PENSAMIENTOS REFLEXIVOS. ARGUMENTOS. SOBRE LAS SEÑALES INEQUÍVOCAS. (Parte tercera)
Las relaciones de Allah con el mundo nos ofrecen, pués, todas las condiciones de la armonía o de la organización. Las relaciones de capacidad, de subordinación y de razón entre el todo y las partes, y entre el Ser y las determinaciones de la esencia; unión y distinción de todos los elementos de la realidad. Todo ésto, se encuentra exactamente en las relaciones de Allah con el mundo. Allah es, pués, el infinito y Absoluto. El símbolo de la organización, puede recibir aquí una aplicación completa.
Lo sustancial de la idea de la causalidad, responde exactamente al concepto del principio y satisface completamente las condiciones de la ciencia. Unidad, variedad, armonía, nada falta al organismo absoluto de la realidad; los objetos del pensamiento están constituidos segun las fórmulas de la tésis, la antítesis y la síntesis, y ésta constitución tan sencilla y tan profunda, vive en adelante en nosotros, en el sujeto del reconocimiento. El principio de la ciencia, (una y entera), debe ser tal, que reduzca a la unidad todo lo que es, bajo el doble punto de vista del sujeto y del objeto, y que sea a un tiempo, la razón o el fundamento de todo lo que es determinado, sea en nosotros, o sea fuera de nosotros. Tal es precisamente el concepto de Allah. En la unidad indivisa de Su Esencia, Allah es toda la Realidad, sin exceptuar el mundo, ni la humanidad, ni el "yo individual"; pero, como Unidad superior de la esencia, el Ser Supremo es la razón de todo lo que es determinado en el mundo, por consiguiente, es tambien la razón de la humanidad y del yo individual, la razón de nuestro pensamiento y de nuestras aspiraciones hacia Allah. Nada podemos concebir que esté fuera de Allah, no tenemos pensamiento extraño al Ser. El Ser es todo lo que es, es tambien el pensamiento, es tambien su objeto, es la ley y toda la ley de la inteligencia. Los fenómenos, las propiedades, las relaciones que percibimos son inherentes a las sustancias, y las sustancias están en el mundo, y el mundo está en Allah, todo es Uno. Allah es, pués, el Verdadero principio de la ciencia. Si la noción de Allah que poseemos, es exacta, la ciencia habrá encontrado su principio, la ciencia entonces puede organizarse sobre el modelo de la realidad, la ciencia es posible.
Resumiendo de lo que precede. Observamos que la ciencia se divide según los objetos del pensamiento en cuatro partes fundamentales. La ciencia es desde luego una, (y como tal), es la ciencia del principio o del Ser Uno y entero, que es todo y contiene en sí todas las determinaciones de la esencia. La ciencia una y entera es la ciencia de Allah o del Ser de toda Realidad. Pero, en ésta unidad indivisa, se pueden distinguir enseguida cuatro partes determinantes: la ciencia de la humanidad universal o del Ser armónico de la creación, de la cuál la humanidad terrestre es una rama; la ciencia del mundo físico o de la Naturaleza, que abraza todos los cuerpos llevados por la gravitación en el espacio sin límites; la ciencia del mundo espiritual o del Espíritu, que abraza a todos los séres dotados de sentido íntimo que viven bajo el imperio de la razón; en fin, la ciencia de Allah como Ser Supremo distinto del mundo y gobernando el mundo como una Providencia. Toca a la misma ciencia el comprobar la exactitud de ésta división por la determinación profunda del principio. Hagamos notar solamente, que todas las partes de la ciencia que hemos nombrado, han sido reconocidas mucho antes de nosotros, y que no hemos señalado nada nuevo hasta aquí.
Nosotros, que cambiamos contínuamente los modos de nuestra actividad, que tenemos a cada momento otros pensamientos, otros sentimientos, otras voluntades, afirmamos, (sin embargo), que somos siempre el mismo ser; que el "yo" no se puede hacer jamás un tú, o un él; y que ésta identidad no se deja reconocer por ningún signo particular; no hay un estado normal por el que podamos añadir ésta identidad y ponernos una etiqueta; es una propiedad general, y nosotros la observamos con una percepción general de nuestro yo; así, existe un cambio contínuo en nosotros, pero nosotros mismos, nos quedamos siendo exactamente los mismos.
Aquí se presenta una cuestión importante que muchos pensadores han suscitado, y que nosotros debemos de resolver de un modo distinto. Tal pensador pretende, que la identidad personal -es dependiente de la conciencia, y que ésta identidad no se extiende más allá que de la conciencia que tenemos de nuestra vida-. En lugar de conciencia, (en éste caso), le hubiera sido mejor decir memoria, como el sentido de su alegato le pide, porqué la conciencia puede existir sin ser una conciencia de hechos pasados. Consideremos la doctrina en éste sentido: la intencion del pensador, al establecer ésta teoría, era refutar que la doctrina deja subsistir la identidad de la persona en todas las transformaciones que ésta persona puede experimentar en su vida presente y futura. Ataca sobre todo, a la nomenclatura de Pitágoras, respecto a la personalidad del "yo" y mira a la identidad del ser o de la esencia del espíritu. Si se pretende que nuestro espíritu puede trasformarse de tal manera que se convierta en un ser provisto de cualidades y facultades completamente diferentes de las que actualmente posee, ¿se podría hablar entonces de la identidad de nuestro yo? No.. no se puede responder afirmativamente desconociendo el ser del espíritu. Si el espíritu humano pudiera convertirse en un alma animal, la identidad de su esencia no existiria, porqué es propio de la naturaleza íntima de nuestro ser el poseer las facultades fundamentales del pensamiento, el sentimiento y la voluntad con el poder de desenvolverlas en el grado en que se muestran como las facultades de un ser racional; si se nos quitase una de éstas facultades, o si perdiésemos el poder de desarrollarla, nuestro ser no sería yá el mismo. Pero no podemos admitir la posibilidad de ésta alteración. Nuestro ser es uno, nuestra esencia es una, y por la unidad del ser y del espíritu todas sus facultades se encuentran en una unidad indisoluble. Tan inconcebible es el aumento en el espíritu de una facultad, que no pueda estar (al menos) virtualmente contenida en él, como su disminución ó disolución. Sobre éstas opiniones se funda, (sin embargo), la doctrina que quiere hacer pasar el espíritu humano al cuerpo de un animal, incurriendo en otro error, hacer del animal un ser superior que no tenga yá nada de común con su estado actual. Aunque éstas doctrinas no pueden ser completamente refutadas más que por la metafísica, podemos, (sin embargo), <asegurar desde ahora>, que no se dirigen a nuestra inteligencia, porque el espíritu no puede concebirlas.
Hemos considerado el espíritu en sus propiedades esenciales, le hemos reconocido como ser subsistente en sí, en unidad y en identidad de esencia y de existencia; le hemos observado en los diferentes estados de su intimidad, en su conciencia, en su sentimiento y en la determinacion de sí mismo, y hemos así notado que es un ser por sí.. que es una personalidad.
Assalamo aleikum.
Final.