Assalamo aleikum.

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jueves, 31 de julio de 2025

SER REALISTAS.

SER REALISTAS. 
Utiliza las prácticas espirituales cuando el miedo te ataque. 
Tú crecimiento espiritual es especialmente importante a medida que aprendes a soltar la sensación de tener o querer controlarlo todo. Puedes sentirte como si te estuvieras cayendo por un precipicio cuando empiezas a ceder el control sobre los demás en tu vida. Sentir que has perdido el control de ti mismo, al liberar a otros de tus intentos de control, puede ser aterrador. Tu práctica espiritual puede ayudarte en éste caso porqué, en lugar de desperdiciar las cosas, puedes ceder o delegar ese control sobre aquello que te rodea, (incluida tú familia), y dejarlo en manos del  Poder Superior que es Allah. Ésto, naturalmente, requiere de una profunda reflexión sobre la acción, en lugar de lo que esperas que sea. Al soltar la gestión y el control, también debes abandonar la idea de que «cuando todo cambie, seré feliz». ¡Puede que nunca cambie! Tienes que dejar de intentar forzar las cuestiones. Y tienes que aprender a ser feliz de todas formas.

¿Por qué es necesario dejar de gestionarlo y controlarlo todo? Mientras te centres en cambiar a alguien sobre quien no tienes poder (y todos somos incapaces de cambiar a nadie más que a nosotros mismos), no podrás usar tu energía al máximo para trabajar en tú beneficio espiritual. Desafortunadamente, nos gusta mucho más cambiar a alguien que trabajar en nosotros mismos, así que hasta que no dejemos de lado lo primero, nunca podremos trabajar en lo segundo. Recuerda: sólo Allah Azzawayal hace lo que quiere. 

Gran parte de la preocupación y la desesperación que sientes proviene directamente de intentar controlar lo que no puedes controlar. Piensa en todos los intentos que has hecho: discursos interminables, súplicas, etc.. tal vez incluso, hasta probar todos los métodos que has aprendido y que no funcionaron cómo querías. Recuerda por un momento cómo te sentiste después.
Todos los intentos fracasaron. Tú autoestima se desplomó, te sentiste más ansioso, más indefenso y más enojado. La única salida era dejar de intentar controlarlo todo lo que no podías controlar. Cada cual tiene su vida. Vive y deja vivir. No te preocupes más y sé feliz. 

Finalmente, es fundamental detenerse, porque casi nunca cambiará nada ante la presión. Lo que debería ser "su problema" empieza a parecer tuyo, y de alguna manera terminas siendo absorbido por él, a menos que lo dejes ir. Aunque intentes apaciguarte prometiéndoles cambios, es probable que vuelvan a su antiguo comportamiento, a menudo con mucho más resentimiento hacia ti. Recuerda: que si tú eres la razón por la que abandonan un comportamiento, también serás la razón por la que lo puedan reanudar de nuevo, aunque tus intenciones hayan sido muy buenas, siempre pueden quedarles resquemores.

Por ejemplo: Hay dos jóvenes en una oficina que fueron separados por su agente encargado para otro departamento. Uno se llama Carlos y ella se llama Verónica. Uno de ellos ha estado inmerso en delitos relacionados con el alcohol y las drogas y se ha metido en problemas con la ley. Tú estabas allí intentando ayudarle y acompañarlo a todas partes. Consideras que es tú responsabilidad mantenerlo en el buen camino. Como es común en éstos casos, ambos provienen de hogares donde al menos uno de sus padres tuvo problemas con el alcoholismo. Están sentados los dos frente a tí, con la propuesta de que se quieren casar.

“Creo que el matrimonio le ayudará”, dice la joven, a veces con tímida simpatía, a veces con firme determinación.
Él asiente tímidamente.
Sí. Él me ayuda a no volverme demasiado loca. Me ayuda mucho.
Hay una nota de alivio en su voz, y Verónica brilla de felicidad por su fe en ella y por la responsabilidad que le ha sido confiada para su vida.

Y servidor, trata gentilmente, frente a su esperanza y amor, de explicarles que si él tiene un problema con el alcohol u otras drogas, y ella en el futuro puede llegar a ser la causa de una supuesta recaída. Aunque, si baja el ritmo o deja de beber o consumir drogas ahora, tú también serás la razón por la que acelere su consumo o vuelva a beber y consumir drogas más adelante. Les advierto a ambos que un día, en medio de una discusión, él le dirá: "Lo dejé por ti, ¿y qué más da? Nunca eres feliz, así qué ¿por qué debería seguir intentándolo?". Pronto, las mismas fuerzas que ahora parecen unirlos, terminarán separándolos. ¿Cuales son las consecuencias de dejar de gestionarlo y controlarlo? Prosigo: Puede enojarse muchísimo y acusarte de que yá no te importa. Éste enojo surge de su miedo a asumir la responsabilidad de su propia vida. Mientras pueda pelear contigo, hacer promesas o intentar recuperarte, su lucha es externa —contigo—, no interna —consigo mismo—. (¿Te suena? A ti también, yá que tú lucha es con él).
Puede también que descubras que no queda mucho de qué hablar -una vez que termine la adulación, las discusiones, las amenazas, las peleas y las reconciliaciones. No te preocupes. Recita tus afirmaciones en silencio.

Es muy probable qué, una vez que realmente dejes ir a su control, liberes una cantidad significativa de energía, que podrás usar para explorar, desarrollarte y mejorar. Sin embargo, es importante reconocer que la tentación de volver a buscar fuera de ti una razón de ser estará presente. Resiste ésta tentación y mantén el enfoque en tí mismo.

Es justo decir que, al dejar de facilitarles la vida, las cosas pueden complicarse, e incluso podrías enfrentarte a críticas de personas que no saben lo que haces (o lo que dejas de hacer). Intenta no ponerte a la defensiva y no te molestes en darles muchas explicaciones detalladas. Recomiéndales que valoren los pros y los contras.. que reflexionar es muy positivo. 

Éstas críticas suelen ser menos frecuentes y menos severas de lo que esperamos y tememos. Somos nuestros peores críticos, y nuestras expectativas de crítica se proyectan en quienes nos rodean. Las vemos y oímos en todas partes. Mantente a tu lado en medio de todo ésto, y el mundo se convertirá en un lugar más tolerante.

Una de las implicaciones de renunciar a la capacidad de gestionar y controlar a los demás es que debes de renunciar a tú identidad de ser servido por ser servicial. Pero, irónicamente, éste mismo acto de renuncia suele ser lo más útil que puedes hacer por tus seres queridos. Tu identidad de ser servido es algo que alimenta el ego. Si de verdad quieres ser servicial, suelta sus problemas.

Aprende a no involucrarte en juegos. ¿Qué significa eso?
El concepto de juego, aplicado al diálogo entre dos personas, proviene de un tipo de psicoterapia conocida como el análisis transaccional. Los juegos son formas estructuradas de interacción que se utilizan para evitar la intimidad. Todos usamos (a veces) juegos en nuestras interacciones, pero en las relaciones no saludables, los juegos abundan. Son formas estereotipadas de responder que ayudan a evitar cualquier intercambio real de información y sentimientos, y permiten a los participantes responsabilizarse mutuamente de su bienestar o sufrimiento. Los roles que desempeñan las mujeres demasiado enamoradas y sus parejas suelen ser variaciones de las posiciones de salvador, perseguidor y víctima. Cada uno de éstos roles es desempeñado varias veces por ambos miembros de la pareja en un intercambio pautado. Denotaremos el rol de salvador (S), definido como un intento de ayudar; y el rol de perseguidor (P), definido como un intento de desviar la culpa; y el rol de víctima (V), definido como el inocente o los indefensos. Reflexiona sobre ese escenario y te ilustrará de cómo funciona ese juego. Fin de la cita.

La esperanza es un elemento fundamental de la religión, cimentada en la creencia y la inmensidad de la Misericordia de Allah. En toda religión hay un matiz de esperanza y un matiz de temor, y en todas las épocas hay quienes fortalecieron la esperanza y quienes fortalecieron el temor. Debes amar a quienes están del lado de la esperanza, pues motiva la acción, (es mejor para la vida), conduce a la tranquilidad y despierta el deseo de esforzarse por las buenas obras. No nos agrada el método de Al-Hasan Al-Basri y sus semejantes, que llenan los corazones de terror, intimidación y amenazas, hasta paralizarlos, desterrar el amor de las almas y hacer la vida miserable, triste y odiosa. El Corán repite en cada Sura: En el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso. La misericordia es la fuente de la esperanza y el amor, no del miedo ni el terror.

El amor es el fundamento de la verdadera religión. La religión acompaña a la esperanza, no al miedo. El miedo puede surgir al evitar el mal y realizar rituales, pero es como el malvado que evita el crimen para evadir la autoridad. De hecho, el amor en la religión puede prescindir de la esperanza y el miedo.

La paloma del amor era la más hermosa de todas las palomas en apariencia y la más grácil en movimientos. La gente quedó más cautivada por su belleza que por su verdadera naturaleza, por lo que le hicieron muchas estatuas y la llamaron amor, aunque carecía de alma. A diario, la gente usa su nombre miles de veces para las cosas más triviales, o incluso para nada. Ésto sucede cuando vuela por el cielo o está en compañía de los pocos que comprenden su verdadera naturaleza.

Ésta es una historia. Se cuenta, que un genio encantador que vive en lugares lejanos amaba divertirse un día, así que bajó a la tierra de las personas y durmió en ella. Sus crías querían jugar, así que hicieron una "novia" y le construyeron una casa a su medida. La madre, que era enorme, quiso entrar a la casa y ver a la "novia", pero la puerta era demasiado pequeña para ella, así que tuvo la diabólica idea de separar sus partes y extraerla pieza por pieza. Desató sus dedos y los metió, luego su cabeza, luego su corazón, luego el resto de sus partes. Cuando todas las partes estuvieron dentro de la casa, ésta se les quedó pequeña, y algunas se rozaron entre sí, así que los miembros discutieron y pelearon, y se pelearon por los lugares, cada uno reclamando la propiedad de su propio lugar, creyéndose más merecedor de él, y no aceptando que ningún miembro ocupara su lugar ni estuviera cerca de él o rozándose con él. Entonces, algunos miembros quisieron irse, pero encontraron a otro en su camino y se negaron a abrirle paso por temor a que rozara con otros miembros. Todos los miembros fueron confinados en la pequeña y oscura casa de la "novia", empujándose unos a otros en vano. Su situación les fue impuesta, y la confusión los invadió, y los miembros perdieron la perspectiva de su situación y de su relación con el cuerpo entero. Entonces el corazón latió, y se paró entre los demás miembros, diciendo: "¡Miembros! Todos ustedes son de mi parte, y su condición ha empeorado, y su situación es perturbada. Les ofreceré consejos para eliminar su perturbación y les ofreceré ayuda para salir de su apuro. Conozco su vergüenza y angustia, y trabajaré para aliviarlos".

Algunos miembros dijeron: «Te has acostumbrado a la oscuridad y la has agradecido, y te has acostumbrado a las dificultades y has encontrado paz en ellas. Conmigo, agradecerás el surgimiento a la luz y la amplitud tras las dificultades».

Y continuó con ellos hasta unirlos y los sacó, miembro por miembro, luego reunió sus partes dispersas en la mejor forma en que habían estado.

El corazón dijo ésto porque sólo él sentía que cada órgano era parte de él, y que todos los órganos se dispersaban y se reunían a su alrededor. Así, los devolvió a todos a sí mismo y los restauró para que volvieran a ser un solo cuerpo, como antes.

El corazón se llama así porque es la morada del amor, porqué sólo él se ilumina con Su luz y se derrite en su fuego. Solo él es aquel qué, al ser tocado por el amor, tiene paciencia, resistencia a las dificultades, perdón, sacrificio y trabajo por el bien de todos.

Moraleja:
¿No es nuestro mundo el hogar de la «novia»? Éramos un solo cuerpo, los hijos de Adán y Eva, pero estábamos dispersos por sus regiones, peleábamos por su propiedad, estábamos aprisionados en ella y perdimos el sentido de la orientación absoluta. Regresar a la unificación. Retornar a la Espiritualidad. Amar al Creador de todas las formas.

Assalamo Aleikum.

miércoles, 30 de julio de 2025

EL REALISMO EMOCIONAL RT.

EL REALISMO EMOCIONAL RT.
Es el que vincula los inicios pasados, haciéndolos así más claros y dándoles su verdadero peso e influencia en el presente. 

Sólo en éste cuestionamiento, nuestra forma de estar en el mundo es convocado a su historia en todo el sentido de la palabra, invitado al campo de la propia historia para la toma de decisiones históricas. Ésto no sucede hasta después de que el evento haya ocurrido, en el sentido en el que recibimos o extraemos de él una lección moral o ideológica. Más bien, la posición básica de todo el cuestionamiento se afirma desde una posición histórica en sí misma; lo que se mantiene y se sostiene en el proceso del acontecer, buscando, investigando y cuestionando el acontecer con el propósito de que acontezca para un propósito determinado. 

Lamentablemente, aún no hemos descubierto la razón fundamental por la que la cuestión histórica natural del ser es, de hecho, parte integral de la historia en la tierra. Hemos dicho en otro artículo, que el mundo se caracteriza por la oscuridad y la penumbra. Los hechos básicos de esa oscuridad y penumbra son los siguientes: el conflicto con los axiomas, los ídolos creados en la mente, la hipotética destrucción de la tierra, la estandarización, la humillación del hombre, la supremacía y el dominio de las capacidades promedio y ordinarias en éste mundo.

Pero la pregunta aquí es: ¿qué entendemos nosotros por mundo cuando hablamos de la oscuridad y la penumbra del mundo? El espíritu es siempre el mundo del espíritu. El animal no tiene un mundo ni un entorno. La oscuridad y la penumbra del mundo significan la impotencia del espíritu, su disolución, su ruina, su opresión y su malinterpretación. Aquí debemos aclarar que la cuestión de la impotencia del espíritu surge únicamente a través de una característica, y no más: la de la malinterpretación. Fin de la cita.

Ser un verdadero místico o asceta implica un compromiso estricto con la verdad, y significa más, el ascetismo del alma, que del propio cuerpo. Pero no es para nada, convertirse en un devoto descuidado, medio muerto de hambre, en piel y huesos, pues eso solamente es el resultado de la autocomplacencia y nada tiene que ver con la verdad. Ciertamente, hay que purificar el cuerpo con todo tipo de limpiadores para eliminar las toxinas y los venenos bacterianos, pero primeramente se necesita limpiar la mente para evitar simplemente los trastornos. Esa purificación significa limpiar la mente de sus ilusiones y apegos, y no repetir algunos clichés -que se supone que no son espirituales.-

<El paraíso no tiene una reserva especial para los vegetarianos. Es mejor comer carne y alcanzar la iluminación, que evitarla piadosamente por considerarla "poco espiritual". El cuerpo humano está hecho de carne. Cualquier león lo sabe. Pero, yá sea que comas carne o seas vegetariano, tengas sexo sano y trabajes por dinero, todos éstos son enigmas clásicos de la vida humana que se le presentan al novato espiritual.>

Todo ésto es importante porque expone los sistemas de creencias subyacentes para su detallado análisis. Implica examinar el significado, la importancia, los valores, las proposiciones y los apegos. La recompensa mejor, es abandonar los apegos en favor de la gloria de ser «espiritual», «santo» o «único». La verdad no tiene adornos. Muchos falsos maestros se entregan a la fama y la autopresentación, lo cual es simplemente una tentación y una fuente de autosatisfacción por ser especiales narcisistas.

La realidad absoluta de la iluminación es completa e integral. No tiene ningún rol ni función pública que desempeñar, ningún objetivo que alcanzar ni rituales que practicar. La condición es desconocida, sin nombre ni título. Si se le pregunta, te dirá lo que realmente es, hasta el punto de que tal estado pueda expresarse con palabras. El estado de la iluminación está oculto, y los verdaderamente iluminados están en una función mental continua.. ¡hasta el punto de que pasamos aproximadamente la mitad de nuestro tiempo despiertos soñando despiertos! Ese es el lenguaje que usan los elefantes para recuperarse de la realidad. 

Pensar en las personas que amamos reduce la soledad y aumenta nuestra satisfacción emocional -simplemente porque están presentes en nuestra mente.- Pensar en un paisaje hermoso reduce los síntomas de ansiedad -incluso si no estamos allí.- Por eso los alumnos usan los ejercicios de visualización con tanta frecuencia.

(Dijo María Sharapova, (campeona mundial de tenis): “Cuando necesito motivarme, pienso en todos los trofeos brillantes que esperan para ser levantados por el ganador, y en cómo ese podría ser yo”.)

<La imaginación es una forma efectiva de gestionar nuestras emociones.. para calmar al elefante.>

(Si estás dando un discurso ante un público, imagina que estás hablando entre tus amigos y conocidos. Si te pones nervioso al entrar en la oficina del gerente, imagina que es uno de tus amigos de la infancia y que su apariencia ha cambiado desde que consiguió ese puesto.)

En definitiva, el cerebro procesa los recuerdos con fuertes componentes emocionales con mayor eficacia que otros. Aprendemos más de una persona o cosa con la que tenemos una conexión emocional. Por lo tanto, el sentido del olfato es particularmente emocionante y estimulante debido a varios factores, en particular su conexión directa con las áreas cerebrales encargadas del procesamiento emocional. Por ello, no sorprende que las emociones sean un factor clave para determinar la información en la que nos centramos y retenemos.

Los canales de noticias y los periódicos han sido conscientes de ésto desde hace mucho tiempo y han incorporado aspectos emocionales a su forma de presentar las noticias. Si bien es más fácil transmitir descripciones simples y objetivas de eventos y hechos importantes, todavía hay presentadores que leen las noticias en televisión porque nuestro cerebro está más receptivo para recibir información cuando la presenta otra persona, alguien con quien podemos conectar emocionalmente. De igual manera, las portadas de los periódicos siempre presentan titulares grandes y llamativos con palabras cargadas de impacto emocional como "escándalo", "conmoción", "horrible", "ira", "hirviente", etc. La mayoría de los periódicos incluyen contribuciones de personalidades prominentes, o incluso simplemente las opiniones personales de alguien sobre ciertos asuntos. El componente humano emocional es extremadamente importante.

Las fuentes de noticias modernas también se basan en gran medida en los audios y visuales evocadores, como música dramática, fotos detalladas, gráficos llamativos y más. Si bien ésto puede parecer exagerado o distractor, las investigaciones han demostrado que la información de los medios, combinada con imágenes evocadoras, la hace más creíble. Así qué, si alguna vez te has preguntado por qué las citas y mensajes supuestamente inspiradores suelen ir acompañados de impresionantes paisajes o vistas montañosas, ahora yá lo sabes.

Está muy bien decir que las noticias deben contener solo hechos objetivos, y muchas plataformas insisten en que así sea. Pero para nuestro cerebro, eso sería como ir a un restaurante y recibir un plato de pollo crudo y verduras cubiertas de barro. En teoría, eso es lo que pedimos, y en la práctica, podríamos comerlo, pero sería una experiencia desagradable. Integrar elementos emocionales en la información factual es el equivalente a preparar y cocinar los ingredientes crudos.

En ocasiones, se prefiere la evaluación grupal para guiar la observación, yá que es menos intrusiva, especialmente fuera de entorno del aprendizaje. El comportamiento social de los estudiantes mayores, en particular, es relativamente complejo e idiosincrásico, lo que dificulta que los observadores proporcionen unas observaciones fiables y objetivas. Los compañeros pueden tener fácil acceso a eventos poco frecuentes, pero psicológicamente significativos, que contribuyen a la formación de su reputación social.

Las medidas de roles pueden ahorrar tiempo y, junto con otros enfoques, proporcionar información útil para la planificación de intervenciones terapéuticas. Sin embargo, persisten las dudas sobre su eficacia. Con los diferentes roles, los estudiantes pueden representar lo que saben que deben hacer, incluso si no es lo que harían en la vida real. Por lo tanto, las pruebas de los roles demuestran si los estudiantes conocen el comportamiento esperado y si tienen la competencia para llevarlo a cabo. Sin embargo, no se puede asumir que el comportamiento que los estudiantes eligen realizar sea el que realmente harían en la vida real.

Dado que los distintos métodos de enseñanza y de evaluación presentan diferentes fortalezas y limitaciones, es recomendable recopilar información similar a partir de diversos enfoques. La evaluación de diversas etapas del modelo de interacción social proporcionará una mejor comprensión. Aprehender, no sólo por medio de la intelección, sinó en ciertos casos por la emoción y en otros, por la evolución. Afirmamos que existe el Realismo intelectivo y el Realismo emocional.
Pero es claro que ésta solución la tomamos suponiendo real lo que aparentemente existe, es decir, suponiendo real la distinción entre el sujeto y el objeto. La Fenomenología ha llegado después de hondas meditaciones a sostener que no hay una diferencia esencial entre el objeto y el sujeto, pues se corresponde y se participa mutuamente. Lo que se encuentra en el mundo fáctico origina la actualización de contenidos que potencialmente existen en la Conciencia Pura o señala la existencia de esencias materiales que son distintivas y peculiares, puesto que aparecen en el mundo fáctico después de que le hemos sujetado a una reducción fenomenológica, es decir, a una eliminación de todos los elementos contingentes y accesorios.

Las Especies del Conocimiento.
Si nos referimos a las especies de conocimiento, consideramos como el elemento fundamental para el conocimiento a la intuición en sus varias formas. Vemos en la razón, como en la volición, y en la emoción, sobre las naturalezas de actos psíquicos que pueden entregarnos los diferentes aspectos, las diferentes determinaciones, las diversas propiedades de los objetos contenidos en el mundo fáctico y en el mundo eidético. Hay objetos que sólo por medio de la razón pueden ser entregados a nosotros; hay otros que sólo lo son por medio de la emoción, y por fin, hay otros que sólo son por medio de la volición. Pero dominando todas éstas formas, encontramos las intuiciones que son los datos inmediatos de todas éstas actividades. Por supuesto, que admitimos como especies de conocimiento algunas formas de la subconsciencia, así como también algunos elementos de valor supra individuales. Estimamos que el hombre tiene una estructura espiritual y una determinada estructura que hace que el mundo aparezca ante él como un objeto especial. Y no porque él proyecte su Yo, sinó porque él, con su naturaleza propia, sólo le es dado el aprender determinadas manifestaciones de la realidad.

El Conocimiento y la Esencia del Hombre. Toda la teoría del conocimiento debe estar íntimamente ligada a la esencia del hombre. Si bien es cierto, que ciertas doctrinas nos han llevado a una mejor comprensión de las formas potenciales de los pensamientos lógicos y nos permiten ahondar con absoluta certeza en los campos de la ciencia; también es cierto que en más de una ocasión se alejan de la naturaleza del hombre y supone la verdad fuera del mismo. La gnoseología (gnosis) tiende hacia una esfera en la cual el hombre no ocupa ni siquiera su centro. Pero si reducimos ésta pretensión al ser humano y ceñimos la verdad a la naturaleza del hombre, podremos aprovechar como verdadero fruto la profunda investigación que nos entrega dicha cápsula científica. Muchos han pensado en ésto y les ha conducido a la filosofía por el terreno esencialmente humano. El estudio de la angustia como sostén de la Metafísica de la existencia y del ser, lo prueban admirablemente. La existencia misma lleva como elemento la verdad. La verdad no puede sacarse sólo del conocimiento literario o del juicio, es decir, es independiente de ellos y además les precede. "En la existencia está tanto la verdad cómo el proceso de desarrollo personal y espiritual que le permite al hombre la transcendencia a otro nivel superior." Sólo es cuestión de buscar el camino adecuado. 

Assalamo Aleikum.

(Gnosis= Ma'rifa)

martes, 29 de julio de 2025

ALGUNAS ESPECIFICACIONES y APORTACIONES SOBRE LOS ESTUDIOS DE LAS LATAIF. (Artículos del blog)


ALGUNAS ESPECIFICACIONES y APORTACIONES SOBRE LOS ESTUDIOS DE LAS LATAIF. (Artículos del blog)
1) Lataif al-Qolbi
Ésta Lataif se encuentra aproximadamente dos dedos por debajo del pezón izquierdo. Es la morada del lawwamah (el ansia de crítica, a veces buena, a veces mala). Ésta alma está dominada por malos rasgos, entre ellos:
a) Al-Laum (Al-Laum) ( = Le gusta criticar
b) Al-Hawa )الحوي = Feliz según la lujuria.
c) Al-Makr = Menipu
d) Al-'Ubu العجب = Orgulloso de uno mismo.
e) Al-Ghibah )الغيبة = Chismes.
f) Ar-Riya )الرياء = Muestra caridad porque quiere ser elogiado.
g) Az-Zhulm الظلم = Zholim (sin sentimiento de lástima)
h) Al-Kidzb mintiendo = Berbohong
i) Al-Ghoflah )الغفلة = Negligencia de obligación.

2) Lataif ar-Ruh
Éste Lataif se encuentra aproximadamente dos dedos por debajo del pezón derecho, donde reside el Nafsu Mulhimah (el nafs que recibe inspiración y guía). Su territorio es el Profeta Ibrahim (as) y el Profeta Nuh (as).
Ésta alma está dominada por buenas cualidades, entre ellas:
a) As-Sakhowah = Dermawan
b) Contentamiento = Al-Qona'ah
c) Al-Hilm الحلم = De mente amplia / capaz de controlarse incluso cuando está enojado.
d) Humildad = Rendah Hati
e) At-Taubat (التوبة) = dejar de pecar
f) As-Shobr (paciencia) = Sabar
g) At-Tahammul التحمل = Paciencia ante las dificultades.

3) Lataif as-Sirri (El Secreto)
Éste Lataif se encuentra aproximadamente a dos dedos por encima del pezón izquierdo, donde reside el alma tranquila. Éste es el reino del profeta Moisés (la paz sea con él). Ésta alma también está dominada por buenas cualidades, entre ellas:
a) Al-Juud )الجود Manos de caridad.
b) Confianza en Allah = At-Tawakkal
c) Al-Ibadah العبادة = Disfrutando de la adoración
d) Asy-Syukr (Gracias) = Syukur
e) Ar-Ridho )الرضاء = Consentimiento a los decretos de Allah.
f) Al-Khosyah الخشية Temor de Allah acompañado de adoración diligente.

4) Lataif al-Khafa (Samar)
La ubicación de éste Lataif está aproximadamente a una punta del dedo, sobre el pecho derecho. Es la morada del Radhiyah (deseo) (nafsu radhiyah), es decir, el deseo que se complace consigo mismo. Éste es el reino del Profeta Jesús (la paz sea con él). Ésta alma está dominada por buenas cualidades, a saber:
a) Buenos modales = buen carácter.
b) Tarku Maa Siwalloh )ترك ماسوى (الله = Dejar todo lo que no sea Allah.
c) Al-Luthfu Bil Kholqi الأطف باالخلق = Gentil/compasivo hacia sus semejantes.
d) Hamluhum 'Ala Sholah حملهم على الصلاح = Invita siempre a las criaturas al bien.
e) Shofhu 'An Zunubihim الصفح عن ذنوبهم = Perdonador de las faltas de todas las criaturas.
f) Al-Mail Ilaihim Liikhrojihim Min Dzulumati Thoba'ihim Wa Anfusihim Ila Anwari Arwahihim. La inclinación a sacarlos de la oscuridad de su carácter y de ellos mismos a la luz de sus almas. Amor a los demás seres humanos con la intención de sacar de la oscuridad / maldad del alma santa.

5) Lataif al-Akhfa (Muy samar)
Éste Lataif se encuentra en el centro del pecho, donde reside el Deseo Mardhiyyah (el Deseo aprobado), es decir, el área del Profeta Muhammad (s.a.w.s.).
Ésta alma está dominada por cualidades nobles muy importantes, a saber:
a) Ilmu al-Yaqiin, que es la ciencia de la certeza.
b) 'Ain al-Yaqiin.
c) Haqq al-Yaqiin.

6) Lataif al-Qalab / Kullu Jasad (Todo el cuerpo)
Se encuentra en todo el cuerpo, donde reside Nuestro Ser (el Ser Perfecto). Es un hábito permanente, siempre en la bondad, y luego puede elevarse a una posición/grado más perfecto, de modo que sea ligero, tranquilo y feliz (istiqomah) en la adoración, acompañado del deseo de guiar a los demás y pueda corregir todas sus deficiencias. Quien se encuentra en ésta posición se llama Tajalli al-asma wa as-shifat (Su nombre se ha convertido en su naturaleza). Cuando ocupa ésta posición, su dhikr será eterno para Allah glorificado sea, de modo que pueda guiarlo a convertirse en un Hombre Perfecto de Mukammil.
Las características dominantes que tiene ésta alma son:
a) El generoso = el más honorable.
b) Az-Zuhud الزهد = Dejar algo que es halal en exceso y algo que es haram aunque sea un poco.
c) Al-Ikhlas )الأخلاص = Purificar las intenciones de uno hacia Allah.
d) Al-Waro )الورع = Muy cuidadoso y meticuloso al hacer buenas obras.
e) Ar-Riyadhoh )الريادة = Entrenar el alma para mejorar.
f) Al-Wafa )الوفاء( = Siempre cumpliendo promesas

7) Lataif an-Nafsi,
La ubicación de ésta Lataif está entre las dos cejas (en el medio de la frente) donde reside el Nafsu Ammarah, es decir, el punto de la lujuria que invita al mal.
Las características dominantes que tiene ésta alma son:
a) Al-Bukhlun (tacañería) = Kikir / Bakhil / Pelit.
b) Al-Hirshun: Precaución = Tamak / Rakus / Ambisius.
c) Al-Hasadun الحسد = Hasad / envidia
d) Al-Jahlun (ignorancia) = Bodoh
e) Al-Kibrun
f) Syahwatun )الشهوة = Deseos mundanos que violan la ley islámica.
g) Ira = Pemarah.

En el nivel más simple, sobre la discusión de las Lataif o deseos, que consta de 7 puntos, podemos referirnos a un pequeño libro que se enseña en todos los internados islámicos de Indonesia, incluso se enseña en el nivel más básico, el libro de Syarah Qatr al-Ghais, en la discusión de قَوْلُهُ لَا نَفْسَ لَهُمْ ... الخ

Un dicho de Nawawi al-Bantani: “El uso de los miembros para complacer a Allah Todopoderoso y el uso de la riqueza para complacerlo”.

Assalamo Aleikum.

¿TIENE LA RAZÓN TOTALIDAD?

¿TIENE LA RAZÓN TOTALIDAD?
En éste artículo, trataré de presentar una explicación introspectiva de la razón, que busca comprender lo que puede parecernos aceptable en cada una de las perspectivas presentadas hasta ahora, pero sin sus dificultades inherentes. Lo importante de ésta explicación es el incorporar las ideas esenciales, aunque puedan ser dispares e incluso puedan ser en algunos casos contradictorias. Existe una tendencia en buscar sólo en la filosofía y descartar por completo las doctrinas con las que no estamos de acuerdo. Grosso error.

Sin embargo, la opinión puede ser errónea sin serlo del todo. Tampoco todo lo malo es lo peor de lo peor. Al examinar el desarrollo histórico de las teorías en la filosofía de la mente, observamos que las mismas dificultades vuelven a aparecer una y otra vez. Encontramos una generación que aborda el aspecto cualitativo de la mentalidad, la siguiente se centra en el estatus científico y la siguiente en el problema del contenido mental. Luego el ciclo se reanuda, con cada generación redescubriendo lo que sus predecesores pasaron por alto.

Sería absurdo, en éste contexto, reivindicar la originalidad o novedad de cualquier punto de vista, yá que ningún punto ha sido planteado por filósofos más o menos originales. La postura aquí, es una versión sabida que se desarrolló a lo largo de muchos años. 
Siempre he enfatizado la importancia de la metafísica -y muy en especial de la ontología-, es decir, nuestra mejor explicación de lo existente para el sistema de la mente. Existen numerosos resultados importantes sobre las mentes y su lugar en la naturaleza que se derivan de lo que considero una ontología plausible por sí misma. Aunque muchos de éstos resultados se alejan de las concepciones predominantes de la mente, pienso, que lo mejor es tratarlos paulatinamente y por secciones, para un mejor entendimiento. Parte de todo ésto yá se encuentra en los diferentes artículos de los blogs. 

Dicho ésto, es hora de que nos pongamos a trabajar.

Trasfondo metafísico:
La filosofía de la mente actual tiene un componente empírico significativo. Muchos filósofos de la mente se consideran científicos cognitivos e insisten en distanciar sus investigaciones de los objetivos de una tradición filosófica que distingue claramente la ciencia de la filosofía, con la esperanza de reemplazar la especulación desenfrenada de la metafísica con teorías basadas en la ciencia. Ésto no implica necesariamente dejar de lado las preguntas y embarcarse en una investigación empírica del campo.
Sin embargo, debemos distinguir entre tomar en serio los frutos de los esfuerzos experimentales e imaginar que los problemas profundos que rodean la mente se evaporarán una vez que formulemos nuestras preguntas de una manera que lo hace susceptible de una solución experimental. Tal como se presentan las cosas ahora, incluso si tuviéramos una teoría empírica de la conciencia completamente adecuada, no estaríamos necesariamente en condiciones de distinguirla como tal; pues nuestro problema no es tanto la falta de información detallada como la ausencia de un marco adecuado para dar sentido a cualquier información que pudiéramos obtener. Tenemos mucho que aprender sobre la mente. Pero, como ejemplo destacado en la actualidad, es difícil ver cómo cualquier descubrimiento neurobiológico concebible podría explicar las modalidades de la experiencia consciente.

Lo que sugiero es qué, antes de poder aspirar a ofrecer una teoría empírica de la mente, debemos tener una concepción clara de la ontología subyacente. Ésto nos proporcionaría -no un sistema axiomático del que derivar hechos sobre la mente-, sinó una estructura adecuada dentro de la cual ubicar los hechos empíricos. El punto fuerte de cualquier ontología, creo, reside en su fortaleza: su capacidad para proporcionar una descripción general plausible de cómo son las cosas. Ésta descripción debe ser coherente, al menos en términos generales, con las observaciones de sentido común reguladas por las ciencias. Sin embargo, va más allá de las ciencias al proporcionar un marco unificado dentro del cual se pueden ubicar las afirmaciones de las diferentes ciencias; pues todas las ciencias no hablan con una sola voz.

Comencemos con una primera aproximación. El mundo contiene objetos que guardan relaciones espaciales y temporales entre sí. Algunos objetos son complejos porque tienen objetos como partes, y otros son simples porque no están compuestos de otros objetos. No pueden demostrar que algunos objetos sean simples. Negar ésto implicaría que todo tiene objetos como partes. Admitiendo ésto, cómo una posibilidad abstracta, no veo cómo podría funcionar. (J. Lowe lo llamó: «una sensación de vértigo»). Las cosas complejas dependen para su existencia de sus partes, es decir, de las cosas que las componen. Pero si cada cosa estuviera compuesta de otras cosas, no parecería haber nada que fundamentara la existencia de nada.

Se ha descrito el mundo como un conjunto de cosas. Considero que es una cuestión empírica (es decir, una cuestión para la ciencia: la cuestión de qué son las cosas y cómo son). Las cosas pueden ser esferas con forma de partículas, como los átomos, concebidos por los antiguos. Las cosas, en cambio, pueden ser campos, puntos, regiones del espacio y el tiempo, o incluso algo más extraño.
Si las cosas son campos o regiones del espacio-tiempo, entonces su movimiento es meramente aparente; regiones sucesivas que adquieren y pierden propiedades de una manera particular. Para un ejemplo concreto, considere el movimiento de una escena que se muestra en una pantalla de televisión, o el flujo de luces intermitentes en movimiento. Quizás éste sea el caso general. Una bola de billar rodando sobre la mesa es, de hecho, una sucesión de perturbaciones tangentes en el espacio-tiempo.

Sean o no esferas las cosas, son portadoras de propiedades. Cuando consideramos algo, podemos considerarlo como portadores de propiedades, que en sí mismas no pueden predicarse como una propiedad, o podemos considerar sus propiedades. Ésta bola de billar, por ejemplo, podemos considerarla como algo verde, esférico y con cierta masa. Por lo tanto, consideramos la bola como una «sustancia», es decir, portadora de propiedades que en sí mismas no se predican. Pero también podemos considerar las propiedades de la bola: su color, su esfericidad, su masa. Al hacer ésto, reflexionamos sobre las formas que la bola tiene. Las cosas, entonces, incluso las cosas simples e incompuestas, tienen una estructura. Pero las propiedades no son partes de las cosas. El color y la esfericidad de la bola de billar no son partes de la bola, de la misma manera que sus partículas constituyentes lo son. La bola no se construye a partir de sus propiedades.
Una cosa, entonces, es portadora de propiedades. Aunque podemos distinguir entre las cosas como portadoras de propiedades y las propiedades que poseen, las cosas y las propiedades solo pueden separarse en el pensamiento (no en la realidad). Una cosa no puede existir aislada de sus propiedades, ni las propiedades pueden existir aisladas de la cosa. Una cosa puede adquirir o perder propiedades, pero ésto no significa que sus propiedades se transfieran a otro lugar. Una propiedad no es más que una forma particular en que una cosa existe. Una cosa puede dejar de ser de una manera y convertirse en otra, pero éstas formas no pueden transferirse a otras cosas ni fluir libremente. Una cosa no puede existir sin propiedades, como algo puramente particular, sin ninguna forma de existir.

Ésta es la descripción de las propiedades, aunque me he distanciado deliberadamente de la idea de que las propiedades son "universales". Algunos defensores de los universales sostienen que éstos son entidades trascendentes que existen fuera del espacio y el tiempo, y que las cosas particulares participan en ellos o son instancias de ellos. Ésta concepción de los universales se asocia con la idea Platónica. Otra concepción, quizás de Aristóteles, pero defendida M. Armstrong, ubica los universales en sus (instancias), concibiendo la esfericidad universal como plenamente presente en cada una de sus instancias espacial y temporalmente específicas. El universal se construye, en cierto sentido, a partir de sus instancias, aunque éstas no sean sus partes. El universal -recordemos- está plenamente presente en cada una de sus instancias.

Aquellos filósofos que consideran las propiedades universales argumentan que ésto resuelve el problema de uno sobre muchos. Consideremos la bola de billar verde y una bandera de advertencia ferroviaria. La bola de billar y la bandera son iguales en un aspecto y diferentes en otros. En otras palabras, la bola y la bandera comparten una propiedad, o tienen «la misma propiedad». El defensor de los universales se toma en serio las dos expresiones entre paréntesis en la oración anterior. Si la bola y la bandera comparten una propiedad, entonces hay algo, una propiedad, que ambas poseen. Ésta propiedad, (el color verde), que es común a todas las cosas verdes. Así es como se establecen las similitudes entre las cosas en sus propiedades comunes, mientras que las diferencias están determinadas por las propiedades que no llegan a compartir. Puede que la discusión sobre los universales le parezca ambigua. La ambigüedad puede reducirse un poco si llegamos a considerar que distinguimos deliberadamente entre universales y particulares, es decir, cosas concretas, como banderas de advertencia y bolas de billar. Lo que es cierto de un particular no necesariamente lo es de un universal. Pero ésto nos sirve de poca ayuda. Sigue siendo difícil ver qué implicaría que un universal estuviera presente en algo, como explica Platón, o qué significaría decir (como lo hace Armstrong) que un universal está plenamente presente en cada uno de sus ejemplos. Esperamos superar éstas dificultades desarrollando una explicación de las propiedades que las tome en serio, pero sin comprometerse con los universales.

Las propiedades como métodos especializados.
Antes de analizar más detenidamente la naturaleza de las propiedades, conviene preguntarse por qué exactamente deberíamos imaginar que el mundo incluye tales entidades. Muchos filósofos niegan la existencia de propiedades y argumentan que hablar de propiedades debería sustituirse por hablar de clases de cosas. Por ejemplo, una cosa verde no es algo que tenga la propiedad de ser verde, sinó simplemente algo que pertenece a cierta clase: la clase de las cosas verdes. Las cosas pueden pertenecer a ésta clase porque son similares, pero ésta similitud es un aspecto irreducible de las cosas.

Éste no es el lugar para analizar éstas perspectivas en detalle. Me contentaré, en cambio, con llamar la atención sobre dos puntos simples. Primero, es natural preguntarse por las similitudes de las cosas en virtud de las cuales pertenecen a la clase de cosas verdes. Éstas cosas son similares en algunos aspectos y diferentes en otros. Consideremos la bandera y la bola de billar verde: son diferentes en forma, tamaño y masa, pero similares en color. Ésta perspectiva de la similitud nos devuelve a las formas en que son las cosas. Las cosas caen en la clase de cosas verdes porque son similares en algún aspecto. Es difícil entender el término "aspectos" aquí sin considerar que se refiere a las propiedades de las cosas, a sus formas de ser. Si, entonces, la intención al introducir clases de cosas es mostrar que podemos prescindir de las propiedades como formas en que son las cosas, el esquema parece recurrir precisamente a las cosas que fueron diseñadas para excluirse.

Una segunda razón para dudar de que las propiedades sean más que simples categorías de cosas, es precisamente la dificultad de ver cuál podría ser la base de la pertenencia a una categoría aparte de las propiedades compartidas. En pocas palabras, las cosas pertenecen a la categoría de cosas verdes porque son verdes, no que sean verdes porque pertenecen a la categoría de las cosas verdes.

No creo que un firme oponente de las propiedades se impresione mucho con éstas observaciones. Nos encontramos en un campo donde es irrazonable esperar argumentos concluyentes. Lo máximo que podemos esperar es una descripción de las cosas que sea coherente con nuestra evaluación general de cómo son las cosas. En éste contexto, conviene recordar un punto simple. Consideremos las siguientes dos frases:
en particular. A primera vista, parece que hay algo en la bola que permite afirmar que es redonda, y algo más en la bola que permite afirmar que es verde. Al hablar de «algo en la bola», nos referimos, o de hecho parecemos referirnos, a cómo es la bola. Ésto es precisamente lo que hasta ahora se ha llamado una «propiedad». Entre ésta concepción de una propiedad -una manera particular en que una cosa es- y las concepciones de propiedades como totalidades. Algunos filósofos han usado la palabra «tropo» para designar lo que se llaman formas particularizadas. Ésta designación es opuesta, porque se ha puesto de moda entre los defensores de los tropos considerar las cosas como «conjuntos» de tropos. Ésto, a nuestro entender, convierte a los tropos en algo muy parecido a las partes de las cosas. Desde el punto de vista que proponemos, las cosas no están construidas con propiedades, como tampoco una bola de billar está construida con átomos o moléculas. Para repetir lo que se dijo antes, cuando contemplamos una cosa, podemos contemplarla como portadora implícita de propiedades -una sustancia, en el lenguaje convencional- o podemos contemplar las propiedades que posee. Desde éste punto de vista, entonces, una cosa no es una colección o conjunto de propiedades, sinó poseedora de propiedades.
Una cosa simple -es decir, una cosa que no tiene partes compuestas- es simplemente una cosa que posee ciertas propiedades. Las cosas complejas, como los átomos, las moléculas y las bolas de billar, son cosas en sentido derivado, cosas por cortesía. De la misma manera, las propiedades de las cosas complejas, en la medida en que pueden distinguirse de las propiedades de sus partes simples, son propiedades en sentido derivado. Una cosa compleja se construye a partir de cosas simples que poseen ciertas propiedades y guardan ciertas relaciones entre sí. Las propiedades que encontramos en las cosas complejas se construyen a su vez a partir de las propiedades de los componentes simples en éstas disposiciones. Según ésta perspectiva, la propiedad compleja no es más que eso. Las propiedades complejas no emergen; no son nada superiores a las propiedades de los componentes simples, al estar correctamente ordenados. 

El Tropo: es la instanciación de un universal en el mundo del testimonio, es decir, en un tiempo y lugar determinados; es decir, un particular abstracto que, en opinión de algunos, es esencial para la ontología.

<Cabe señalar, por cierto, que la concepción de propiedades puede dar cabida a universales alternativos, es decir, clases de propiedades completamente similares. Según ésta perspectiva, las cosas que podrían considerarse que comparten un universal pertenecen, de hecho, a la clase de cosas que poseen propiedades completamente similares.>

La relación de semejanza que éstas propiedades guardan entre sí es una relación "interna" primitiva. Las cosas se asemejan en virtud de sus propiedades, y las propiedades, que son la base de la semejanza, se asemejan cuando ésto sucede, sin añadir nada más. Supongamos que dos propiedades, A y B, son exactamente iguales. Entonces, ésta semejanza es intrínseca, es decir, inherente a la esencia misma de las propiedades. Una consecuencia de esto es que si la propiedad F es exactamente igual a A, entonces F también es exactamente igual a B.

Permítanme decir algo que puede inquietar a algunos lectores. He descrito las propiedades como formas en que las cosas son, lo que da la impresión de que las formas en que las cosas reales son agotan todas las propiedades. Sin embargo, hay formas en que las cosas podrían ser pero no lo son, o, de hecho, nunca lo serán. Por ejemplo, puede haber dos tipos de partículas que, si colisionan, producirán un tercer tipo de partícula con una propiedad única. Ésto podría ser así incluso si ésta colisión nunca ocurre. Dicho de otro modo: hay formas en que las cosas podrían ser pero no lo son, o nunca lo serán. De ésta manera, las formas pueden parecer misteriosas, fantasmales. Podemos evitar la ambigüedad observando que las formas posibles, no reales, yá están representadas en las formas en que las cosas reales son. Las propiedades de las cosas existentes son disposiciones de apariencias, son apariencias («dirigidas a» o «resultantes de») -en sí mismas propiedades o formas en que las cosas podrían ser- que nunca tienen por qué ocurrir. Ésta “disposición interna” de propiedades reales da base a afirmaciones sobre los posibles caminos no reales.

La naturaleza pareja de las propiedades.
Las propiedades son las formas en que las cosas son. Consideramos que ésta perspectiva se acerca a la concepción del sentido común. Distinguimos el verde de una bola de billar -del verde de una bandera de aviso ferroviario-, aunque ambas cosas puedan ser del mismo tono de verde. Hay dos ejemplos de verde, uno pertenece a una bola, el otro a la bandera. Ahora es momento de analizar con más detalle la naturaleza de las propiedades.

Creo que toda propiedad -y aquí, como en otras partes del blog-  simplemente confieren a su poseedor una cierta disposición o poder causal con una cierta cualidad. Consideremos, por ejemplo, la propiedad de ser esférica. En virtud de ésta propiedad, una bola de billar posee cierta cualidad, la cual llamamos «esférica». Pero también, en la medida en que posee ésta propiedad, la bola posee ciertas disposiciones o poderes causales. Usaré estos términos indistintamente, aunque prefiero «disposición» a «poder causal», pues considero que la causalidad se explica por referencia a la disposición de la bola, por ejemplo, su disposición a rodar -si se coloca en un plano inclinado.
Aquí estamos simplificando excesivamente, en un intento de mantener las cosas claras y específicas. Las cualidades y disposiciones de cualquier cosa dada resultan, al menos, de sus propiedades y las relaciones que éstas propiedades guardan entre sí. La disposición de una bola a rodar, por ejemplo, depende de su naturaleza esférica y sólida, y cada propiedad contribuye de forma específica a las cualidades y disposiciones de las cosas que posee. Ahora simplificamos el argumento también en otro aspecto. A lo largo de éste artículo hemos citado características familiares de las cosas como ejemplos de propiedades: el verde y la esfericidad, por ejemplo. Por diversas razones, el verde o la esfericidad pueden ser las propiedades genuinas, pero sirven como ejemplos y tienen la ventaja de evitar que el argumento se vuelva irremediablemente abstracto. En cualquier caso, el uso de éstos ejemplos no afecta al argumento central de éste artículo.

La idea de que las propiedades tienen una naturaleza doble debe distinguirse de la idea de que hay dos tipos de propiedades: propiedades disposicionales y propiedades categóricas (no disposicionales). Según ésta última concepción, no tiene sentido suponer que una propiedad puede ser a la vez disposicional y categórica. Toda propiedad es puramente disposicional o puramente categórica. Una propiedad disposicional, como la solubilidad de un cristal de sal o la fragilidad de un jarrón delicado, debe distinguirse de las propiedades categóricas, es decir, no disposicionales, o puramente cualitativas, como el enrojecimiento o el calor. En virtud de su posesión de propiedades disposicionales, las cosas se comportan de ciertas maneras, o tienden a comportarse de ciertas maneras bajo las condiciones adecuadas. En virtud de su posesión de propiedades categóricas, las cosas exhiben ciertas cualidades.

Partiendo del supuesto de que las disposiciones están vinculadas a tipos específicos de propiedades, los filósofos han propuesto diversas teorías. Algunos han argumentado que ambos tipos de propiedades son irrefutablemente distintos, mientras que otros, (observando que una propiedad que no confiere poderes o disposiciones causales a su poseedor no puede marcar ninguna diferencia en el mundo), han dudado de la existencia de las propiedades categóricas disposicionales. Tales propiedades, por ejemplo, están destinadas a ser indescubribles, con el argumento de que nuestro descubrimiento de una propiedad implica que nos afecte causalmente de alguna manera. Además, (como señalan éstos filósofos), los ejemplos habituales de supuestas propiedades categóricas no son convincentes. Tomemos, por ejemplo, el enrojecimiento o el calor. Sin duda, lo enrojecido dispone algo a reflejar la luz de cierta manera, y ser cálido dispone algo a afectar el aire circundante de una manera diferente. Cuando consideramos las propiedades que la ciencia atribuye a las cosas, éstas propiedades parecen ser disposicionales sin excepción; La posesión de masa, por ejemplo, o la posesión de una carga negativa, se caracteriza exclusivamente por la forma en que la posesión de éstas propiedades afecta el comportamiento de quienes las poseen. Consideraciones de éste tipo han convencido a algunos filósofos de que toda propiedad genuina es una propiedad disposicional.

Otro grupo de filósofos encontró extraña la idea de que las propiedades puedan ser puramente disposicionales. Un mundo compuesto exclusivamente de cosas con propiedades disposicionales parecería ser un mundo en el que las cosas, eternamente, importan realmente, pero nunca actúan. La acción de una cosa consiste en que sus disposiciones se manifiestan y aparecen, pero si la apariencia misma no es más que una mera disposición (una disposición a aparecer de cierta manera en las circunstancias adecuadas), entonces sería como un cheque bancario endosado por un cheque que a su vez está endosado por un cheque, y así sucesivamente hasta el infinito. A menos que el cheque sea endosado finalmente por algo distinto a un cheque, carece de valor. De igual manera, a menos que la disposición termine en algo que no sea pura disposición, no sucede nada.

S. Blackburn (1990, pág. 64) plantea la cuestión al respecto para los defensores de los mundos posibles: «Concebir todos los hechos sobre el mundo como disposicionales es suponer que un mundo se describe completamente por lo que es cierto en los mundos adyacentes. Dado que nuestro argumento era a priori, éstos hechos, a su vez, se pierden ante los hechos sobre otros mundos adyacentes, con el resultado de que no hay hechos en ninguna parte». (El autor)

Éste punto puede expresarse de una manera ligeramente diferente. Una disposición es en sí misma una manifestación (hablaré más sobre la manifestación de las disposiciones). Si cada manifestación fuera simplemente una disposición para otra, el resultado sería una regresión inaceptable. Es evidente que el mundo contiene tanto actualidades como potencialidades, es decir, disposiciones puras.

Reconociendo éstas dificultades, algunos teóricos han propuesto que las propiedades disposicionales deben fundamentarse en propiedades no disposicionales. Según éste punto de vista, una propiedad disposicional podría ser una propiedad de segundo orden, es decir, una propiedad que una cosa tiene en virtud de su posesión de alguna propiedad no disposicional del primer orden. Consideremos la propiedad disposicional de ser frágil. Ésta podría ser poseída por algo -éste delicado jarrón, por ejemplo- en virtud de su posesión de cierta estructura molecular. La posesión de ésta estructura es una propiedad no disposicional de primer orden que fundamenta la propiedad disposicional del segundo orden de fragilidad. Por lo tanto, el jarrón es frágil no en virtud de su posesión de una propiedad disposicional, sinó en virtud de su posesión de alguna propiedad estructural no disposicional.

No es fácil saber qué hacer con ésta proposición; pues es difícil ver, por ejemplo, qué podría significar que algo tenga una propiedad de segundo orden dada más que su propiedad fundamental de primer orden. Supongamos, por ejemplo, que la fragilidad es una propiedad de segundo orden que éste jarrón posee en virtud de poseer cierta propiedad del primer orden (quizás cierta estructura). ¿En qué sentido, exactamente, el jarrón posee dos propiedades distintas: una propiedad estructural no disposicional y una propiedad disposicional? ¿En qué sentido, entonces, es no disposicional la estructura del jarrón? Seguramente su estructura molecular es la misma que lo cualifica (lo predispone) a reflejar la luz de cierta manera, a ser sólido a temperaturas moderadas, a emitir cierto sonido al golpearlo con una varilla y, de hecho, a romperse al ser golpeado por algo más sólido. Si tener cierta estructura es una propiedad, entonces parece ser una propiedad disposicional, como cualquier otra que se pueda imaginar.

Por supuesto, puede resultar que muchas cosas con unas estructuras moleculares muy diferentes resulten frágiles. Pero ésto no debería llevarnos a dudar de que la propiedad de fragilidad que posee éste jarrón -la fragilidad de éste jarrón- sea una propiedad de primer orden bastante común, quizás la misma propiedad que hemos estado explicando: sobre la posesión de una estructura particular. Ésto concuerda bien con la perspectiva.

Lo que se ha defendido es que cada propiedad es a la vez una cualidad y una disposición. Cada propiedad contribuye de forma distintiva a las cualidades y disposiciones de las cosas que posee. Solo podemos separar éstas naturalezas con el pensamiento, así como podemos separar mentalmente la triangularidad de un triángulo de la triangularidad de sus lados considerando una sin considerar la otra.

El señor Locke llamó a ésta actividad «consideración parcial». Lo que nos permite considerar el color de algo sin considerar su forma, o considerar su forma sin considerar su color, aunque todo lo que tiene forma debe ser algo que tenga un color.

¿Qué relación guarda una disposición particular con su naturaleza cualitativa? Ambas no están necesariamente relacionadas, como la triangularidad y la trigonalidad, sinó que son la misma propiedad vista desde dos perspectivas diferentes. Ésta relación es similar a la que encontramos en las imágenes ambiguas. Imagínate el rostro de una anciana y el rostro opuesto con el perfil de una joven. Las mismas líneas forman ambas imágenes, y podemos distinguirlas mentalmente al desviar la atención. Pero una no puede existir sin la otra, de la misma manera que la disposición interna (interna/externa) de una propiedad sólo puede separarse de su naturaleza cualitativa con el pensamiento.
Sin embargo, la idea de que las características disposicionales de las cosas se basan en su estructura parece ser errónea. Las estructuras mismas, como hemos visto, son disposicionales además de cualitativas. Más importante aún, en la medida en que podemos concebir las cosas simples sin partes y, por lo tanto, sin estructura, debemos concebirlas como poseedoras de disposiciones. Son capaces de hacer más de lo que realmente hacen. Si existen partículas elementales, éstas partículas son sin duda capaces de infinitas interacciones más allá de aquellas en las que realmente participan. 

<Todo indica que el disposicionalismo es una característica fundamental de nuestro mundo.>

El debate sobre si las propiedades son disposicionales o categóricas ha adoptado la siguiente forma. La primera postura argumenta que la concepción de una propiedad no disposicional es la concepción de una propiedad que no supone ninguna diferencia para su poseedor. De ello, concluyen que una propiedad genuina no es categórica; es decir, no es, según el diccionario de lo especial, cualitativa. La otra postura se centra en la proliferación del disposicionalismo puro y concluye que una propiedad genuina no es disposicional.

Los argumentos de ambos lados pueden ser correctos en un aspecto e incorrectos en otro. Quizás el problema simplemente radica en que sacan conclusiones inapropiadas. Supongamos que cada característica es una tendencia. Es de ésto, que no se sigue, que ninguna propiedad sea una cualidad. De igual manera, si toda propiedad es una cualidad, no se sigue que ninguna propiedad (ni ninguna propiedad genuina del primer orden) sea disposicional. Ninguno de éstos dos resultados se sigue, pues los dos argumentos que los sustentan son consistentes con la postura aquí presentada, a saber, que toda propiedad tiene una naturaleza y es a la vez disposicional y cualitativa.

Antes de continuar, quisiera llamar la atención sobre la naturalidad de ésta concepción de las propiedades. Consideremos una propiedad como la de ser cuadrado. Ésta propiedad es un buen ejemplo de lo que se han considerado propiedades categóricas. Es cierto que la propiedad de ser cuadrado confiere a su poseedor cierta cualidad, una cualidad que la vincula con la cuadratura. Pero es igualmente cierto que ser cuadrado dota a las cosas de ciertos poderes o disposiciones. Un tapón cuadrado pasaría por un agujero cuadrado, pero no por uno redondo, donde el diámetro del agujero es igual a la longitud del lado. Una cosa cuadrada tendría un sensorio diferente al de una cosa esférica. Es difícil no concluir que ser cuadrado es a la vez disposicional y cualitativo, y en ésto se asemeja a cualquier otra propiedad, o a la cuadratura, así digo.

Assalamo Aleikum.

ESCRUTANDO ALGUNAS TEORÍAS DE LOS HERMANOS DE LA PUREZA.

ESCRUTANDO ALGUNAS TEORÍAS DE LOS HERMANOS DE LA PUREZA.
Los Hermanos de la Pureza explican la relación de Allah Todopoderoso con el mundo y el origen de la existencia espiritual y física a través de cuatro teorías:
1 - Allah creó a los seres espirituales de la nada de una vez, sin tiempo, y emanaron de Él como los rayos del sol emanan del sol y el habla del hablante. El intelecto activo fue el primero en emanar de Él, y del intelecto emanó el alma universal, y del alma universal emanó la materia primigenia.

El concepto emancipador de la Hermandad se basa en una serie de principios, entre ellos:
A- Separar la existencia en espiritual y física.
B- Del Uno no viene nada excepto uno, y el Intelecto Activo vino de Allah, y de Él vinieron el resto de las múltiples existencias.
C- La existencia fluye desde lo primero en un flujo necesario y racional, según la existencia y la sabiduría de Allah, y no del surgimiento de la necesidad y la intención, y se basa en una concepción racional en la que las causas se vinculan a los efectos.
D- La organización de los seres según el principio de emanación se basa en la idea de perfección e imperfección. Los seres difieren en su existencia según su rango y cercanía con Allah.
E- El conocimiento de Allah es la causa de la existencia según lo que Él sabe, lo que significa que el conocimiento de Allah y de las cosas existentes es su creación e innovación, y el conocimiento de Allah no es nada más que Su Ser que es eterno, mientras que Su acción (al crear las cosas existentes) es idéntica a lo que está en Su conocimiento y no es igual al conocimiento de Allah en la eternidad.

La Hermandad afirma que la intervención de la existencia por parte de Allah es un acto de Allah y no parte de Él, y éste acto es creado después de lo que no existía, así como el habla del hablante no es parte de él, sinó que Él hizo Su acto o realizó Su acto después de que no había hablado, así también los asuntos espirituales fueron creados por Su dicho: “Sé, y es”.

<La Hermandad deduce que las existencias se rigen por la naturaleza del número. Allah Todopoderoso es el primero de todas las existencias, así como el Uno precede a todo número. Así como Allah se deriva del Uno, también lo es la mente. Así, el alma se deriva de la mente, y la materia del alma.>

<El intelecto activo es una esencia espiritual simple extremadamente perfecta, completa y excelente. En él residen todas las formas de la existencia, no acumuladas ni amontonadas, como en el Creador residen las formas de las cosas manufacturadas.>

El alma universal es el segundo nivel y se denomina intelecto pasivo, rango universal o alma del universo entero. Es una esencia espiritual capaz de formas y virtudes provenientes del intelecto activo, atemporal, potencialmente es un signo, eficaz por naturaleza. Es la que dirige las esferas del universo y mueve sus estrellas, con el permiso de Allah Todopoderoso. La materia prima es una esencia espiritual simple e inteligible, pero no es un signo ni una entidad activa, sinó más bien, es un receptor de los efectos del alma.

Hubo un tiempo, en que los Hermanos de la Pureza fueron influenciados por la teoría de la creación de origen platónico, vinculada con algunas causas y otras con los efectos que se crearon en la naturaleza de la información; pero solamente fue una tendencia hacia sus causas y un anhelo por ellas. Entonces se hizo evidente la influencia de la Hermandad sobre el análisis de la teoría aristotélica sobre la causa final que sostiene que Allah es un motor primario que no se mueve y que los seres se mueven por el anhelo de Él.

En los problemas metafísicos de la existencia natural, aquella investigación llegó a los siguientes resultados:
1 - La eternidad con el acontecer son un problema central sólo para la filosofía. Los Hermanos de la Pureza, con la misma analítica sobre el conocimiento de las verdades de las cosas, está en la percepción que tiene el hombre del acontecer del mundo y de cómo Allah lo creó todo.
Lo eterno es aquello que no fue precedido por la inexistencia, no es concebido por la mente, no está contenido en el espacio ni sujeto al tiempo. Es el Creador, gloria a Él, el Altísimo. Todo lo que no sea Allah es creado. La Hermandad rechazó la afirmación de que el mundo material sea eterno, yá que explican, que todo tendrá un final y que pasará a otra forma de eternidad.

2 - Los Hermanos de la Pureza vinculan el conocimiento con la existencia. Lo existente es aquello que ha sido encontrado por uno de los sentidos e imaginado por la mente o indicado por la evidencia, y lo inexistente es lo opuesto a éstas cosas. Así pues, todo lo que existe por los sentidos, su inexistencia se debe a que éstos lo pierden, y todo lo que existe por la mente y su inexistencia se dice que no es conocido por la realidad del conocimiento racional. Asimismo, todo lo que existe por prueba que lo indica, su inexistencia se debe a lo que se dice sobre él, no a la prueba en sí misma de su existencia.
Dado que el conocimiento del Creador sobre las cosas no es el conocimiento de los humanos, entonces, su conocimiento no proviene de éstos tres caminos, sinó que es más noble y superior a ellos. Por lo tanto, no se dice que el Creador sea el Creador de las cosas, sinó que es el Creador, Originador de las cosas.
Lo inexistente es conocido por Allah y es conocido por el hombre mediante la revelación. Por lo tanto, lo conocido es más general que lo existente, y puede ser existente o inexistente. Puesto que la cosa es lo conocido, lo inexistente es una cosa.

3 - La Hermandad criticó esa teoría de la parte indivisible y adoptó la doctrina que explica la materia y la forma.
La materia es una sustancia simple, susceptible de formación y carente de cualidad. Se divide en cuatro tipos: materia industrial, materia natural, materia universal y materia primaria.
En cuanto a la imagen, es de dos tipos: la imagen constitutiva (esencial), que es la esencia de la cosa, si se despoja de materia, la percepción de la cosa se invalida, y una imagen complementaria (accidental) es lo que la lleva a su mejor estado. Se puede despojar de materia, pero la percepción de la cosa no se invalida.

4 - La Hermandad cree que las almas son una sola sustancia, (un sólo Aliento), pero difieren según sus poderes. El alma universal es el alma del mundo entero, y las almas simples son los poderes del alma universal que mueven y gobiernan los cuerpos simples, tal como son los planetas, las esferas y los cuatro ángulos. Éstos poderes se llaman Ángeles. Las almas animales, vegetales y minerales son los poderes del alma simple que mueven y gobiernan los cuerpos generados, que son los tipos de animales, plantas y minerales. Las almas parciales son los poderes de las almas parciales que fluyen en los cuerpos parciales, que son los individuos de animales, plantas, minerales y otros.

<El alma es una joya espiritual que vive en sí misma, un signo activo e imagen de la mente activa. Existió antes del cuerpo, es inmortal e inmutable. Más bien, permanece eterna, yá sea disfrutando o con el aspecto doloroso.>

La naturaleza es el principio del movimiento y el cambio en el mundo de los cuerpos como fuerza del alma universal, y el movimiento es una imagen espiritual que el alma crea en los cuerpos, mediante la cual éstos se mueven. En la Hermandad dividen el movimiento en dos tipos: físico y espiritual, y la fisicalidad se define en seis aspectos: creación, corrupción, crecimiento, disminución, cambio y transferencia.

El movimiento periódico es el mejor de los movimientos, porque es el movimiento del universo, que constituye la base y el origen de los seres naturales. Mientras el movimiento activo se conserve en el universo, la imagen de los seres creados en el mundo estará presente en la materia. Si el universo deja de girar el sistema se corromperá y el mundo de la creación activa, (por la corrupción), dejará de existir.
<Porque los cuerpos celestes y sus movimientos regulares son más avanzados en existencia que los animales bajo la órbita de la luna, sus movimientos son la causa de los movimientos de éstos.>

5 - La Hermandad reconoce la existencia objetiva del tiempo, que es uno de los principios del cuerpo ligado al movimiento, porque el tiempo es el número de movimientos de la esfera, por lo que si no hay esfera, no hay tiempo.
La Hermandad distingue entre tiempo y eternidad, yá que el movimiento astronómico de las personas es una medida de la eternidad.
La psique, los movimientos de los pueblos del universo y la corrupción se miden por los tiempos.
Los Hermanos de la Pureza ofrecen dos definiciones de lugar: una aplica el atributo de sustancia y la otra, el del accidente. Lugar, por un lado, es la superficie exterior de la esfera, o los extremos del cuerpo o los extremos de lo establecido. Por otro lado, el lugar es todo lugar donde lo establecido se establece.

6 - La Hermandad niega la existencia del vacío absoluto inerte, tanto dentro como fuera del mundo. Éste pensamiento se basa en la teoría relativa del vacío, que sólo se conoce como tal y que forma parte de la teoría de la materia y la forma, y en su crítica a la teoría de la parte que es Indivisible, puesto que el lugar espiritual tiene un fin porque está conectado al cuerpo y es movimiento y acción. 

¿Qué entendemos por mundo cuando hablamos de la oscuridad y la penumbra del mundo? El espíritu es siempre del mundo del espíritu. El animal no tiene un mundo ni un entorno. Para algunos, el vacío, la oscuridad y la penumbra del mundo significan la impotencia del espíritu, su disolución, su ruina, su opresión y su malinterpretación. Aquí debemos aclarar que la cuestión de la impotencia del espíritu surge únicamente a través de una característica, y no más: la de la malinterpretación. Ambos son uno y lo mismo desde un punto de vista metafísico, es decir, en cuanto al carácter y las características de su mundo y su relación con el espíritu.

En cierto sentido, la superficie material se ha convertido en un espejo ciego, incapaz de reflejar ni mostrar imágenes con claridad. La dimensión dominante se ha convertido en una mera extensión y número. La mente yá no se considera en absoluto una riqueza de talento, un generoso gasto intelectual, ni un dominio de energías y actividades efectivas. Más bien, se ha convertido en algo que cualquiera puede aprender y absorber. La práctica de la rutina siempre está asociada con un cierto grado de esfuerzo, aunque también lo pueda estar con una cierta falsedad, críticamente hablando. Lo más importante son las intenciones y que el movimiento cuántico no cese. Allah Todopoderoso valora el movimiento del espíritu.

Assalamo Aleikum.

jueves, 24 de julio de 2025

CONCEPTOS Y RELACIONES.(Archivos comunes) -Segunda parte.-

CONCEPTOS Y RELACIONES.(Archivos comunes) 
-Segunda parte.-
Dentro de las tradiciones de pensamiento islámicas, es posible encontrar diferentes definiciones y concepciones de la humanidad, en la medida en que la ontología y la física teórica difieren. En general, se pueden distinguir tres períodos en cuanto a las concepciones humanas. El primero: es el período de ciento cincuenta años, correspondiente al período comprendido entre el año 100 y el 250 d. H. Durante éste período, los teólogos respondieron a la pregunta de qué es lo que constituye a la humanidad con definiciones y concepciones que abarcaban perspectivas muy diferentes. Si bien el proceso de formación se completó a mediados del siglo III, la influencia de éste período en la historia de la teología continuó hasta Al-Gazzali, debido al desarrollo de la doctrina sistemática de la teología sunnita a principios del siglo IV. Lo que distingue a éste período de los siglos posteriores es que todas las definiciones y concepciones se basan en la física teórica, que mantiene una clara distinción entre Allah y el universo. El segundo se desarrolló con el surgimiento de un grupo de filósofos que defendieron la visión del alma racional en el mundo islámico tras las traducciones realizadas de la filosofía griega entre el 200 y el 250 d. H. Éste fue el período en el que las definiciones y conceptos de humanidad heredados del mundo antiguo fueron sistemáticamente adoptados, desarrollados y vinculados a los principios fundamentales de los credos islámicos y las ciencias religiosas. La característica distintiva de éste período fue el esfuerzo por hacer que la comprensión del mundo antiguo de la humanidad sea consistente con las enseñanzas fundamentales del Islam. Éste período continuó hasta que Al-Ghazzali fusionó la definición y el concepto de humanidad desarrollados por los teólogos en el primer período con la definición y el concepto de los filósofos antiguos. El tercero es el período posterior a Al-Ghazzali,, en el que la física teórica perdió su importancia significativa y la persuasión de la evidencia y el poder explicativo de las teorías se volvieron primordiales. La característica distintiva de éste período es el énfasis en la unidad de los horizontes de las teorías y la relativa insignificancia de las diferencias de definición.

Aquí exploramos las definiciones y concepciones de la humanidad de los pensadores de cada período individualmente. Por lo tanto, en lugar de presentar las opiniones de un solo pensador de las tradiciones teológicas, místicas y filosóficas, exploraremos las dos preguntas que pueden aclarar los aspectos diferentes y comunes con sus definiciones y concepciones de la humanidad. La primera pregunta es: ¿Por qué los teólogos, a pesar de ser conscientes de la teoría filosófica del alma durante el período temprano del Mutaqaddimin, no la adoptaron? La segunda pregunta es: ¿Cómo pudieron combinarse las teorías de los filósofos y los teólogos durante el período Mutakahhirin, al menos por parte de algunos teólogos como Sayyid Sharif al-Jurjani? Sabemos por las obras éticas que los teólogos emplearon la teoría aviceniana del alma mientras mantenían sus afirmaciones en la física teórica. Examinaremos los supuestos comunes de la tradición teológica.. Incluso también a Adûdüddîn al-Îcî, quien insistía mucho en el nafs, y no evitó usar la teoría filosófica del alma como un modelo explicativo. Ésta preferencia se manifestó en los comentarios sobre el Akhlâk y en las obras sobre la ética escritas posteriormente claramente evidentes. 
Al responder a la segunda pregunta, se analiza qué lo hace posible. El propósito, al plantear éstas dos preguntas, en particular, es señalar los puntos en común de la imaginación humana y las diversas sensibilidades de las escuelas de pensamiento islámicas.

Bien. La primera pregunta tiene una respuesta crucial, en particular para las tradiciones teológicas del período preislámico: los teólogos eran conscientes de las consecuencias de la teoría neoplatónica del alma en las culturas antiguas y las consideraban contradictorias con sus suposiciones, derivadas de textos religiosos y fundamentadas en la razón. El Corán y el Hadiz contienen una enseñanza exhaustiva sobre el horizonte de la perfección humana. Según ésta enseñanza, claramente expresada en los textos, el mundo en el que vivimos los humanos es un mundo de pruebas. Más allá del mundo percibido a través de los sentidos yace un mundo invisible que no se percibe directamente a través de ellos. Todos los seres tienen un Creador último o directo. La función principal del hombre es servir a éste Creador y, según su servicio, merecerá recompensa o castigo después de la muerte. El deber principal de un profeta es transmitir ésta comprensión holística de la existencia humana a las personas e introducir el estilo de vida o la servidumbre que ésta comprensión requiere. Ésta enseñanza, que puede resumirse en pocas frases, contiene varias observaciones sobre los humanos, quienes están encargados de poner a prueba. En primer lugar, para ser considerado responsable, un ser humano debe poseer la capacidad de ser consciente de sí mismo y de los seres que lo rodean. No solo los teólogos, sinó todos los eruditos religiosos han coincidido en que la base de ésta proposición es la razón y que los humanos son seres dotados de razón y voluntad. También han coincidido en que éste ser, dotado de razón y voluntad, no es un accidente o atributo como el color, el olor o la forma, sinó una sustancia en el sentido de ser el soporte y portador de diversos atributos. Según los teólogos, la razón y, dado que el libre albedrío solo puede encontrarse en una sustancia viva, creían que el ser humano también debía estar vivo. Por lo tanto, los teólogos concluyeron que el ser humano es «una sustancia viva (hayy), sabia (alim), capaz y con discernimiento».
Dado que éstas características enumeradas son funciones claramente observables en los humanos, se puede afirmar que los teólogos llegaron a una definición funcionalista. Sin embargo, si bien ésta definición expresa las funciones humanas, no incluye ninguna explicación de los componentes de su existencia externa. De hecho, los humanos no son los únicos seres vivos capaces y discípulos. Todos los animales poseen éstas características. Además, así como los humanos poseen un conjunto de conocimientos que sustentan sus vidas, otros seres vivos también poseen un conjunto de conocimientos que sustentan sus vidas. Por lo tanto, los teólogos argumentaron que la razón es lo que distingue a los humanos de otros seres vivos. De hecho, el problema comienza precisamente en cómo explicar ésta razón. Algunas tradiciones antiguas de pensamiento, especialmente los filósofos neoplatónicos, cuyas obras y opiniones se transmitieron al árabe mediante traducciones, afirmaban que una sustancia debe cumplir la función del intelecto. Los teólogos también creían que lo que cumple la función del intelecto es una sustancia. Pero ¿debe ésta sustancia ser de un tipo diferente a los cuerpos, o basta con que sea del mismo tipo que los cuerpos? Los filósofos neoplatónicos argumentaron que la sustancia intelectual es una sustancia espiritual, no corpórea, pero que puede establecer una relación con los cuerpos. Los teólogos, por otro lado, concluyeron que la sustancia intelectual no puede ser espiritual ni una sustancia de un tipo diferente a los cuerpos. De hecho, ésta preferencia forma parte del enfoque general de los teólogos sobre la relación Allah-universo y se basa esencialmente en dos justificaciones importantes. La primera es que los teólogos enfatizan la trascendencia de Allah y otros para establecer la creación de los objetos, pensaban que todos los objetos creados deben ser de la misma clase. En otras palabras, según ellos, el modo mismo de existencia del objeto debe ser capaz de ser creado. Porque la creación de un modo de existencia completamente diferente al de los cuerpos no puede explicarse. La pregunta de por qué un objeto, que no puede considerarse sujeto a accidentes fundamentales como el movimiento, el reposo, la unión y la separación (al-akwān al-arba'), necesitaría un agente -no puede responderse. Por ésta razón, los teólogos pensaban que todos los seres distintos de Allah deben ser de la misma clase y que todos ellos son cuerpos. Sin embargo, los pensadores mutazilíes (que fundaron la teología) no pudieron ponerse de acuerdo sobre los componentes fundamentales de éstos cuerpos. Abu'l-Hudhayl al-Allāf argumentó que los cuerpos están compuestos de partes indivisibles (átomos), Dirar b. Amr argumentó que todos los cuerpos están compuestos de accidentes, y Nazzam defendió la teoría de la emergencia y el qumun. Incluso algunos teólogos, aunque algo más tarde, como Debbussi, defendieron la teoría de la materia-forma. De hecho, con excepción de ésta última, todas éstas teorías eran teorías desacreditadas del mundo antiguo y no habían encontrado adeptos serios. La tradición científica griega se había asentado en la teoría de la materia-forma de Aristóteles, y para el siglo VIII a. C., cuando comenzó a establecerse la ciencia de la teología, ésta teoría había servido como la física teórica de la investigación científica durante más de mil años. Sin embargo, los teólogos, con un esfuerzo tremendo, revivieron el atomismo, que había estado al borde del olvido. El surgimiento de Nazzam y el naturalismo, al carecer de suficientes adeptos, no lograron sobrevivir después del siglo III d. C. No obstante, el accidentalismo de Dirar siguió siendo un tema popular hasta para el Imán Maturidi.

Se puede decir que todas éstas teorías comparten un objetivo común: demostrar que los objetos están sujetos a los cuatro accidentes básicos de movimiento, reposo, unión y separación, y, por lo tanto, son creados. Así que, los teólogos, insistieron en que cualquier modo de existencia distinto del de los nombres es peculiar sólo de Allah, y que es imposible dar a cualquier otro objeto una existencia que se parezca al modo de existencia de Allah.

Ésta insistencia tiene otra justificación, jerárquicamente subordinada a la primera: el rechazo de los intelectos y las almas como entidades intermediarias entre Allah y el universo en la tradición científica dominante del mundo antiguo. En la época de los primeros teólogos islámicos, se creía que los intelectos y las almas cósmicas eran incompatibles con la concepción de un Divino Soberano. Ésto se debe a que los teólogos concluyeron que la concepción de un Divino Soberano requería la creación directa de la existencia y los movimientos de los seres por parte de Allah. Los teólogos naturalistas como Nazzam, Mu'ammer y Jahiz afirmaron que existe una naturaleza o constitución que origina las acciones y los movimientos de los objetos, pero según ellos, no hay posibilidad de que otra entidad intervenga entre la naturaleza de un objeto y Allah.

No hay justificación para que ningún otro ser se interponga entre Allah y Él. La afirmación de los mutazilitas de que Allah es el Agente o Creador de las acciones volitivas humanas puede considerarse generalmente la única excepción a éste enfoque, pero también pretende establecer la responsabilidad humana. Por lo tanto, los teólogos generalmente consideraban los intelectos y las almas cósmicas como causas eficientes que participan del poder divino. Ésta situación ha dado lugar a una concepción de una humanidad completamente cerrada a la idea de una sustancia intelectual.

Los teólogos tienen una razón más específica para rechazar la idea de que el aspecto racional de los seres humanos sea una esencia espiritual: la doctrina que afirma una esencia espiritual conlleva, al menos en los términos de la historia preislámica, una serie de problemas que se extienden a la metempsicosis y la unión. En la antigua Grecia, algunos filósofos (que afirmaban que el alma es una esencia intelectual) abogaban por la transmigración del alma. Antes de los griegos, las religiones indias, que probablemente originaron ésta idea, en éste contexto, también defendían la metempsicosis. Los teólogos debieron procurar evitar ésta idea, que es incompatible con la doctrina islámica de la resurrección. De igual modo, ideas como la encarnación y la unidad, sustentadas por la idea de la esencia espiritual, afirmaban que lo espiritual o racional tenía poder sobre lo material y corpóreo.

Todo se basa en la aceptación de que lo espiritual o intelectual puede tener poder sobre lo material y corpóreo, puede aparecer bajo su apariencia o penetrar en él. De hecho, tales ideas se plantearon entre grupos chiítas y extremistas en el período temprano del Islam bajo la influencia de la antigua tradición iraní, que albergaba la idea de la esencia espiritual. Los teólogos parecen haber rechazado la idea de la esencia espiritual para prevenir tales ideas, que son incompatibles con el principio del Tanzih. Sin embargo, no se puede decir que la historia del pensamiento islámico en general justifique ésta preocupación de los teólogos. El único que puede afirmarse que llegó a ésta conclusión es el famoso filósofo al-Suhrawardi. Sus declaraciones sobre la metempsicosis en un pasaje de Hikme-tu'l-Ishrak han generado un debate entre sus comentaristas; Shahrazuri afirmó que aceptaba la reencarnación, mientras que Qutb al-Din al-Shirazi afirmó que no. Ésto demuestra que las implícitas preocupaciones de los teólogos se cumplieron, aunque sólo sea en un único ejemplo.

Existe otra justificación para rechazar la perspectiva del alma racional, que puede considerarse relacionada con las justificaciones explicadas anteriormente y como consecuencia de ellas: según ésta perspectiva, dado que la vida pertenece al alma, la muerte del cuerpo no es la muerte del alma. Tras la muerte, que se produce mediante la desintegración de las partes del cuerpo, el alma continúa existiendo, y la vida después de la muerte es completamente la vida racional del alma. La resurrección corporal, tan claramente expresada en los textos islámicos, es, (por decirlo suavemente), innecesaria para la visión racional del alma. Sin embargo, aunque los teólogos ofrecieron diferentes puntos de vista sobre la naturaleza de la resurrección corporal, coincidieron en que ésta ocurriría y que los textos proporcionaban ésta información. Éste fue uno de los tres puntos por los que Al-Ghazzali posteriormente condenaría a los filósofos como incrédulos. En nuestra humilde opinión, los teólogos mutazilitas eran conscientes de ésta consecuencia y evitaron conscientemente la visión racional del alma. Incluso donde más se acercaron, se distanciaron de ésta visión utilizando un lenguaje completamente diferente. Ésto se debía a su confianza en que una vez aceptado el yo racional, abrirían la puerta a la resurrección espiritual. De hecho, los siglos posteriores de pensamiento islámico validaron sus preocupaciones, yá que la mayoría de los filósofos musulmanes defendieron sistemáticamente la resurrección espiritual.
Finalmente, la visión del alma racional tuvo una consecuencia que parecía incluso más peligrosa que la resurrección espiritual: el rechazo total del más allá. Pues, según la visión de la esencia racional, el elemento que asegura la individualidad es el cuerpo, y las almas racionales, (cada sustancia), son como formas y se diferencian entre sí por su materia. Dado que éstas formas son inicialmente idénticas, requieren del cuerpo para diferenciarse. Sin embargo, al ser idénticas en forma, alcanzan el mismo nivel al perfeccionarse. En éste caso, nada garantiza la existencia individual continua de dos o más almas perfectas tras la muerte del cuerpo. En éste sentido, las almas son como la existencia de una única forma perteneciente, a menos que posean diferentes sustancias. Dado que la forma es única, la existencia es única. Ésto, sin duda, abre la puerta a la negación, no solo de la resurrección física (material), sinó también de la otra vida. Si las cosas que separan las almas y si los cuerpos son cuerpos, y carecen de permanencia, entonces no hay base para que múltiples almas igualmente perfeccionadas mantengan su individualidad. Aunque algunos filósofos han propuesto una solución a éste problema, según la cual los estados del ego autoimpuestos adquiridos en el cuerpo seguirán distinguiéndolo de otras almas, el inconveniente teórico mencionado siempre persiste. Parece que los primeros teólogos reconocieron que la teoría del alma racional era susceptible a éstas consecuencias. De hecho, el desarrollo de la visión del alma racional confirmó sus preocupaciones en períodos posteriores del pensamiento islámico, y surgieron posturas que rechazaban la individualidad del alma, particularmente en la filosofía y el Tasawwuf-sufismo. Por ejemplo, Ibn Bajja rechazó la inmortalidad individual del alma. De igual manera, Ibn Rushd llegó a la misma conclusión que Ibn Bajja en la mitad de su carrera. Ibn Arabi también afirma, sin mencionar nombres, que algunos sufíes rechazaron la inmortalidad individual. Entonces, ¿ha afectado ésta situación, o debe afectar, la aceptación de la existencia del alma? 
En primer lugar, cabe señalar que no existe una relación necesaria entre aceptar la existencia del alma y aceptar que es una sustancia intelectual. Además, aceptar el alma ni siquiera significa aceptar que la existencia humana consiste en una estructura dual, como se ve en la teología antigua. La cuestión se entiende más fácilmente cuando se evalúa en relación con los textos. Como es sabido, el alma se menciona de diversas maneras tanto en el Corán como en los Hadices. Las más notables entre éstas son la insuflación del espíritu por parte de Allah en el cuerpo humano hecho de arcilla en los versículos sobre la creación de Hz. Adán (Al-Hijr 15:29, Sa'd 38:71-72) (Véase también Ibn Arabi, Futuhat-ı Mekkiyye X, págs. 355-363) y se trata del soplo de espíritu de Jesús en la estatua del pájaro que hizo de arcilla (Aal-i Imran 3:49). En éstos versos, la palabra espíritu se usa para expresar el significado de vivacidad. Si bien la palabra espíritu, que aparece en el verso «Te preguntan sobre el espíritu» (Isra 17:85), se evaluó en éste contexto en la tradición islámica, aunque no se usó en el período temprano. Aunque inicialmente se evaluó en éste contexto, en los primeros comentarios se interpretó como el ángel de la revelación. De igual manera, en los versos se denomina a Gabriel (la paz sea con él) «alma», y a Isa (Jesús) se le describe como «un alma de Allah» (An-Nisa 4:171). En los Hadices se encuentra una narrativa más completa sobre el alma, pero dado que los relatos mutawatir son vinculantes para la tradición teológica, es posible conformarse con la narrativa de los versos. Entonces, ¿requieren todos éstos textos una concepción dualista de la humanidad? Francamente, por mucho que se mencione al alma, las implicaciones de éstas palabras son conjeturales. De hecho, los versos pueden interpretarse como que el alma es una sustancia distinta del cuerpo, pero no exigen que sea distinta del cuerpo. Sí, se puede decir que el alma expresa o es un signo de vitalidad, pero no hay impedimento para que sea un accidente. Además, éste accidente puede referirse a la respiración de un ser humano o de un ser vivo. De hecho, los versos atribuyen el alma tanto a los humanos como a los animales. Teniendo en cuenta que los teólogos generalmente consideran la vida como un accidente, no hay obstáculo para afirmar que el alma es un accidente dentro del marco del pensamiento de la tradición teológica. Además, el alma puede referirse no a un accidente como la vida o el conocimiento, sinó a la totalidad del cuerpo que percibimos con nuestros sentidos, lo que le permite realizar funciones humanas. Por lo tanto, los textos parecen estar abiertos a interpretaciones muy diversas. Siendo así, los teólogos oscilan entre la negación total de la existencia del alma y su consideración como una entidad independiente.
Se han presentado puntos de vista muy diversos. Sin embargo, a pesar de las diferencias entre éstos, la idea de una sustancia intelectual no ha sido aceptada. De hecho, algunos teólogos parecen haber sido conscientes de la teoría filosófica del alma, consideraron en general las justificaciones de su existencia como sustancia intelectual e insistieron en que su modo de existencia es corpóreo. Si bien es posible que hayan desarrollado su carrera académica en el período anterior a las traducciones, la gran mayoría de los teóricos (Abul-Huzeyl al-Allaf, Nazzam, Jahiz, Hisham b. Hakam, Mu'ammer, etc.) vivieron durante la época en que las traducciones se producían sistemáticamente. Por lo tanto, como se verá más adelante, parece que quienes, con la excepción de Mu'ammer, afirmaron que el alma es una sustancia distinta del cuerpo, excluyeron intencionalmente la idea de una sustancia intelectual. Nazzam, por ejemplo, es un ejemplo de ello. Qadi Abdul Jabbar al-Mughni narra su opinión en su volumen al-Taklif de la siguiente manera:
"El hombre es alma. El alma es la vida fusionada con éste cuerpo. Su presencia en el cuerpo está entrelazada. Es una sola esencia, no compuesta de partes dispares; es poderosa, viva y posee un conocimiento intrínseco."

Ésta perspectiva consta de tres frases sobre el alma: (1) El alma es una sustancia separada del cuerpo, pero entrelazada con él. (2) El alma es diferente del cuerpo en cuanto a su estructura, y mientras que el cuerpo está compuesto de diferentes partes, el alma es una sustancia única e indivisa. (3) La esencia del alma es omnipotente, viva y sabia. Nazzâm aplica la perspectiva de los filósofos de que el alma está viva, sabe y es capaz en virtud de su esencia al alma de la misma manera. Por lo tanto, la conexión del tercer punto con la perspectiva racional del alma es clara. De nuevo, según los filósofos, el alma es un cuerpo compuesto de partes.
A diferencia del alma, que es una sustancia simple. Nazzâm también afirma que el alma es igualmente simple, es decir, una sustancia que no admite división. Solo el primer punto contradice la aceptación general de la teoría del alma, porque quienes la adoptan la consideran una sustancia separada. Sin embargo, Nazzâm cree que el alma es, en última instancia, una sustancia corpórea y, por lo tanto, está entrelazada con el cuerpo. No obstante, Farâbi, (uno de los grandes filósofos que abrazó la perspectiva racional del alma), cree que el alma se encuentra inicialmente en el cuerpo y puede aislarse mediante la creencia correcta y el comportamiento apropiado. No obstante, Farâbi cree que el alma es, en última instancia, una forma. Sin embargo, Nazzâm no considera que el alma sea una forma susceptible de racionalización.

El hecho de que los primeros teólogos no utilizaran la explicación de las fuerzas internas como vemos en las obras de filósofos como Farabi e Ibn Sina podría dar la impresión errónea de que desconocían la teoría. Sin embargo, los teólogos tomaron una decisión consciente al respecto, considerando el repertorio cognitivo del lenguaje cotidiano y los deseos que los filósofos atribuían a diferentes poderes como la imaginación, la memoria, el recuerdo y la ilusión.
Tomaron en cuenta el repertorio cognitivo y argumentaron las funciones que los filósofos atribuían a diferentes poderes como la imaginación, la memoria, el recuerdo y la ilusión eran funciones diferentes de la conciencia humana, que desempeña la función de la razón. En éste contexto, se observa generalmente que durante el período preislámico, los teólogos no basaron la capacidad de los seres humanos para el conocer universal en la existencia de un alma abstracta. La mayoría de los teólogos creían que todos los seres creados fueron creados por objetos mediante accidentes añadidos a una estructura formada por la combinación de un cierto número de átomos. Según ellos, la sustancia de un objeto, que porta sus atributos, es, por así decirlo, como un esqueleto. Cuando el accidente de la vida se añade a éste esqueleto, el objeto se vuelve vivo o viviente; cuando se añade el accidente de la percepción, el objeto se vuelve cognoscente; cuando se añade el accidente del poder, el objeto se vuelve poderoso; y cuando se añade el accidente de la voluntad, el objeto se vuelve perspicaz. De manera similar, cuando el accidente del conocimiento se añade a un objeto, el objeto se convierte en discípulo.

El conocedor se convierte en sustancia. Los teólogos mu'tazila creían que la vida y sus accidentes subsiguientes requerían cierta constitución para que un objeto existiera, mientras que los teólogos sunnitas creían que la constitución no era necesaria para el poder divino, sinó que simplemente ocurría como una costumbre divina surgida en el cuerpo.
Pensaban que éste proceso se producía al traerlo a la existencia. Por lo tanto, mientras algunos, como Harith al-Muhasibi, afirmaban que el intelecto es un poder innato, según la mayoría de los teólogos anteriores a Al-Ghazzali, el primer conocimiento que Allah crea en la esencia humana se llama intelecto. Éste conocimiento es común a todos los humanos y es creado directamente por Allah. Posteriormente, el conocimiento adquirido se deriva del conocimiento inicial a través de las sensaciones y la visión. Por lo tanto, según la mayoría de los teólogos, el sujeto humano razona a través del intelecto, que es un accidente. En otras palabras, si bien el intelecto es la sustancia, el intelecto en sí mismo es un accidente. Por lo tanto, según los teólogos, el estado en el que la sustancia del intelecto carece del accidente del intelecto corresponde al intelecto ilusorio en la terminología de los filósofos. Según los teólogos, el estado en el que el primer conocimiento, llamado intelecto, emerge en la sustancia del intelecto corresponde al intelecto cognoscente en la terminología de los filósofos. Según los teólogos, la situación en la que el conocimiento secundario se deriva del conocimiento primario y el conocimiento adquirido es, en la terminología de los filósofos, efectivamente el intelecto. Esencialmente, la diferencia entre teólogos y los filósofos no radica en si el sujeto que posee el conocimiento conoce a través de éste conocimiento, sinó que en sí adquiere la capacidad de conocer a través de éste conocimiento. Como se explicó anteriormente, la mayoría de los teólogos afirman que el sujeto humano adquiere la capacidad de conocer a través del conocimiento. Los filósofos, por otro lado, creen que el alma es inherentemente omnisciente. Los filósofos argumentan que el alma humana debe ser inherentemente omnisciente cuando se trata de defender la teoría de la emergencia y el qumun, Nazzam cree que un objeto posee infinitas naturalezas, y que su personalidad se forma a partir de éstas naturalezas manifestadas. En éste contexto, y dado que las naturalezas que posibilitan la vida, la voluntad y el poder emergen de las infinitas naturalezas de la existencia humana, los seres humanos se vuelven vivos, capaces, conocedores y voluntarios.

La razón fundamental de ésto es la imposibilidad de comprender a los seres incorpóreos que ocurren en un ser puramente corpóreo. Los seres incorpóreos incluyen objetos externamente realizados como Allah, intelectos y almas, así como universales que emergen dentro de la mente, como las verdades de los objetos y los accidentes. Por lo tanto, los filósofos basaron la comprensión del alma, que trasciende la corporeidad, en la ontología del alma, no en la ontología del conocimiento. Sin embargo, los teólogos desarrollaron una teoría más compleja, e inicialmente compartieron la postura común de que el poder divino crea el conocimiento fundamental del cual todo conocimiento puede derivarse dentro de la esencia humana. Según ellos, éste conocimiento, al ser esencialmente conocimiento universal, como "las cosas existen", permite que la comprensión desarrolle una percepción que no se limita a la existencia corpórea. Sin embargo, los teólogos mutazilitas argumentaron que la vida requiere de una constitución específica y, por lo tanto, la esencia humana debe ser idónea para la creación de éste conocimiento, considerando así la idoneidad tanto de la esencia humana como de la ontología del conocimiento. Dado que los teólogos ash'aritas no requieren una constitución para la vida, creen que la condición de un sujeto apto para el conocimiento simplemente refleja la costumbre divina. De hecho, según ambas tradiciones teológicas, el conocimiento requiere de percepción, y la percepción requiere de vida. Los teólogos han discrepado sobre si la vida es idéntica al alma, pero éste desacuerdo no es decisivo para la teoría en su conjunto. Sin embargo, dado que la percepción no se basa en la naturaleza abstracta de la esencia humana, simplemente expresa la capacidad de comprender y es un estado accidental creado dentro del cuerpo.

Hay dos excepciones a ésta perspectiva en el período temprano. La primera es la perspectiva del alma, que conoce por su esencia, como sugiere Nazzam, cuya perspectiva hemos citado anteriormente. Aunque Nazzam, debido a los problemas que hemos mencionado previamente, no apoya la idea de la sustancia abstracta en la visión del alma como conocedora. Aunque Nazzam no abrazó la idea de la sustancia abstracta debido a los problemas que hemos mencionado anteriormente, afirmó que las cualidades de vitalidad y conocimiento se originan en la esencia del alma. En este caso, si consideramos la teoría de la emergencia de Nazzam, la primera información revela la capacidad inherente del alma para conocer. La segunda es la opinión del imán Mu'tazilita Mu'ammar. El Qadi Abd al-Jabbar expresa su opinión de la siguiente manera:
"El ser humano es un ser separado de los demás, no puede ser dividido, no es parte ni todo, no le es posible moverse, detenerse ni ser caracterizado por las otras cualidades que describen los cuerpos, no necesita un lugar donde establecerse ni ser establecido, él maneja éste cuerpo, lo mueve, lo detiene y es indivisible."

El Imam Ashari también hizo una narración similar en Makalat:
"El hombre es indivisible. Es el organizador del universo. El cuerpo visible es su instrumento. En realidad, no está en ningún lugar. No toca nada, ni nada lo toca. No le es lícito el movimiento, el reposo, los colores ni el gusto. Le es lícito tener conocimiento, poder, vida, voluntad y aversión. El hombre actúa con éste cuerpo, lo usa y no lo toca. El hombre es una parte indivisible, un significado indivisible. Existe en éste cuerpo no para el contacto ni la encarnación, sinó con fines de precaución."

Éstos pasajes expresan tres juicios sobre el alma: (A) El alma es simple. (B) No se caracteriza por las propiedades de los cuerpos. Según éste tema, el alma no es corpórea ni incorpórea. (C) La relación del alma con el cuerpo es la relación del gobernante y el gobernado. Ésta visión de Muammar lo coloca en una posición excepcional entre los primeros teólogos porque es una expresión de la visión abstracta del alma. Por ésta razón, Fakhr al-Din al-Razi lo menciona entre aquellos que adoptaron la visión abstracta del alma en el período temprano. Después de Muammar, la visión abstracta del alma fue expresada entre los teólogos sunnitas por Raghib al-Isfahani, y luego por Al-Ghazzali.

Es evidente que Raghib y Al-Ghazzali adoptaron la perspectiva del alma abstracta. Sin embargo, si no se lee con atención la primera frase de Muammar, se puede dudar de si realmente se refería al alma abstracta. Aunque, desde el siglo IV d. H. en adelante, la palabra "ayn kalima" llegue al alcance del concepto, éste se ha ampliado, los teólogos, especialmente en el período temprano, utilizan el término "ayn" en el sentido de sustancia en la terminología filosófica. Por lo tanto, Muammar argumenta que el alma es una sustancia. Dado que el alma no está sujeta a ninguna de las propiedades de los cuerpos y su relación con el cuerpo es exclusivamente de gobierno, el alma sería una sustancia abstracta. Sin embargo, ésta perspectiva se expresa de una manera que no contradice la terminología de la tradición teológica. Parece que la motivación de Muammar para ésta perspectiva fue sentar las bases de nuestro conocimiento de las cosas incorpóreas, o al menos de Allah. Si bien si Muammar desarrolló una física teórica compatible con su visión abstracta del alma y es un tema de estudio independiente, su teoría del significado puede comprenderse de acuerdo con su visión abstracta del alma. Sea cual sea la situación desde la perspectiva de la física teórica, Muammar parece estar convencido por el razonamiento de los filósofos de que es imposible que una entidad puramente física o un estado corporal adquiera conocimiento sobre cosas que carecen por completo de fisicalidad, yá que el conocimiento no puede ocurrir sin una relación entre dos cosas. De hecho, ésta crítica es seria, y es irrazonable asumir que los imanes mutazilíes, quienes sabemos que conocían la teoría del alma, ignoraran éste razonamiento. La tradición teológica debe haber encontrado una explicación para compensar ésta crítica. Pues la cuestión no se limita al modo de existencia del sujeto cognoscente y al atributo del conocimiento; también concierne al modo de existencia de los seres invisibles, como los Ángeles, cuya existencia se revela en los textos religiosos.

Si bien los teólogos aceptan que todas las cosas creadas son cuerpos, también reconocen que éstos tienen estados muy diferentes. Según ellos, algunas clases de cuerpos pueden percibirse a través de los sentidos, mientras que otras pueden conocerse teóricamente. No hay forma de conocer teóricamente algunas clases de cuerpos; sólo pueden conocerse mediante información fiable. Por ejemplo, los Ángeles pertenecen a éste grupo. Por lo tanto, los teólogos basaron su sistema no en la distinción entre abstracción y concreción, sinó en la distinción entre la sutileza y densidad. Sin embargo, la distinción entre sutileza y densidad es inválida cuando se trata de Allah. Pues, en éste sentido, no puede haber relación entre ningún cuerpo, por sutil que sea, y Allah, quien está completamente desprovisto de fisicalidad. Por lo tanto, los teólogos basan su comprensión de Allah (no en la similitud en el modo de existencia), sinó en la similitud de Atributos. Aunque discrepaban sobre la naturaleza de los Atributos que se encuentran en los humanos y en Allah, afirmaban una similitud semántica entre atributos como la vida, el conocimiento, la voluntad y el poder, creados en los humanos, y los mismos atributos que se encuentran en Allah. Así, establecieron una relación común entre los humanos y Allah sin considerar la naturaleza abstracta del alma humana, y derivaron la marifatul-lah de ésta relación. En resumen, los teólogos aplicaron su forma de pensar, basada en la distinción entre esencia y atributos, a éste mismo concepto. Así, evitaron los inconvenientes de la visión abstracta del yo, en particular en lo que respecta a la creación y la tierra, y también sentaron las bases para el conocimiento de la esencia humana sobre la totalidad de la existencia. Por ésta razón, pensadores como Qadi Abd al-Jabbar, quien negó por completo la existencia del alma, se encuentran en la tradición teológica. Dado que la tradición teológica es teórica, ha optado por superar el materialismo impuesto por la física teórica a través de la distinción lógica de la dualidad esencia-atributo y la comunidad de atributos.
Entonces, ¿existe, o existe necesariamente, una diferencia entre la visión de la sustancia corpórea funcionalizada por atributos y la visión del alma abstracta en cuanto a los límites de la percepción humana? De hecho, ésta pregunta, al considerarse en conjunto con la segunda pregunta que planteamos al principio de éste artículo, abre un campo de discusión más amplio. Nuestra pregunta anterior era: ¿Cómo pudieron combinarse las teorías de filósofos y teólogos de la época del Mutakhirin por parte de algunos teólogos, como Sayyid Sharif al-Jurjani? Para responder a ésta pregunta, debemos aclarar si aceptamos la teoría del alma abstracta o la teoría del alma de los teólogos que llevaría a una diferencia en cuanto a los límites de la cognición humana.

-Quienes aceptan la teoría del alma abstracta creen que ésta se abstrae de la percepción material a la percepción puramente intelectual mediante el estudio de la física, las matemáticas y la metafísica. Ésta teoría se basa en dos conceptos fundamentales respecto al alma y de su conocimiento que existen: abstracción y abstracción.. (aislamiento y desapego) (tajrid y tajrud). El alma humana somete las percepciones sensoriales a un proceso de composición y análisis, primero en la imaginación, luego en la ilusión y, finalmente, dentro de ella misma. Éstas corresponden a las tres etapas de la abstracción. En la primera etapa, la abstracción imaginaria, el alma, mediante la imaginación, combina y separa las percepciones sensoriales para llegar a formas cuyos elementos existen externamente, pero no como un todo. En la segunda etapa, la abstracción imaginaria, el alma, mediante el poder de la imaginación, recombina y separa las formas en la imaginación para llegar a los significados. Sin embargo, dado que el poder de la imaginación es una fuerza material, los significados que percibe se perciben en relación con la materia. El ejemplo más claro de ésto es la comprensión por parte de la ilusión del significado de la existencia, pero su conclusión es que todas las cosas existentes son cuerpos. Cuando se completa la segunda etapa de la abstracción, la emanación del principio metafísico (el Intelecto Activo) es captada por el alma como el significado racional puro. Por ejemplo, cuando hay algo que la imaginación percibe sólo como un cuerpo.

El alma percibe el significado de la existencia como un significado completamente abstracto, incluyendo al ser racional. Éstas etapas de abstracción son también etapas de la abstracción del alma del interés y el apego a las percepciones y realizaciones materiales. Abstracción y abstracción son las etapas de la abstracción del alma de todo lo existente.
Éstas también son etapas de abstracción del interés y el apego a las realidades. Abstracción tras abstracción continúan hasta que el alma abarca a todos los seres y se adorna con las formas del universo entero. Finalmente, el alma se convierte en un reino intelectual paralelo al universo. Uno de los pasajes más impactantes y directos de la tradición filosófica islámica que expresa ésta situación es el siguiente texto de Ibn Sina.

<La perfección específica del alma racional consiste en convertirse en un mundo intelectual al plasmar en sí misma la forma de todo, el orden inteligible en todo y la forma de la bondad desbordante en todo, partiendo del principio de todo, alcanzando luego sustancias superiores puramente espirituales, luego sustancias espirituales relacionadas de algún modo con los cuerpos, luego cuerpos sublimes con su estructura y poderes, y finalmente hasta que la estructura de toda la existencia se consolide en sí misma. Así, el alma se convierte en un mundo inteligible que observa la belleza absoluta, contempla el bien absoluto y la belleza verdadera-absoluta equivalente a todo el mundo existente, que se une a él, imprime su patrón y estructura en sí misma, se une a su camino y se forma a partir de su esencia.>

Ésto expresa, en general, el horizonte teórico de la tradición filosófica y afirma que el alma humana puede estar plenamente dotada de las formas de todos los seres. Ibn Sina argumenta qué, cuando a tal perfección añadimos las virtudes de un profeta, el horizonte humano alcanza su máximo esplendor.

Las principales de éstas virtudes son la castidad, la sabiduría y la valentía. Su esencia es la justicia. La justicia está más allá de la virtud teórica. Quien posee sabiduría teórica junto con éstas virtudes es indudablemente feliz. Quien adquiere cualidades proféticas junto con estas virtudes se vuelve casi como un señor humano, y la adoración es casi lícita después de Allah. Él es el sultán de la tierra, el vicerregente de Allah en la tierra.. En otras palabras, si a la perfección teórica se le suma la perfección práctica y también se adquieren cualidades proféticas, se alcanza el objetivo de la filosofía de llegar a ser (tashabbuh billah), volverse divino (taelluh) y volverse espiritual. Por lo tanto, la tradición filosófica que abraza el yo abstracto tiene tres afirmaciones fundamentales con respecto al yo humano. Primero: El yo puede comprender teóricamente todas las cosas existentes. Segundo: El yo puede llegar a ser prácticamente perfecto y estar equipado con todas las virtudes. Tercero: El yo puede materializar la percepción teórica a través del poder de la imaginación, disponer de otros objetos, informar sobre lo invisible y establecer leyes que permitan a las comunidades humanas ser gobernadas de acuerdo con el conocimiento de la realidad. La base de las tres afirmaciones es la suposición de que el yo abstracto puede abstraer y, al abstraer, volverse abstracto él mismo.
Ésta perspectiva tiene dos aspectos, como puede observarse. El primero es el que afirma que se puede alcanzar la percepción del todo. En un extremo del todo se encuentra Allah, y en el otro, los objetos materiales. El segundo es el aspecto de la abstracción, que posibilita la percepción del todo y se realiza junto con ella. La tradición teológica anterior parece coincidir con el primero, al menos en un sentido aproximado. Los teólogos también creen que los humanos pueden alcanzar la percepción del todo mediante la visión. La diferencia más notable entre teólogos y filósofos a éste respecto es que algunos existentes no pueden conocerse a través de los sentidos o la visión, y por lo tanto solo pueden conocerse a través de noticias. Por lo tanto, las fuentes teológicas del conocimiento incluyen la revelación (sam), además de la razón y los sentidos. Aunque hay quienes adoptan una postura excepcional, como Abu'l-Hasan al-Amirī, los filósofos generalmente consideran que lo que aporta el profeta no es un nuevo conocimiento en el sentido teórico, sinó más bien un conocimiento filosófico. También lo consideran una expresión de conocimiento teórico a nivel de la imaginación. Por lo tanto, según ellos, el profeta revela diferentes leyes con el mismo significado. Por ejemplo: los teólogos, (según los filósofos), dicen que la existencia de Ángeles y genios no puede conocerse ni a través de los sentidos ni de la razón; la única manera de saberlo es mediante noticias auténticas. Sin embargo, según los filósofos, un profeta usa la palabra "malak" para describir los intelectos y las almas celestiales, la fuente de la existencia y el movimiento de los cielos, y pueden referirse a las fuerzas terrenales como "genios". No obstante, si bien existen diferencias significativas entre las tradiciones teológicas y filosóficas en cuanto al estatus de la profecía, yá sea que la consideremos conocida únicamente a través del poder de la mirada o con el apoyo de éste, ambas tradiciones creen que la percepción del todo representa el horizonte del conocimiento humano. Por lo tanto, ambas tradiciones abarcan la totalidad de las cosas existentes dentro del ámbito de su estudio, y la teología se construyó para ser una contraparte de la filosofía teórica. La diferencia fundamental entre las tradiciones teológica y filosófica, en particular, surge en el segundo aspecto de la teoría del alma abstracta: en cuanto a su pretensión de abstracción. La abstracción y la pretensión de abstracción, que está relacionada con ella, determinan la independencia del alma respecto de la materia y su capacidad para alcanzar el nivel del "Intelecto Activo" como objetivo principal de todos los esfuerzos teóricos y prácticos del hombre.

El objetivo principal de todos los esfuerzos humanos, tanto teóricos como prácticos, es alcanzar el nivel de ese "Intelecto Activo". Éste nivel corresponde a un estado de existencia donde, por un lado, el conocimiento, lo conocido y el conocedor son idénticos, y, por otro, la existencia y el poder son idénticos. Dado que ésta etapa es un nivel de existencia completamente espiritual o intelectual, también es un nivel donde la voluntad se borra. La identidad de existencia y poder significa que el conocimiento del alma sobre la realidad de los objetos está dotado de sus formas, yá sea en términos de significado, como dijo Farabi, o en términos de existencia, como dijo Ibn Sina, pero en cualquier caso, como formas. La borradura de la voluntad significa que el nivel de existencia en cuestión es la formación y resumen las razones por las que los teólogos objetaron la afirmación de la abstracción. Si bien aparecen críticas detalladas a la abstracción en el período posterior, en particular en el Sharh al-Isharah de Fakhr al-Dīn al-Rāzī, no se observa que los teólogos anteriores abordaran directamente el tema. El rechazo de la naturaleza abstracta del alma probablemente se consideró un rechazo de su abstracción, yá qué expresa la incapacidad del cuerpo, sujeto a la corrupción, para existir. Pues, según los filósofos, la voluntad es una característica animal, y los humanos tienen libre albedrío porque tienen un cuerpo. La identidad del conocimiento, lo conocido y el conocedor significa que el "Intelecto Activo" ha alcanzado una unidad y simplicidad acordes con su nivel. También significa alcanzar una unidad y simplicidad acordes con su nivel. Ésto es precisamente lo que los filósofos llaman divinización. Por lo tanto, en la tradición filosófica, tanto el proceso como el resultado del esfuerzo por conocer y actuar son abstracción y divinización. Ésto también permite al alma dotarse de todas las virtudes y disponer de la materia fuera del cuerpo sin intermediarios.

La tradición teológica, por otro lado, considera que el Profeta Muhammad (la paz sea con él) abarcó todas las virtudes. Ésto, sin duda, indica una posibilidad para otras personas, pero no implica necesariamente una posibilidad universal. Pues los teólogos reconocen que la profecía no se basa ni en la mutahayyila (un estado mental) ni en la abstracción. La profecía de una persona se basa enteramente en la selección divina (ihtisas). Además, no existe una relación necesaria entre la superioridad de ningún ser creado, yá sea un profeta o un Ángel, y su poder y fuerza inherentes. La tradición teológica considera que la superioridad se basa en la multiplicidad de la recompensa de un ser y su presencia en la presencia de Allah. Por otro lado, según la tradición mutazilí, el canal de la revelación está completamente cerrado para quienes no son profetas, y es imposible alcanzar estados que impliquen salvación material, como los milagros, para mantener cerrado un canal de conocimiento similar a la revelación, los mutazilíes también rechazaron la adquisición del conocimiento sobre cuestiones metafísicas mediante la inspiración y la revelación a personas que no sean profetas.
(Jurjani, Sharhu'l-Mawaqif III, p. 540)

(En la tradición Mu'tazila, la escuela Husayniyya, afiliada a Abu'l-Husayn al-Basri, aceptaba eventos extraordinarios como los milagros, pero la Husayniyya es la escuela en la que los Mu'tazila se acercaron a la Ahl al-Sunnah.)

Los teólogos de Ahl as-Sunnah también parecen coincidir con los Mu'tazila en que la puerta está cerrada. Porque, si bien aceptan que la inspiración y la santidad posibilitan una relación especial entre Allah y algunos de Sus siervos, no atribuyen a la inspiración un valor epistémico objetivo ni un valor que sea religiosamente vinculante. Por lo tanto, si bien la tradición teológica en su conjunto aspira a la verdad en cuestiones teóricas y prácticas, el horizonte humano al que aspiran no es el nivel descrito en los dos textos de Ibn Sina citados anteriormente. En otras palabras, una persona abstraída y dotada de las verdades de toda la existencia, que ha adquirido virtudes morales en su conjunto y está a punto de poseer un intelecto independiente, no puede describirse como el objetivo humano de la tradición teológica anterior. Dicho objetivo, en la época de los Mu'taqaddimin, era la creencia de que ésto podría ser adecuado para la tradición sufí, que busca verificar la verdad de las creencias y los comportamientos transmitidos por el Profeta PyB mediante una especie de descubrimiento e inspiración al seguirlo.

Los seguidores del Tasawwuf Sunnah consideraban al profeta Muhammad PyB la definición y el límite de la humanidad y aceptaban en principio que la comprensión universal que emergió en él también podía replicarse en quienes lo siguieron. Además, argumentaban que las condiciones para dicha comprensión podían controlarse y disciplinarse. La comprensión sufí de la profecía y la santidad, independientemente de su adhesión a la teoría abstracta del yo, se alinea con los objetivos descritos en los pasajes de Ibn Sina mencionados anteriormente. De hecho, los sufíes consideran inadecuados los objetivos de los filósofos en algunos aspectos debido a sus limitaciones en cuanto a la causalidad. Pues el Tasawwuf-sufismo, como se expresa en el Hadiz del casi-nevafil, es un divino-hombre en el que la voluntad del siervo es idéntica a la voluntad de Allah, y Allah se convierte en el ojo que ve y la mano que agarra del siervo. Ésto se basa en un acercamiento entre Allah y el ser humano, en el que el siervo se convierte en el ojo que ve y la mano que sostiene. De hecho, ésta perspectiva ha sido considerada legítima y deseable por los maestros de la tradición teológica Ahl al-Sunnah. Sin embargo, la teología tradicional nunca definió tal grado de cercanía como el objetivo de la teología. Durante el período de los primeros teólogos islámicos, los teólogos sunnitas creían que las creencias que predicaban eran realizadas por los sufíes en el nivel de sinceridad e ihsan. En otras palabras, los teólogos sunnitas de los primeros teólogos islámicos veían el sufismo como una cuestión de tadayyun y evaluaban las afirmaciones sufíes de ma'rifa dentro del contexto del tadayyun. El hecho de que algunas declaraciones sufíes que evocaban hulul y unidad, o la unidad de la existencia, fueran evaluadas por los propios sufíes dentro del ámbito y explicadas de acuerdo con los principios fundamentales de la tradición teológica también respaldaba la tradición teológica. Sin embargo, aunque existe un acuerdo entre la teología y el Tasawwuf-sufismo en términos de principios básicos, existe una diferencia significativa entre el ideal último de un ser humano perfecto concebido por las dos tradiciones: la tradición sufí comparte el ideal de un ser humano manifestado que vemos en la tradición filosófica. En el objetivo del sufismo puede expresarse como asemejarse a Allah (at-tashabbuh billah) o moralizarse mediante la moralidad divina (at-tahalluk bi akhlakillah). En éste contexto, no es casualidad que Ibn Sina dedicara los dos últimos capítulos de al-Isharat wa't-ten-bihat a la ma'rifa y los estados sufíes, lo que indica que ambas tradiciones, a pesar de sus diferentes preferencias, comparten una concepción similar de la humanidad. Sin embargo, la expresión más apropiada de la concepción de humanidad de la tradición teológica no está en "asemejarse a Allah", sinó en "asemejarse al Profeta (la paz sea con él)". Además, aunque la semejanza completa con el Profeta (la paz sea con él) sea posible en términos del poder divino, no tiene sentido en los términos de la costumbre divina, especialmente para los teólogos mutazilíes sobre el consenso teórico entre el Tasawwuf-sufismo y la teología antes de Ibn Arabi, y la ruptura de éste consenso con Ibn Arabi. 

(Como los Zilis han cerrado un canal de información similar a la revelación, el creyente sólo puede ser un intérprete de información sobre ciertos temas y la revelación no dejará de ser una fuente de información para ningún creyente ni la información de la revelación será repetida de la misma manera por ninguna persona.)

Los eruditos sunnitas, por otro lado, aceptan que el conocimiento sobre los mismos temas puede, en principio, ir más allá de la interpretación o la investigación teórica, y qué, aunque no tiene el estatus de revelación en términos de objetividad y vinculación relativas, puede investigarse en el creyente a través de un medio similar a la revelación, denominado inspiración. Sin embargo, sólo establecen los principios de ésta aceptación en términos de epistemología y pensamiento religioso.

Los seguidores del Tasawwuf-sufismo son el único grupo que ha afirmado cómo puede ocurrir dicha verificación y, de ser así, cuáles son las diferencias entre un creyente que sigue al Profeta PyB y la información que éste recibe en términos de fuente, contenido, exhaustividad, etc. De hecho, los sufíes del período tardío ofrecerían explicaciones sistemáticas sobre éste asunto, basándose en los nombres divinos. De hecho, el Profeta PyB es el modelo más perfecto que representa el ideal de humanidad del sufismo, y para los sufíes, asemejarse a Allah también significa asemejarse al Profeta PyB. Sin embargo, la concepción sufí del profeta, de una manera que no estamos acostumbrados a ver en ningún texto teológico, destaca como «el ser humano divino -que posee el conocimiento universal de la existencia, la manifestación más perfecta de Allah y representa la cima del dolor». No obstante, el hecho de que los maestros sufíes se criaran en la tradición sunnita y que los sufíes se esforzaran por armonizar con los teólogos sunnitas en los principios fundamentales del pensamiento religioso fortaleció la relación entre la teología sunnita y el sufismo. Así, la concepción Sufi de la humanidad, si bien no es el objetivo disciplinario de la tradición teológica, encontró una respuesta general en la tradición sunnita, particularmente como un ideal moral, sobre la fe y la sinceridad.. Ésto fue recibido con optimismo, lo que convirtió al Tasawwuf-sufismo en un objeto de deseo en la búsqueda de conceptos fundamentales del pensamiento religioso, como el ihsan. Ésta situación, sumada a la preferencia de Al-Ghazzali por el sufismo sobre la teología, como el mayor erudito sunní de su tiempo, y la posterior difusión del sufismo a través de las órdenes sufíes, conduciría a un cambio en el enfoque del Tasawwuf-sufismo sobre la percepción humana. El concepto de humanidad del Tasawwuf-sufismo, originalmente en la interpretación metafísica del profeta Muhammad (PyB) es expresado en el concepto del sabio, tiene, como se mencionó anteriormente, una amplitud que abarca la teoría abstracta del yo y el concepto perfeccionado de humanidad. Además, de que se produjeron varios avances significativos en la tradición filosófica Islámica.
El primero es la reformulación de la teoría de la profecía de Farabi en manos de Amiri y, en particular, de Avicena. Si bien los filósofos que adoptaban la visión abstracta del yo enfatizaban la cualidad legislativa del profeta y parecían basar la profecía en la necesidad de leyes apropiadas para el conocimiento de la realidad por parte de las sociedades humanas, Amiri, y posteriormente Avicena, caracterizaron el yo del profeta como sagrado y santo, argumentando que el límite último de la perfección humana se realizaba en él. Es evidente que el Profeta (la paz sea con él) es quien más se acerca al discurso general sobre la profecía. Por lo tanto, con Avicena, la posición del Profeta (PyB) en la tradición filosófica, si bien no alcanzaba el nivel de la explicación y detalle del sufismo, en principio, se acercaba a él. En particular, la dedicación de Ibn Sina de una sección separada al sufismo en al-Isharat, su presentación de los sabios como un grupo que comprende la existencia absoluta y su presentación del conocimiento y los estados de los sufíes, (no como imaginaciones poéticas y/o alteraciones de la conciencia), sinó como percepciones cercanas y su evaluación como experiencias que conducen y resultan de la adquisición de conocimiento, es sumamente consistente con la tradición filosófica Islámica.
Él reveló la cercanía ideal entre ambos. Sin duda, ésta cercanía entre las concepciones humanas no fue reconocida únicamente por Ibn Sina. El Ikhwan de Safa, Amiri y Abu Sulayman al-Sijistani también abordaron ésta relación y la destacaron. Cabe señalar que el Ikhwan de Safa, en particular, realizó un trabajo significativo sobre éste tema. Sin embargo, Ibn Sina representa un punto donde todos los esfuerzos filosóficos anteriores a él fueron compilados y transformados en el poder de la filosofía peripatética como tradición. Por lo tanto, los análisis posteriores de las relaciones y diferencias entre las concepciones humanas se realizarán íntegramente a través de las obras de Ibn Sina.
Segundo: Avicena ofreció una explicación qué, al menos parcialmente, abordaba la primera de las preocupaciones de los teólogos sobre los existentes abstractos. Como recordarán, los teólogos se oponían a la existencia de entidades abstractas en principio porque el origen de un existente abstracto era inexplicable. El punto de partida de los teólogos en ésta cuestión era el concepto de origen, y también reconocían la necesidad de un agente independiente cuyo origen no puede probarse.
Pensaban que no se podía probar que algo indemostrable necesitara de un agente. Según ellos, para que algo fuera un evento, debía estar sujeto a cuatro accidentes básicos (movimiento, reposo, unión y separación). Sin embargo, los existentes abstractos no estaban sujetos a ninguno de éstos accidentes. Ibn Sina argumentó que la razón por la que los objetos necesitan un agente no es el evento, sinó la posibilidad. De hecho, ésta opinión yá había sido expresada por Farabi, y Amiri que había sistematizado la distinción entre necesario y posible. Cuando Ibn Sina añadió a ésta distinción la distinción entre existencia y esencia, la filosofía en la era moderna, dónde ha habido un debate considerable sobre si la narrativa de Ibn Sina en Isharat constituye sufismo. Sin embargo, independientemente de las verdaderas creencias de Ibn Sina, las grandes autoridades del pensamiento islámico han considerado ésta sección una narrativa sufí. De hecho, la tradición de clasificación filosófica eventualmente incluiría al Tasawwuf-sufismo entre los grupos comprometidos con la búsqueda de la verdad. Para un cambio a favor del sufismo en la tradición de clasificación teologales Sunnitas, yá que desarrolló una gran teoría relacionada con todos los aspectos de la ciencia, que le permitió, en particular, reconsiderar las cuestiones fundamentales de la lógica, la física teórica y la metafísica. La difusión de la filosofía peripatética en la geografía islámica con las obras de Ibn Sina y la inclusión de su filosofía en la teología a través de las críticas de Al-Ghazzali implican la incorporación de la filosofía sinaítica a la teología que transformó la teoría de la contingencia en un principio generalmente aceptado dentro de las tradiciones intelectuales islámicas. Ésta transformación no disuadió a los teólogos de la idea de que el universo es creado, pero refutó la justificación más importante para el rechazo de los existentes abstractos en el período temprano de los eruditos. Si la razón por la que algo necesita un agente no es la creación sinó la contingencia, como Ibn Sina demuestra tan convincentemente en al-Isha'rah, entonces el hecho de que algo sea corpóreo o incorpóreo no tiene relación con su creación. El aspecto de algo que requiere su necesidad de un agente es su contingencia inherente. Por lo tanto, cuando se demuestra que un ser, corpóreo o no, es posible, también se demostrará que deriva su existencia de otro. Por supuesto, al afirmar que los contingentes derivan su existencia de otro, Ibn Sina no acepta la creación ex-nihilo. Pero uno de los éxitos de la distinción necesario-posible y la ontología que la rodea, y quizás la razón de su eficacia, es su capacidad de ser aceptada y utilizada independientemente de una teoría metafísica o física teórica específica. De hecho, la distinción necesario-posible y existencia-naturaleza puede adaptarse a diversas teorías metafísicas y físicas, yá sean emanacionistas, de creación a partir de la nada, atomistas o materia-formistas. Ésto representa no solo una posibilidad, sinó también una realidad en la historia del pensamiento islámico. Si consideramos el proceso de la distinción necesario-posible y existencia-naturaleza en la filosofía occidental, la adaptabilidad de la teoría es mayor de lo esperado. Por ésta razón, en la tradición teológica, Fakhr al-Dīn a partir de al-Rāzī, sobre la distinción entre lo necesario y lo posible, y entre existencia y esencia, comenzó a emplearse sistemáticamente. De hecho, en su Sharh al-Ishārāt, el imán al-Rāzī argumentó que el debate sobre si es la creación o la posibilidad lo que hace necesario lo posible para un agente es literal, yá que quienes defienden la creación presuponen la posibilidad antes de la creación. En consecuencia, durante el período posterior, surgió un consenso entre las tradiciones teológica y filosófica, principalmente en cuestiones de ontología, y los teólogos llegaron a comprender y aceptar que una entidad abstracta también podía ser obra de un agente.
Tercero: Las implicaciones de la teoría del alma abstracta en las culturas antiguas se pueden rastrear en la tradición de la filosofía islámica. Sin embargo, los filósofos musulmanes realizaron esfuerzos considerables para armonizar el concepto del alma abstracta con las creencias islámicas. Generalmente, utilizaron las posibilidades y el poder de la imaginación para explicar los textos e informes sobre la resurrección material. En éste contexto, Ibn Sina estableció la posibilidad de la resurrección material a nivel de la imaginación en su Kitab al-Shifa/Metafísica y en sus tratados separados. Suhrawardi ofreció una explicación de la resurrección material a través de su teoría del mundo de la similitud. Dejando de lado el desacuerdo entre los dos comentaristas de Suhrawardi sobre si el Shaykh adoptó el concepto de reencarnación, los filósofos islámicos rechazaron unánimemente el concepto de reencarnación basándose en la irreproducibilidad de la relación entre el alma y el cuerpo. En Andalucía, Ibn Bajjah rechazó la inmortalidad individual, e Ibn Rushd también llegó a la misma conclusión en algún momento, pero las opiniones de éstos dos filósofos nunca tuvieron la influencia suficiente para determinar el curso de la filosofía en la tradición de pensamiento islámica. El proceso filosófico en el mundo islámico no es solamente el filósofo que repitió ésto, y que fue esencialmente Ibn Sina. Los filósofos del mundo islámico oriental se tomaron en serio los principios consensuados del islam y los problemas de las tradiciones del pensamiento religioso, yá que en luces, el islam también tiene su propia idiosincrasia filosófica para estudiar.. y pensamos, que es lógico comparar para dilucidar confluencias que aviven sobre las verdades.. adoptando la movilización del poder explicativo de las teorías filosóficas como objetivo filosófico. Ibn Sina es la culminación de éstos esfuerzos y representa su cúspide. El impacto de éstos esfuerzos en la tradición intelectual islámica fue tan fuerte que las influyentes críticas de uno de los eruditos más renombrados de todos los tiempos, como Al-Ghazzali, allanaron el camino para la adopción generalizada de la filosofía y para que teólogos posteriores se convirtieran en comentaristas de Ibn Sina. Así, los teólogos pudieron utilizar el poder explicativo de la teoría del alma eliminando los problemas inherentes a sus propios principios. En particular, la teoría de las facultades dentro de la teoría del alma parece al menos la más precisa en comparación con las explicaciones humanas de la tradición teológica. Dos modificaciones importantes a ésta teoría abrieron la puerta para que los teólogos la adoptaran. La primera es la eliminación del principio de "de uno surge uno". Como es sabido, el principio de "de uno surge uno" establece que la unidad de cualquier objeto solo permite una única acción. Por lo tanto, atribuir más de un tipo de acción a un objeto significa que el objeto tiene más de un aspecto.

Ser atribuido a algo significa que el objeto posee múltiples aspectos y está unificado. Sin embargo, así como los teólogos no aceptan la emanación, tampoco aceptan el principio del interés propio inmediato, que es su principio fundacional. No obstante, la solución de que el alma es el agente principal de todas las acciones y las facultades son meros medios y proporciona una explicación que no requiere aceptar dicho principio. En segundo lugar, los filósofos creen que el verdadero conocimiento de los fenómenos explicados por las teorías proporciona la relación causa-efecto. De hecho, conocer la cosa, según ellos, significa conocer sus causas. Los teólogos pensaron que podrían superar éste problema sustituyendo la relación causal en las explicaciones filosóficas por la costumbre divina. Por lo tanto, incluso si un teólogo de un período posterior consideraba que el alma es un cuerpo sutil en términos de su modo de existencia, como la relación alma-cuerpo, la enumeración de los poderes del alma, sus funciones y su lugar en el cuerpo, etc. en las grandes obras del período posterior, se puede rastrear la tradición filosófica en su totalidad. El tipo de narrativa humana que solemos ver en los textos teológicos escritos antes de Al-Ghazzali, especialmente en los tres primeros siglos, yá no se encuentra. Las perspectivas del período anterior se presentan de forma hábil pero concisa, pero la mayoría de los títulos se centran en el aspecto humano del conjunto.
Se describe así, pero en la mayoría de los contextos, el ser humano ha perdido su papel como parte significativa de la narrativa general. Por lo tanto, la teoría del alma de Avicena se ha convertido en una teoría con gran poder explicativo incluso para quienes no aceptan la visión abstracta del alma. El hecho de que el pensamiento moral se base en la teoría del alma, sin duda tiene un impacto significativo en ésto.

Cuarto: Quizás una de las áreas más influyentes en la introducción de la teoría del alma en la tradición teológica Islámica sea la ética. Si consideramos a los primeros mutazilíes, la teoría del alma se incorporó inicialmente a la tradición teológica a través de la teoría del conocimiento. Si bien algunos elementos de la teoría del alma aparecen como parte de la teoría de la ética en los textos de Yahiz, la justificación de Muammar para adoptar la teoría abstracta del alma radica en fundamentar el conocimiento humano de sí mismo, de la totalidad de la existencia y de Allah. Por lo tanto, la autoconciencia expresada por Ibn Sina en la historia del «hombre en estado liminal» había sido expresada casi idénticamente por Muammar con anterioridad. De igual manera, los elementos de la teoría del alma presentes en el pensamiento temprano de Muammar, Nazzam y Yahiz no se prestan a ser considerados una herencia completa de la teoría del alma y la comprensión de la ética de la tradición peripatética. Debido a que la física teórica de Nazzam y Jahiz difieren, no incluyen la visión abstracta de la sustancia, a pesar de ser naturalistas. Si bien Muammar también adoptó la visión abstracta del alma y era naturalista, las perspectivas que él transmitió sobre la autopercepción del hombre entre las opiniones de otros teólogos, con la construcción de la teología como disciplina universal, no apoya la herencia sistemática de la teoría Meshsha'i del alma. El primer pensador en heredar la teoría Meshsha'i del alma en su conjunto, con sus implicaciones éticas, y en reinterpretarla de acuerdo con los principios fundamentales de la teología sunnita, incorporando sus términos, clasificaciones y objetivos en una teoría ética más integral, fue Raghib al-Isfahani. Posteriormente, Al-Ghazzali heredó las teorías avicenianas del alma y la moral, integrándolas con los ideales éticos de la tradición sufí. Así como Al-Ghazzali heredó la lógica de Mi'yār al-'ilm y la integró con la metodología de la tradición teológica, también heredó las teorías del alma y la moral de Mizān al-'āl, construyendo los fundamentos y el marco conceptual de la moral, que concibió como una vida enteramente dedicada a Allah, utilizando la teoría peripatética del alma y la moral. En éste contexto, mientras que el derecho en la tradición islámica expresa lo más local, la teoría moral, contrariamente a lo que comúnmente se cree hoy, expresa lo más universal. Por lo tanto, la herencia de la teoría del alma a través de la moral se consideró más aceptable. Incluso los escritores del período posterior, cuya adopción de la teoría abstracta del alma es incierta, no dudan en presentar una narrativa moral basada en la teoría aviceniana del alma. De hecho, todos los libros de ética que dejaron su huella en la segunda época clásica del Islam, como Akhlaq-ı Nasirī y Akhlaq-ı Adudiyya, y la literatura ética que se desarrolló a partir de éstas obras, utilizan la teoría peripatética del alma, de la cual vemos su forma perfecta en Ibn Sina, al determinar y enumerar el temperamento, las fuerzas del alma, las virtudes y los vicios.
Por lo tanto, (1) la difusión de textos éticos basados en o que contienen la teoría del alma y (2) el desarrollo sistemático de las tradiciones del pensamiento religioso con Raghib al-Isfahani. La crítica de la filosofía de Al-Ghazzali que popularizó las enseñanzas filosóficas entre los teólogos, (3) La necesidad de Ibn Sina del posible agente.. (4) el hecho de que lo que hace que un ser exista no es la creación sinó la posibilidad, (5) las dudas en torno a la idea de la esencia abstracta fueron resueltas en gran medida por Ibn Sina, (6) el análisis de Fakhr al-Din al-Razi de la diferencia entre creación y posibilidad de una manera que sería interpretada a favor de la creación desde la perspectiva de los teólogos, y (7) el hecho de que las obras de Fakhr al-Din al-Razi estuvieran imbuidas de enseñanzas filosóficas y que los teólogos se convirtieran en comentaristas de Ibn Sina a partir del siglo XIII, allanó el camino para la aceptación de la idea de la sustancia abstracta en el período posterior y para la convergencia de los ideales éticos de las tradiciones filosófica y teológicas. Es posible multiplicar o elaborar éstas razones. En resumen, las razones para la difusión de la filosofía entre los teólogos son en realidad las razones para la adopción de la teoría del alma abstracta por parte de los teólogos. Si la adopción o el uso de la visión abstracta del alma requiere teóricamente la adopción de la cosmología peripatética neoplatónica en su conjunto, esa es otra cuestión. Pero en la adopción o el uso de la teoría no es posible encontrar numerosos ejemplos que demuestran que la adopción o el uso de una teoría cosmológica no debe interpretarse como una adopción sistemática de la cosmología en cuestión. Adudüddîn puede citarse aquí como un ejemplo famoso. Entonces, ¿cuál ha sido el resultado de éste acercamiento en términos de la definición y la concepción humanas? La consecuencia más importante de éste acercamiento es que la definición del ser humano, como «viviente, capaz, sabio y dispuesto», tal como la definían los teólogos, fue ampliamente reemplazada por la definición de «ser pensante». Con la difusión de ésta definición, los textos de Ibn Sina se convirtieron en la base para explicar la naturaleza y las facultades del alma.
No es difícil adivinar que ésta es la fuente. Sin embargo, ésto no significa que las concepciones teológicas de la humanidad se olvidaran o perdieran su función. Al contrario, algunos teólogos continuaron defendiendo la concepción del período anterior en nombre de la teología. El amor transformado, el marco conceptual de explicación y lo que ha cambiado es el marco conceptual de la explicación y la revelación de aspectos que en la época anterior parecían tan distantes e irreconciliables. Los teólogos se dieron cuenta de que la materia sutil y la sustancia abstracta no eran puntos de vista completamente diferentes, y que ambos reconocían la posibilidad del conocimiento metafísico. En otras palabras, vieron que la concepción de la humanidad de la tradición teológica también podía defenderse desde la perspectiva abstracta del alma. Por ésta razón, teólogos como Fakhr al-Din al-Rāzī, Ad al-Din al-ījī y Jurjānī parecen haber incorporado en sus explicaciones los métodos de los filósofos Islámicos para demostrar la profecía. Sin embargo, la diferencia más notable entre las tradiciones filosófica y teológica en cuanto a la perfección última del hombre es la cuestión de la abstracción (tajarrud). Ésto se debe a que el concepto de abstracción asume que el modelo profético puede replicarse y se argumenta que el afán de perfección de una persona no tiene como objetivo, por supuesto, convertirse en profeta, sinó poseer los mismos recursos y la certeza en conocimiento y comportamiento que un profeta. Sin embargo, los teólogos que adoptan la teoría del alma no incluyen el objetivo de compartir el rango del "Intelecto Activo" en el concepto humano del alma, sin6o que reevaluan todo lo relacionado con ella en torno a la idea del poder y las costumbres divinas. Por lo tanto, desde una época temprana, han creído que el concepto fundamental que expresa el límite final de la perfección en éste mundo es el "consentimiento divino". Desde ésta perspectiva, el concepto de abstracción de los filósofos ha influido más en los sufíes que en los teólogos. Pues Ibn Arabi reinterpretó las teorías filosóficas en sus obras y sus apéndices, incorporándolas al sufismo. Ésta interpretación, por un lado, argumenta que los filósofos no son conscientes de la existencia del universo, sinó de la existencia del universo que acepta las explicaciones del orden del universo, mientras qué, por otro lado, afirma que no existe jerarquía en relación con Allah. Ibn Arabi ha construido la concepción del Sufísmo de la humanidad de una manera muy sutil, de una manera que abarca plenamente la concepción de los filósofos, tanto en términos del marco conceptual como de los objetivos últimos.

Como se mencionó anteriormente, los análisis detallados de los sufíes sobre la existencia y las implicaciones para el conocimiento de los nombres divinos universales y particulares han permitido que la tradición del pensamiento religioso mantenga su sensibilidad. Por ejemplo, según los sufíes de la unidad de la existencia, los nombres manifestados por los profetas son nombres universales, mientras que las competencias de los santos y otros seres humanos están comprendidas en los nombres universales se manifiestan principalmente como manifestaciones de nombres particulares. Ésta situación preserva los principios de consenso sobre el estatus de la profecía dentro de la tradición del pensamiento religioso. Entre los teólogos, también hay quienes reconocen la superioridad del método sufí y creen que la cima de la perfección humana solo puede alcanzarse mediante el método de la observación. Sayyid Sharif al-Jurjani es probablemente el ejemplo más famoso de éste concepto. Con la difusión de la unidad de la existencia entre los eruditos durante el período otomano, se puede decir que algunos pensadores que produjeron obras en el campo de la teología pertenecen al mismo grupo que Jurjani. El ejemplo más famoso de ésto entre los pensadores otomanos es Taşköprîzâde. Los pensadores de éste grupo creían que los métodos de la mirada y la observación representaban una comprensión y una certeza jerárquica, con la observación en la cúspide de la jerarquía. En éste sentido, los ideales abstraccionistas de los filósofos neoplatónicos estaban predominantemente influenciados por la tradición sufí o por teólogos que compartían una afiliación sufí y fue heredado (como decimos) por teólogos que compartían un pensamiento cercano con los sufíes. En la tradición filosófica, la perfección última del hombre se expresa mediante la razón abstracta, el dolor y la felicidad suprema. Éstos mismos términos se utilizan en la tradición del Sufísmo.
Sin embargo, la tradición sufí ha reinterpretado todo ésto dentro del contexto del concepto de servidumbre, que es una aceptación común para las tradiciones de pensamiento religioso. En consecuencia, dentro de la tradición del pensamiento islámico se han desarrollado tres definiciones de humanidad. La primera es la de "ser pensante", que resume la antigua concepción filosófica de la humanidad. Los filósofos, heredados del mundo antiguo, incorporaron la idea de la profecía a ésta definición y la reinterpretaron considerando la esencia del neoplatonismo y del profeta Muhammad (la paz sea con él). Especialmente con Ibn Sina, la profecía se posicionó como la cúspide de la perfección humana. El concepto fundamental de ésta definición, en términos de la cúspide de la perfección humana, es el concepto de presencia divina, intelecto divino o intelecto separado. Según ésta comprensión, la máxima perfección humana es la participación en el rango del "Intelecto Activo". La segunda definición, desarrollada por los primeros teólogos mutazilíes y atribuida a la tradición teológica, es la de "sustancia viva, poderosa, sabia y voluntaria". La tradición teológica ha adoptado ésta definición. La definición de "sustancia viva, poderosa, sabia y voluntaria" pertenece a la tradición teológica islámica. Ésta no la basó en una teoría física específica, sinó que la propuso como una definición susceptible de múltiples interpretaciones en cuanto a su modo de existencia. El concepto fundamental de ésta definición es el de "consentimiento divino" o "servidumbre", en cuanto a la sujeción del ser humano a la intervención divina. El profeta Muhammad (la paz sea con él) representa la realización más perfecta de ambos conceptos. Sin embargo, desde la perspectiva de la tradición teológica islámica, ésta cima no es algo que pueda compartirse, sinó algo que puede seguirse y experimentarse. La definición del Sufísmo de la humanidad puede expresarse como "el existente, que es la suma total de los nombres divinos, pero con la manifestación dominante de un Nombre específico". Dado que el pensamiento al que se refiere ésta definición es esencialmente una contemplación de la humanidad en su conjunto, ofrece una visión de la humanidad que refleja un análisis bastante detallado de la relación entre Allah y el universo. Ésto se debe a que todos los existentes son vistos simplemente como nombres de Allah. Por lo tanto, la concepción del hombre que tiene el sufismo también es correspondiente al concepto de existencia. Los sufíes sublimes afirman que el tema del sufismo (al-Ilm al-ilahi) es Allah o la existencia. Dado que el hombre es la manifestación más perfecta del Ser, es la manifestación más perfecta de Allah en términos de la manifestación de Allah.. que lo hace todo perfectamente.
Por lo tanto, desde la perspectiva de la manifestación de Allah, se puede afirmar que el sujeto del sufismo es también la humanidad. La cumbre de ésta concepción de la humanidad, o la realización más perfecta de ésta definición, es el profeta Muhammad (la paz sea con él). Los conceptos fundamentales del sufismo en cuanto a la perfección humana son fana y baqa, que pueden considerarse dentro del ámbito del tarawhun (espiritualización) en cuanto a la transformación del alma humana, y la "servidumbre" en cuanto a la responsabilidad del hombre ante Allah. Si bien las tradiciones del sufismo y la teología comparten la misma virtud fundamental de la servidumbre, presentan diferencias significativas, especialmente en lo que respecta al tarawhun, la transformación ontológica del alma. Si bien los estados mencionados por los maestros sufíes en cuanto al proceso y el resultado del tarawhun son aceptados por las tradiciones teológicas sunnitas, la teoría de los teólogos tiende a considerar la espiritualización no como una transformación ontológica del alma, sinó como intervenciones intermitentes o independientes del poder divino.

A pesar de todas las diferencias, el consenso de todas las tradiciones es que la perfección humana máxima reside en una comprensión holística de la existencia y un conjunto de comportamientos coherentes con ésta comprensión. En consecuencia, todas las tradiciones visualizan un orden social en el que las leyes son prescritas por el Profeta PyB y adaptadas por los seguidores a las cambiantes formas de vida. Según ellas, si bien la perfección individual es indudablemente posible, un orden social que conduce a las personas a la felicidad suprema o a la aprobación divina hace que los ideales humanos sean sostenibles y transmisibles de generación en generación. Cuando éste orden se construye de manera que facilite el logro de la perfección máxima mediante la artesanía, las ciencias, las artes y las relaciones humanas, se asemeja a la sociedad virtuosa de Al-Farabi:
Corresponde a la felicidad del primer siglo en la tradición del pensamiento religioso. Por lo tanto, según todas las tradiciones, un individuo o una sociedad alcanza su objetivo previsto al realizar, o al menos aproximarse, a los ideales individuales y sociales contenidos en las concepciones humanas. Por lo tanto, según todas las concepciones humanas, la moral se deriva de la metafísica, y el método de la moral.

Assalamo Aleikum.