¿QUIENES ERAN LOS AWLIYAS?
Es importante recordar que, (salvo algunas incógnitas, "majhul") los awliya o wali [cuyas vidas permanecen ocultas], son más que un prototipo, más que un modelo cargado de virtudes o un eslabón en una cadena de transmisores de las tradiciones religiosas.
Existen muchos relatos bien detallados de sus hábitos ascéticos y la práctica real de sus virtudes heroicas que proporcionan la sensación de la personalidad especial del wali y que se revela en las diversas dimensiones superpuestas en las que él actúa. (Como "ortodoxo" puede ocupar los cargos públicos tradicionales de un ālim, como un khatib, o como profesor de ciencias islámicas. Como maestros, eran conocidos por su autocontrol, austeridad y altruismo. Como carismático, él es refrescante por sus poderes. El aquí mencionado, y en su memoria, es por supuesto, el Sherif Sidi Muhammad Al-Ghally.. y pienso que es un buen ejemplo de la polifacética figura de lo que significa ser un wali. Era uno de los ahl al-'ilm wa'l-amal, y sostenía dos círculos de estudio, que sirven para la instrucción del fiqh y el exclusivo para la ciencia del tasawwuf, mientras (que al mismo tiempo) recogía corazones y los llenaba de conocimiento, como un labrador que recoge la cosecha de los milagros celestiales.
Otros hubo, con ciertos y extraordinarios poderes sobrenaturales que se les han atribuido, y se decía, que habían sido visitados en sus casas por el mismo Profeta.. haber predicho la fecha de su propia muerte, e incluso, haber visto lo celestial en algunos de sus muchos sueños. No es de extrañar, (entonces), que sus cercanos y asociados hayan declarado que nunca en sus vidas habían presenciado semejantes karāmāts espectaculares, como por ejemplo, los realizados por *Abd al-Jalil.
En conjunto, las historias sobre las vidas y los milagros de los awliya crearon una galería de figuras santas que correspondían a las necesidades y expectativas espirituales y sociales de los diferentes públicos. Para unos pocos discípulos e íntimos selectos, el wali era ante todo un maestro de sabiduría sobre los fundamentos de la religión y una guía para la búsqueda del camino espiritual. Para un público mucho más extenso, eran los sanadores de almas y unos benefactores.
La narración histórica, que describe las principales etapas del camino hacia la santidad y vincula al wali con una categoría de hombres santos, es validó aún más que sus posiciones como figuras carismáticas. Siguiendo el modelo de las biografías escritas por los 'ulama' para otros 'ulema', con sus "isnāds" transmitiendo los diversos relatos de la vida "profesional" del erudito desde la cuna hasta la tumba, ésta narrativa histórica probablemente fue diseñada para satisfacer las demandas de aquellos que se consideraban ellos mismos como los guardianes del Islam normativo. En otras palabras, la biografía sagrada proporcionaba a los 'ulama' las explicaciones satisfactorias de cómo y por qué una persona adquiría las cualidades para volverse santa. Aún así, la descripción del camino hacia la santidad tenía que ajustarse a los estándares de identificación de un "wali real" que estaban determinados por la sociedad en general. Los numerosos testimonios de creyentes marroquíes que defendieron su caso ante aquellos que creían que habían poseído la bendición divina, frecuentando sus viviendas nos indican que en los tiempos de al-Tadili la sociedad yá había formulado su criterio particular de lo que era la santidad.
No importa cuán idealizada y emotiva parezca ser la descripción del camino hacia la santidad, y que ésta, nos proporcione ideas sobre el desarrollo del incipiente sufismo marroquí como un fenómeno social. Éste desarrollo incluye el surgimiento del wali como una autoridad carismática para el avance en el "camino", y la aparición de pequeños grupos de compañeros y discípulos alrededor del awliya con reconocidas virtudes.
Uno de los leitmotivs de la representación de la primera estación, o más bien del comienzo mismo del "camino", es el cambio repentino y radical en la vida. El término sufí "tawba" (arrepentimiento, conversión) se utiliza para describir éste cambio, que adquiere no sólo el significado habitual del alejamiento de los pecados o renuncia a las preocupaciones mundanas, sinó también el de una transformación total del yo. Con éste estado de gracia, (que a menudo despierta en el alma el encuentro con una figura santa), es en los relatos de arrepentimiento de donde sale a la luz el papel del wali como iniciador del "camino". Uno de los ejemplos más interesantes de ésto es la iniciación que se encuentra en la biografía de Abū Zakariyā ibn Yughān, uno de los emires del Şanhaja (m. 537/1142-43). Habiendo conocido a Abd al-Salam al-Tūnisi (sobrino de Abd al-'Aziz, un shaykh de Aghmät), y deseando ser aceptado como uno de sus discípulos, tuvo que demostrar su sinceridad cumpliendo con unos requisitos muy exigentes. Abd al-Salam dijo:
"Hemos sido cristalizados, unidos por una tradición y experiencia religiosa común."
Al-Tadili utiliza la palabra "ahl" para designar a éstos grupos de personas a quienes describe como ashāb (discípulos), o muridun (novatos), o aqrān (compañeros, asociados) de ciertos individuos. A pesar de la escasez de información que proporcionan, las referencias a tales grupos de personas indican la tendencia para formar grupos en torno a un awliya de reconocida virtud, en contraposición al carácter individualista de muchos otros awliya. Un ejemplo digno de mención está contenido en la biografía de Abū Ishaq al-Massūfi (fallecido en Sijilmāsa alrededor del 570/1174), discípulo de Abū Abd-Allah al-Duqqaq, uno de los grandes Shaykhs sufíes de Sijilmāsa. Se cuenta, que cuando al-Massūfi, el jefe (za'im), llegó por primera vez a Marrakech, preguntó a uno de los Shaykhs sufíes sobre lo qué debía de hacer para unirse a "la gente del camino" (ahl al-tariq) en la ciudad. Le dijeron que se quitara el velo y que fuera al mercado, donde se reunían los Shaykhs, con una simple cubierta para la cabeza, exponiendo así su humilde apariencia en público. Al cumplir con ésta condición, el Shaykh le dijo: "ahora que tú altivez ha desaparecido, te has unido al ahl al-tariq". Las referencias a ahl al-ribāt o ahl al-rābița son más frecuentes en al-Tasawwuf. Podemos, por lo tanto, suponer que algunos de los awliya estaban dentro y estrechamente asociados con una esquina sufí específica, que les servía como centro de instrucción y devoción, mientras que otros se reunían alrededor de un cierto ribāt en ocasiones particulares, en particular en los festivales anuales. Además de la famosa rabița de Ibn Hirzihim en Fez, al-Tadili menciona a menudo dos ribāts en el sur de Marruecos donde los compañeros y sus ashab se reunían, yá sea de forma permanente o esporádica, yá en los siglos V/XI. Se trataba del Ribat Shakir en la región de Rajrāja y el Ribāț Tässmätt (o Tassmāt) en el distrito administrativo de Marrakech. Construido a finales del siglo IV/X en el lugar de Shakir (Sidi Shakir), la Ribāt Shakir sirvió durante más de tres siglos como centro para la propagación del Islam y el sufismo entre los bereberes Maşmüda. Los awliya de tal Ribāt Shakir eran los representantes de la tradición Maşmüda que probablemente se desarrolló en respuesta al sufismo Șanhāja del Ribāt de Tit al-Fitr (en la costa atlántica de Marruecos), el centro de los portadores de las tradiciones urbanas de la jurisprudencia Maliki. En la Introducción a al-Tasawwuf, el Ribat de Shakir yá se menciona como un lugar de encuentro y peregrinación de los awliya en la anual convención de la Fiesta de Sidi Shakir el día 27 del mes de Ramadán. Se puede encontrar más información sobre su carácter como centro permanente de adoración y como lugar de peregrinación en las notas biográficas de los awliyā que estaban estrechamente asociados con el ribāt. Abu Zakariyā' al-Malīgi, a quien al-Tādilī describe como un hombre de gran piedad, es el primer wali mencionado como jefe del **Ribat de Shakir. No hay indicios de que él viviera en el propio ribat.
¿HAY ALGÚN TIPO IDEAL DE SANTO?
Las mociones no están en las tumbas, ni tampoco en las habitaciones que dan alojamiento a los visitantes estacionales durante todo el año. Uno de éstos visitantes fue la señora Munya bint Maymün (m. 595/1199), una şāliha que llegó al ribāt desde su ciudad natal de Marrakech. Se cuenta, que cuando visitó el ribāt, ella oró junto a un grupo de novicias. Ella misma informó que mil mujeres awliya visitaron el ribāt una vez en un solo año. Éstos últimos testimonios sugieren la existencia de dos círculos en el ribāt: el de ahl al-ribāt, formado por compañeros y discípulos, que oraban y estudiaban juntos, y el de los visitantes esporádicos que buscaban estar cerca de los santos. Por supuesto, los colegas y discípulos no limitaron sus reuniones a los ribāts. Orbitarían alrededor de un santo vivo, dondequiera que se sentara, para recibir su guía y baraka, o se reunían para orar o celebrar.
Otro ejemplo se refiere a un grupo de ashāb en Aghmāt que se reunían como una cuestión de rutina y también celebraban juntos la fiesta de romper el ayuno. Los relatos de las reuniones para participar en el entierro de un wali también son comunes en al-Tasawwuf. Se cuenta, por ejemplo, que muchas personas asistieron al velorio de Abū Mūsa al-Rafrüfi; y que dejaron sus bastones, en total más de 5.000, en su casa (en el este de Marrakech). Otro ejemplo digno de mención de contactos entre los awliya es el caso de [Abu Yahya] Abū Bakr al-Tawji, al que al-Tadili se refiere como uno de los más grandes awliya de su época. Solía pasar días y noches en una mezquita de su ciudad natal, Sijilmāsa, a la que acudía un grupo de compañeros y murides para dedicarse al culto. Cuando murió en la mezquita durante la oración de la noche, vinieron para prepararlo para el entierro. En el libro al-Tasawwuf todos éstos casos muestran qué, lejos de estar aislados, los santos awliyas construyeron relaciones entre sí desde el principio. En otras palabras, nos proporcionan otro ejemplo del desarrollo sobre los sentimientos de fraternidad entre los sufíes de un grupo como ingrediente principal en todo el proceso general de la evolución del sufismo como fenómeno social durante el siglo quinto/electoral.
A pesar de su carácter laxo y su diversificación interna (en términos de origen social, las inclinaciones personales y la formación), los pequeños grupos de awliyas que aparecieron durante el período formativo del sufismo en Marruecos formaron el núcleo de las corrientes místicas locales que llegaron a dominar en Marruecos y que pudo ser una exaltación de la religiosidad en periodos posteriores. Su aparición y consolidación como redes de compañeros y discípulos contribuyeron así al proceso por el cual el sufismo marroquí adquirió sus características particulares. Si bien algunos representantes de éstas corrientes pueden definirse como santos del mundo universal del Islam, muchos otros eran santos regionales estrechamente asociados con las comunidades religiosas particulares del Lejano Magreb. Conservadas y moldeadas en al-Tasawwuf, las historias sobre sus vidas y milagros, así como las de los awliya que enfatizaban la perfección individual, crearon una reserva de figuras santas locales que respondieron a la búsqueda de las comunidades religiosas de un tipo ideal de vida que fuera un ejemplo de purificación para todos y de permanencia.
Assalamo Aleikum.
-----------------------------
NOTAS:
*"Zuhhad de al-Andalus", págs. 12-1 (Fierro, Marín).
**Cornell, Realm of the Saint, págs. 40-54.. y al-Tasawwuf, págs. 51-52.