mayor enemigo, y con la esperanza de satisfacer nuestros deseos, nos entregamos a todo lo que nos lisonjea con su logro. Esto 
alumbra con su luz a todo el que tiene corrompido el corazón; y cuando no siga las dichosas huellas de los buenos, en lo menos, concurre con sus elogios, donde triunfa la verdad de su mérito, que ni siquiera puede disimular de algún modo la protervia de lo impropio. 

La Virtud es aquello, que solo se permite su conocimiento en la sutileza y vista perspicaz del espíritu. Éste, para proceder con más exactitud, necesita conducirle guiado por la meditación. Para que la Virtud, (considerada en cualquiera de las partes que la componen), se den a conocer a la torpeza de los sentidos exteriores del hombre, (capaces sólo de hacer su objeto en los seres materiales), es necesario personalizarla en las criaturas que la profesaron y profesan. Esta consideración, ha sido y es, la mano que ha llevado y lleva el cálamo de un sin número de espíritus ascéticos y contemplativos, que han figurado con la Virtud en las gloriosas y justificadas operaciones de los virtuosos, y Santos. La virtud está deseosa de comunicar a las criaturas racionales una idea engrandecida de todas las Virtudes, y compuso algo reducido tomando sólo clases sobre el asunto, para evitar la molestia y el enojo de la superfluidad, (dando como en abreviatura la imagen de la mayor belleza), que es la Virtud ejemplar de la doctrinal perfecta y la elocuencia. He preferido éste breve comentario a otros muchos, que acaso hablan más, pero no dicen tanto, no son tan útiles: añadiendo sólo algunas otras cosas de mayor volumen y piezas singulares en las demás clases con unas pequeñas reflexiones, no para aumentar el mérito, que es casi imposible, porque toca yá la cima de lo sublime, sinó para manifestar, (el modo que a la insuficiencia le es permitida), y en cada clase, la virtud es lo principal para los Héroes estudiosos a los que se refiere. Quiera Allah que éste deseo se logre en lo que se solicita, que es hacer menos áspera la lección, que por lo mismo también es la más necesaria, que es la  vergüenza de nuestro descuido, vagancia y descortesia, que de fé, menos se procura.. aunque es la Virtud la mayor grandeza del corazón humano.

Para cualquier clase de personas, sean las que sean, el conocerse a sí mismos.. es una de las mayores hazañas, y una de las más sublimes discreciones. Si ésto es así, aún en los sujetos de menos importancia: ¿qué mérito alcanzará la ciencia del conocerse en los grupos que realzan la soberbia, aunque se encuentren cerca de los lúcidos rayos de la Corona? Poco se tiene que pedir a la exageración, para que ésta verdad, pueda ser conocida. Nacer y ser grande, poderoso, y aún ser amado, y hacerse con la persuasión de las grandezas y los honores del humilde; es hacer una de las más prodigiosas transmutaciones y/o transformación. Éstos, al parecer milagros paraespirituales comunes, son efectos y operaciones regulares de la Virtud. Cuando ésta se hospeda en el corazón del hombre, la humildad es la que dispone y mantiene el hospedaje, (alojamiento), porque de donde ésta falta, la Virtud se aleja. Nadie puede ser humilde sin conocerse, porque la vanidad y la altaneria son hijas de la ignorancia. El charlatán de nuestro desconocimiento es el amor propio: éste hace a los hombres idólatras de sí mismos y ser tiranos de los otros; y si la fortuna y el poder les suministra medios, son como endemoniados y peores castigadores. Más se advierte todo lo contrario, cuando el hombre llega favorecido de celestial luz a conocerse a sí mismo. En éste caso, todo cuanto mira, que le llama la atención con la lisonja, lo desprecia varonilmente; poniendo los ojos en la pobreza de su ser y no dejando la fé por la caricia de la fortuna, ni se ensorbece con la más respetable y elevada soberanía; porque sabe bien, muy bien, que todo el caudal de su grandeza es un préstamo pasajero, que hoy es lucimiento y mañana será humo. En las personas vestidas de pobres, ha hecho brillar piadosamente la benigna luz del conocimiento de sí mismo, para que pierda su tiránico poder el amor propio; y para que los pequeños aprendan a ser grandes, viendo a los grandes pequeños por humildes. Un sin número de almas sublimes se encuentran en los Archivos de la Virtud enfrentándose a nuestra soberbia y remitiendo su humildad a la memoria; para que reprimiendo la voluntad con el entendimiento, no tenga ningún influjo sobre nuestro corazón el amor propio. Así sea siempre.

Assalamo aleikum.