CUANDO UNA MEZQUITA SE CONVIERTE EN UN NEGOCIO PARTICULAR Y UNA FAMILIA GOBIERNA TAL ENTIDAD.
Éstas son las consecuencias principales de éste modelo de gestión: 1. Nepotismo en el Liderazgo. Cuando los cargos de responsabilidad, junta directiva, (imanes, tesoreros, administradores) no se asignan por competencia, formación académica o piedad, sinó por parentesco. Ésto suele derivar en una gestión deficiente donde el talento externo es rechazado para no perder el control familiar. 2. Opacidad Financiera. Al tratarse como un "asunto de familia", la rendición de cuentas suele desaparecer. Las donaciones de la comunidad pueden mezclarse con intereses privados, y no existe una auditoría transparente. Ésto genera desconfianza y, a largo plazo, una disminución de las contribuciones de los fieles. 3. Exclusión de la Comunidad. La mezquita deja de ser un espacio abierto para convertirse en un "club social privado". Las decisiones importantes se toman en cenas familiares y no en asambleas comunitarias. Ésto provoca que los jóvenes y los nuevos conversos se sientan alienados y busquen otros espacios donde sí tengan voz. 4. Estancamiento y Falta de Innovación. Las estructuras familiares suelen ser resistentes al cambio. Si la "vieja guardia" de la familia no comprende las necesidades de las nuevas generaciones (como actividades en el idioma local, programas para mujeres o uso de tecnología), la mezquita se queda obsoleta y pierde su relevancia pública social. 5. Conflictos de Intereses y Hereditarios. Si la propiedad legal o el control de la junta directiva está ligado a una familia en concreto, las disputas internas (herencias, peleas entre hermanos o primos) se trasladan directamente a la gestión del centro religioso, pudiendo llegar incluso al cierre de la mezquita por esos litigios familiares. 6. Instrumentalización de la Religión. Existe el riesgo de que el discurso religioso (la Khutba o sermón) se utilice para proteger el estatus social de la familia controladora o para evitar críticas a su gestión, en lugar de abordar los problemas reales de la comunidad. Eso sucede cuando el imam es manipulado y su discurso le protege de perder el trabajo haciendo las cosas y los sermones que el presidente le ordena.
En resumen: Una mezquita "familiar" prioriza la lealtad al apellido sobre la excelencia en el servicio a Allah y a los creyentes, lo que acaba por marchitar la vitalidad espiritual del centro. Para evitar ésto, las comunidades suelen optar por registrar las mezquitas como asociaciones legales con estatutos democráticos y juntas directivas rotativas. Cuando una mezquita se gestiona bajo una lógica de "negocio familiar" o patrimonio privado, se produce una distorsión sobre su propósito espiritual y social. En el islam, la mezquita es un Waqf (bien en fideicomiso para Allah) y pertenece a la comunidad (Ummah), no a un linaje específico.
Assalamo Aleikum.