Assalamo aleikum.

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domingo, 13 de julio de 2025

SOBRE LAS CORRIENTES RELIGIOSAS.

SOBRE LAS CORRIENTES RELIGIOSAS.

La religión es una fuerza que actúa como impulsora del alma, y ​​el grado en que se expresan los sentimientos religiosos de una persona, determina su disposición para esforzarse por ella. El contexto cultural y social influye en el tipo de ideas que una persona está dispuesta a aceptar. Por ejemplo, alguien que creció en un entorno árido y nómada, que está lejos de la ciudad, será más propenso a aceptar ideas más hostiles a todo lo nuevo y a rechazar lo que la sociedad urbana acepta normalmente.

Aquellos que se crían en un hogar que se basa en la libertad de pensamiento y el debate tranquilo de ideas sin tensiones, descubrirán que están más preparados para el debate y el desacuerdo.

<Así, diferentes patrones de crianza, entorno, educación y crianza afectan a las disposiciones intelectuales y conductuales de una persona.>

Pero ¿qué lleva a una persona a adoptar una postura religiosa que pueda clasificarse como una tendencia o idea religiosa y no a conformarse con el mero porcentaje general de la religión, que incluye a millones de musulmanes con diferentes inclinaciones y sectas? Si se intentara clasificar a nuestros padres, abuelos y a la gente común que encontramos a diario en la calle, (en la vida pública), sólo encontrarían la descripción de que son únicamente musulmanes. Ciertamente, algunos de ellos son musulmanes que cumplen con sus deberes religiosos en modo "básico".

La Religiosidad en diferentes estratos sociales.
Al margen de la religiosidad popular o básica que prevalece entre el público en general, encontramos otras formas de religiosidad de élite que aparecen en una clase social específica o que se difunden entre un grupo cultural específico.

Nada en el Islam impide el disfrute de las cosas permitidas, siempre y cuando se eviten la extravagancia, la arrogancia y otros vicios. Por lo tanto, no hay problema en vivir..

<Al final, todos los musulmanes testifican que no hay más dios que Allah y que nuestro maestro Muhammad es el Mensajero de Allah.>

¿Qué lleva a una persona a elegir el porcentaje más estrecho y se viene a pertenecer en un determinado movimiento religioso que luego puede describirse con el relativo “ya”?
Partiendo, de que para comprender ésto, que es la idea de "crisis".. nos referiremos a la sensación de que existe algún tipo de crisis en ésta religiosidad general, (o en la religión predominante), que nos lleva a tomar un camino diferente al que siguen los demás. Yá sea en forma de rechazo total y obstinación, como en las formas extremistas del takfirismo, por ejemplo, o en forma de aprobación total y rechazo parcial, como en otros movimientos religiosos generalizados.

<Lo importante, es que debe de existir una crisis, un problema o algo que falta que nos obligue a tomar un camino especial, diferente al camino de todos los musulmanes.. un despertar.>

Ésta crisis puede ser el sentimiento de que las masas son excesivamente religiosas y hasta fanáticas que se han alejado de la doctrina de sus predecesores justos, y el deseo de volver a esa doctrina original y ortodoxa es para creer en su perfección y corrección.

Ésta crisis, también puede ser el sentimiento de descuidar a Allah y la necesidad del deseo de llamar a la religión.
Las razones serán muchas, y en consecuencia, los patrones que encontraréis en su religiosidad serán muchos, dado que han escogido para sí un patrón o tendencia religiosa que responde a su crisis o pretende resolverla. Pero simplemente, ofrecer una solución o propuesta, pero no significa que quien la ofrece se convierta en un movimiento religioso. El libro que lees y que proporciona respuestas a algunas preguntas y problemas no puede describirse como un movimiento religioso, y el pensador que debate ideas y las acepta o las rechaza tampoco puede describirse como un movimiento religioso. Entonces, ¿cuándo describimos una acción o un comportamiento como un movimiento religioso?

De hecho, observamos que el mayor criterio para ésta clasificación es el intento de presentar un estilo de vida “completo”, que aparece en las ideas rectoras, la apariencia, la actividad, las relaciones sociales y las prácticas religiosas, a partir de las cuales se crea automáticamente un “otro” que es diferente de él y que no se le parece en absoluto.
Puedes describir a tú vecino musulmán como “otro” a menos que comience a sentir varias diferencias claras entre él y usted, como por ejemplo, si elige usar una vestimenta diferente o elige abstenerse de compromisos sociales que nos reúnen debido a una cierta posición intelectual sobre ellos (como verlos como prohibidos o heréticos), o si los ve como malos. Las diferencias aumentan y los celos se vislumbran. Entonces sientes que él no es como usted y él siente lo mismo. Ésto, por supuesto, no significa necesariamente ni amor ni odio.. pero, ¿es la mera similitud el criterio para la alteridad y la diferencia? Podemos encontrar cien diferencias entre usted y él, y aunque sean diferentes, puede ser que usted no lo sienta.

El problema, en realidad, abarca una dimensión cultural y de comportamiento. Si conoces a un español o/a un italiano, se podría percibir una gran similitud entre uno de ellos y usted, siendo cubano, y la única diferencia perceptible será el acento distintivo del idioma y la religión. Si te sientas con un alemán o un danés, notarás que la brecha se amplía y el espacio se transforma. Los sistemas culturales proyectan sus sombras y te hacen sentir que el espacio para el acuerdo disminuye. El problema no son las características ni el idioma, sinó los sistemas de civilización y cultura que conforman nuestras costumbres y comportamientos, y sin duda la religión es el más importante de éstos componentes influyentes.

<Así que la cuestión no es sólo una diferencia de ideas, sinó una diferencia de patrones, de comportamiento y de cultura que hace que las diferencias aparezcan y que esas diferencias aumenten.>

Los movimientos religiosos a menudo comienzan a redefinir los límites de su relación con sus posiciones religiosas sobre todo.

La diferencia entre sí no es algo malo, y espero que mis palabras no sirvan de base para juzgarlas por aceptación o rechazo. Más bien, son un intento de comprensión y análisis. En cuanto a juzgar las posturas por aceptación o rechazo, ese es otro tema que ahora no nos concierne. 

La sensación de completa alienación de la sociedad y su distanciamiento del problema es el rasgo distintivo de los movimientos religiosos. Para abordar ésta alienación, siempre intentan crear un entorno paralelo donde ésta se niega y se reemplaza por una sociedad completamente alejada del problema.

Aquí nuevamente emergen los rasgos más importantes de la modernidad que hemos expuesto en el artículo del blog sobre el individuo y la sociedad, pues el ser humano individual sale de sus círculos tradicionales de pertenencia -como la pertenencia a la familia y al área residencial- y pasa a pertenecer a círculos alternativos que logran su interés o beneficio deseado -que en éste caso es la solución a su crisis religiosa- y ésta conexión es capaz de ser desmantelada y reensamblada de nuevo, por lo que se pueden encontrar cambios notables en la pertenencia a diferentes corrientes religiosas para una misma persona debido a un cambio en sus ideas.

Los movimientos religiosos aquí son muy similares a los grupos de derechos humanos con una de las paradojas que notan los observadores de la actividad de la diáspora musulmana en los países occidentales, que es la tendencia de quienes están afiliados a movimientos religiosos a aliarse con movimientos políticos con tendencias basadas en los derechos de allí.

Algunos movimientos religiosos surgieron como sistemas culturales que ofrecían una alternativa a una vida que era religiosamente inaceptable desde su punto de vista, yá sea creando una sociedad paralela alternativa o reuniendo (a individuos) en torno a una idea motivadora que cambiaría esa sociedad, no difundiendo la idea (yá que las ideas suelen cambiar en las sociedades), sinó más bien formando una sociedad alternativa que más tarde absorbería a la antigua sociedad. Se preguntarán: ¿Qué hay de malo en eso? ¿No era así la comunidad de los primeros musulmanes en Dar al-Arqam?

-Recordaré al lector que el propósito principal aquí es comprender, no juzgar si es correcto o incorrecto. Sin embargo, pienso que hay un asunto importante que debe destacarse en ésta analogía.
El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) inició su llamado a todos los habitantes de La Meca, sin discriminación. La idea original estaba dirigida para toda la humanidad y comunidad, pero se recurrió a una vida paralela.

El mayor problema es que la ausencia de una sólida educación religiosa hace que la religión sea cada vez más vaga y los espacios sean cada vez más heterogéneos. El precio a pagar es una religión más cercana a los mitos, ilusiones que controlan las normas, la pérdida de los deberes y una «crisis» que los movimientos religiosos aprovechan para demostrar la importancia de su existencia, dada la distancia de la sociedad con respecto a la verdadera religión.

En la religión popular básica te dirán que los cigarrillos invalidan la ablución, y encontrarás personas que se abstienen de rezar porque (todavía fumaron un cigarrillo). Si estudias jurisprudencia, sabrás que ningún jurista afirma ésto, y no es una exageración. De hecho, ésta opinión no ha existido en la jurisprudencia islámica desde que apareció el hábito de fumar yá hace siglos.. ¿Pero de dónde sacaron la gente ésta extraña opinión? Te lo diré. De la religión popular básica.

Assalamo Aleikum.
Continuará.