TRES SABIDURÍAS DEL RAMADÁN.
1/ El ayuno en Ramadán con respecto al entrenamiento del alma instintiva es el siguiente:
El alma instintiva quiere ser libre e independiente y así se considera. Según los dictados de su naturaleza, desea incluso una dominación imaginaria y actuar como le plazca. No quiere admitir que está siendo sostenido y entrenado a través de innumerables recompensas. Especialmente si posee riqueza y poder en éste mundo, y si la negligencia también lo alienta, entonces devorará las bondades de Allah como un animal usurpador y ladrón. Así, en el mes de Ramadán, el alma instintiva de todos, desde los más ricos hasta los más pobres, podrá comprender que no se posee a sí misma, sinó que está totalmente poseída; que no es libre, sinó sierva. Comprende que si no recibe ninguna orden, no puede hacer lo más simple y fácil, ni tan siquiera puede extender la mano hacia el agua. Su dominación imaginaria queda, por lo tanto, destrozada; realiza su adoración y entonces comienza a ofrecer gracias con su verdadero deber.
2/ Otro de los muchos ejemplos de la sabiduría del ayuno en Ramadán, desde el punto de vista de mejorar la conducta del alma instintiva y abandonar sus hábitos rebeldes, es el siguiente:
El alma humana se olvida de sí misma por negligencia. No puede ver la absoluta impotencia, la necesidad y la deficiencia dentro de sí misma y tampoco desea verlos. Y no piensa en lo débil que es y que está sujeta a la fugacidad y los desastres, ni en el hecho de que está compuesto simplemente de carne y huesos, que rápidamente declinan y se dispersan.
Simplemente, ataca al mundo como si poseyera un cuerpo hecho de acero y se imagina a sí mismo como imperecedero y eterno. Se lanza al mundo con intensa codicia, voracidad y apasionado apego. Se siente cautivado por cualquier cosa que le proporcione placer o le beneficie. Además, se olvida de su Creador, que lo sostiene con perfecta compasión, y no piensa en los resultados de su vida y de su vida en el más Allá. De hecho, se revuelca en la disipación y la mala conducta.
Sin embargo, el ayuno en el mes de Ramadán despierta incluso a los más negligentes y obstinados en su debilidad, impotencia y miseria. Por el hambre piensan en su estómago; entienden sobre la necesidad que hay en ello. Se dan cuenta de lo débiles que son sus cuerpos y perciben lo necesitados que están de bondad y compasión. De modo que abandonan el despotismo faraónico del alma y, al reconocer su total impotencia y miseria, perciben el deseo de refugiarse en la Corte Divina. Y se preparan para llamar a la puerta de la misericordia con súplicas de agradecimiento. Siempre y cuando la negligencia no haya destruido sus corazones, claro está.
3/ En el ayuno en Ramadán, desde el punto de vista de la revelación del Sabio Corán, y con respecto al hecho de que el mes de Ramadán fue el momento más importante en su revelación, es como sigue:
Dado que el Sabio Corán fue revelado en el mes de Ramadán, para evitar las exigencias inferiores del alma y las trivialidades, y parecerse al estado angelical absteniéndose de comida y bebida para saludar ese discurso celestial de la mejor manera, que es alcanzar un estado santo. Y para leer y escuchar el Corán, como si acabara de ser revelado, y escuchar la dirección Divina que hay en él como si estuviera siendo revelada en ese mismo instante.
Allah ta'ala nos lo permita realizar y le demos toda la importancia que tiene.
Assalamo Aleikum.