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miércoles, 17 de diciembre de 2025

LOS HORIZONTES de la INDIFERENCIA son un PELIGRO ABIERTO para el ISLAM y para LAS COMUNIDADES.

LOS HORIZONTES de la INDIFERENCIA son un PELIGRO ABIERTO para el ISLAM y para LAS COMUNIDADES.
El buen investigador académico, en general, se muestra reacio a dejar fluir sus ideas con libertad y espontaneidad al discutir temas que le han intrigado durante mucho tiempo y han despertado su curiosidad intelectual y su investigación de campo. Prefiere seguir el método académico establecido de exploración, buscando el avance continuo, la innovación en ese campo o el descubrimiento de nuevos datos. Sin embargo, sabemos que cuando un investigador académico se detiene en un área de conocimiento específica y profundiza en ella, inevitablemente llega a opiniones, convicciones y conjeturas que pueden servir como un punto de partida para otras investigaciones más profundas con análisis más precisos, lo que en última instancia, le lleva un paso más allá. Además, el público en general puede acceder más fácilmente a los hallazgos de un artículo de investigación o pensador en particular si adopta un enfoque espontáneo, libre y sincero en la presentación, en lugar de depender del pesado aparato académico con suma de referencias, justificaciones y discusiones técnicas que tienen lugar entre los especialistas.

En lo que a nosotros respecta, diría qué, sobre el Islam nunca hemos querido oscilar entre la  investigación y la parafernalia de los teóricos, yá que nos mantenemos dentro de la postura propia de la ortodoxia de la Sunnah Wal Jamat de nuestro Profeta y maestro, PyB. 

<Todas las discusiones dialogantes que se puedan tener, tienen que contar con la voluntad de informar con objetividad y verazmente para llegar al público.>

El amplio alcance de estos debates sociales abarcan tanto a musulmanes como a los no musulmanes. Todo ello tiene como objetivo fomentar el entendimiento desde el respeto por la religión, el pensamiento y la cultura de éstas sociedades que están muy presentes y a menudo en el primer plano de los acontecimientos actuales durante los últimos treinta años. Se debe usar un lenguaje completamente transparente o completamente claro que debería ser fácilmente comprensible para todos los sectores del público, sin que los tecnicismos de los investigadores especializados lleven a ser rechazados por simplistas o superficiales. Aquí residen el desafío y los riesgos de lo que he denominado los Estudios Islámicos Avanzados dentro de una Ense-fianza con plena confianza. Ésta disciplina, que inicié hace unos años, busca interpretar el pasado y el presente del islam a través de los discursos y las necesidades actuales de las sociedades musulmanas. Simultáneamente, también busca conectar con el público en general sin arriesgarse a la condena, el rechazo arrogante o incluso la indiferencia de los amplios académicos consagrados.

Estimular la reflexión exige brevedad y claridad, a la vez que refresca la comprensión del material al introducir preguntas sólidas y valiosas. Por ésta misma razón, las preguntas planteadas son respuestas moldeadas que abren la imaginación occidental respecto al Islam, en particular podemos decir, que yá todo está escrito y dispuesto para que ustedes abran el libro.

No deseamos caer en polémicas ni tampoco interferir en las distintas formas de políticas. Y digo ésto, para salvarnos de los muchos prejuicios comunes y persistentes que existen en las sociedades europeas hacia los musulmanes y el Islam; aunque a veces, las respuestas tajantes no justifican nada en absoluto y se tiende a denunciar la ignorancia generalizada, aunque también sería posible condenar la mentalidad occidental predominante hacia otras culturas, cuyo curso y desarrollo controla imponiéndoles sus modelos y marcos. De hecho, las respuestas se tienen que dirigir humildemente tanto a la opinión pública islámica como a la occidental y europea. Con respecto a la primera, intentamos liberarla de los estrechos límites dogmáticos en los que la quieren aprisionada, tanto a la teología tradicional como a la ideología del esfuerzo. Respecto al segundo punto, digo que se debe de abandonar la perspectiva etnográfica que se mantiene respecto de otras culturas, al mismo tiempo que aplica el enfoque antropológico a las propias sociedades occidentales y a sus herencias culturales en el marco establecido, por ejemplo, en los trabajos de Pierre Bourdieu o Georges Balandier. [Cabe señalar aquí -que el pensamiento cristiano occidental- rechaza ésta línea de pensamiento.. yá que, si bien le complacía presentar otras tradiciones religiosas de manera etnográfica, especialmente la tradición islámica, a su constante rival, también le preocupaban nuevos problemas epistemológicos que lo obligaban a reconsiderar los fundamentos epistemológicos y antropológicos de su teología. Y siempre tuvo un sentido de afán de supervivencia durante los debates entre musulmanes y cristianos sobre temas antiguos y modernos evidentes]. 

<Con respecto al tema central como la revelación, he podido observar una especie de acuerdo tácito entre creyentes de ambos bandos para proteger sus doctrinas y definiciones dogmáticas de las críticas deconstructivas de las ciencias sociales aplicadas al estudio de las religiones reveladas. Musulmanes, judíos y cristianos saben que éstas doctrinas y definiciones rígidas perpetúan las peligrosas divisiones entre ellos, lo que conduce a unos conflictos continuos y a la completa exclusión de cada bando por el otro. A pesar de ello, prefieren mantener la eficacia de sus respectivos discursos apologéticos y reverenciales, incluyendo las ideologías militantes derivadas de las particularidades religiosas, en lugar de abrir un nuevo espacio para la racionalidad y la razón dentro de la totalidad de su rica herencia religiosa, pero sobre todo, llegar a tener una apertura para los temas espirituales.>

(En cualquier caso, yá no es aceptable confinar todo el marco del Islam a sus manifestaciones fundamentalistas únicamente.)
Los movimientos fundamentalistas o islamistas, como se los conocen comúnmente en Occidente. Al decir ésto, no niego la magnitud de la presión social que ejerce ésta ideología, que toma prestado su vocabulario y sus lemas del Islam ortodoxo-tradicional y busca refugio en espacios religiosos (mezquitas y lugares de oración) para difundirse más amplia y eficazmente entre las masas. Sin embargo, debe condenarse la conspiración de silencio perpetrada por todos los observadores occidentales del Islam contemporáneo, incluidos los eruditos islámicos más destacados. Me refiero a su silencio respecto a la existencia de otros muchos grupos sociales dentro de las sociedades musulmanas, además de las dos principales corrientes ideológicas. El silencio que rodea la existencia de esos otros grupos sociales, dentro de las sociedades musulmanas, más allá de la corriente de los ideólogos islamistas -me refiero a la omisión de mencionar otras voces religiosas e intelectuales, así como otras corrientes intelectuales presentes en éstas sociedades- está sujeto a la mirada arbitraria de los observadores externos o al control ideológico de sus regímenes y gobiernos que meten a todos dentro de un mismo concepto generalizando demasiado.. y eso, es una gran equivocación. En éste sentido, no puedo evitar preguntarme: ¿Por qué los libros que emplean todos los métodos de justificación y veneración defensiva y ofensiva alcanzan tal éxito abrumador entre los musulmanes? ¿Y por qué los libros que atribuyen al islam todo tipo de confusión, errores, engaños y violencia perpetrados por grupos sociales específicos, con exclusión de otros, gozan de un éxito tan mediático similar en Occidente? Así, observamos cómo ambas formas de éxito están entrelazadas y son cómplices de la práctica de la manipulación ideológica.

Entonces debo exponer la siguiente contrapregunta: ¿Por qué los escasos estudios académicos y críticos sobre el Islam pasan desapercibidos o carecen de resonancia entre el público europeo o musulmán? Podría citar numerosos ejemplos recientes para demostrar éste fenómeno de colisión ideológica con la conspiración de silencio en torno al Islam y sus problemas reales. Lo que resulta aún más preocupante de ésta situación es la negativa o incapacidad de los musulmanes que controlan la opinión pública para comprender la naturaleza precisa de éste peligroso fenómeno: me refiero a la convergencia de factores negativos que configuran una imagen poderosa del Islam, tanto en el mundo musulmán como en Occidente. Si analizamos las cosas desde ésta perspectiva, los musulmanes pierden todo el derecho para protestar contra los prejuicios prevalecientes contra ellos en Occidente. Sin embargo, los académicos de estudios islámicos (antes conocidos como orientalistas), que reivindican o se atribuyen un prestigio académico, tendrían que estar obligados a desarrollar la ideología incluso en sus escritos y presentaciones puramente descriptivas del Islam clásico, así como del Islam contemporáneo con sus últimos acontecimientos y desarrollos. La crítica filológica de las fuentes o la traducción literal de los discursos de los movimientos islámicos desde sus lenguas originales a las lenguas europeas yá no son suficientes, a menos que consideremos las preguntas y las curiosidades epistemológicas en constante evolución sobre las ciencias humanas y sociales. Los académicos islámicos occidentales, al situar sistemáticamente al Islam al margen de éstas cuestiones y metodologías emergentes, refuerzan las mismas deficiencias o el atraso intelectual que tan fácilmente condenan en los musulmanes contemporáneos.

Las perspectivas históricas ondulantes, el equipamiento repetido, la concesión de problemas de Quienes se deleitan en condenar su existencia entre los musulmanes contemporáneos. Las alertas, correcciones a perspectivas históricas, reiterados llamados a reorientar los problemas y diagnósticos hacia un nuevo espacio de racionalidad y comprensión, hipótesis de trabajo, interpretaciones y esfuerzos teóricos y hermenéuticos, que busquen redefinir el concepto mismo de Occidente como un espacio histórico o cultural. Ésta redefinición trasciende el ejemplo islámico, pero es precisamente éste ejemplo, el que aún no se ha aprovechado adecuadamente, aunque siempre se puede hacer lo posible. El pensamiento occidental, tanto en su forma cristiana como secular, se ha acostumbrado a arrogarse el derecho de juzgar el estatus y las funciones del Islam, así como de otras tradiciones no occidentales. Se creen que son los árbitros supremos, por encima de todos los demás. Pero las cosas están empezando a cambiar y, a partir de la experiencia histórica y cultural del Islam, descubrimos que las preguntas críticas y los desafíos culturales -y no solo políticos- se dirigen ahora a éste mismo pensamiento occidental para desafiar su supremacía y hegemonía. Reconozco que éstas palabras son breves, modestas y limitadas, y, más específicamente, deseando que puedan contribuir para difundir un conocimiento similar al del olivo del que habla el Corán:
"Se enciende gracias a un árbol bendito, un olivo que no es ni oriental ni occidental, cuyo aceite casí alumbra sin que lo toque el fuego. Luz sobre luz. Allah guía hacia Su luz a quien quiere.
Allah llama la atención de los hombres con ejemplos y Allah conoce todas las cosas."
(Sura 24  [An-Nur] verso 35).

Assalamo Aleikum.