EL TRAGALUZ EXTERIOR.
Alcanzar la conciencia más elevada, en la que llegamos a comprender la verdad, es decir, que la Fuente de todo sustento es Espíritu y que Es una Fuente inagotable, no es fácil, aunque para algunos es menos difícil que para otros. Todo ésto exige tener una actividad mental y una actitud siempre vigilante; también requiere persistencia y perseverancia en pensar y actuar rectamente; no obstante, es perfectamente posible para los que obran con empeño. Viviendo en la conciencia de la Suficiencia de Allah y ejerciendo la fe positiva, la vida es afectada (sobre todo) por el cambio consciente e inconsciente que llega por la citada acción.
Después de haber considerado en el blog el tema de la provisión en su aspecto (esotérico) o interno, vamos a tratar también el aspecto externo o práctico, el cual es también importante.
La enseñanza de éste artículo no tiene porqué disuadir a nadie sobre sus hábitos con la caridad; su propósito está bien lejos de ello. Ésto está de acuerdo con la Ley Universal. Hay una ley de economía que rige tanto en el mundo mental y natural así como en el espiritual. Superficialmente, la naturaleza parece ser muy derrochadora y pródiga, pero, en realidad, nunca desperdicia nada, si se puede evitar. Por lo tanto, la acción de la caridad no es el derrochar, sinó el de compartir los recursos con igualdad. Es una lección para nosotros. Ser cuidadosos, y no pensar solamente en la posición económica, que no supone ninguna superioridad espiritual.
Muchas personas son incapaces de privarse de ciertas cosas.. viven muy apegados al exterior, (y eso), denota cierta debilidad en el carácter y una carencia de propósitos, (lo cual), hace imposible el éxito por cuanto supone una barrera o muro que entorpece la amplificación de la evolución espiritual. Muchos hombres supieron hacer una gran fortuna, pero no mostraron respeto ni buscaron esa evolución espiritual. Se quedaron pequeños y pobres con su amorfa materialidad.
Los comienzos son siempre la parte más difícil. Si uno no es capaz de vencer las dificultades preliminares, es que carece del firme propósito de sostenerse en la prueba de la vida. En cambio, una vez que se han vencido las dificultades iniciales, no es difícil dirigir su estado a las corrientes de la prosperidad. En cuanto uno se convence de que hay abundancia ilimitada, en la que todos podemos participar; una vez que se aprende a vivir en la conciencia de tal abundancia y, al mismo tiempo, se vive dentro de los presentes y se
realiza el trabajo tan bien como es posible hacerlo, se ha entrado en el camino de la abundancia. Quien comprende y cree realmente que hay abundancia y es lo suficiente para él, pone en acción una ley poderosa que con toda seguridad, le traerá más tarde o más temprano, muchas de las oportunidades que necesita. Sin embargo, muchos malogran sus esperanzas, por no saber que aquí y por un tiempo han de vivir una especie de doble vida. En su conciencia han de ser opulentos, pero tienen que ser cuidadosos en la práctica. Tiempo vendrá en que sus medios aumentarán grandemente; entonces, si son cautos, vivirán con la parte correspondiente. Ésto les dará un amplio margen para los fines caritativos, para aprovechar nuevas oportunidades y para extenderse. Muchos hombres tienen que dejar escapar oportunidades materiales excelentes, porqué no todo es oro reluciente y se juegan su vida personal en ello. Otros, por la misma causa, deben dar participación a otras personas en sus proyectos, las cuales, además de tomar una buena parte de sus beneficios, pueden llegar a ser un serio obstáculo e impedimento en otros sentidos.
Aunque, en esencia, la Fuente de Provisión es espiritual, llega hasta nosotros por cauces físico-materiales; para participar de ella, es necesario ganárselo. Tenemos que dar algo a cambio de lo que obtengamos de la vida. Hemos de dar para que podamos también recibir y ha de ser algo que el mundo quiera o necesite. El secreto de la provisión es, por lo tanto, comprender que existe una abundancia ilimitada y vivir en la conciencia de ello, tan completamente como si no hubiera cauces materiales; al mismo tiempo, trabajar con tanto ahínco y ser tan cuidadosos, como si no hubiese tal abastecimiento espiritual. A la vez, hemos de dar al mundo algo que necesite o servir en algo útil, bajo el lema de honradez, probidad y justicia en todos nuestros actos. Es absurdo pretender la abundancia sin un esfuerzo, pues se ha de ganar con el servicio inteligente y leal.
Empezamos la vida sin nada y con mantenimiento de nuestra salud; después vamos considerado éste asunto con el correr del tiempo en punto. El principio se aplica, sin embargo, a todos los medios de vida, (y por lo tanto), cada uno puede adaptar la enseñanza de ésta lección a sus propias circunstancias.
Permítasenos añadir que toda la Sabiduría ha de venir de adentro. Aunque los libros y las palabras escritas resultan útiles, es el Espíritu interno del estudiante el que da claridad a la palabra y la hace real y verdadera para el buscador de la Sabiduría. Quien se dé cuenta de que se halla iluminado internamente por el Espíritu Divino y que sólo éste puede llevarlo al conocimiento de lo real, se encuentra bien adelantado en el sendero que conduce a la comprensión.
Pero también la sabiduría de la mente humana conduce siempre al desengaño, porque se apoya en el testimonio de los sentidos, el cual falla a menudo y es errático; por consiguiente, esas conclusiones han de carecer de sabiduría real. Quien se apoye en las inspiraciones de la Sabiduría Divina, a menudo ha de tomar un rumbo que aparentemente y totalmente es opuesto a sus mejores intereses. Sin embargo, si obedece a la Sabiduría interna, se irá convenciendo de que siempre va guiado con acierto y que después tendrá motivos para estar devotamente agradecido de haberse dejado guiar por la inspiración.
Sea cual fuere el propósito en el que fijemos nuestra atención; sea lo que quiera lo que idealicemos, nuestra mente subconsciente se esforzará por actualizarlo y hacerlo real en nuestra vida. Al batallar contra un hábito, dirigimos la atención del subconsciente hacia él y ésto es fatal. Sin embargo, si volvemos nuestra máxima atención hacia algo enteramente distinto, más elevado y mejor, todos los poderes del subconsciente serán orientados al logro, en la vida y en el cuerpo, de esa nueva finalidad.
Vemos, por consiguiente, que no tenemos que vencer al hábito en esa batalla. Si lo intentamos, nuestra labor será estéril, pues la voluntad humana es impotente ante el poder de la mente subconsciente. Los poderes del subconsciente pueden ser dirigidos por la imaginación, pero no pueden ser coaccionados por la voluntad. La voluntad se ha de utilizar, no para combatir al hábito, sinó para elevar y dirigir la atención hacia algo más digno entre nosotros. Éste es el medio de adquirir nuevos conocimientos. Todo consiste en apartar la atención de la mente subconsciente del mal hábito, a la vez que encaminamos todos los poderes hacia la creación de uno nuevo y mejor. Al subconsciente no le importa cuál es el hábito. Le es indiferente que sea muy bueno o menos bueno. Es tan complaciente para producir uno bueno como también para producir uno malo. Cada uno de nosotros, por consiguiente, tiene en sus propias manos el rumbo que tiene que tomar. Podemos, por el control de nuestros pensamientos y de la imaginación y dirigiendo nuestra atención a mejores cosas, enfocar todos los poderes del subconsciente en la formación de los buenos hábitos. En cambio, al consentir que nuestros pensamientos e imágenes mentales graviten sobre las cosas indeseables y que nuestra atención se centre en ideales bajos o débiles, adquirimos hábitos de esa misma índole. El poder que producen los hábitos es el mismo en cada caso, lo importante y vital es la manera de cómo encauzamos éste poder.
Es muy necesario hacer hincapié en que el pensar recto y con el apropiado uso de la imaginación han de ir acompañados de la correspondiente y recta acción. Muchos emplean la autosugestión, con lo que esperan destruir los malos hábitos y adquirir otros mejores, pero nunca lo conseguirán sin otra ayuda. La autosugestión es inútil, si no va seguida de la acción constructiva. Los jóvenes deberían de emplear sus energías en cultivar su intelecto y en los ejercicios espirituales, además de los físicos. Los de edad madura deberían dedicarse más a las labores intelectuales. Unicamente los estudiantes avanzados son capaces de controlar sus pensamientos de manera tal que puedan dirigir sus fuerzas vitales por medios mentales. Los menos avanzados, cuando se vean atacados por pensamientos malos o débiles, deben resistirse y hacer algo completamente distinto, para apartar de su mente el asunto vedado e interesarse en el nuevo objeto de su atención. Se trata de dirigir los deseos y las fuerzas vitales por diferentes cauces, dominando los pensamientos y la atención. En ésto reside el valor de la verdadera religión, porqué proporciona nuevos ideales en la vida y encamina la atención a cosas superiores. El que ésto así lo comprende, que se ha de producir un cambio en el corazón del individuo antes de que pueda aspirar a éstas mejores cosas; pero cuando este cambio se realiza, la prueba-batalla solamente ha empezado, pués cada uno tiene que buscarse a sí mismo a pesar de vivir con el exterior.
Al principio, la mayoría encontrará necesario hacer alguna práctica que fije su atención y guíe sus pensamientos hacia algo completamente distinto del asunto vedado. Sin embargo, cuando estén más adelantados en la ciencia del recto pensar podrán dirigir sus pensamientos en cualquier sentido que deseen. Ésto requiere de una vigilancia constante. Cada pensamiento se ha de escrutar cuidadosamente, antes de que pase el umbral de la mente. Transmutando todo pensamiento negativo, indeseable o innoble en su opuesto, se produce un cambio en el cerebro y en el sistema nervioso. Las células que anteriormente se utilizaban para pensar de manera incorrecta y ejecutar malas acciones quedan inutilizadas, formándose otras nuevas células, para la producción de buenas acciones.
Ésta etapa conduce a otra más elevada aún, cuando se ha formado el hábito de cambiar pensamientos malos en buenos y ejecutar buenas acciones en lugar de malas o débiles. El poder de la mente subconsciente, que en un tiempo pareció tan perjudicial, ahora produce la buena acción, más o menos automáticamente. Por ejemplo: una vez que se ha adquirido el hábito de limpiarse los dientes, se experimenta una sensación desagradable hasta tanto han sido atendidos. Cuando una persona ha aprendido a lavarse, acicalarse y presentarse decentemente, se sentirá incómoda si se ve sucia y desaliñada. La misma regla se aplica a las cosas más importantes y/a los hábitos de la vida.
Si los que son esclavos de los malos hábitos simplemente dirigieran sus pensamientos y atención a la formación de buenos hábitos, sus antiguas debilidades se morirían de muerte natural.
Pero no se vayan a creer que la victoria sobre los hábitos arraigados es fácil. Podrá parecerlo así al principio, pero más pronto o más tarde, la tentación se presentará con fuerza acrecentada y que puede determinar en una triste caída. Si llega a ocurrir ésto, es muy importante que no se conceda demasiada atención al incidente. Al contrario, el principiante debe levantarse de nuevo y fijar en la mente la causa inmediata de su caída -beneficiándose así de la experiencia de volver a levantarse - y continuar su marcha hacia la libertad. Ayuda mucho la comprensión de que no sólo la mente subconsciente está deseosa de ser guiada rectamente (si perseveramos lo suficiente, hasta tanto el mismo perseverar se convierta en un hábito), sinó que además tenemos detrás de nosotros todos los poderes Espirituales que nos concede Allah. El Uno Infinito cuida que la superioridad de las fuerzas opuestas no sea abrumadora para nosotros.. poniendo un peso justo. Nuestras dificultades no son insuperables, aunque a veces lo parezcan. Siempre podemos triunfar, si no desmayamos. Los cielos nos contemplan con interés y con simpatía, se regocijan cuando el buscador triunfa y se afligen con él cuando fracasa. La búsqueda puede ser dura, pues sólo así quien busca a Allah puede llegar a ser de un carácter magnánimo, y siempre es posible alcanzar la victoria. Cuando la situación parezca desalentadora, recuerde el buscador que hay siempre, (en alguna parte), una puerta abierta y que Allah es el libertador y salvador. Todo se le revelará, si no desmaya. Si todos los que buscan la liberación, (comprendieran), de que el Poder está justo a su lado (..tan cerca cómo la vena yugular..) y qué, indefectiblemente, saldrán victoriosos con tal de que persistan, alcanzarían el éxito. Y ¡qué gozo el suyo! Pues no hay felicidad comparable a la que se experimenta cuando se ha pasado con buenas notas por todas las pruebas y se ha conseguido sobreponer al hábito y/a la debilidad del carácter material que supone el ego.
Así queda fijada la tarea y los hermanos siguen la búsqueda; esa búsqueda que debe llevar a través de la oscuridad de la muerte, tal como estás pero no estás y que nos dicen tan alegóricamente. No es correcto decir, (que la búsqueda), es sólo insinuada en la ceremonia de iniciación; aquellos que piensan así, solamente malinterpretan el significado de la verdadera apertura.
No debemos de olvidar, que el cuerpo sólo, no puede comprender la naturaleza de Allah en ésta vida terrenal, y que la respuesta que buscamos e incluso la misma muerte, no quiere darnos.. pues, existen ciertos velos que se tienen que traspasar aquí.
El Maestro Shaykh promueve la ayuda encaminando, (y cuando indica), es porqué siempre el Ente Espiritual estará para auxiliar; pues, aunque el Espíritu se elevará después de que el hombre material baje a la tumba, sólo si está lo suficientemente evolucionado, será partícipe del verdadero secreto. Ésto sólo puede suceder cuando el Espíritu haya encumbrado al Alma a un nivel de espiritualidad mucho más elevada.
Assalamo Aleikum.