Assalamo aleikum.

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martes, 23 de enero de 2024

DIJO EL MAESTRO.

DIJO EL MAESTRO.
Al hombre del mundo le gusta aquello que se asemeja a él, detestando lo que le es diferente. 
Éste hombre espera que los demás sean como él y no desea que los demás sean de otro modo. Y es así porqué quiere destacar entre la multitud. Y queriendo entonces, destacar de entre la multitud, ¿cómo podrá verdaderamente llegar a destacar?
Pues conformándose con la multitud, encuentra sosiego, y su experiencia nunca será tan vasta como el talento de aquélla. Quienes ambicionan el poder del estado, buscan las ventajas de los Califas de las dinastías, más no ven su ruina; usan el estado para granjearse su propia fortuna. Pero, ¿cuántos se han visto que se hayan granjeado su propia fortuna sin arruinar al estado? Que hayan preservado el estado, ni uno sólo de entre un millar; y los que lo han arruinado, sin haber tenido éxito ni una sola vez, son un millar sobrado. ¡Lástima que no les alcance ésto a quienes poseen la tierra!

Quienes poseen la tierra, algo grande poseen; y quién posee una cosa grande, no debe dejarse dominar por las cosas. Sólo dominándolas, y no siendo esclavo de ellas, se puede ser señor de las cosas. Quien ve claramente al que Rige las cosas, él mismo no es una cosa, ¿cómo podrá limitarse a gobernar a la gente común del mundo?, ¿Podrá entrar en los puntos del espacio y salir de ellos, y moverse libremente por las regiones, yendo y viniendo a su antojo? A ésto lo llaman independencia. Un hombre independiente tiene nobleza suprema.

La enseñanza de los grandes hombres es como el cuerpo para su sombra, como el sonido al eco. Cuando se les pregunta, responden; dan todo lo que tienen dentro, se hacen iguales que todo el mundo, pues saben ponerse en el justo nivel. Habitan en el silencio, y andan por donde no se dejan huellas. Guían a los inquietos y se mueven por la región sin principio ni final. Salen y entran por el espacio sin tener bordes, siempre son nuevos como la luz. Su cuerpo personal y espiritual se han hecho uno desde la Igualdad. En esa Igualdad yá no existe el yo; y no existiendo el yo,¿cómo podrían aferrarse a las formas materiales? Están atinados al Ser, los antiguos hombres de honor; y otros al no-ser se atienen, esos son los amigos del Cielo en la Tierra.

Aunque las cosas sean despreciables, se acomodan a ellas. Por vil y mezquina que sea la gente, es menester tenerla en cuenta. Vienen a cumplir con unos cometidos, aunque aquí nadie los vigile. Es necesario respetar las leyes humanas, por más que no sean precisas. Se tiene que obrar en justicia, aunque esté lejos de nuestro gusto. La apariencia es sólo una manifestación corpórea de la naturaleza. Es necesario extender la benevolencia, y no limitarla a los que nos son próximos. Los ejercicios y rituales Islámicos no son complicados, más no es posible la excusa para que se acumulen. En el justo medio está la virtud, más es preciso ensalzar al Uno sin permanecer inmutable. El sabio no contempla la nube, pues no le ayuda para perfeccionar la virtud. Él no se vuelve esclavo de la inspiración, más no para de imaginar las trazas por ligarse con la benevolencia, pero sin apoyarse demasiado en ella, pues hay que cumplir con la justicia, pero sin excesos; observar los rituales, más sin establecer prohibiciones; él acepta la tarea encomendada, y no la rehúsa; obedece las leyes, sin causar alborotos; sin apoyarse en la gente, y no la menosprecia; se acomoda a las cosas, y nunca las rechaza. No puede menos de hacer por los seres, aunque éstos no se lo merezcan. Quién no ha llegado a comprender el camino, no puede alcanzar la pureza de su virtud; quién no ha llegado al maestro, ¿Cómo puede comprender? Si no ha sido capaz de algo tan sencillo como el caminar hasta él? Así, nunca comprenderán nada.
¿Ser de todos respetado sin actuar?.. he ahí el poder del Señor, que no del vasallo. Más no debes agobiarse por el trabajo de actuar.

Aunque inmensos son el Cielo y la Tierra, son uniformes sus cambios. Aunque sean innumerables los seres del universo mundo, Uno es el orden al que se atienen. Aunque numerosos son los hombres, un solo Príncipe los gobierna. El fundamento del Príncipe es la Virtud, y en el Cielo se encuentra Su perfección. Se dice por eso, que los principes de la antigüedad gobernaban el mundo con el no-actuar, y dejaban que las cosas siguieran su curso natural, y eso era todo.

Si se consideran las palabras desde los títulos, éstos tienen que ser correctos. Si se consideran las divisiones desde el desarrollo, deben hacense patentes los deberes del Señor para sus vasallos. Si se considera el talento desde el mundo, enteramente no serán capaces de cumplir cabalmente con su misión. Si se considera todo desde el movimiento de los millones de seres, éstos siempre se corresponderán de la manera adecuada. Por eso, es necesario comprender al Cielo, Virtud, y acomodarse poco a la Tierra; moverse entre un millón de seres, con justicia; que quién gobierna a los hombres, está en todos lados viendo el cumplimiento. Ésto quiere decir, que entre las cosas, nada hay que no tenga su forma natural decretada.

El propio talento es una habilidad. La habilidad se encuentra en el cumplimiento, el cumplimiento en la justicia, la justicia en la Virtud, la Virtud en el Creador. Y así se dice que: antiguamente, al tiempo de proveer el sustento del mundo, el Soberano no tenía deseos y al mundo nada le faltaba; y los seres todos se transformaban silenciosos como el abismo, y las gentes vivían en paz. Escrito está: "Cuando te acercas al Uno, triunfarás en cualquier campo; más no tengas demasiadas ambiciones y el espíritu se regocijará."

Dijo el Maestro:
El Creador cubre y sostiene a todos los seres, hombres y jinns, desde su inmensa Grandeza! El sabio no puede menos de vaciar su mente si quiere comprenderlo. Actuar sin actuar, estar pero no estar, hablar sin hablar, he ahí la Virtud; amar a los hombres y aprovechar a los seres, he ahí la benevolencia; tener por igualdad las demás diferencias, he ahí la grandeza; no comportarse de forma desatinada, he ahí la amplitud de espíritu; abarcar dentro de tí las innumerables diferencias, he ahí la riqueza. Y por eso, aferrarse a la Virtud es la norma más universal, la práctica de la Virtud es la propia afirmación, obedecer a Allah es la previsión completa, no sufrir desánimo por causa de las cosas exteriores, es acabada entereza. Un hombre de honor comprende con claridad éstos conceptos, y amplía su mente en ello, hasta que los seres todos acuden a él. Un hombre así, esconde el tesoro en las montañas y las perlas en las profundidades del mar, y no se afana por acumular bienes, ni busca honores ni riquezas; la longevidad no es para él ocasión de contento, ni de tristeza es una muerte prematura; ni se ufana de sus logros, ni de su pobreza se avergüenza. Aunque pueda poseer todas las riquezas del universo, no se tendrá por su dueño; aunque reine sobre el mundo, no hará alarde de su persona. Hacer alarde es soberbia y vanidad. 

Dijo el Maestro:
La muerte y la vida son lo mismo. Aunque no se puede morar en la oscuridad del abismo; es precioso brillar con buena luz y limpios como el agua cristalina. 
El hombre de gran virtud conserva su simplicidad natural y desdeña enredarse en mundanales vicios; se asienta firmemente sobre su fundamento y origen, y su entendimiento penetra en lo más insondable. Por eso, vasta es su virtud, y su mente sólo responde requerida por las cosas exteriores. De ahí, que el cuerpo sólo pueda ser vida por la Virtud de manifestarse el espíritu. Conservar el cuerpo y alcanzar una avanzada edad, afirmar la Virtud y comprender el camino, ¿no es ésto poseer una gran virtud? ¡Grandioso es Allah! ¡Que surge de improviso y se mueve poderosamente, y todos los seres se le someten! Ciertamente el hombre tiene una gran virtud.

Dijo el Maestro:
Si lo miras y es oscuridad, lo puedes escuchar desde el silencio. Sólo en medio de la oscuridad ves la luz, y sólo en medio de su silencio escuchas la armonía. La profundidad de las profundidades, puede engendrar las cosas; el misterio de los misterios, puede formar la esencia sutil. Por eso, la Suprema Vacuidad, siempre atiende a todas las criaturas en las necesidades y no las deja de proveer; se acerca sin cesar, cuando tú te acercas sin freno; más la muela nunca rodea a la espiga. Reflexiona.

Assalamo Aleikum.