DESDE EL SILENCIO HASTA LA EXPERIENCIA MÍSTICA.
Toda disciplina, (instrucción), parte de unos presupuestos epistemológicos que nos permiten acercarnos a su propio campo. De la misma manera, que para detectar a un electrón, se requieren los usos de sistemas y también de unos laboratorios sofisticados y saber utilizar las matemáticas complejas; el método adecuado para hablar de la Divinidad requiere de la pureza del corazón que sabe escuchar la voz de la transcendencia (divina) en la inmanencia (humana).
Sin la pureza del corazón, no sólo no es posible esa conexión, sinó que es imposible vislumbrar de qué se trata. Sin el silencio del intelecto y de la voluntad, sin el silencio de los sentidos, sin la apertura, (que algunos llaman -el nexo-) no es posible acercarse al ámbito en donde la palabra (logos) puede tener sentido. La facultad, (firasa), es la que nos distingue de los demás seres vivos, y es lo que nos permite tener el acceso a la dimensión de la realidad que trasciende, (sin negar), aquello que captan la inteligencia y los sentidos.
Ésta experiencia mística comprende cuatro momentos distinguibles, que no son separables:
1/ La experiencia pura del instante vivencial, experiencial e inmediata.
2/ El archivo de ese momento, que nos permitirá después hablar de él, (pero que yá no es pura experiencia), yá que está mediatizada por el recuerdo de la memoria y no debe ser confundida con ella.
3/ La interpretación que hacemos de esa experiencia, que nos lleva a describirla como sensible, espiritual, amor, el Ser, la Belleza, etc. La interpretación que se da a la experiencia está íntimamente ligada a la experiencia misma, con la memoria y, (evidentemente), con la adaptación a nuestro lenguaje verbal.
4/ De su adaptación y de su recepción, (en un mundo cultural que no hemos creado), y <que nos ha sido dado> y que confiere a la experiencia de una reseña particular.
Toda experiencia {puede o no} estar inscrita en un ámbito cultural; aunque no legitima necesariamente su vigencia.
Éste complejo cuatridimensional de la experiencia, es siempre personal, y puede comunicarse por (resonancia), amor, asimilación, educación u otros medios que incluyan la participación subjetiva: pero no por una mera extrapolación sobre los conceptos objetivos, como si fuera una entidad formal. De ahí que no pueda existir una tesis lógica general o universal sobre las experiencias humanas, y, por tanto, de su interculturalidad. Han sido, (en efecto), las grandes experiencias las que han forjado diversas culturas en la humanidad y su historia. Es indiscutible, (que la recepción de una experiencia), en el ámbito de una determinada tradición se pueda ver condicionada con la interpretación que se hace de dicha experiencia. Las grandes tradiciones surgen, (generalmente), a partir de esas experiencias, (que son extraordinarias), y que se reciben como Revelación. La memoria permite que la interpretación de ésta experiencia perdure y que se pueda transmitir; aunque esa interpretación, sea a su vez muy susceptible de estar condicionada por la cultura del lugar en dónde ha sido recibida.
Dicho desembarco, (de todo aquello que se trasmite), puede ser bien recibida y transmitida, pero también puede ser deformada y acrecentada, dando forma a la tradición en la religión, en dónde una, da cuenta de la riqueza de una experiencia que llega a crear toda una cultura social, y la otra, puede verse implicada en una distorsión de gran tamaño. La cuestión es muy compleja, puesto que no se trata sólo de la "experiencia", sinó de todas aquellas otras "experiencias", (por ejemplo: la de los cristianos), que ilusoriamente y posteriormente han creído tener. De ahí, que ellos sigan una cierta tradición, más que una mera exégesis sobre una "experiencia" pasada, o de una cierta teología que parecen haber olvidado.
La Teología no es arqueología.
No hay ninguna religión sin un lenguaje, (y ese lenguaje), es yá una cultura. La religión da a una cultura su contenido último y la cultura da a la religión su lenguaje propio. Existe, evidentemente, una relación entre religión y cultura que es beneficiosa para ambas, pero no se pueden mezclar con las culturas folklóricas. En consecuencia, debemos reconocer que:
A) Que no hay religión sin cultura.
B) Que la experiencia no es un monopolio de ninguna asociación o grupo confesional.
C) Que en el fondo, no es propiedad tampoco de ninguna cultura en especial.
En consecuencia, nuestras concepciones acerca de la Divinidad, así como nuestra memoria, nuestra interpretación y la recepción que hacemos de las "experiencias", no tienen que estar mediatizadas por una religión en concreto. Pueden existir "peros" aunque se deben de distinguir con claridad. La combinación de la experiencia personal es inefable y única, (y por tanto), es irrepetible.. aunque está vehiculada por nuestra memoria y modelada por nuestra interpretación; condicionada por la recepción en el conjunto de las circunstancias de nuestro tiempo.
He utilizado la palabra "combinación" en el sentido de que no es igual la identidad de los constituyentes separados, de su entidad distinta en la combinación, en donde los elementos han perdido su identidad al estar separados. De ahí que, (por ejemplo), no se pueda afirmar <sin más> que la experiencia mística sea o no sea la misma para todas las religiones. En éste contexto, habría que situar el diálogo del encuentro entre las diversas religiones, para llegar a lo que se denomina, un encuentro interconfesional, en dónde se puedan plantear las diferentes dimensiones de las experiencias.. y no de un debate para ver quién es más lógico-mental y quién tiene más o menos adeptos de número.
Es una labor positiva para el mundo actual, el establecer puentes entre todos. Ésto, no significa que por amor a la tolerancia y al ecumenismo se diluya lo específico de cada religión, sinó que se exprese con toda su integridad y con la participación de todos, (y digo Todos), y no solamente con la asistencia de algunos vocales que, después se "olvidan", (o se toman silencio), y no transmiten los datos que salen de dichos encuentros por su recelo de que esas informaciones les puedan hacer perder socios numerarios.
Hay otros aspectos del misticismo que muchos desconocen, o que no conocen por éste nombre. Ésto es anterior a Abraham, (PyB), del cual, (por ejemplo), los cristianos saben un nombre, conocen una función, pero en realidad desconocen su totalidad mística. Ese fenómeno, (para la cultura occidental), es sólo algo histórico; aunque es el carácter (fundamental) de la Realidad.
La experiencia de Allah no puede ser monopolizada por ninguna religión, ni por ningún sistema de pensamiento. Ésta experiencia, (en tanto que experiencia última), es una experiencia no sólo posible, sinó también necesaria para que todo ser humano llegue a la conciencia de su propia identidad. El ser humano llega a ser plenamente humano cuando hace la experiencia de su último 'fundamento', de lo que realmente es el conocerse a sí mismo.. para conocer al Señor.
La experiencia no es en ningún objeto.
La experiencia en el Absoluto es la raíz de toda experiencia. Es la experiencia en la profundidad de todas y cada una de las experiencias humanas: del amigo, de la palabra, de la conversación. Es la experiencia subyacente a toda experiencia humana: la belleza, el placer, la bondad, la angustia, el frío, el calor, el éxtasis subyacente a toda experiencia (en tanto) que nos descubre una dimensión de interés infinito, (Eterno).
TODO ORDENADO.
Dentro de un mundo jerárquico, (entendida la jerarquía en su sentido etimológico de orden)-, la iniciación es necesaria, porqué es el salto de un estado a otro, de un grado a otro, de un nivel a otro, no es algo automático; se necesita la colaboración entre una mano que se tiende y unos brazos que se alzan para coger esa mano tendida.
La iniciación se establece en aquellas sociedades que son conscientes del carácter solidario y jerárquico de la realidad y que consideran que el camino humano hacia su perfección requiere de una serie de pasos, de un 'progreso evolutivo' en la escala de los seres. Pues bien, una determinada iniciación es el camino normal para la experiencia. Y aún en casos extraordinarios, una voz desde una nube o una simple desgracia personal pueden desencadenar ciertos factores y ser también iniciaticos. Lo normal, (sin embargo), es la iniciación humana.
Bien.. Ésta iniciativa pertenece a los padres, los enseñantes, los abuelos y sobre todo, en nuestro tiempo de crisis familiares, pedagógica y social, a los verdaderos maestros (Shaykhs) espirituales, el iniciar a sus semejantes; después de todo, (somos solidarios) a la experiencia de Allah.
Aquí conviene mencionar la responsabilidad personal de los que acabamos de aludir. A quienes se lamentan del vacío espiritual, y sobre todo en las generaciones de jóvenes, que habría que preguntarles si han hecho ellos algo para iniciar a sus hijos, alumnos, allegados o simplemente prójimos en la sabiduría última de la vida que hemos llamado la "experiencia en la Divinidad", a pesar de los obstáculos que una sociedad individualista pueda poner y del sarcasmo con el que un joven pueda (de momento) responder a la bendición de un creyente, si acaso porqué éste, no está lo suficientemente transparente-receptivo a la luz que habría recibido.
Hemos introducido el tema de la iniciación al preguntarnos por el cómo. Ésto tiene un motivo, aunque tan impopular como lo que hemos venido diciendo. La iniciación es personal. No hay recetas mágicas o generales, no hay medicamentos estandarizados. Todo debe de ser una fórmula personal -por eso mismo- a los médicos se les llamó doctores: no porque conozcan los fármacos industriales, sinó porqué saben recomendar el medicamento personal.
Quiero decir lo siguiente: ¿Cómo se puede conducir a la experiencia? ¿Cómo se puede comunicar su sabor?- Algunos preguntan a los maestros orientales. Pero, no por mucho cavilar se responden las grandes preguntas.. ni tampoco con grandes austeridades, como responden las nuevas olas. ¡Venid y veréis! dijo uno.. ¡Caminante no hay camino! dijo otro.. y entre esos ecos, no surgen las respuestas de tantos otros.
La iniciación es personal, como acabamos de decir, y la experiencia en Allah es personal, hemos dicho al principio. El camino es único para cada caminante. Puede que todos los caminos lleven al mismo lugar, pero sólo una autopista conduce a los cielos y hay que saber conducirse por esa trayectoria. Su Reino está en los misterios, (y se nos dijo también), que Es Uno y no hay otro cómo Él. Ésta es precisamente la misión del maestro espiritual y la función de la iniciación. La iniciación es personal. Tiene, (el maestro Shaykh), que conducir de la mano a los alumnos para ayudarlos a desbrozar los senderos personales, que suelen ser muy distintos; el carisma es secreto y personal, y como he dicho: (no es una fórmula mágica ni tampoco es una ceremonia colectiva.)
La palabra religión es polisémica, además de ser problemática para algunos. Podríamos hacer algunas distinciones. Baste aquí señalar que la religión (aquello que es reli-gare (unifica) al hombre consigo mismo, con sus semejantes, con el mundo y con lo divino) y comprende:
a) La Dimensión humana que nos permite abrirnos a la trascendencia: fe, creencia.
b) A la pertenencia a un grupo social [determinado, aglutinado por un sistema más o menos abierto de creencias.]
c) La reflexión humana sobre las creencias fundamentales de la vida: teología, filosofía, ciencia, etc.
De un lado tenemos pues una creencia, distinguible de todas las demás por el Din, (la forma de alabanza y la senda de los que abren sus corazones ante Allah, para transitar y avanzar hacia Él sumergiéndose en las implicaciones de la eternidad, implícitas en la adoración misma y en el Ser Divino.) Y de otro lado, tenemos un conjunto de experiencias, (de amor a Allah y al prójimo, veracidad, fidelidad, humildad, apertura, libertad..) expresadas en esa experiencia de Allah, que consiste en tocar con la totalidad de nuestro ser la totalidad del Ser y sentir en nuestro cuerpo, nuestra mente (y sobretodo) en nuestro ente-espíritu la entera Realidad en nosotros y fuera de nosotros. Y ésto, paradójicamente, es la experiencia de la contingencia que esperamos para el Día.
La experiencia de Allah es la experiencia del Misticismo que dirige nuestras vidas desde dentro y desde fuera.
Assalamo Aleikum.