EL RESURGIMIENTO.
Me presenté ante vosotros en un estado de bajo perfil, para que las letras y la predicación no se apoyaran sobre aquellos argumentos persuasivos que tienen en la sabiduría humana, sinó desde la eficacia demostrativa del Espíritu y del poder divino, a fin de que vuestra fe no se fundase sobre la sabiduría de los hombres, sinó sobre el poder del Azzawayal. Exponemos, así, la sabiduría para todos los que quieren despertar, aunque no sean perfectos; pero no os vamos a mostrar la sabiduría de éste mundo ni la de los príncipes de éste mundo, abocados a la destrucción. Exponemos una sabiduría velada por el misterio, una sabiduría que permanece oculta, y que Allah, antes del origen de los tiempos, preparó para nuestra beneficencia; una sabiduría que no conoce a ninguno de los príncipes de éste mundo.. para no caer en sus contagios ni tampoco para que estemos empecinados en permanecer entre el fango del miedo. Sólo tenemos que obedecer las directrices divinas.. (no para servir a los crueles intereses de los que tienen siempre una audiencia escuchando mentiras y dando palmadas de jolgorio.) No para aquellos que parecen adoptar una cierta actitud conciliadora, pero tienen escondida una daga bajo la manga.
Estamos en el propio desarrollo del tiempo.. que es el presente. No importa la situación geográfica en la que te encuentres.
El Islam surgió como una organización terrenal, una comunidad (Umma), cuya ley -política, social y ética a la vez- tiene su fuente en el Corán, el Libro revelado por Allah, cuyo sentido necesita ser comprendido, por lo que su texto, es siempre la palabra actual para los musulmanes. Ésta Escritura siempre invoca la necesidad de apelar al conocimiento y al saber, para hacer uso de la reflexión y de la argumentación racional; también afirma que el creyente debe de "leer" los numerosos signos que se le ofrecen en la naturaleza. Está invitando al hombre a realizar un quehacer de tipo reflexivo e intelectual, cuya consecuencia sea la constitución de un pensamiento a lo largo de diversas etapas y bajo distintas manifestaciones. Los diferentes planos del desenvolvimiento doctrinal configuraron las llamadas «ciencias religiosas», sobre todo en el Derecho y la Teología, y en las «ciencias auxiliares», notables donde las haya. Éste quehacer intelectual, ha obligado a los creyentes musulmanes a una hermenéutica: tuvieron que "leer" la Palabra de Allah escrita en el texto revelado. No se trata de un mero leer, de un proferir con la boca o un repasar con los ojos lo que está escrito. Al contrario, la lectura exige dar inteligencia al texto, interpretarlo correctamente para descubrir lo que está dicho verdaderamente allí. La Ciencia de la interpretación ('ilm al-ta'wil) completa la Ciencia de la Revelación, la de la letra dictada por el Ángel al Profeta (ilm al-tanzil). Fueron las dos primeras ciencias que surgieron en el Islam y que llegarían a formar parte de las llamadas Ciencias Tradicionales, cuyo fundamento está en las prescripciones del Libro y de la Tradición, establecidas por Allah y el Mensajero.
Las primeras formas de conocimiento pusieron de manifiesto los diferentes niveles de significación y de inteligibilidad que podían funcionar en el texto revelado desde que éste comenzó a ser leído e interpretado. En esos niveles, se esbozaron determinados conocimientos, que con posterioridad fueron elaborados, explicados y descritos por diferentes pensadores. El Corán se presentó como un texto abierto y nunca cerrado, capaz de revelar amplios horizontes de sentido. Pronto comenzó la discusión de las ideas y los conceptos, que tuvieron su inicio en la divergencia existente en algunos enunciados coránicos. La tarea de fijar por escrito el texto significó la selección de unas determinadas lecturas y el rechazo de otras; tuvo implicaciones ideológicas, puesto que motivaron que las primeras discusiones fueran de tipo político, vinculadas al problema del poder. Estas actitudes dieron nacimiento a las primeras cuestiones de tipo teórico, referentes a la definición del poder y las condiciones de validez para el acceso al cargo de gobernante de la comunidad; el estatuto del buen musulmán, referente a la fe y las obras, para ser investido con el poder; y, como consecuencia de ello, la justificación de la libertad humana, ésto es, la responsabilidad del hombre sobre sus actos o la predeterminación de éstos por Allah.
Los sunníes rechazaron todos aquellos grupos o sectas que no se apoyaran en el Corán y en la Tradición; afirmaron una pluralidad de atributos en Allah; sostuvieron la moción de (iŷmâ'), el consenso comunitario, como fuente del Islam, junto con el Corán y la Sunna (Tradición Profética); así reconocieron, en fin, la legitimidad de cualquier poder establecido, al que se debe obedecer siempre que no ordene la desobediencia a Allah.
Respecto al problema de la libertad, hubo dos posturas claramente delimitadas: los qadaríes, partidarios de la entera determinación (qadar) de los actos por parte de los hombres para explicar la realidad.
Para poder entender en toda su complejidad la realidad de la riquísima civilización nacida en el mundo islámico hay que referirse a los elementos culturales que el Islam asimiló, procedentes de aquellas culturas con las que se encontró en la rápida y vasta expansión territorial. Le prestaron, (a la vez que unidad de contenido), una más rica variedad de manifestaciones.
Hubo una tendencia anti-racionalista que se caracterizaba por rechazar toda aportación ajena a la Profecía, que requirió de una doctrinal que explicara la revelación divina y el mismo hecho profético. Los Teólogos se ocuparon de ésta cuestión. Los teólogos plantearon los problemas de la necesidad de la profecía, de la naturaleza misma de la misión profética y de la inspiración, y el de los caracteres que deben tener los profetas y las garantías de su autenticidad. Otros trataron de dar una justificación racional del hecho profético, afirmando como propio de la naturaleza humana la capacidad de la visión y la especial relación que algunos individuos -los profetas- mantienen con el Intelecto Agente, así como de la extraordinaria ilustración que de éste reciben. Luego entraron los centrados de pensamiento, los gnósticos y otros originarios del mundo persa, donde ese pensamiento tuvo su máxima expansión. La idea central estaba en alcanzar el verdadero significado de la revelación divina, porque de ésta verdad depende la propia verdad de la existencia humana: el sentido del origen y del destino del hombre. Se puso en juego un pensamiento esotérico y gnóstico, que inauguró un universo cognoscitivo y científico aplicado a la exégesis de la revelación, en el que tuvieron cabida todas las ciencias, incluidas la tradición hermética de la época y la conocida con el nombre de Ijwân al-Safâ', (los Hermanos de la Pureza).. osea, los sufíes, en el que su núcleo era la jerarquía descendente del Uno, según la doctrina de la emanación.. "Has de saber, hermano, que la primera cosa que el Creador, (exaltado sea), originó y creó a partir de la luz de su unidad fue una sustancia simple, que se llama Intelecto Agente, de la misma manera que produjo el dos a partir del uno por repetición. Luego produjo el Alma celeste universal a partir de la luz del Intelecto, de la misma manera que creó el tres por adición del uno al dos. Luego produjo la Materia Primera a partir del movimiento del Alma, de la misma manera que produjo el cuarto por adición del uno al tres.. y finaliza con la exposición del retorno a la Unidad, tras la purificación de la materia.
Assalamo aleikum.
TARIQA SUFIYYA ESPAÑA.