Assalamo aleikum.

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jueves, 29 de diciembre de 2022

ESTUDIO BREVE SOBRE EL MISTICISMO.

ESTUDIO BREVE SOBRE EL MISTICISMO.

Existe una tendencia que hace por buscar, (en la doble naturaleza del hombre), la explicación de los fenómenos admirables de nuestro amor por la divinidad y sobre aquellas simpatías que nos atraen y nos enlazan con los diversos reinos de la naturaleza; lo que algunos hacen, prescindiendo del autor principal que ha de responder en ésta breve descripción.  

Es nuestro deseo el exponer fielmente las opiniones que hemos examinado detenidamente sobre el juicio del misticismo, que merecen ser expuestas claramente sobre las opiniones variadas que se tienen sobre éstas salvedades.  

Muchos han hablado en nuestros dias sobre la mística con criterios apasionados y románticos y otros muchos desde el error. 
Ciertamente, no perdemos de vista esas relaciones con nuestro misticismo, y examinamos todo desde el parentesco, pero, con la neutralidad precisa para no hacer ni de más ni de menos a ninguna escuela pseudomística, platónica, etc. y otras más modernas que parecen hallarse entrelazados con determinados sistemas filosóficos, olvidándose de factores sumamente importantes y tendiendo a la desnaturalización del hombre en su ser y facultades, haciéndole asi doblemente antipático y odioso. Entre medio de todos estos cargos, tan graves como se pueda querer, es fácil ver que hay una falsa apreciación, (tan grave y trascendental), por cómo y cuanto sirve al origen de todos ellos: para nuestros ojos constituye un verdadero fundamento de tantos y tan variados falsos juicios como vienen haciéndose sobre la mística. Quien no quiere ver en determinados momentos, que más que mística, están canalizando y siguiendo un método (sistema) filosófico, abrazado y sostenido sobre la "fuerza de la desconfianza" del llegar al conocimiento de la verdad por medio de nuestras propias facultades naturales. Pero no todos los escritores referidos en éste breve estudio han tenido la franqueza o el atrevimiento suficiente para manifestar el verdadero origen de todos sus cargos contra el misticismo; aunque casi todos examinan (a la luz de la razón) las afirmaciones de la mística que conocen.. unos en la ortodoxia y otros en la cristiana; y no ha faltado quien haya expuesto el verdadero motivo de sus inculpaciones contra el misticismo cristiano, yá descaradamente o con la distinción especial entre el misticismo "como sistema" y el misticismo "como práctica" en la vida espiritual. 
Dicen, que las afirmaciones de ciertas escuelas místicas cristianas no se fundan sobre simples hechos; aunque los mismos tratadistas espirituales, son propensos a dividir el misticismo entre especulativo y ontológico al psicológico y práctico; a merced de la acepción vaga que suelen tomar hoy sobre el término "misticismo", ¿puede esa distinción ser susceptible del sentido sano en el mismo criticismo racionalista, esa que está en boca de los escritores y estudiosos en vista de las aplicaciones que de ella se hacen?. Claramente, bien pudieran tildarse de hipócritas, sin temeridad y con demasiada ligereza de juicio. Fuera de eso, las inculpaciones mismas están descubriendo su verdadero y mal velado origen. Considerando al misticismo cristiano y ortodoxo como pura teoría de escuela, con hallazgos naturales en las relaciones íntimas, (en que quiere verse), con el pseudomisticismo de los neoplatónicos y de otros filósofos modernos; no es nada extraño que se invoque su testimonio en apoyo del ontologismo de los sistemas peor avenidos con el dogma cristiano, y aún podrían añadirse nuevas inculpaciones sobre las yá muchas que les condenan como ilusorios y contrarios a la naturaleza de nuestro ser.

El oponerse a que se mire al misticismo cristiano como un mero sistema filosófico, no es decir que esté divorciado de la filosofía, ni mucho menos que guste de verse en relaciones encontradas con ella. En medio de tamaña indignación que ha producido en algunos autores católicos la tendencia de despojar de su carácter divino a la mística ortodoxa, no nos atreveríamos en afirmar que se haya guardado siempre el justo medio que tanto recomendaban las antiguas escuelas como indicios de la verdad; y de hecho, se puede haber encontrado alguna vez en ellos apreciaciones y exigencias, que no hubieran autorizado nunca los mismos tratadistas espirituales. El misticismo ortodoxo, generalmente hace protesta de no seguir otra enseñanza que la de sus enmiendas evangélicas, aunque no ha desdeñado nunca el traer más de una vez el nombre de Platón, Aristóteles y otros insignes filósofos, en ver la clara inteligencia de estos grandes hombres y hollar en el orden natural de las cosas a través suyo. Es cierto, que estas relaciones con la filosofía y sus escuelas, crecen en proporción con el misticismo ortodoxo menos experimental y más básico en el estudio literario; pero ésta circunstancia no disminuye la fuerza de nuestras neutrales observaciones. También observamos, que el misticismo cristiano, más o menos filosófico, ha de ser siempre un tanto más filosófico por su misma naturaleza.. Así como en su modo de proceder, y en sus especulaciones piadosas, a la parte en que la inspiración y los subordinados a ella, entran en la razón del sentimiento con los sentidos; el uso que de éstas facultades hace, (que esas relaciones mutuas), --en las que se considera parte de las modificaciones mismas-- han de pasar aplicadas en los ejercicios de la vida mística, y no pueden menos que ligarse a todo con la filosofía, a la cual trae nuevos problemas, abriendo el campo sobre nuevas consideraciones de gran interés.

Estudiar al misticismo cristiano y ortodoxo (en las relaciones con la filosofía) en que pone su modo especial el de proceder en su tendencia al unirse con la bondad por el conocimiento de los argumentos de los hombres y pensadores filosóficos, y lo llegan a considerar una doctrina mística, -no como un sistema filosófico-, sinó como una justa aplicación del dogma y moral divino sobre las verdades más sublimes y más alejadas del común obrar de los hombres; pudiera ser considerado a nuestro juicio como un asunto indignante y una doble mentira.

Es necesario, (si se atiende al defecto), que antes hemos hecho notar, que de todas las obras literarias en que se trate de modo debido el creciente favor en ánimo de los escritores francamente católicos, la falsa apreciación que sobre ella quieren combatir, como el origen de cuantos cargos tienen para desprestigiar y poner en ridículo a la mística ortodoxa. Nuestra desventura es mayor sobre esas dos partes.. donde el racionalismo ha logrado extender las falsas apreciaciones de los Cousin y Rousselot acerca del misticismo ortodoxo, y no sabemos de ningún tratado católico que haya tratado de defender los principios de la mistica cristiana desde el mismo terreno filosófico en que los impugna el criticismo racionalista, (a lo menos), con la amplitud y detenimiento necesarios. Sin mayores aspiraciones que la iniciación del pensamiento, nos sólo podemos designar esos ensayos, tan detenidamente como lo permita el corto, oportuno y conveniente triaje, en gracia del misticismo, dejando a los demás que se puedan explayar con la detención y acierto que sería de desear.

Por su naturaleza, nuestro estudio ha de revestir necesariamente un carácter general. Nos adolece ver el modo en cómo se exponen los contenidos místicos por  particulares, entre los cuales, no son los cerebros de nuestro siglo ni tampoco los mejores tratados; por eso, hemos de prescindir en lo posible de sus particulares apreciaciones, fieles en nuestro propósito neutral de comparar sólo los principios de la mística común con los ciertos apegos en la filosofía, (aunque no quieran decir relación). Así, pues, hablamos del misticismo general, procurando separar sus categorías y causas, entre las de éste ó el otro místico, y sobre los misticos en particular, sólo en cuanto representen en su sentir común los principios del misticismo auténtico. En los dogmas cristianos, éste apoyo, no son verdades fundamentales; son solamente opiniones y simpatías teológicas más o menos autorizadas sobre la luz, porque no pueden recibirla directamente de la fe; esas mismas observaciones (de los misticos) que, en cuanto comunes, vienen a formar cuerpo con esas otras verdades, constituyen más bien los primeros pasos de la doctrina mística, más que el sentir del místico determinado; eso, es lo que servirá de término (por parte del misticismo) sobre la comparación que ellos hacen de sus principios con los principios de la filosofía, con la cual, se les supone mal hermanados. Pero en todo ésto, si se enfatiza sobre el método común que ha de seguirse en el presente escrito sobre el misticismo en sus relaciones con la filosofía, no quiere decirse que haya de darse la mano con todas las opiniones particulares de los supuestos  misticos: más de una vez, traerlos a exámen, no ha sido de mayor ilustración sobre el asunto, visto lo cual, no pueden aportar detalles relevantes que estén relacionados con el tema. 

Algunos escritores que hemos citado, entre los que consideran al misticismo cristiano y ortodoxo como un sistema filosófico, han querido presentar, en nombre de una "fase" particular y determinada sobre los extravios del entendimiento humano, "fase" que no están acordes en señalar ni explicar. A juicio de los unos, el misticismo es común, y por consiguiente, el misticismo global podría considerarse como una manifestación de la razón libre, y que cuanto más vuela, más suelta de trabas se encontrará; a los ojos de otros, se ofrece el misticismo, sin distinción de escuelas ni de religiones, como el efecto principal del predominio del sentimiento sobre las demás facultades del hombre; y al parecer de unos pocos y menos célebres críticos, el misticismo representaría una reacción saludable, aunque ilusoria, en el que se desenvuelve el entendimiento humano, [véase por ejemplo el llamado misticismo budista], que a fuerza de los desengaños padecidos por sentar exclusivamente el fundamento místico más sobre unas investigaciones filosóficas y sobre los sentidos y las ideas con las dudas, ha llegado a ser más materialista y egoísta que propiamente misticismo.

Bien mirado, si es cierto que el misticismo, aplicándole un sistema filosófico, puede significar una de esas tendencias particulares del pensamiento, y hacerlo presentar en la historia, como un profesional en nombre de la razón libre y del sentimiento, y de la inspiración natural. Ciertamente puede recibir las más diversas formas, como lo prueba esa misma variedad de sus manifestaciones. Pero, en el momento en que el misticismo se desprende del dogma para pensar por propia cuenta, se desprende también de los lazos suaves y le reducen a los cuatro sistemas filosóficos, a saber: sensismo, idealismo, escepticismo y materialismo, que creen que se desenvuelven constantemente con el orden señalado. Si ésta opinión se ciñera al orden, no concedería en la sucesión de dichos sistemas una regularidad inalterable, y no habría graves reparos en admitirla. Algunos autores la han aplicado en sus estudios, mientras se mantenían dentro de la ortodoxia cristiana, para recorrer las veredas extraviadas y abrir el error al querer señalar el origen de todos los conocimientos. Así que, yá concedido el desmedido interés al sentido íntimo, con perjuicio de las otras facultades sensitivas: y menospreciando todo género de freno y autoridad, ponen en sus veces a la inspiración propia y el capricho de cada uno, en vez de unificarse en la divinidad; ó con grave injuria contra la razón, proclaman al instinto básico como la primera ó única y legítima fuente de la ciencia humana; en fin, dando la mano a todas las otras facultades por donde el hombre obra conforme a la naturaleza, de donde siguen las impresiones de una inspiración imaginaria, que quiere convertir al verdadero Originador sólo como parte de todos nuestros conocimientos.

Terminando éste breve estudio presente, se han llevado en cuenta todos esos extravios de las falsas escuelas misticas, donde el misticismo no es original, sinó que solamente es una teoría filosófica con tintes más ó menos religiosos y folclóricos.
Por decoro y vergüenza ajena, no se hacen juicios de valor sobre dichas tendencias particulares. Yá cada cual responderá en su momento sobre esas cuestiones ante Aquel a quien corresponde. 

Los ojos del entendimiento humano, (en cuanto al bien espiritual corresponde), no se encuentran en el rostro ni tampoco en la mente disertada por el ego.
La sobriedad de la mística es un exponente seductor, que si no entra en el corazón, no infunde su valor y esperanza.. particularmente en éstos tiempos de cansancio y expectativas frustradas.. dónde se ha perdido la fe, (y muchos), se han olvidado de Allah por la necesidad de satisfacer sus propias ambiciones humanas.. pero eso, no les hará inmortales. 

Assalamo aleikum. 

REFERENCIAS:
-Estudios críticos de filosofia, política y literatura. Madrid, 1872. 
-Rousselot, Les Mystiques espagnols, cap. XIV. París, 1869.
-Moehler, Histoire de l' Eglise, tom. II, de la versión francesa de M. Bélet. París, 1868-69.
-Mr. Cousin. Histoire générale de la philosophie, Paris 1872.
-Bossuet, Mysticisme in tuto >Du Vrai<, lec. V, pág. 115, nota. París, 1872.