LOS GOLOSOS CHARLATANES NUNCA FUERON SABIOS.
A raíz de un trabajo que han publicado sobre el impacto de las nuevas tecnologías en las sociedades musulmanas, donde se han despreocupado mucho por el debate de cómo se han podido haber alterado ciertas concepciones y estructuras sobre la autoridad religiosa, se ha inaugurado una nueva era de cambio religioso a través de toda ésta tecnología. Algunos eruditos han enfatizado sobre el papel de la prudencia, al permitir, que los ulama lleguen a audiencias más amplias de lo que podría concebirse en la época antigua de los manuscritos y el boca a boca. Aunque la época de la imprenta amenazó con socavar los antiguos estilos de transmisión del conocimiento de persona a persona y las concepciones de transmisión autoritativa asociadas con esos estilos, lo que los ulama ganaron, no sólo fue una forma nueva, efectiva y comparada para los costos de aquella era del manuscrito: como un medio relativamente económico para llegar e influir en nuevas audiencias, sinó que también, sobre el amplio acceso a los clásicos religiosos que hasta ahora estaban disponibles solo para unos pocos elegidos, pero que ahora sustentarían ciertos nuevos movimientos de renacimiento y reforma en sus sociedades. Si bien, se reconocen estos aspectos del impacto de la imprenta, otros académicos consideran que el efecto adverso de aquella imprenta sobre la autoridad religiosa de los ulama fue digno de mención.. Precisamente porque los clásicos religiosos se habían vuelto accesibles, a menudo, a través de traducciones a la lengua vernácula con las demandas especiales de los ulama, como guardianes e intérpretes autorizados de los textos religiosos.. y que, actualmente, no pueden ofrecer el mismo silogismo con éstas nuevas tecnologías.
¿Por qué los ulama de finales del siglo XIX y principios del XX estaban preparados para imponer penurias extremas a los musulmanes a través de su inflexibilidad? La posición o predicamento, de los ulama, tal vez debería verse no sólo en términos de la invariancia de la ley -como una retórica muy endeudada con las presiones coloniales- sinó también con referencia a la larga tradición de transmisión de conocimientos de persona a persona en el Islam y la idea de que los textos religiosos sólo podían ser entendidos correctamente por aquellos que estaban "autorizados" (ijaza) para interpretarlos. Ésta última idea (obviamente) significa que no era suficiente con designar ciertos textos como "autorizados" para tener efectos sobre la práctica judicial, como lo había hecho el sistema legal colonial; la validez de esa práctica también requería que las personas adecuadas interpretaran esos textos, y que los no musulmanes presumieran de hacerlo era algo intolerable. En el contexto colonial, cuando el Islam y los musulmanes estaban políticamente sometidos y los colonizadores y los colonizados se veían con serias dudas, los musulmanes no podían estar seguros de cómo los británicos (por ejemplo) implementarían la ley incluso cuando afirmaban basar sus decisiones sobre las fuentes legales islámicas. Las consecuencias de confiar la ley islámica a los no musulmanes fueron imprevistas y potencialmente indeseables por los miedos similares de los que iban a estar en el centro de la agitación, sobre todo en la India poscolonial de finales del siglo XX, contra la intromisión de una Corte Suprema compuesta por jueces hindúes en el derecho personal islámico; tal y como se pudo analizar años después de esa intromisión.
Menos favorable a los ulama, se podría argumentar que ellos esperaban ejercer algún tipo de presión sobre la administración colonial para el nombramiento de jueces y aumentar voluntariamente el costo personal y social de la ausencia que tales jueces implicaba para los musulmanes comunes. Esta, además, era una situación que les brindaba una oportunidad más para aumentar su propia influencia y autoridad: los musulmanes debían adherirse pacientemente a la ley tal y como la exponían los ulama y los muftis; y/a pesar de toda la dura rigidez de la ley, los ulama se veían a sí mismos como las únicas personas a las que un musulmán debería volverse legítimamente. Dado que además, fueron las mujeres y no los hombres quienes experimentaron las dificultades que supuso la negativa de los ulama para aceptar a esos jueces no musulmanes, la élite masculina musulmana posiblemente estaba más dispuesta a tolerar esa dureza, precisamente porque no eran sus principales víctimas.. Como se reconceptualizó con toda su rigidez en el contexto colonial, el mantenimiento de la invariabilidad de la tradición legal se vio evidentemente como un bien mayor al de la protección del bienestar individual. Como han argumentado en varios encuentros (con referencia a los discursos coloniales e indígenas de la clase media bengalí) sobre la famosa quema de las viudas (sati), y donde esas tradiciones no eran el terreno sobre el cual se disputaba el estatus de la propia mujer.. aunque lo contrario era cierto: las mujeres se convirtieron (de hecho) en el punto en el que se debatía y reformulaba aquella tradición. Pero, obviamente, lo que estaba en juego no era la posición de las mujeres, sinó aquella conocida tradición. Lo mismo, que en "mutandis traditio", se podría decir de los ulama de hoy día, que en absoluto se proclaman [guardando un sospechoso silencio] cuando ven la intromisión de ciertas facciones o sectas llenas de cientos de "supuestos" sabios que crecen en las orillas de la charlatanería y de la telepropaganda (y que piensan) que tienen que aprovechar los conocimientos que han adquirido en las comunidades eclesiales o tradiciones evangélicas cristianas, (por donde han pasado sin demasiada gloria para su perfil personal), y entran en el Islam con esas mismas ideas.. pero no saben, que si el Islam no entra en ellos -esa labor suya es muy infecciosa- y que, además, jamás llegarán a comprender el mensaje y la belleza del Islam, si no cambian el chip ideario de su mente.. por más que se encuentren en el nivel más básico de todos.. siempre tendrán la costumbre de la retórica aprendida en su anterior etapa y no se proclamarán como debe de ser.. por lo que también, serán distorsionadores para los demás. Y es que, no se trata de arabizar a nadie.. o de que vayan por la calle disfrazados con cierta vestimenta y largas barbas.. se tienen que islamizar en el corazón.. y eso.. aún no lo han comprendido plenamente.
Assalamo aleikum.