MÁS ALLÁ DEL HUMANO PROCEDER.
(Con H de historia)
(Con T de tradición)
(Con I de imitación).
Dicen los criterios cristianos: Nuestra tradición, (con la T mayúscula), comenzó con los judíos y rápidamente se volvió gentil.. es el dios trino, pero no es aquel de la tradición judía, aunque desde el punto de vista cristiano, es el mismo. Bueno, por una parte se ve que es el mismo. Por otra parte se le ve muy transformado, pues si se compone de tres yá no es el mismo. No obstante, la Verdad de la que Jesús (PyB) divulgó enseñando, no contiene ningún dios trino, ni uno que sea de ésta o de aquella otra forma. Ni siquiera contiene un dios que sea uno solo. "Es Espíritu.", dijo él. Y el espíritu no se compone de personas, ni de formas, ni de números. Jesús, (PyB), como maestro espiritual que era, no pudo haberle indicado a aquella mujer samaritana que los judíos adoraban al dios verdadero mientras que los samaritanos adoraban otro u otros que no eran verdaderos, porque se implica (Juan 4:22), como si Jesús hubiera hablado de un dios verdadero de los judíos y otro u otros no verdaderos de los samaritanos.
Sus enseñanzas no iban dirigidas hacia la polémica entre los adoradores de los dioses ni se derivaban de uno solo ni de muchos, sinó del Espíritu. En verdad, ese Espíritu singular o plural, que los distintos pueblos y culturas de la tierra han adorado, es el mismo con diferentes nombres, excepto que lo han querido pintar en un cuadro aparte, aparte de todo lo demás. En realidad, lo que hemos llamado "Supremo" es la Esencia, el Espíritu, como lo enseñó Jesús, (PyB), sin nombre y sin números de cuantía; no es uno ni dos ni tres ni cuatro, etc. Los números de cuantía, son de nosotros, los humanos.
Si Jesús, (PyB), sabía que el Supremo es Espíritu, y que el espíritu es indivisible, no pudo haber hablado ni dado a entender que existían distintos dioses. Ésto era un asunto de la mitología y no de la espiritualidad. Jesús, (PyB), sabía que el Espíritu no es alguien que se puede limitar-<a un pueblo o/a una tierra> Como yá hemos visto, el Supremo del que Jesús, (PyB), enseñó abarca el infinito universo y la eternidad, pues es Espíritu. Como también sabemos, el Supremo de los cristianos y judíos, es Jehovah. Jesús, (PyB), nunca jamás se dirigió al Supremo llamándolo Jehovah.
En el pasaje de Juan capítulo 4, del versículo 21 al 26, de los cinco temas que se tocan ahí, sólo uno concuerda con las verdaderas enseñanzas del Maestro Jesús, (PyB): "Dios es Espíritu". Los otros de: La adoración, el verdadero, la salvación que viene de los judíos y Yo soy el Mesías, se contrastan con la Sabiduría superior del Maestro. En otras palabras, Jesús, (PyB), sabía mucho más que eso:
1..Que Allah es Espíritu, y el espíritu no busca sinó espirituales corazones.. pero no está buscando en las formas materiales, en dónde encuentra muchos adoradores de figuras humanas.
Los cristianos afirman que: Hemos confundido la espiritualidad con "creencia" y la "adoración" con el materialismo. El individuo cree en dios y luego cree adorarle. De ésta forma, cree también envolverse en el derecho de la espiritualidad por encima o más allá de lo humano.
Entonces, si no se cree en dios y por consiguiente no se le adora, el individuo se encontrará fuera de toda espiritualidad. En la realidad, la espiritualidad envuelve todo lo que es espíritu, y todo lo que es Espíritu es Allah, o Allah es todo lo que es Espíritu. Recordemos que Allah es Espíritu. El individuo humano, (aunque no crea), allá dentro en lo profundo de su ser, es espíritu. Y como yá lo hemos visto, el espíritu no se adora a sí mismo, si en verdad pudiéramos decirlo de éste modo: "a sí mismo", como si fuera un individuo material.
2..Que "el Verdadero dios" es un concepto que implica la existencia de otros dioses que no son verdaderos. Todos, el "Verdadero" y los "no verdaderos", se encontraban dentro de la mitología, y el Maestro Jesús, (PyB), sabía de eso muy bien.
3..Que el saber de los judíos en cuanto a la adoración de "un Verdadero", era un saber de tradición y creencia. Jesús, (PyB), como maestro espiritual, no seguía una tradición ni una creencia ni enseñó tal tradición ni creencia.
4..Que la salvación no viene de los judíos. Desde el punto de vista de la tradición cristiana, hasta hoy, los mismos judíos no han encontrado salvación porqué desde ese mismo punto de vista, hasta hoy, han rechazado algo que traían los Profetas. Pero, ¿quien era un salvador y qué salvación portaba? Un verdadero Maestro espiritual no habla de un salvador físico ni de una salvación. Solamente Allah ta'ala es quién puede salvar. Por una parte como muy bien sabemos, el ser humano no está a salvo de nada. Cuando viene un vendaval se lleva a todos por igual. Y por la otra parte, el verdadero Ser Es Espíritu y es Amor; no conoce la salvación ni la condenación.
Como veremos en seguida, aquella "salvación" que prometieron aquellos profetas, habría de ser la liberación del yugo de la servidumbre de los gobernantes y opresores de Israel cuando Jehovah les trajera a dicho pueblo el renuevo de David, un guerrero Mesías. Si en alguna cosa podemos leer con claridad, aunque no a ciencia cierta, es sobre ésta que narra aquella clase de "liberación" o "salvación". Aquella liberación, aquella salvación, de donde se deriva la otra, la del Nuevo Testamento, como muy bien lo sabemos, nunca se vio. Y otra salvación, la del Nuevo Testamento, para el alma de los judíos en el sentido de la creencia cristiana, nunca fue prescrita ni para judíos ni para los gentiles. Como luego veremos, para los hebreos o judíos el alma era el mismo ser humano, el que no pasa de éste mundo para el más allá.
5..Que Jesús jamás fue el Mesías que aquellos profetas les habían anunciado y les habían prometido para Israel, y mucho menos que él se proclamara Mesías a sí mismo. Un Maestro espiritual no es uno que ha sido ungido, sinó uno que ha sido iluminado, uno que se ha descubierto a sí mismo. Después de tantos siglos desde que aquellas promesas fueran escritas, los judíos continúan esperando al Mesías. Y aquél que fue anunciado sólo vendría para Israel en aquellos mismos tiempos de los profetas. Los judíos siempre han esperado un Mesías, como un niño cuando espera el juguete que le han prometido.
Para el tiempo de Jesús, (PyB), seis siglos después de que aquellas promesas fueran escritas, un grupo de ellos lo siguieron creyendo que él era aquel "David" guerrero que habría de venir. Por eso le acompañaron para entrar en Jerusalén con la intención de proclamarlo rey-Mesías. Mientras iban daban vítores de triunfo y decían: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor (Jehovah), el Rey de Israel!" Ésta es la llamada: "la Entrada Triunfal". Cuando llevaron a Jesús, (PyB), ante Poncio Pilato, (el gobernador romano de Judea), éste le preguntó que si él era el rey de los judíos. Y Jesús le dijo: "Mi reino no es de éste mundo." (Juan 18:36).
En aquel momento los judíos se dieron cuenta de que Jesús, (PyB), no era el hombre de quien habían anunciado los profetas. Ellos estaban esperando un guerrero como había sido el rey David, un poderoso, que de acuerdo con las profecías les habría de quebrar el yugo y las coyundas que les habían atado los gobernantes de opresión como era el caso en aquel momento con el Gran Imperio Romano. Aún si Jesús, (PyB), hubiera sido proclamado rey de los judíos, su reino hubiera sido tan sólo limitado a aquella pequeña tierra dentro de aquel Gran Imperio. El pueblo de Israel fue juguete de los grandes imperios de Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. En las palabras que Jesús, (PyB), le dijo a Pilato, contestando a su pregunta, se encuentra implicada la verdad de que su "reino", "su misión", no era un asunto político ni un asunto de religión o creencia, los cuales conciernen sólo a éste mundo.
En Jeremías 23:5,6 y 30:3,8, y 9, como así en Amós 9:14 y 15 habla de cuando Jehovah trajera al "David", el "Mesías", para que rompiera el yugo y las coyundas de opresión de "su pueblo" y lo "salvara" de aquellos enemigos gentiles que lo oprimían. Como los cristianos saben, ésto nunca se hizo realidad. Estas son algunas de las tantísimas profecías del Antiguo Testamento que tratan de aquel "Ungido" que Jehovah habría de traerle a Israel. Y luego en el Nuevo Testamento nos encontramos con el mismo tema, pero desde otro punto de vista: Ahora el "Mesías", o el "Cristo", no era aquel que habría de romper el yugo y las coyundas, sinó el que habría de romper los lazos Satánicos para "salvar" de un "infierno", a los judíos, no a los gentiles. Y ésto, de acuerdo con la teología gentil de la nueva creencia.
Con Alejandro el Grande, (300 y tantos años a. de C.), se impuso el Helenismo (la cultura griega y la lengua griega), por toda la comarca del Gran Imperio Griego que luego fue conquistado por los romanos. Dice J. C. Ibáñez en la Historia Antigua y Medieval, p. 181: "Recibe el nombre de helenismo el período de tres siglos comprendido entre la muerte de Alejandro y la conquista del mundo antiguo por los romanos, lapso en el cual la cultura griega se propagó hacia el Oriente, ganando en extensión y perdiendo en pureza." Entonces el título judío de "Mesías" (el ungido) vino a ser "el cristo", del griego cristos.
Un ungido en Israel no era el que enseñaba del mundo espiritual. En ese pueblo nunca se enseñó del mundo espiritual. Los pocos de ellos que fueron ungidos, fue para ocupar la posición de rey, de sacerdote o de profeta. Jesús, (PyB), nunca fue ungido sacerdote, ni profeta, ni rey. Si hubiera sido ungido, hubiera sido el rey de los judíos, que es lo que estaban esperando. Éstos títulos les fueron atribuidos a él muchos años después de su partida con la institución de la nueva creencia. Su "misión", como le dijo a Pilato, no era de éste mundo. Era, (o habría sido), de mucho más allá de una creencia y de mucho más allá de que él fuera rey, sacerdote o profeta.
Su "misión" había sido, el enseñar de las cosas que conciernen, no a una religión o a una creencia sinó a las cosas que conciernen al aspecto espiritual. Un Maestro enseña de acuerdo a su especialización. Si es un Maestro de historia, enseña historia. Si es un Maestro de inglés, enseña inglés. Si es un Maestro de matemáticas, enseña matemáticas. Así, un teólogo enseña teología, todo lo que tiene que ver con el Supremo "Dios" el Dios de las creencias cristianas, como lo enseñaba Nicodemo. Jesús, (PyB), enseñaba espíritu. Esa era su "especialización". No enseñaba nada de éste mundo.
El concepto "Mesías" se deriva de aquella unción cuando en una ceremonia en nombre de Jehovah, los israelitas derramaban aceite sobre la cabeza de aquel hombre que habría de sentarse en el trono para gobernar a Israel, durante aquel tan breve período de tiempo. Aquel individuo entonces era considerado como el "ungido de Jehovah", especialmente David quien había logrado escalar la cima de gloria para aquel pueblo. A éste tomaron de modelo los profetas, después de que el reino de Israel se había desmoronado, para anunciar, prometer y escribir, de un "David" venidero que habría de rescatar a Israel de la opresión de los poderosos enemigos gobernantes. A pesar de que los profetas no emplearon el término "Mesías" o "Ungido" en sus profecías.
Quizás pensáramos que el espíritu se reparte en diferentes porciones, una para cada uno (en nuestra tradición cristiana religiosa, una porción, un "alma", sólo para los humanos en éste planeta). Pero en realidad no sucede así. El espíritu no se reparte. Como se puede ver en la ilustración de las vasijas, en la superficie del océano, no podemos hablar del agua en las vasijas como que fueran porciones porque el agua de las unas y de las otras, es la misma; no se ha dividido. Las vasijas pueden ser diferentes, como la apariencia física de cada ser viviente, pero el agua es la misma. ¿Quiénes somos "nosotros", los humanos y nada más? No. "Nosotros" somos todas las formas materiales de todas las especies aquí en nuestro planeta y/a través del infinito universo, y todas son diferentes. Y el espíritu que se manifiesta en cada una, es el mismo.
Es el aspecto humano o material el que se encuentra por aquí o por allá, en el plano material. ¿Dónde se encuentra el Supremo? Allah Es. ¿Por qué cree usted que Jesús, (PyB), le dijo a Pilato: "Mi reino no es de éste mundo? Porqué su "reino", su "misión", era, o había sido, enseñar de los asuntos del otro mundo, de esa Esencia de la que hemos venido hablando, y no de los asuntos de éste mundo como enseñaban los escribas y fariseos, y como habían enseñado algunos profetas. Esa Esencia, es la que se descubre más allá de las promesas de tierras, de reinos y de tronos.
Cuando hablamos de nuestro planeta, y así de todos los otros, en fin, cuando hablamos de los astros y demás cuerpos del infinito, sólo pensamos que son masas de gases y materia. No tomamos en cuenta la energía de espíritu por la que existen y se mantienen y por lo que no dejan de ser seres vivientes.
No es hasta el encuentro con nosotros mismos más allá del intelecto, más allá del cuerpo humano, en que entonces podemos concebir el reino espiritual del que habló Jesús, (PyB). Si usted observa una flor, llena de vida, usted podrá oler su fragancia y apreciar su hermosura. Y si más allá de la fragancia y la hermosura usted percibe la Esencia Divina, plasmada en aquella flor, usted habrá dado un paso más allá del intelecto.
A través del universo, todos somos una familia de flores.
Paz y bendiciones para todos.