PUEDE QUE SI.. PUEDE QUE NO. (Segunda parte)
La mente creyente es original y es poco común, yá que se basa en el rechazo de la razón puramente mundana, porqué despoja al hombre de su dimensión espiritual y no presta atención a la fatalidad escatológica, sin proporcionar al mismo tiempo respuestas claras a las cuestiones que están vinculadas a la Creación y al Creador, y al conocimiento humano de la esencia del universo y del futuro del hombre después de la muerte. A la luz de la legitimidad y de la funcionalidad terrenal que se le atribuye al espíritu creyente, no se puede aceptar cualquier metafísica del rastro o baratillo que se encuentre desvinculada de la realidad. Continuamos argumentando, que el objetivo de la razón creyente no es sólo mostrar su papel en el desvelamiento de los secretos que componen el vasto tejido de lo invisible, sinó también poner el acento en el hecho de que el destino de la mente es asumir sus funciones en los campos de la argumentación y la fundamentación mediante la acumulación de evidencias, todo un proceso cuyo principal objetivo es facilitar al hombre la gestión del mundo y el dominio de sus riquezas.
Se confirma también, que la validez de la forma del corazón creyente se funda en la complementariedad entre las capacidades de la mente y las potencias del corazón y sus preferencias. Tal complementariedad es tan completa y perfecta en la medida que transforma el corazón en el monitor de la razón creyente, en un agente capaz de poner en jaque los deseos del yo (ego), evitando la deformación del espíritu y los conflictos con la conciencia. La razón creyente no reniega del alma. El alma tampoco existe en ningún otro lugar que no sea la mente. Se cita aquí el argumento del sabio respecto de ésta correlación: "la perfección de la razón creyente es alcanzable sólo cuando el corazón trabaja en conjunto con sus aspiraciones (y ambos) operan al mismo tiempo, simultáneamente y coherentemente aquí y allá": Dicho de otra manera, ambos funcionan de manera convincente y concomitante aquí, en el universo, donde la razón común es un rasgo de todos los humanos que produce las ciencias que estudian el universo, y allí, (en lo invisible), de donde viene el conocimiento aspirado sólo si se escucha la revelación y se convierte en un hecho consumado dentro de la razón creyente y afirmativa." Así, la complementariedad surge de la apertura de la mente al corazón, y la apertura de ambos sobre las cuestiones planteadas en nuestro mundo y las preocupaciones del más allá. La mente se convierte en un instrumento cognitivo y su objetivo o función principal es comprender las dimensiones mundanas y escatológicas del ser humano. Ésta comprensión es alcanzable, siempre que lo mundano sea aislado de los otros aspectos de la realidad existencial del hombre con su dimensión ontológica y metafísica. La "mente-máquina" absorbe las ciencias que estudian el universo mediante la lógica de la extrapolación y la lectura de las certezas constantes con los hechos coordinados y superpuestos. Pero la mente perfecta está verdaderamente inspirada por la revelación divina, por las sustancias que ha extraído del reino de lo trascendental y las verdades fundamentadas a través de las percepciones humanas. Tales percepciones se derivan de la fe en Allah y en el testimonio humano de que Él es el Uno y el Omnisciente."
La perfección de la razón creyente y su desempeño ejemplar requiere (como prerrequisito) de la invocación de hechos trascendentales sobre el reino de lo invisible y sobre el mundo humano. Requiere, además, la consideración racional de lo mundano junto con lo escatológico de una manera que sea consistente en su lógica con el discurso público. Éstos factores contribuyen a facilitar el camino del hombre hacia Allah, al tiempo que se intensifica el éxtasis derivado de la reflexión y de la vida del alma por igual.
Concluimos con el concepto de razón y sus categorías.. pero debemos señalar en éste momento que lo que estamos tratando es una concepción verdaderamente original de la naturaleza de la razón. Ésta concepción confiere a la razón una dimensión sentimental y moral. El valor de la razón en sí misma se mide por su potencial para introyectar las fuerzas y la voluntad del alma, su predisposición para hacer uso de sus poderes y energías mentales para lograr (en el mundo musulmán) la correcta metodológica que siguieron los Califas Correctamente guiados.
A éste nivel, nuestro estudio y los resultados más importantes son relativos a la comprensión de la razón y se pueden resumir en los siguientes puntos:
1. La crítica a la razón mundana se basa en la afirmación de que el alcance intelectual y el potencial de ésta categoría de razón se limita a los asuntos terrenales. Nuestra principal regla de preocupación es estudiar los fenómenos concretos, no sin practicar el ritual de exclusión que exorciza la dimensión escatológica de la existencia humana.
2. El resurgimiento de la funcionalidad de la razón creyente requiere para su éxito de la formulación de una explicación clara y amplia del mundo desde perspectivas escatológicas y terrenales. Tal funcionalidad implica la adopción y apropiación de los hechos religiosos y la promoción de la investigación científica y los esfuerzos honoris del hombre en su sempiterno empeño por poseer las riquezas del mundo.
3. La necesidad de reconstruir la razón trasladando la atención humana (del ámbito de la razón puramente orientada a la vida de una razón mundana) a la razón creyente. Ésta última categoría de razón se ocupa principalmente de la autoridad de la mente y al mismo tiempo de las llamadas del corazón. Se emplea para dominar el universo circundante y fundamentar la existencia del Creador.
La razón generalmente se considera adyacente a las revelaciones divinas y un medio para comprender las enseñanzas de Allah y la Sunnah de Su Mensajero. Es, virtualmente, una herramienta utilizada para comprender el universo y conocer al Creador. El uso positivo de la razón es esencial para reconstruir la manera de la sociedad musulmana, y el actuar en la historia, demostrará su creatividad y contribuye la configuración del escenario de la civilización cósmica. El observador de la historia de las naciones puede llegar a la conclusión de que su renacimiento coincidió con el surgimiento de un incipiente interés social por la ciencia, el conocimiento y el empleo instrumental, tanto de la razón como de la revelación en el entendimiento de una amplia gama de fenómenos.
La función por excelencia de la razón. Éste papel es vital en cualquier proyecto de reforma. Lo que es notable es la observación "de que eso" es servir junto a la revelación como fundamento del anhelado renacimiento y es el catalizador para el fortalecimiento del aspirado despertar de la civilización a la razón creyente que se superpone con un Sistema Educativo Racional y Creyente, considerado aquí (por tanto) como un arte cuyo objetivo es el desarrollo de las fuerzas físicas, morales, espirituales, mentales y sensitivas inherentes al ser humano. Es, de hecho, una educación racional la que promueve un esfuerzo cultural para alentar al individuo a asumir compromisos con el grupo social, a dominar los mecanismos de acción e interacción requeridos en el mundo real, a dejar su huella en la vida y reaccionar ante los factores externos influyentes. Así, la mente se convierte al final en un pilar de la actividad social creativa. Es un elemento activo que contribuye eficazmente al bienestar público bajo la inspiración de las enseñanzas de la revelación divina y la guía del Profeta Muhammad (s.a.w.s.).
Como aparece en algunos escritos del Sherif Sidi Muhammad Al-Ghally, la razón práctica es, (por definición), sinónimo de educación metódica que se enmarca de conformidad con el espíritu islámico. Ésta razón tiene su origen en el texto coránico y en la conducta muhammadiana. El método educativo del profeta se basa en gran medida en predisposiciones naturales más que en ciertos programas ideológicos. Se trata, en definitiva, de "un sistema de trabajo más que de un procedimiento abstracto o un debate teórico", en palabras de éste humilde servidor, el Islam se dirige a los seres humanos en general y no se atrinchera detrás de los estrechos modelos ideológicos. El Corán pule el instinto humano, fomenta la bondad y fortalece el alma en su anhelo de servir al pueblo. El Islam confiere una dimensión moral al hombre y afianza en él el amor a la paz, a la ciencia, los valores de la hermandad, la solidaridad, el conocimiento de los demás, la tolerancia y los valores de la justicia y la dignidad, sin promover su servidumbre o sumisión a ningún partido excepto para Allah. Se emplea la razón creyente para lograr dichos objetivos nobles. El Profeta Muhammad, (s.a.w.s.), no sólo llevó el mensaje y lo comunicó oralmente [...], sinó que también desempeñó muchos papeles, siendo el rasgo más importante el del verso: "Él es quien envió entre los analfabetos un Mensajero de su pueblo recitándoles sus versos, purificándolos y enseñándoles el Libro junto con la sabiduría, incluso, si previamente habían estado plagados de errores."
El Islam no niega la razón. Fomenta la reflexión y el pensamiento, el aprendizaje y la lectura. El profeta ha asumido las tareas de mensajero, educador y maestro al mismo tiempo. Pronunció versos coránicos, conversó con la comunidad musulmana y reaccionó a las preocupaciones del pueblo. Él profeta fue capaz de comprender sus inquietudes y perplejidades, respondiendo con mucha paciencia a todas sus preguntas y compartir sus preocupaciones mundanas. El profeta no era una persona dada al solipsismo alejada del pueblo, aislada en una torre de marfil. Él era un hombre distinguido perteneciente a su época, que vivió en medio de su textura social y que reaccionó constantemente a sus preocupaciones. Así, combinó realismo, humildad, carácter, conocimiento, trabajo y (sobre todo) acción. Desempeñó la función de profeta-maestro que instruye a sus discípulos a seguir las enseñanzas del Islam, explicándoles, (mientras tanto), el significado de la expresión de Allah.
Assalamo Aleikum.