EL CONOCIMIENTO DEL SILENCIO OBJETIVO ES PARA AUSENTARNOS DEL EGO.
Loa: En lo más profundo de tú ser puedes encontrar la palabra, (que recitada), asociará el ritmo de los latidos del corazón con la expresión del amor..
Al principio puede ser escuchada débilmente, pero poco a poco aumentará su volumen.
Escucha cómo resuena en la bóveda craneal con el eco de la vibración y cómo se desplaza hasta el corazón..
Entonces resuena por todo el organismo y, mientras resuena, todo se está planificando con el universo entero.
Fúndete ahora con el secreto de la palabra hasta que las fronteras del mundo desaparezcan.
Regocíjate con cada sensación que experimentas.. no importa qué parte del cuerpo llevará más determinación.
Considera el inmenso poder del Creador por encima de la acción bioquímica..
Experimenta esas sensaciones como un toque divino para desarrollar todas las Gracias que son para tí.
Emplea la mezquita del corazón para visualizar los niveles profundos más subconscientes..
Presta atención a la dinámica activa de la atmósfera cargada por la presencia celestial.
Escucha todos los sonidos, no como entidades separadas, sinó formando juntos una gran sinfonía que se expande por todo el universo.. Pues escuchar esos sonidos, generan un silencio que es provechoso para la contemplación celestial. A continuación puedes darle al ejercicio un giro piadoso, potenciando tus oídos para Allah, para escuchar la armonía que Él mismo produce en toda la Creación.. contempla la belleza de Su creación empezando por apreciar el silencio.. sé consciente y el silencio aparecerá.
Lean: Todo ésto es una peculiar posibilidad humana para el conocimiento. Ello nos obliga a presentar, antes que nada, la naturaleza (múltiple) del conocimiento humano, así como la conexión entre el conocimiento y la expresión, y la relación entre el conocimiento y la creación de los mundos con sentido para poder encarar, así, ese ámbito de experiencia inefable, por la naturaleza en los distintos despliegues humanos. Ésto nos ayudará a ponernos en camino:
Nuestro pensamiento objetivo tiene que intentar determinar las condiciones y los límites de acceso del sujeto a la verdad. La denominación no puede dominar a la emergente espiritualidad que está en la búsqueda, es la práctica, son las experiencias a través de las cuales el sujeto realiza sobre sí mismo las transformaciones necesarias para tener acceso a la verdad.
La cuestión de la verdad, se ve absorbida por la espiritualidad en tanto que transformación del sujeto mismo. ¿Cómo debo transformar mi yo (ego) para encontrar un acceso a la verdad?, ¿Con qué concepciones de verdad y de conocimiento estamos tratando? Las indagaciones "espirituales" tienen que ahondarán más en las búsquedas y en las prácticas, en los modos de acceso a la verdad. El murid nunca puede recorrer el itinerario en sentido inverso. Puede asomarse directamente al recorrido a través de los modos de transformación del yo. Pero a la hora de llevar adelante la exposición parece necesario anteponer una reflexión sobre la naturaleza del conocimiento humano que nos muestre la razonabilidad del asombro y su peculiar relación con la verdad, con el conocimiento.
La voluntad no es el límite del movimiento de alzado o de sujeción.. sinó que serán términos simbólicos que nos acompañarán a lo largo del trayecto. Son conceptos que han sido tomados prestados de los trabajos de Ibn al-Arabi y de otros antiguos que yá recorrieron el camino, pero que nos servirán como puntos de apoyo para movernos en un ámbito de experiencias que son extremadamente sutiles y versátiles.
Así, el primer paso será ofrecer un esbozo de lo que significa no tener límite en el devenir para no tener miedo a los acontecimientos.
La naturaleza del cerco hermético vuelve a poder se considerada desde los distintos ámbitos del conocimiento humano a partir de las aportaciones de la razón en su esfuerzo por conocer el conocimiento, su naturaleza y sus limitaciones. El conocer se acercará más a la noción del "rehacer" (en un mundo, una realidad) que a la de "referir". La razón podrá fundamentar los dos lados de la frontera. En uno de ellos (el cerco del aparecer), ordenará; del otro (del cerco hermético), dará la razón de su existencia al reconocer la naturaleza del más allá de toda ordenación y la posibilidad de ser, de una forma u otra, son testigos de ese "más allá". Así, la razón ordena al uno e invita en el acoger al otro; invita, pues, a asumir la condición central.
En síntesis, la razón central nos indica, por una parte, que ninguna representación o formulación humana puede alcanzar a la realidad en su máximo valor porque las formulaciones y las representaciones únicamente tienen que ver con lo que es relativo a los seres humanos. Por otra, nos señala que toda comprensión de la realidad es relativa: conocer es construir interpretaciones y esa regularidad del mundo que experimentamos a cada momento no tiene referente alguno -independiente de esas interpretaciones capaces de garantizar aquella estabilidad absoluta que tanto desearíamos poder asignar a nuestros saberes. Y así, es la propia razonabilidad la que nos permite acercarnos a una realidad de múltiples caras, a una pluralidad de discursos en simultaneidad y complementariedad con lo que trasciende a todos ellos. Por una parte, un "conocimiento representación" que se distancia de la realidad, la conoce representándola, dibujándola desde la distancia y la contraposición, objetivando. Más allá de las modalidades de representación, un conocer que no representa ni comprende sinó que "reconoce": testificación gratuita que no busca representar sinó aproximarse. Son dos modos de despliegue cognitivo, conocer y saber. Esa "aproximación" se relaciona con una exigencia que es doble: la debilitación de la fuerza subjetivista que encadena al ser a su visión egocentrada, en un mundo que sirve a esa mirada exigente y, (a la vez), el fortalecimiento de la convicción de la condición limítrofe como auténtica posibilidad humana. Requiere silenciar la actitud necesitada; que nace y crece en el interés desinteresado y conoce dejando espacio, acogiendo. retirando, vaciando, desvelando.. son las formas verbales que a menudo se le asocian. Conocer que no refiere ni describe, es un proceso de conocimiento que desnuda al conocedor para hacerlo translúcido al existir mismo. De ahí, el símil de Sidi Umar al-Jattatb: "El conocimiento del conocimiento es yá un conocimiento" que asume la condición fronteriza de un acontecer simbólico, un proceso de transformación por el que el ser humano asume la doble condición de la realidad mostrándola.
El reconocimiento silencioso sólo es posible en y desde el cerco de la vida, y también desde él (y por medio de sus palabras) ha de encontrar las suficientes vías de comunicación. Por la propia naturaleza de esa experiencia, ninguna perspectiva puede abarcarla ni agotarla. La nueva estructura nos ahorra la vieja (y común) dificultad de los presupuestos teístas sin las figuras sagradas que arrancan la experiencia de misteriosidad de éste mundo trasladándola a "mundos paralelos". Pero ésto conlleva también sus propios retos, como será, por ejemplo, el cómo darle a ese ámbito de "valor absoluto" una forma o articulación, de tal manera que "la posibilidad" no quede bloqueada al desvanecerse la articulación que la vehiculaba aunque lo hiciera con tantas limitaciones como se quiera. La persona retomará la pregunta para el acceso a esa significación gratuita, desde su propia concepción de la verdad. El ámbito de la creación se mostrará especialmente propicia como vía de acceso a la significación en la medida en que se percibe como actividad cognoscitiva en sí misma y gratuita, no funcional; en la medida en que ocupa un lugar como dominio para la indagación más allá de la ordenación conceptual. De éste modo, el hecho estético resultará cómo una puerta propicia para la condición fronteriza y para su mejor comprensión, pero sin agotarla en modo alguno.
Asumimos la condición fronteriza en la medida en que quien mira al mundo yá no es un centro de necesidades; en el centro del círculo hay un núcleo articulado de necesidades; al no ver el centro del círculo existencial, tampoco hay círculo. Nada se estructura en torno a la nada, se quiebra así la dualidad: "lo que hay es", y es conocer y sentir, pero pocos conocen y sienten: el misterio de lo que hay testifica y se conmueve frente al misterio de lo que hay. El hombre mismo es un misterio.
La existencia se convierte en una experiencia interrogativa, conmovida; un reconocer desde la totalidad del ser que desborda y diluye aquella autoconsciencia que se recluía en sí misma y se situaba en lo real del exterior como una nteligencia sentiente. La inteligencia sentiente aprehende directa, inmediata y unitariamente. La inteligencia de ésta verdad no es concipiente, porque no hay nada concebido ni afirmado sinó que hay, simplemente, lo Real actualizado como Real.. es un no-conocer o un conocimiento silencioso.
Mirar sin nadie que mire.. porqué quién mira, viendo se olvidó de sí mismo. Todo es lucidez conmovida, tan conmovida que yá no tiene retorno. Y puesto que no hay retorno, no hay más dualidad, sólo una presencia lúcida de sí misma. Ése es el Reino de los Cielos: la conmoción que enciende la luz. Cuando yá se es vela con luz, queda calcinada la casa, (y el que la habitaba), sólo será lucidez vibrante. Ése es el conocimiento que descerraja al egoísmo. Sólo ese conocimiento hace que la burbuja que enclaustra desaparezca. Sólo ese conocimiento detiene la rueda que gira en torno a la necesidad. La mente y la carne se abren para no volver más sobre sí mismas. Ese conocimiento vacía al yo (egoico) porque se disuelve su núcleo. La referencia del ser apunta, pues, a una correlación, la que tiene lugar entre el cerco hermético y el testigo, con el emparejado intersubjetivo en el cual se produce el encuentro.. éste es un verdadero bordado desde lo simbólico.
De ahí, que las propuestas de desujeción se muestren como un proceso de "reformación" de "alquimia" espiritual, como transformación del habitante del cerco.. del aparecer en la experiencia simbólica o como la realización de la condición propia de la naturaleza humana desde la condición fronteriza.
Si la experiencia inefable se concibe como intrínseca al mundo de la vida, si es una posibilidad de conocimiento aquí y ahora, su "realización" se concretará como un moldearse en la dirección apropiada para llegar a conocer esa forma peculiar. Si, por el contrario, el Creador guarda distancia respecto a sus criaturas, si la Fuente inefable, el misterio insondable habita en una realidad aparte, el "encuentro" se debe concebir como la posibilidad en ese otro mundo. En consecuencia, la cita exige la renuncia a éste mundo, yá sea antes o después de la muerte física. Todo dependerá de hasta qué punto se conciba a ese valor absoluto (del cerco hermético) como dimensión de la vida o como algo extraño a ella. Yá sea en términos sagrados de Allah, (la Divinidad) o en términos profanos - como la Naturaleza, la realidad, (esa dimensión de Verdad), de certeza absoluta, puede formar parte del existir o permanecer a un lado. En un caso, (el acceso, aun siendo renuncia), se orienta como una ampliación, afirmación y profundización. El itinerario será la vía de unión, desujeción que acerca y muestra, con la esperanza puesta en el ahora. En el otro caso, la vía será purificación, extrañamiento, negación, oposición, alejamiento.. con la esperanza de agarrarse al después. Podría pensarse que lo uno es propio de los medios religiosos y que lo otro es de los profanos. Pero no pasa por ahí la línea divisoria. El ser que se estremece de felicidad al contemplar la "esencia" de las cosas vive una experiencia hermana a la de un testigo del misterio que le lleva a desear que su corazón entienda que la "verdadera pureza" no es la separación debilitante de la realidad sinó, al contrario, un fuerte impulso a través de todas las bellezas.
Las comparaciones que estamos recogiendo entre el sentir de la mística, entre sus objetivos y su dedicación, nos llevan a preguntarnos ¿hasta qué punto es legítimo establecer un paralelismo? ¿Es su propósito realmente tan cercano? La desujeción de los místicos ¿obedece a un mismo impulso? La relación con el entorno (sujeto-objeto), que nos permite mantenernos con vida, ¿alimenta permanentemente la consistencia del objeto y del sujeto?, o ¿son los dos extremos de la relación entre la construcción y el constructor? Al debilitar la solidez, yá sea la de la construcción, yá sea la del constructor, la relación queda transformada. Podría decirse que en un caso se está silenciando la visión limitada de la realidad (construida en función de la necesidad), mientras que, (en el otro), es la vida misma la que aspira a ser translúcida.
No todo avanza motivado por el impulso de adentrarse en la realidad. El mundo de la creación es amplio, pero en la medida en que se busca tener una noticia del mundo lo más cercana posible, desde el ámbito del conocimiento que sea, se está poniendo el acento en silenciar la construcción; mientras que cuando alguien se propone para "realizar" esa cercanía en la propia existencia (en aquel concreto existir que es el sí mismo) el acento recae en el silencio del constructor. Sea cual sea el lado en el que se ponga el acento, la distancia entre los dos términos se acortará. Por tanto, puede acortarse que cabe la posibilidad de que llegue a desaparecer. Es entonces cuando puede hablarse del "conocimiento silencioso", un conocimiento que no es representación, sinó una realización de la verdadera naturaleza de la existencia, una toma de conciencia.. todos aquellos rasgos a los que yá hemos hecho mención en otros artículos del blog, que caracterizan a aquel habitar y el existir siendo transformados.
En el caso de la vía interior, la de los "maestros del corazón o del silencio" apuntan a la del sujeto mismo. Lo que se busca es poner entre paréntesis al propio yo (con el silencio) que es el paréntesis que encierra al ego. Cualquier grado de ese silenciar, yá sea al mundo o al yo, aporta los atisbos de la frontera. Pero parece que la vía interior, (la del silencio del yo), exige haber acortado mucho la distancia para poder ser testigo de ese decirse de la realidad. La vía del silencio de la construcción ofrece vislumbres del constructor, aun manteniendo una cierta distancia, mientras que en la vía del silencio del constructor, el vislumbre requiere del silencio del yo; silencio que no es una mordaza radical, sinó un desplazamiento del eje del existir. Al acercarse a la visión del mundo, se admite una retirada de los velos de manera progresiva. En cambio, desde la vía del testimonio del ser (desde el sí mismo), el último velo es el que cuenta. Aunque, de hecho, no hay ni último ni primero sinó progresivos últimos velos: momentos en los que se viven desplazamientos radicales del yo con el silencio sin una posible marcha atrás. En otros términos: los vislumbres del territorio (más allá de la frontera) son posibles aún antes de habitarla. Pero el ser del límite sólo puede ser tal en la medida en que habita la zona fronteriza.. Y la zona fronteriza sólo puede habitarse desde el completo desplazamiento del yo. Somos habitantes de dos mundos en un tiempo abierto a la infinitud que tienen que acercarse al testimonio de unos y de otros, para conocer sus esfuerzos y para recoger sus enseñanzas.
Assalamo Aleikum.