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lunes, 31 de marzo de 2025

ROMPER EL EGO.

ROMPER EL EGO.
<Mediante el trabajo espiritual, (uno descubre) que es uno mismo quien ha estado siendo una víctima cautiva -atrapada- por los astutos engaños del ego.>

Cuentan, que en las afueras de un pueblo vagaba un hombre que tenía la desgracia de romper todo lo que tocaba, por eso la gente le tiraba piedras y le insultaba si veían que se les acercaba demasiado. No obstante, en cierta ocasión, un murid fue a buscarle y se presentó ante él. -¡Estás loco! ¿Por qué vienes a verme? ¿No sabes que todo lo que toco acaba hecho pedazos? -preguntó el hombre. -¡Sí, sí! -dijo el murid, por eso he venido, para que me toques, porque desde hace años vengo intentando romper mi ego, pero todavía se me resiste.

Si podemos entender (al menos conceptualmente) qué es el ego sincrónico y el ego flexible, podremos desafiar las tres preguntas que presenta la estructura egoica. ¿Qué es no estar en el ego? ¿Qué le permite a algunas personas escabullirse de él con mayor facilidad que otras? Y, ¿si existe algún peligro real de vivir sin un ego? Después de definir al ego como un compuesto de polarizaciones estandarizadas y de ciertas tendencias culturales fijadas por la época, el tipo de personalidad, de expresión profesional egoica y de cualidades que se manifiestan como propias de cada individuo, nos enfrentamos ahora con la tarea casi humanamente imposible de salir de él.. si es que podemos. Con "salir de él" me refiero a ser consciente de él y tener dominio sobre él, sin ser obsesionado o impulsado por él. Simplemente, para no ser influidos por sus artimañas y justificaciones para poder percibir y funcionar desde una perspectiva superior, que sea inclusiva y verdaderamente humana.

Mucho se ha dicho sobre la ruptura con el ego durante la iluminación. El problema, es que algunos suelen presentarlo sin comprender la mente (y nos hablan del tema) sin lograr comprender las abstracciones de los conceptos físicos derivados por la ubicación. Nos enfrentamos con el mismo problema que señalaron los antiguos acerca del pensamiento holístico concéntrico: la modalidad de la ubicación frente al racionalismo lineal, que es el punto de referencia del pensamiento occidental. De un modo muy real, éste es el dilema que se afronta en todas partes, que causa conflictos y no sólo entre los sexos (entre la mujer que siente y piensa más holísticamente y el hombre más racionalizador y lineal) sinó también entre las diversas naciones.

La batalla simbólica, primaria y esencial entre el ego y la Espiritualidad marca el proceso de Consciencia o la transmutación de la fuerza elemental, como predomina en una vida concentrada en la proyección de las formas y pensamientos de los centros inferiores. Esa batalla se libra dentro de uno mismo. Se libra entre los sexos. Se libra en el exterior. Se continúa con la tensión incomprensible entre los seres humanos. La única esperanza para sobrepasar todo, radica en efectuar ese salto cuántico dentro de los espacios más profundos e íntimos de nuestro ser.

Al luchar contra nuestra mente -lógicamente- ilógica, se abre un espacio para la confusión sobre todo eso. Pero el temor, es la enorme atracción hacia la inmensidad del "yo," especialmente, en aquella época, -en que perder el ego- es un requisito previo para alcanzar la iluminación que significa disolverse en los estados de Fn y Bq.  

Eternamente, (más que literalmente), el resplandor espiritual no es un vacío celestial que vaya dejando éste mundo con toda su violencia y todos sus conflictos para que se las arregle solo. Hay que encontrarse frente a uno mismo una y otra vez, (teniendo que reconocer honestamente) que el "yo" todavía estará aquí, aunque podemos limitar su actividad negativa reduciendo el flujo de su protagonismo. La dificultad más grande, será el controlar las emociones que parecen expresarse por su cuenta, independientemente de nuestra voluntad o consentimiento. La contraparte, siempre estará luchando con el no-ego, aunque es un término de la propia contraparte del ego. Sin embargo, (sin que el ego lo supiera), habría empezado a dinamizarse un ego armónico y flexibilizado. Se puede llegar a comprender y en ocasiones hasta observarlo. Deje usted de preocuparse si "yo, yo, yo" y empiece a participar más activamente en la dirección del comportamiento, señalando la percepción y, en general, viviendo la propia vida con disciplina. Siempre que el ego obvio se manifieste y quiera dominar (con el síndrome de la importancia), hay que admitir que es usted mismo quien lo causa. El ego es una forma habitual de comportamiento que a veces molesta mucho y hace daño, trae problemas, tensión, conflicto o confusión; hay que reconocer, que son ustedes los que lo inducen, tratando de volver a caer de un extremo al otro.

<Entre los dos extremos, siempre hay una Presencia que puede observar todo lo que ocurre.>

El único modo de lograr sosegar el ego, es mediante una disciplina que permita empezar a vivenciar la percepción consciente y presente de éste "yo". El "yo" tiene que estar presente, no como un comentario continuo ni como un ávido agente cargado de tensiones y carencias, sinó como una presencia consciente. Se puede ir logrando gradualmente. De vez en cuando, entren en un delicioso silencio totalizador. Dejen la carga de la lucha contra el "yo" particular y no arremetan contra el de los demás. Así es como se descubre el mecanismo con el que opera el ego. Cuando se llega a reconocer, las modalidades místicas espirituales son la perspectiva para llevar un ego flexible. Aprenda a entrar con mayor facilidad en el silencio para nutrirse.

Muchas de las veces, se descubre, que el "yo" es el resultado del momento dictado por la necesidad de un momento preciso. El "yo" disfruta inmensamente de estar presente para inmiscuirse en todo; es como un chisme que viaja por el patio vecinal de ventana en ventana. No deja de ser una conexión rápida con la humanidad natural. Aunque gasta demasiada energía para intentar ayudar en algún momento.

Una vez que el cuerpo, la mente y las emociones están en el mismo tiempo y lugar, (el espacio que emerge en el ahora), es la vivencia que siempre estamos esperando de las Lataifs. 
El distanciamiento del baluarte del ego, sucede cuando las reverberaciones de esa activación (Lataif) afecta a la apertura del corazón, que tiene que ocurrir, (a fin del trabajo o ejercicios), entre el Dhikr, la Rábita y la Muraqabah
-para que transformen- y el ser individual experimente ésto y sean liberadas las fuerzas emocionales que son invalidantes; aunque ésto no será nada fácil, se puede llegar a dominar con paciencia y perseverancia.

Éste aspecto del ego (del no-ego) es particularmente difícil para los hombres que construyeron su baluarte sobre la razón, pero también confunde a las mujeres que tienen inclinaciones místicas. El mismo fenómeno ocurre (muy naturalmente) cuando se experimenta profundamente el éxtasis. Aunque surgen temores, conflictos y ansiedades cuando la mente, expresándose como el ego consciente, insiste en controlar el bucle de las emociones y persiste en apoderarse intelectualmente del núcleo o fenómeno.

Muchas personas se asustan tanto que renuncian a sus prácticas espirituales o se desconectan de las vivencias profundas, y van corriendo a consultar al psicoanalista como si estuvieran escapando de un fantasma. De ésta forma, haciéndose remendar excelentemente por el psicoanalista, se pertrechan con nuevas municiones para retornar al baluarte del ego. De éste modo pausal, se sabotea el proceso de continuidad y la posible emanación de las Lataifs. El individuo se encontrará de nuevo como al principio del proceso, sólo que con una mayor justificación.

Si la persona no tiene conocimiento vivencial de las fuerzas que existen dentro de los ejercicios espirituales, y no tiene una posición firme dentro de los centros inferiores, huirá para refugiarse en la mente o de algún modo, somatizará a nivel del cuerpo físico. El punto de referencia tiene que ser transferido del control de la mente a la modalidad del Corazón y de los pensamientos, ideas y terminologías lineales a las referencias concéntricas que son producto de la experiencia, pero conservando simultáneamente la capacidad para usar -como en el caso del ego mismo- las modalidades lineales operativas en el mundo.

Aunque éste proceso es individual, hay una fuerza poderosa que se engendra en el grupo, o cuando dos personas de polaridades contrarias se unen y se relacionan como individuos de frente a frente. De ésto dependerá el nacimiento del Hombre selecto.

(El progreso selecto y real de la humanidad hacia el universo mayor, se iniciará cuando la humanidad empiece a descubrir las leyes y los principios de los Mundos Espirituales Superiores mismos, señalando cuál es la manera correcta. Aquel al que se le note mucho su entrega, su amor y su devoción hacia ésta fuente, que es donde ocurre la realización del Ser, que lo haga en la manera que lo sienta, en silencio o demostrándola, no importa, pero tiene que ocurrir en aquel que quiere dar pasos más rápidos en su camino. Siempre y cuando recuerde que en ésta creación nadie es mejor que nadie y que todo está bien. Nadie llega solo de por sí, aquel que quiere ser más independiente o más individualizado, es quien se está contrayendo más. Recuerden, que la contracción es ego y que el ego jamás se puede romper a sí mismo. Aquel que se entrega más, al que se le llama obstinado, el que se entrega más hacia su maestro, es aquel que está entregando su ego, que entrega su ser, que está dejando todo lo que es, y es el mismo que está rompiendo con su ego.)

Desde la perspectiva del ego, necesitamos el amor de los demás para sobrevivir. Necesitamos hacer cosas para asegurarnos de que otras personas nos den el amor que necesitamos. Pero desde una perspectiva espiritual, SOMOS AMOR y no necesitamos hacer nada para sentir amor o sentirnos dignos de amor. Si simplemente nos rendimos a nuestra verdadera esencia y no bloqueamos el flujo del amor, éste llegará de forma natural. Sin embargo, no es fácil permanecer en la perspectiva espiritual durante mucho tiempo, porque el ego es un muy buen contador de historias. No importa cuántas veces nos reconectemos, es fácil que nos dejemos arrastrar por esas historias y volvamos a desconectarnos de la dimensión espiritual. A veces, puede ser más transformador cambiar la propia historia que seguir dando rienda suelta a nuestras emociones, para que esas historias dejen de tener el control sobre nosotros.

Además, el ego tiene una estructura sólida para mantener las cosas como son. Ésta estructura no es fácil de romper porque el ego es implacable a la hora de mantener ésta estructura intacta. Además, derribar la estructura de golpe puede provocarnos emociones que podrían desbordarnos, sobre todo si no tenemos experiencia en manejarlas. Ésta estructura nos ha ayudado a sobrevivir a la infancia y nos ha protegido del dolor emocional qué, de otro modo, podría haber sido demasiado difícil de afrontar. Estamos tan acostumbrados a tener ésta estructura y tan convencidos de su validez que romperla puede poner nuestro mundo del revés. Si somos conscientes de esa estructura, podemos erosionarla gradualmente de una manera suave que no provoque que el ego se defienda.

La estructura del ego puede dividirse en los siguientes tres componentes principales:
a) Los acontecimientos: Éstos son como un flujo constante de evidencias para apoyar nuestras creencias limitantes y le dan a nuestro ego material para crear nuevas historias.
b) Las creencias: Nos ayudan a formar conclusiones rápidas sobre nosotros mismos y los demás, de modo que las opiniones y pruebas contrarias quedarán excluidas de nuestra conciencia la próxima vez que se produzcan.
c) Los hábitos: Que ayudan a fortalecer nuestras creencias mediante la repetición de acciones y comportamientos que las refuerzan.
Éstos tres componentes se fortalecen y refuerzan mutuamente. Sin uno de éstos componentes, la estructura será significativamente más débil, y las historias que el ego nos contará serán monótonas y menos atractivas. 

Se trata, pues, que en una primera lectura, en una primera aproximación, desde un mensaje del Espíritu al vialista, para que se niegue a reaccionar movido por los egos de los demás, y así se trate de los egos de personas a las que nos sentimos afectivamente muy ligados. Se trata de romper con las ataduras/ligaduras basadas en los egos, y establecer los vínculos afectivos en función de la comunicación de alma a alma, lo cual es perfectamente lógico cuando lo que se está buscando es la libertad anímica, la libertad del ser, del hombre-espiritual que a todos nos anima. ¿Cómo puede haber separatividad? ¿Cómo puedo alejarme de mí mismo sin perderme? Ese es el camino hacia la CONSIDERACIÓN del otro, para aprender a tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. Es el momento de activarnos efectivamente para comenzar a actuar desde el AMOR y comenzar a recibir lo que damos con creces en forma de dones y gracia espiritual: desde el amor y la acción inegoísta. El fortalecimiento de la FE y la ESPERANZA cargados de humilde gratitud que se traducen en el DISFRUTE, el GOZO, la PAZ y la PLENITUD.

Paralelamente al proceso espiritual ocurre un fortalecimiento de la personalidad en la medida que vamos adquiriendo las habilidades y destrezas para manejar el estrés egoísta, creando hábitos consolidados en nuestras vidas que nos aportan resiliencia. Con ello viene el DISCERNIMIENTO y la fortaleza de espíritu que nos permite ser capaces de elegir lo CORRECTO. En éstos momentos, el Maestro se da cuenta que el murid/discípulo ha llegado al nivel de la autodeterminación con sabiduría, de mostrar AUTOCONTROL para romper con todas las ataduras emocionales y económicas que le impedían la independencia. Es así como logra la verdadera LIBERTAD y AUTONOMÍA. Una persona semejante es capaz de AMAR y cumplir el propósito de una vida de REALIZACIONES que perfuman el camino por donde transita.
Y al final, cuando yá estamos empoderados con todas las fortalezas de carácter y del espíritu, es cuando nuestras acciones se coronan de éxito y realización, ENTONCES, es cuando más se requiere de la HUMILDAD. Porque es cuando el poder y la fama nos pondrán a prueba, aunque verdaderamente, la prueba es para la humildad. Aunque el examen final es de los Maestros.

Assalamo Aleikum.