Assalamo aleikum.

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jueves, 27 de marzo de 2025

LA ACTUACIÓN CORRECTA ENTRE LA SOCIEDAD ACTUAL. (Social)

LA ACTUACIÓN CORRECTA ENTRE LA SOCIEDAD ACTUAL.
(Social)
Estimado hermano en Humanidad y Hermanos en la creencia pura:
Profesamos el Din del Islam con la sinceridad absoluta de que somos unos verdaderos creyentes musulmanes. Más aún, algunos incluso se proclaman guardianes y otros actúan de propagadores del Islam... Pero, la cruda realidad, es que muchos están tratando de generar abanderarse con ciertas diferencias, (y con sus divisiones), que casi resultan infranqueables entre nuestra fe y nuestra vida social y práctica, van condenando a la primera para que permanezca en un aislamiento sin ningún tipo de jurisdicción sobre la vida social, sin conexión con los asuntos cotidianos y sin percibirla como un remedio para nuestros problemas. Porqué, en determinadas líneas del estrato social que nos rodea, se sostiene que la religión no tiene nada que aportar, en lo que atañe a las relaciones humanas ordinarias con los enlaces sociales, los problemas de la vida y la teoría política y económica que cada lugar tiene en particular. Por eso, existen algunos casos en donde se declaran activamente hostiles con la práctica del Islam -con ciertas reacciones airadas- que rozan la islamofobia más arcaica en defensa de un poder patrio propio de la edad media que yá dejó de existir, pero así, con ese mensaje aberrante, muchos siguen barriendo para su causa, yá que les reporta unos votos gananciales fáciles. Ninguna religión, por sí misma, puede defenderse actuando por la simple imitación en contra de las opiniones de los que ejercen la animadversión y trabajan por desestabilizar las libertades personales en un país democrático -en donde los derechos humanos- son respetados por unas leyes de máximo respeto y calado jurídico. La religión Islámica, (en éstos temas políticos), yá tiene su propia idiosincrasia -y no es para nada- un servicio de turno ni para una persona en concreto, sinó que es universalista y está abierta para todos aquellos que quieran practicarla allá donde se encuentren con el debido Respeto, yá que no puede existir la coacción en la religión, la libertad es un garante para la práctica del culto.. pero hay que aprender a diferenciar la religión de la política y sus costumbres.
En verdad, que la fábula del divorcio entre la creencia y la vida no pertenece a la doctrina de los musulmanes; no es algo propio del Islam. Y el mito, de que la religión es tan sólo un adormecimiento para los sentidos, es algo que no ha surgido de nuestra creencia en ningún momento, ésto es, porque no forma parte de su naturaleza interior. Pero, son muchos los inconscientes, que repiten éstas cosas como los papagayos y aceptan sus consecuencias como si fuera algo normal. Nunca se han parado a reflexionar sobre los orígenes y la fuente del Islam (y ni tan siquiera) se les ha motivado para investigar sobre sus inicios o resultados. Por lo tanto, el primer paso de nuestro razonar objetivo sería el analizar cuándo y cómo éstas extrañas opiniones fueron penetrando en la sociedad actual.
Nuestra creencia se funda en la idea de que el trabajo práctico es un trabajo religioso o, de otra forma, que no existe un límite remarcable entre la religión y la vida, por lo que aquella no puede existir en el aislamiento ideal de una conciencia solitaria.

"La virtud no consiste en volver el rostro hacia Oriente u Occidente; el que tiene virtud es el que cree en Allah, en el Último Día, en los Ángeles, en los Libros y en los profetas, el que da de su riqueza, a pesar del apego que siente por ella, a los parientes, huérfanos, necesitados, hijos del camino, mendigos y para liberar de la esclavitud; el que establece el salat y entrega el zakat; el que es fiel a los compromisos cuando los contrae; el que es paciente en la adversidad y en la desgracia y en los momentos más duros de la lucha. Esos son los veraces y ésos son los temerosos." (Sura 2 verso 177).. pues sabemos que la batalla es dura contra los egos. Tal, y no otra, es la posición del Islam en relación con las obras y la fe, por lo que queda claro que no puede haber en el Islam una separación entre la fe y el mundo, o entre la teología y la práctica social, como ocurrió en otras creencias antiguas.

No pueden existir querellas entre los hombres de religión y los del Estado en relación con el control de la creencia o de sus posesiones. No pueden tener disputas por los bienes económicos o espirituales en la medida en qué, en el Islam, no se conoce la división entre un poder espiritual y otro de índole temporal.. a diferencia del caso de los Emperadores, aunque éste hecho no tiene sentido en el ámbito del Islam.

El Islam no es hostil a la enseñanza, ni se opone al aprendizaje, pues acepta a ambos como una posesión divina y sagrada que forma parte de los derechos religiosos. Muchos son los pueblos que no han respetado ni comprendido bien el mensaje del Islam en toda su plenitud. Las tergiversaciones están a la orden del día y el desconocimiento genera brotes de fobias que tratan de reprimir las libertades de cualquier persona.

La tolerancia es sinónimo de paz, y el Islam es el Din de la paz. Pero no se puede generalizar y meter a todos en el mismo saco por aquello que hacen algunos individuos solitarios. Ahondando en ésta idea, afirmamos que ésta tolerancia es connatural a una religión que asocia la piedad con el aprendizaje y que considera el camino del conocimiento como una reverencia para el Creador Supremo. Ésta fórmula no puede ser negativa en absoluto.

Con seguridad, el hombre instruido sobrepasa al hombre piadoso en excelencia, como la luna en plenilunio supera el resplandor de las estrellas. Con el mismo sentido original, no existe ningún motivo para justificar la hostilidad entre el Islam y los derechos por la justicia social, tal y como acontece, (por ejemplo), en el caso de los enfrentamientos persistentes entre unas y otras facciones políticas dentro del hemiciclo con el juego político. 
En consecuencia, el Islam incita a los hombres para que se esfuercen más por sus derechos y libertades, pero no para practicar el libertinaje ni dejarse manipular por ciertos ideales extremistas ni para derribar nuestro orden social y causar daños colaterales en la sociedad que nos ha recibido con los brazos abiertos. No podemos despreciar la conexión de la humanidad, y se debe tener el debido Respeto tanto a los derechos como a las obligaciones. Sin embargo, existe una ignorancia extrema acerca de la capacidad que tiene nuestra creencia para aplicarse y adaptarse a la naturaleza de las sociedades y a sus leyes de gobierno. La razón no es otra sinó el complejo psicológico e intelectual que se opone a la vuelta a nuestros propios recursos, así como a la ridícula servidumbre de moda que intenta separar la religión de la vida en sociedad.

El egoísmo y la avaricia son controlados con regulaciones específicas y leyes, pero el deber no debe forjarse más allá de las capacidades del ser humano, y si se da el caso de que la codicia y la avaricia de los individuos dejen exánime a la sociedad en su conjunto... ésta opresión puede ahogar la naturaleza y las capacidades de todos los individuos. 
Los tipos de opresión social son un pecado, tanto contra el individuo como en contra de los fundamentos supremos de la comunidad. Es un atentado contra la actividad del individuo, cuyos derechos son lesionados, porque los posibles efectos negativos de la actividad de los individuos no deben de conllevar necesariamente la privación de alguno de éstos derechos.
Hay que tener siempre presente la globalidad de los derechos, con el fin de respetar, (a tenor de las circunstancias concretas), la libertad, sus inclinaciones y sus deseos. Obviamente, sin querer dejarlo todo en manos de un libertinaje. En ambos lados, entre la comunidad y el individuo, deben de existir límites que, ni uno ni otro, deben superar ni transgredir. 
Hay, en definitiva, que saber combinar y balancear con sabiduría la libertad para que el individuo pueda desarrollar sus potencialidades con las necesarias e imprescindibles restricciones desde la equidad y la justicia en la sociedad para poder establecerlas en la totalidad de las esferas de la vida humana. Hay que evitar caer en cualquier tipo de discriminación... sea de la índole que sea, (y como hemos dicho antes), saber Respetar y respetar a la sociedad y al país que nos ha prestado su acogida. De bien nacidos es ser agradecidos... hasta con los vecinos, (sean quienes sean...) pues todo aquél que hace un daño, (o piensa hacer uso de la violencia gratuita), no está siguiendo los parámetros del Islam. 

Assalamo Aleikum.