CUANDO LOS FALSOS MÍSTICOS SE ALÍAN CON LOS DISTORSIONADOS ENEMIGOS DEL ISLAM SUNNA.
Los falsos místicos han demostrado demasiadas veces su singular empeño por confundir su dogma, (más o menos mudable), con el invariable Islam, dándole el apelativo de creencia a lo que simplemente son actos libertinos de la razón desenfrenada; pero, he aquí que el falso misticismo se ha engañado lastimosamente, o han querido también engañarnos acogiéndose al amparo del verdadero misticismo o invocando un prestigio ajeno, yá que la falsedad, no lo tiene propiamente. Entre la I'bada y las ideas de ese seudomisticismo no hay ninguna relación de semejanza, más que las puramente nominales que se pueden unir en una misma expresión con dos objetos diversos: el dogma islámico es un conjunto de verdades objetivas, aparte de todas las apreciaciones que se puedan hacer de ellas; al punto de que el dogma de las falsas escuelas místicas es un conjunto de afirmaciones, sin más valor que el subjetivo que quiera concederles la persona que las hace. La semejanza del nombre cercano que se puedan poner, no puede desvirtuar las diferencias reales de las cosas que yacen bajo el falso rostro de ese seudomisticismo con sus torpes manejos por identificarse con las escuelas auténticas.
Se ha realizado un buen trabajo y muy acertado, al buscar las filiaciones del falso misticismo sobre la historia de las escuelas tradicionales. Entre la creencia Islámica y las directrices del seudomisticismo, (en donde la diversidad es tan grande), debe llamarse oposición más acertadamente que diferencia. La buena voluntad de las personas espirituales no ha bastado ordinariamente para poner un acuerdo en el juicio privado de éstas falsas escuelas místicas con los aportes de las prescripciones de la pública Jurisprudencia.. pues, mientras que la creencia tiene su sentido y autoridad, es en suma consciente y con manifestaciones objetivas, con un sistema de enseñanza rico y de conocimiento, las falsedades solamente aportan indeterminadas ideas filosóficas y tradiciones al uso más simple.. (como admitir cualquier cosa, toro o pulpo como animal de compañía).. entonces por ese hueco, la falsedad se escapa y continúa correteando a su antojo. Los representantes más ilustres del misticismo se han mostrado muchas veces animados a los fines más laudables: movidos por el deseo de poner las verdades a salvo de los ataques de la razón y de la indiferencia de esas sociedades sectaristas, y han querido acogerse a la creencia de los buenos principios religiosos; aunque lamentablemente, muchos de los que lo invocaban no eran dogmáticos, sinó asentidos puros de los caprichos de su propia razón, y nunca lograron dar con sus teorías el carácter de las teorías verdaderamente ortodoxas. Da mucha lástima contemplar a esos representantes del seudomisticismo, comenzando por invocar el auxilio de las aspiraciones desmedidas de la razón, y concluyendo por sacrificar (en manos de la razón) los principios más brillantes de la fe.
Tratándose, como aquí se trata, del misticismo islámico Sunnah ortodoxo, sería inútil indagar si los seguidores del seudomisticismo se conforman o no en sus principios con las prescripciones de la creencia: si es y se llaman "ortodoxos", o no lo es ni se llaman así, sinó por la entera conformidad de su gesta de publicidad para atraer al personal al engaño de la secta <aprovechándose de algunas legítimas verdades del Islam Sunnah wal Jamat> que propone al asentimiento de todos los fieles. Más, fuera de ser nuestro ánimo de probar ahora que el misticismo ortodoxo, (no sólo cuida de no ponerse en contradicción con lo establecido), sinó que se funda en las verdades de la creencia; aunque, entre todos, no son capaces de ver claramente esa dejadez indolente que les corta las alas para declarar sobre todas esas sectas y pseudomisticos ambulantes, para no suscitar a priori, (dentro de la ortodoxia del verdadero misticismo), las dudas que deben resolverse sin comerse la carne de ningún hermano. En sus empeños por buscar que en el misticismo ortodoxo las relaciones de amistad con el racionalismo moderno, la crítica racionalista, los hechos y los dichos sean proyectos obsoletos, y se están olvidando de los auténticos valores que hay detrás de los muros de las congregaciones místicas.
Al lado de las verdades de la creencia, (lo que se sienta como primera base de todas sus afirmaciones), es que no se puede desdeñar que el misticismo ortodoxo es admitir verdades apreciables muy atendibles y con unos principios inconcusos, que se resumen en las escuelas (madrasas) con su exposición credencial. Está credencial de la mistica ortodoxa no se ciñe solamente para recibir todo sin discusión, (como ciertas bases de las verdades), sinó que se analizan todos los detalles hasta que sean del asentimiento de todos los consejos fieles. Es muy cómodo y fácil aceptar las conclusiones comunes de cualquiera, aunque puedan ser del orden especulativo y distorsionador.. por supuesto, en la práctica, las escuelas tienen bien sentandos todos los fundamentos del cuerpo conocido por teologia y moral. Sin mezclar o confundir éstas ciencias con otras cosas; la verdadera mistica sostiene con ambas intimas relaciones de amistad, y busca en una y otra aquellos principios que contribuyen para formar la base de las propias reflexiones.
Como se puede observar, la creencia mistica Islámica toma principios de la teologia y de la moral, pero no se identifica con ninguna de las actuaciones (aberraciones) de los circos mediáticos. Por su carácter eminentemente práctico, se distingue a todas luces de la hegemonía escolástica, que da señalado lugar a la parte rancia; y no se diferencia menos de la moral, con la diversidad de fines que una y otra se proponen en el orden práctico: la mística habla principalmente al hombre en nombre del amor, mientras que lo escolástico lo hace sobre todo a nombre del deber. Pero sí que es conveniente tener a la vista semejantes diferencias, para no confundir aquellas cosas que no deben de confundirse, y no es menos importante tener presentes las relaciones de amistad y de hermandad que unen a la mística con la moral y la teología "escolástica", para no presentarse como opuestas en las cosas que pueden hermanarse sin violencia de ningún género. Si por carácter práctico, la teología mística se distingue de la escolástica, se une a ella en el orden de comunidad Islámica por ciertos principios, como se conforma con la moral en el fin primario de poner en armonía al hombre con Allah.. no obstante, (para atender a ese fin), se ponen diferentes caminos bien trazados e inequívocamente contrastados.
Por desgracia, no siempre se han atendido debidamente las relaciones que unen en lazos amigables a la mística con la escolástica. Con el espíritu de partido con que la critica racionalista ha examinado los principios del misticismo ortodoxo, no los hubiera reconocido aquí más justos que en otras partes; pero a la vista del enlace íntimo de amistad y dependencia en que se unen con los de la teología y la moral de las escuelas, probablemente no hubiera llegado a analizarlos como opuestos e inconciliables. Si la distinción con que la mística deja de identificarse con la escolástica imperante, y que viene a convertirse en manos de muchos críticos en una clara oposición de naturaleza y de fines, que se deben principalmente al desconocimiento de las amistosas relaciones que la mística siempre ha conservado con la teológica y la moral, tomando de ellas lo que debía tomarse, en virtud de la diferencia de los fines a que una y otras tienden. De todos modos, cualquiera que sea la verdadera razón del nuevo engaño de la crítica racionalista, es un hecho, que a sus ojos el misticismo islámico se halla en relaciones encontradas con la teología y la moral de oriente.. pues no siempre usan los buenos críticos la palabra oposición para señalar las relaciones en que a su parecer se hallan las creencias.. aunque se puedan mostrar en éste punto relativamente comedidos: pero con la vuelta de sus comedimientos y habilidades se dejan ver claramente sus tendencias por considerar como encontradas o dificilmente conciliables las escuelas místicas con las semánticas moralistas de la estratosfera eclesiástica actual. La insistencia con que la crítica racionalista trata de señalar esas distinciones entre los medios que unas y otras escuelas adoptan en su anhelo por llegar al conocimiento divino; el empeño con que se aducen las batallas entre místicos y teólogos particulares, generalizándolas y convirtiéndolas en afrentas personales de principios; la franqueza con que a veces se traduce por oposición la distinción que hemos confesado que existe, (y que hay de hecho), son suficientes argumentos con sus indicios en los fundamentalismos que tienen determinados sectores de la critica racionalista; pero el misticismo no se conforma mucho con los principios especulativos comunes del orden actual que impera por Arabia Saudita. Sirvan de exposición, las reseñas que siguen ciertamente sin ningún tipo escrúpulo y hasta para dudar de la ortodoxia del misticismo. No hay que sentir por la crítica racionalista mucha más repugnancia por negar o desconocer las relaciones amistosas con aquello que une la correcta moral con la teología de la Escuela Sunnah wal Jamat.
Pero el espíritu del misticismo no se conecta con el sentir de la crítica racionalista, ni echa por tierra los sistemas filosóficos acerca del modo de conocer. El misticismo no destruye, sinó que levanta de entre las ruinas lo que otros han destruido para ver nacer algo nuevo, debido exclusivamente a la propia iniciativa. Así, si el misticismo conculca los fueros de la razón o los desecha por el poco valor de sus deducciones, lo hace para ponerse en manos de la intuición, del sentimiento, y sobretodo del instinto, y de cualquiera otra facultad que no exija la prolijidad del discurso; si menosprecia o pone en duda el testimonio de los sentidos; se mueve para pensar así en el propósito de entregarse de lleno a una vida del espíritu, en dónde no se traten más que de cosas puramente espirituales, (y no sean por tanto), necesarios otros medios de conocer sinó los puramente espirituales, que podrian reducirse con la inspiración sobrenatural; si, en fin, se ofusca al uso de la autoridad dogmática, es porqué piensa que en materia de religión no deben admitirse innovaciones ni otros criterios del juicio privado de una determinada secta. De ser absolutamente ciertas las observaciones de la crítica racionalista, a cada negación del misticismo respondería una afirmación nueva que suplantase la que generalmente es aceptada, para mayor agravio y afrenta del sentido común.
Que en éstas sus apreciaciones no ande enteramente descaminada la critica racionalista, lo hemos indicado yá al impugnar detenidamente los títulos anteriores sobre dicho seudomisticismo y con todas y cada una de sus acusaciones principales contra el misticismo ortodoxo por que quieren meter a todos en el mismo saco. Si en el modo ecléctico con el que juzgan al misticismo, o en su escasa buena voluntad para con las escuelas místicas, le hubiera sido posible distinguir entre un misticismo verdadero y un misticismo falso, sus apreciaciones, a la par que testimonio cumplido de la inocencia de la mística ortodoxa, hubieran contenido un juicio tan severo como exacto de los extravios de las falsas escuelas místicas. No hay ciertamente, ni una sola de éstas falsas escuelas, que al lado de las negaciones más insensatas no traten de establecerse con otros tantos principios, en las afirmaciones más extravagantes; y en ellas no se sacrifica ninguna de las facultades humanas egocéntricas, sinó que se abrigan en el ánimo de sustituirlas por otros medios de conocer, extraños y repugnantes, a nuestra naturaleza. No podemos tener reparo alguno en denunciar ésto, para sacar la vergüenza a la que nos están intentando llevar para hacernos cómplices de todas las extravagancias del falso misticismo o circos mediáticos, tengan más o menos partidarios dentro del susodicho falso misticismo.
Nuestras palabras son acordes por atribuir al misticismo tendencias para levantar algo sobre las ruinas que reducen el edificio de la ciencia del Tasawwuf. Ninguna afirmación da como resultado la negación, y los críticos no se han puesto aún de acuerdo, al señalar los planes de reconstrucción que puedan abrigar a las escuelas místicas. Unos les atribuyen el propósito de establecerse sobre el sentimiento de los principios de la vida religiosa, pero eso llevaría al monacato con los principios de la vida religiosa. Las bases de la verdadera certeza, están en la liberación y el despertar espiritual.. no están en la habitación de ningún claustro.
Assalamo Aleikum.