En una marcada conclusión empírica, en la que se reduce y oscurece la elevación de la inteligencia humana; en donde, un desmedido cariño en los placeres interesados y egoistas, son contrarios a todo sentimiento generoso. Esas heridas profundas, que son dolencias, aunque no son todavía poderosas y se pueden extirpar de nuestro interior, llevando los afectos hacia lo grande, hacia lo bueno de los ideales nobles de las sublimes inclinaciones que elevan nuestro corazón y nuestra mente sobre la extensión de la tierra que pisamos con nuestros pies, y sobre la atmósfera que respiramos.
Acordes en éste punto de elevadas concepciones sobre la espiritualidad, hubo un tiempo en que, viviendo el hombre en comunicacion directa con el Ser Supremo y abierta su inteligencia a la luz del conocimiento sobre las cosas, percibia la esencia de las mismas de la parte que se revelaban a su ser finito, en armonía con la ley de su naturaleza particular y en sus relaciones con el mundo. Después del lazo de aquellas misteriosas armonías, (pacto), sobrevino el desconcierto moral, y la criatura humana se puso su corona para que le sirviesen los peces del mar, las aves del cielo y los animales de la tierra y fue despojado de las nobles prerrogativas, se vió dolorido por todas las necesidades materiales, pervertida la voluntad y fue desnudado del entendimiento y la facultad de percibir las cosas espirituales con las verdaderas relaciones.
Aquí se exponen las halagüeñas armonías con los destellos primeros para trabajar en reconstruir aquellos aspectos olvidados por la mente.
ARMONÍAS.
1- ¿Qué extraño parece, si hecho el hombre en la semejanza Superior, emplea todo su trabajo ímprobo, toda asiduidad incansable en el propósito de luchar con la indócil naturaleza, reduciéndola solamente al servicio de la existencia propia, para convertirla después en un instrumento del pensamiento?.
2- Solo obedeciendo éstos generosos impulsos espirituales, le es dado al hombre el descansar sereno y tranquilo en las elevadas y fecundas regiones de las esferas más elevadas.
3- El espíritu es soberano é inmortal sobre el cuerpo frágil y perecedero. Y aunque parezca hermanado con los frutos más escogidos de la civilizacion y de la cultura, no por eso deja de ser innato en el hombre el sentimiento connatural que lo inspira al ejercicio de sus facultades, y que se desarrolla y se señala, (de una manera más ó menos velada), desde el momento en que comienza la vida.
4- Cambiar, modificar, imprimir el sello de la personalidad humana, reducir el pensamiento propio é interpretar según nuestras potencias lo que éstas no han ordenado, es una disposición tan propia de nuestro espíritu, que no se concibe una vida intelectual en la que no se manifieste un notable carácter procedente de la originalidad.
5- No es del caso investigar la manera con que procede el espíritu en la recreación ó reconstrucción mental de las cosas que se llama idealización del arquetipo: es obvio, sin embargo, que tal procedimiento no se puede verificar más veces de un modo absolutamente pensado o reflexivo; antes bien, la espontaneidad, cierta condición total de nuestra naturaleza se anticipa a nosotros, es un instinto de nuestro ser, que aunque algo decaido, aún conserva algunos primores de su elevada condición, armoniza las producciones con las exigencias de la sensibilidad, mostrando además semejante armonía en nuestro obrar y sentir relacionado con el sentir y obrar de los demás hombres. El secreto de ésta producción de la belleza en los seres humanos, está en lo inmortal, levantando casi al infinito su alma, dado que el placer de la sensibilidad en la contemplación de lo bello, es donde resplandece el sello divino, así en el órden moral como en la naturaleza y en el arte de obrar para que reconozca tambien otro principio: con la Metafísica, la vida social con la verdad valiente, el espíritu común con la gloria, y es, (en el terreno de la ciencia y de la vida), una manera de la escala de los Profetas entre la tierra y el cielo.
6- En todos los tiempos, donde quiera que la belleza ha rendido pronta voluntad con sus encantos y el arte ha solicitado los ánimos con sus inspiradas creaciones, el sentido vulgar de los pueblos, las meditaciones de los filósofos, y las muchas manifestaciones de historiadores, oradores y poetas, han sugerido discretas observaciones respecto de las fuentes de lo bello y de su mágica influencia en el alma humana: pero con todo, la teoría científica de la belleza, del ideal de la vida, de las dulces y misteriosas inspiraciones que se tallan en el cristal de la hermosa naturaleza, yá se desvanecen y evaporan ante las contrariedades de una atmósfera vulgar ó inficionada, y así no puede nunca satisfacerse con tan escasos elementos, mayormente con los del crecimiento notable de la filosofia humana en los últimos tiempos.
7- La idea y sentimiento de la belleza brilla con una luz clarísima en una fuerza superior sobre las acabadas producciones de aquellos que son privilegiados: pero es indudable que no se habían pensado todavia en recoger las observaciones concernientes a esa hermosura, formando un cuerpo doctrinal sobre una ciencia particular (Ihsan) que anuncia al nombre de algunos principios de la ciencia de la belleza interior de tan bello Hacedor.
8- Reconocida por todos la importancia del Islam, sería una torpeza encarecerla con limitaciones, pues es en beneficio de sus acertadas conclusiones, y nos es lícito interrogar al espíritu de los individuos y de ciertos pueblos, hallando su actividad como presente en los levantados por las letras y en los testigos fieles de cada paso, de cada andanza del Profeta (s.a.w.s.) [los Hadices] que nos informan sobre la verdadera grandeza, (no sin antes señalar), sobre una manera inequívoca de analizar en dónde empieza ésta y dónde termina, para caminar verazmente con una meta definida.
9- Es una flor delicada, que se muestra cual iris de paz, llamado para remover pasados desconciertos; cultivada con amor y conformidad sobre sus cuestiones más principales; así, la ciencia de Allah es como una hermosura que está destinada para el bien obrar, generalmente en los espíritus con propia universalidad y con la sustancia (Nombre) que ejerce su influencia en los corazones.
10- Dispensados y llevados en particular instrucción, sobre éstos generosos estudios, no se ha temido arrastrar la responsabilidad de elegir un tema para una normal disertación, sinó sacando del sistema una ciencia tan importante como elevada. Es título sin pretensión para desenvolver la impresión subjetiva de lo bello. Todos tienen derecho al estudio.
11- Bien. Muchos son convidados para permanecer entre nosotros, aunque no sean autores de ella, sinó seguidores de la misma oportunidad.. porque muchos son los llamados y son pocos los escogidos. Y no es por exaltar éste concepto, o por los fenómenos de la hermosura para todos los ánimos, ante la indisputable grandeza de sus efectos.
12- Tratar la impresion subjetiva de lo bello, es estudiar en la actividad de la forma pura, que es muy superior en sus manifestaciones que todas las fuerzas materiales que se muestran en el mundo físico.
13- Para lograrlo cumplidamente, tiene que seguirse la ley del método que traza un camino, del cual no es licito separarse.
14- Dejando aparte la cuestión preliminar, sobre si pudiera darse la hermosura con la abstracción del sujeto contemplante, es cierto dentro del sentido común de todos los hombres, que se ofrece la percepción de la belleza sin equivocarse el espíritu sobre el analítico de la determinación y sobre los caractéres de algunos sentimientos que parecen bellos, a partir de ciertas determinaciones fiables, según el lenguaje ordinario de la vida.
15- Las equivocaciones no caben respecto de los sentimientos que se nos reproducen como hermosos por los juicios de la especie humana.
16- Las impresiones que producen el contemplar son una obra admirable del proyecto divino y causan un efecto placentero en nuestro ánimo, que le sacan por un instante de las relaciones que son prosáicas en la vida individual; más éste intenso cultivo, a veces adormece las necesidades corpóreas, así como los intereses egoistas.
17- Las pasiones son sólo estorbos en la impresionabilidad del alma humana. Mientras que los placeres de los sentidos hacen sus alardes en la sensibilidad, más o menos elevada, toda impresión de Su agrado va seguida inmediatamente del amor de continuación, el cual prepara a su vez el estímulo para la adquisición de las recompensas.
18- La apropiación egoista de esas recompensas son solamente una utilidad, un lucro, por parte de nuestro sujeto, y permanecerá como un extraño sin el deleite degustativo del amor puro, el único que puede despertar a la belleza.
19- Los placeres ordinarios y físicos son el incentivo poderoso de la codicia, de la vanidad y de la ambición humana. La posesión de la belleza [a que tiende el espíritu] se vislumbra con la contemplación, sin que el interés de la propiedad pueda acrecentarla ni levantarla en lo más mínimo.
20- Estamos siendo atormentados con frecuencia por el deseo de adquirir objetos que conceptuamos aptos para nuestros placeres, y/a los cuales nuestra voluntad se aficiona, yá instintivamente, yá reflexivamente; la contemplación, (sin embargo), es la única propiedad a la que aspira el espíritu en sus relaciones con lo hermoso; si se desliza en nosotros el deseo de poseer algun objeto forzoso, es para confirmar que el placer de lo útil ahuyenta y aleja de nuestro ser el sentimiento etéreo.
21- Lo bello encandila la imaginación del hombre, sin tener la necesidad de comprender sus ventajas ni la esencia de la verdad depositada en su forma, (de otra manera), no le agrada a la luz sublime lo relacionado con éste acto, antes incluso de meditar sobre los beneficios que puede producir en la tierra: aunque lo bello pueda ser soberanamente didáctico y ejemplar, se estima sin relación con los conocimientos que suministra, y aunque sea soberanamente útil, se admira y apetece regular ésta impresión de nuestro espíritu por el provecho ó por el bien que su utilidad aporta.
22- La impresión de lo bello pura y desinteresadamente es para el hombre. El hombre tiene que ser árbitro, (hasta cierto punto), sobre la conveniencia de las cosas que se refieren a él individualmente. Nunca trabajar en vano para reducir en la esclavitud sus impresiones sobre las condiciones generales de la belleza.
23- Desligar de lo bello los intereses particulares, de relaciones históricas, de posesion y propiedad, yá que aparece con un valor universal y necesario para todos los hombres, (los cuales), distinguiéndose por la necesidad en las condiciones útiles de su existencia, y en el modo de sus apetitos y necesidades materiales, no conviene en absoluto ponderar el rigor por admitir el valor objetivo y superior de la personalidad por encima de la belleza de las cosas espirituales.
24- En suma: los caractéres de la impresion subjetiva de la belleza pueden reducirse a los siguientes factores:
A) directa é inmediata en la formación,
B) placer desinteresado, necesario..
C) universal en el fondo.
25- Tras éstas consideraciones de los caractéres distintivos del fenómeno que sigue a la contemplación de todo lo bello, Superior y eterno, la razón humana aspira a levantarse más alto, examinando las formas subjetivas de apreciación de nuestro espíritu en relación con la constitución de nuestro ser. Las formas intrínsecas, (que no dependen de las circunstancias), son lo de menos en tal resplandor. "Soy la Luz dentro de la Luz". Nada aquí desvela una costumbre o ciertas posiciones de ocasionalidad.. y en menor proporción de un accidente.
Assalamo aleikum.
Sh. Ahmad Salah As Sufi.