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sábado, 23 de marzo de 2024

"LA LÁMPARA DE LOS PRINCIPES" de IBN AL-WALID al-Turțūšī. (Historia breve)

LA LÁMPARA DE LOS PRINCIPES. de IBN AL-WALID al-Turțūšī.  (Historia breve)
Un hombre dijo: 'Oye, Fulano'.. Ese jarro de donde bebes agua, tal vez un día, hace tiempo, haya sido un hombre que murió y se convirtió en polvo. Pudo, en efecto, muy bien, haber ocurrido y que, después, el alfarero haya cogido polvo de aquella sepultura y haya fabricado con él una vasija qué, cocida al fuego, diera como resultado un jarro, como ese que ves. De modo que ha venido a ser una vasija que la gente utiliza y emplea, después de haber sido un hombre cabal que comía, bebía, disfrutaba, se divertía y experimentaba emociones. Todo ésto que dijo es perfectamente admisible, puesto que el hombre, al morir, se convierte en polvo, en lo que era cuando Allah lo formó primeramente; "¿Acaso cuando estemos muertos y seamos tierra y huesos se nos van a pedir cuentas?" (Sura 37 verso 53).. y pudo dar luego la coincidencia de que cavaran en su sepultura, amasaran con agua la tierra en que el cadáver se había convertido y fabricasen con ella una vasija de las que se utilizan en las casas para diversos usos, o un ladrillo que después se empleó para construir muros o hicieron argamasa (adobe) para pavimentar el piso de la vivienda. También pudo aquél polvo extenderse por el suelo y ser pisoteado, o ser empleado en la construcción de las paredes para las casas. Pudo también darse el caso de que se sembrara una planta al lado de la sepultura y, entonces, el polvo de aquel hombre se convirtiera en un huerto fértil de tomates y lechugas, o con árboles que crecieran con sus hojas y sus frutos, (hojas de las que comen los animales), y los frutos de los que come el hombre, aumentando con ellos su carne y desarrollando sus huesos. También aquellos frutos pueden ser comidos por los insectos y las bestias. De todos modos, (siempre resultará qué), el que se alimentaba, se ha convertido en alimento; el que comía, es comido. Luego, en el vientre del hombre, se transforma en estiércol, que va a parar a la letrina o que se echa en el campo. Pudo también suceder que al cavar en la fosa, se llevase el viento aquel polvo, y sus partículas quedasen diseminadas por el fondo de los valles, por montes y barrancos. Y ¿no hay acaso en todo ésto un suficiente motivo para que el entendimiento quede atónito, para que el hombre pierda la calma, reprima sus apetitos sensuales, no sienta aflicción alguna ante la idea de tener que abandonar a la familia y las riquezas y se sienta impulsado a *retirarse a las cimas de los montes, para vivir allí en compañía de los animales salvajes, hasta que Allah lo reclame?. (1)

En las obras literarias de al-Turțūšī abundan las obras de carácter ascético, como su libro dedicado a la invocación (dua), su Kitāb al- fitan, su resumen de la obra de 'Abd Allah b. Hayyan, dedicada a las cualidades del Profeta, su disquisición sobre la riqueza y la pobreza y sobre las características que deben de reunir las gentes piadosas.
Algunos de los escritos y poemas que se conservan de él son la mayoría sobre el tema ascético; y trató también el tema de las maldades del tiempo presente. (2)

Sidi Ibn Tagribirdī es el único biógrafo que además de asceta lo considera místico, llamándole "al-Şüfi" (3). Al-Turțūšī pudo haber entrado en contacto con los sufíes en al-Andalus (4) y, sin ninguna duda, durante su estancia en Oriente. Sobre la efervescencia mística, (existente en aquella época), dan una idea clara sobre la trayectoria de dos contemporáneos de al-Turțūšī, Sidi Ibn 'Aqil (431/513 hg. 1040-1119)--(5) y al-Gazzāli. También está reflejado en dicha obra el gran místico 'Abd al-Qadir al-Yilānī, al que se le considera el fundador de la primera cofradía, que muere en el 561 hg./1166. (6). Al-Turțūšī se encuentra en Bagdad en un ambiente intelectual en el que el sufismo está presente en todas las escuelas jurídicas. (7) Hay evidencia suficiente de su atracción e inclinación por el misticismo. En una obra tardía como es el "Sirāý", defiende y ensalza a los sufíes como al-Yunayd, al-Šahhām, al-Raqqâm y al-Nūrī. (8). Su obra "Kitāb marāqī l-'ārifin" debía ser un tratado de "sufismo ortodoxo", en el que se reprobaban aquellas praxis incorrectas y las distintas exageraciones de algunos místicos, como al-Gazzāli. (9). Se le atribuye haber entregado la jirqa a Abū Madyan (m. 594 hg./1197) (10). Es indudable que al-Turțūšī se sintió atraído en (un primer momento) por las declaraciones místicas de al-Gazzāli, pero acabó viendo en ellas una cierta amenaza para la "ortodoxia", (pureza), considerándolas contaminadas por la excesiva lógica y las doctrinas de los filósofos.
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BIOGRAFÍA.
Abu Bakr Muhammad ibn al-Walid al-Turțūšī (de Tortosa). Perteneciente a una familia de sabios religiosos y soldados activos en la Frontera Superior, fue un jurista musulmán de Tortosa, (ciudad del delta del río Ebro, norte de Al-Andalus, que actualmente es la provincia de Tarragona.

BIBLIOTECA.
(1) Historia traducida por Alarcón, prólogo, p. XLIV que fueron recogidos por al-Šayyāl, A'lām al-Iskandariyya, pg. 97-8.

(2) Nuŷum, V, 231.

(3) V. Fierro, "The polemic about the karamat al-awliya". 

(4) "El proceso contra Abū 'Umar al-Talamankı" y "Religión", apartados 2.3.4. y 2.4.1.

(5) De Bagdad, y aunque afiliado a la escuela hanbalí, se sintió atraído por el mutazilismo y por las doctrinas de al-Hallāŷ: Cotejado en el estudio de Makdisi.

(6) V. EP, I, 70-2 (W. Braune).

(7) V. Makdisi, Ibn 'Aqil, p. 382.

(8) V. ob. cit., p. 79; trad. Alarcón, I, 379-80.

(9) V. apartado 7.1., nº 13.

(10) V. Massignon, Passion, II, 

(11) Urvoy, Le monde des ulemas, p. 129.
-Cf. Alarcón, prólogo, p. XXVIII.

(*) Término técnico que designa el momento de la noche o del día en el que el creyente piadoso se consagra a Allah cotidianamente, como ofrenda privada, (aparte de las cinco oraciones prescritas), así como la oración super-rogatoria que se hace en ese momento apartado de todo lo mundanal y que se conoce como dhikr.
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