METAFÍSICA SIN FILOSOFÍA.
(Él hizo sus palabras manifiestas, a fin de que el inteligente pudiera contemplarlas. Y tornó visibles todas las cosas que a Su mundo pertenecían invisibles, de forma que el observador pudiera contemplarlas y saber de Su Destreza, Incomparabilidad, Omnipotencia y Unicidad, que no precisan ni prueba ni demostración. Esas figuras, percibidas en el mundo material, son similares a las que existen en el orbe de los espíritus, salvo que éstas últimas son más sutiles y ligeras, y las primeras son más oscuras y pesadas..
Las formas que existen en el otro mundo permanecen, mientras que las de éste pasan y perecen.
(3Ijwān al-Safā)
El postulado básico de la Vía (Turuq-Tariqa) es que en las cosas subyace escondido un significado: todo abriga a un sentido, tanto interno como externo. Toda forma externa se encuentra complementada por una realidad interna, la cual representa su esencia oculta. El zahir es la forma sensible, aquello que enfatiza el aspecto cuantitativo, que resulta inmediatamente más cognoscible, como la figura de un edificio, de un estanque, el cuerpo de un hombre, o las maneras visibles de los ritos religiosos. El batín supone el aspeсto esencial y cualitativo que las cosas poseen. Cuando se quiere conocer algo en su sentido absoluto, (debe de buscarse), no únicamente en su faceta efímera y aparente, sinó en su realidad interna y esencial, en donde siempre reside la belleza eterna.
Para conocer todas éstas manifestaciones complementarias de la Divinidad, (en su más amplio sentido), tanto las internas como las externas, como los fenómenos y el lumen, deben saberse retrotraer a su origen. Ésto es posible gracias al ta'wil o hermenéutica espiritual. Ésta es el puente que media entre lo esotérico y lo externo, el discernimiento a través de la forma sensible de la esencia interna, que revela el prototipo divino. A fin de ofrecer una clave para la comprensión del simbolismo escondido detrás del mundo visible; el ta'wil vincula las formas mediante el tiempo transhistórico, haciéndolas remontarse hasta el origen de la teofanía.
Para utilizar el ta'wil es necesaria la vital profética así como la gnosis (ma'rifa); sólo así puede poseerse movilidad en el tiempo interno del alma. Los acontecimientos no son importantes como desarrollos lineales, sinó que a través de ellos se busca una orientación hacia un eje vertical que une la tierra con el cielo. Si no existiese el recurso del ta'wīl, todo lo que tenía que ser dicho lo hubiera sido yá hace mucho tiempo. El camino que media entre lo aparente y lo oculto sólo puede ser recorrido con el intelecto gracias a la hermenéutica, que así se hace instrumento de la ma'rifa (gnosis).
En éste universo, donde todos los fenómenos poseen un significado simbólico que es revelado a través del ta'wīl, el hombre representa la manifestación final del Todo Superior, quien incorpora y refleja todo cuanto en la creación le precede. Él es también el ser central en el mundo terrestre donde habita, y precisamente es su posición central la que hace al ser humano idóneo para aplicar el ta'wīl, y así alcanzar la Verdad que reside en las cosas. El instrumento que puede verificar ésta hermenéutica profunda es el intelecto, entendido en el sentido tradicional de iluminado por la revelación. Todo en el universo refleja la inteligencia cósmica, pero sólo el ser humano lo hace en un sentido activo. La inteligencia microcósmica no es solamente el vínculo interno sobre él, sinó el orbe del espíritu que se encuentra en el nivel más alto de la jerarquía del ser, bajo la Fuente, en el Origen. Tal y como las hojas del árbol con sus raíces, así permanece el símbolo, en estrecha relación con dicha Fuente.
Existen dos géneros fundamentales de símbolos: los naturales y los revelados, o los generales y los particulares. Los primeros, como en el proceso de la naturaleza, forman ciertos sistemas, que en su orden son simétricos, rítmicos, o combinados por ambos. A través de sus innovaciones artísticas, el ser humano copia esas disposiciones creando formas que aparecen como simétricas con respecto a su "centro", y que representan la "Unidad en la unidad": el principio esencial del Islam (tawhid). El sistema complementario supone la naturaleza en su profusión de ritmos, expresados en infinitos modelos -simultáneos, escalonados, o ciclos armónicos sin principio ni fin-, es un sistema que encarna la inagotable multiplicidad de la creación, la efusión del Ser: la multiplicidad en la unidad que emana del Uno.
La creación comienza con el Uno en la etapa en que tiene singularidad.
Ésta etapa tiene tres aspectos implicados en el proceso de creación. Primero, el Autoconocimiento surge en el Uno a medida que avanza hacia Su realización. En ésta etapa aparecen en la Conciencia Divina los Arquetipos (a'yan tsabitah) o Nombres y Cualidades Divinas. Ésto marca el advenimiento de la diversidad y la pluralidad. La Esencia, "el Tesoro Escondido", pasa al nivel Divino. La continuación es el surgimiento de la Voluntad, basada en el conocimiento, que lleva el Arquetipo de la inexistencia a la existencia fenoménica. Sobre la base de la Voluntad Divina, el Mandamiento "¡Sé!".. Se manifestó y se creó el universo.
El modo de llegar a ser conocido.
La creación sólo puede realizarse cuando: tanto activo como pasivo, existen juntos. Ibn Arabi lo expresó de la siguiente manera:
"Observar a un artista o artesano [que sabe quién está absorto en moldear objetos de arcilla [para darse a conocer]. Uno puede hacer la observación superficial de que un trozo de arcilla en las manos de un artista o artesano es un estado de completa pasividad, una residencia de completo silencio es cierto. La gente ignora el hecho importante de que, en realidad, la arcilla misma, positivamente, determina la actividad del artista o artesano. De hecho, el artista o artesano puede hacer varios tipos de objetos de arcilla, pero la acción no debe hacerlo ir más allá de los estrechos límites establecidos por la naturaleza de la arcilla. Además, también se puede argumentar que la naturaleza de la arcilla misma determina la forma que es posible actualizar".
En el momento del discurso "¡Sé!" Mandado sobre algo, en él emerge una singularidad que contiene al tercero. Éstos tres están contenidos en el formulario del destinatario, lo que permite que exista algo para obtener esa calificación. El primer elemento del tercero, que se describe como "la esencia -esencial de algo que existe en la nada esperando ser conocido-, corresponde al Autoconocimiento por parte del Hacedor. La escucha por parte del destinatario corresponde a la Voluntad del Hacedor. La obediencia a lo mandado corresponde a la Orden que emitió el Discurso "Sé". "Cuando queremos algo", dice Allah en el Corán, "sólo le decimos 'Sé'". (Sura 16:40).
La Naturaleza de los patrones básicos. Cada religión necesita un lenguaje para expresar el movimiento del Uno para los muchos. En el Tasawwuf, el lenguaje en cuestión es el lenguaje de los Patrones Básicos o Nombres y Cualidades Divinas.
Los Atributos de Allah en sus cualidades intangibles están por encima de toda cualidad que podamos atribuirles. Ésta es la Esencia o Naturaleza Divina, sobre la cual no se puede decir nada, pues cualquier exposición sólo significaría ponerla límites o vincularla. Sin embargo, la Esencia Divina se manifiesta gradualmente en dirección a la Creación. La primera etapa es la etapa Arquetípica, las posibilidades contenidas en lo Absoluto.
Hay dos lados de la Emanación Divina: inteligente (que se puede entender) y la sensible (que se puede sentir). La primera emanación da existencia al Arquetipo que puede ser comprendido por la mente. Conocidos como los Nombres y las Cualidades Divinas, éstos Arquetipos son las posibilidades contenidas en el Absoluto. Ocupan una posición entre el Absoluto y el mundo sensible (a veces también llamado el "mundo") que son pasivos en relación con el Absoluto y, (al mismo tiempo), activos en relación con los reinos subyacentes. Se actualizan en el ámbito fenoménico-sensible de acuerdo con la disposición de la forma sensible particular que reciben: la "naturaleza arcillosa misma" de Ibn 'Arabi.
En el Tasawwuf, es a través de los Arquetipos como los Nombres de Allah que uno se dirige e invoca al Absoluto, yá sea que esté transformando su propia alma o transformando el alma de un objeto. Debido a que los Nombres son niveles o jerarquías de ser que existen entre nosotros y el Absoluto, su existencia es muy importante, tanto como velo de luz del Absoluto como como puente entre nosotros y la Esencia Divina.
Revelado a través del Corán, él mismo que significa "¡Leer!" - "Al-Husna pertenece a Allah, así que llámalo con él" (Corán) Sura 7:180) - los noventa y nueve Nombres se clasifican en varios tipos o formas. Los Nombres suelen agruparse en Nombres de Esencia (Esenciales), Nombres de Acciones y Nombres de Cualidades. Nombres de Zatiyah, como Ahad, el Uno, Haqq, el Verdadero o el Absoluto, Nur, la Luz y Allah. Allah, con respecto a la Esencia (Es) y seguramente exista o no la creación. Esos Nombres son aspectos que son completamente independientes de nosotros como creaciones. Los nombres de las acciones, como Khalq, el Creador, están relacionados con la creación. Los Nombres de calidad, por ejemplo Karim, el Más Gracioso, Hayy, el Más Animado y Syakur, el Más Agradecido. Los Nombres también se agrupan en Nombres de Majestad (Jalal) y Nombres de Belleza (Jamal). Los místicos mencionan e invocan a Allah con y/a través de los Nombres de la Belleza o asma al-husna, porqué esos Nombres simbolizan el movimiento ascendente, mientras que los Nombres de Majestad implican el movimiento descendente de la (creación).
Ésta etapa de emanación se entiende como el Todopoderoso (Ahadiyyah) avanzando hacia la Unidad (Wahidiyyah); Los patrones arquetípicos son noúmenos, [formas que son exteriores] (realmente inteligentes), [pero interiormente] son (potenciales) sensibles.
La segunda etapa de emanación ocurre cuando las sombras del Arquetipo alcanzan el reino simbólico ('alam-i-mitsal) y las sombras del reino simbólico alcanzan el reino fenoménico. El reino fenoménico es la encarnación de éste reino superior y refleja el esplendor de la diversidad y la pluralidad. Los fenómenos son formas que son externa y realmente sensibles: pueden ser percibidas por los cinco sentidos externos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. La forma exterior actúa como un contenedor sensible para el Arquetipo, el cual, a su vez, es un contenedor inteligente para aspectos del Absoluto.
{-Inconmensurable (etéreo).
{-Mensurable (concreto).
{-Realidad.
El reino transitorio de los símbolos, que es la base de las formas sensibles, (que son mensurables), corresponde exactamente al intelecto (que es inmensurable). La forma es la "piedra filosofal" sin la cual la transformación es imposible. Es decir, el "yo" comprendido mentalmente en ideas informes, pero el "yo" sólo se puede actualizar en su propia transformación a través de la práctica de los ritos con la presencia de las formas simbólicas permanentes desde lo cambiable. (ealitas)
La creación de formas sensibles, literalmente, es importante porque sin la expresión de la potencialidad, de la disponibilidad (isti'dad), en "aquello que quiere ser conocido", el universo permanecería pasivo y "dormido". Al actuar según ésta disposición, el artesano da a luz al Espíritu interior, yá sea que se trate de hacer una alfombra, una bandeja de bronce o un retrato.
Los Patrones básicos absolutos.
La Sombra Absoluta. En la terminología a menudo se hace referencia al universo como la sombra del Absoluto: algo que tiene una existencia relativa basada en una determinación sensible.
El Reino de los símbolos.
La naturaleza de las formas fenomenales de un Arquetipo.
La relación entre la imagen y el objeto (lo que proyecta la imagen) es como la relación entre el fenómeno y su causa noúmena. Para producir una imagen, debemos tener tres cosas: primero, algo (objeto) que imprimirá o producirá una imagen; segundo, dónde caerá la sombra; y tercero, la luz por la cual se conoce a la sombra. En la terminología, es el Absoluto en el aspecto relativo de Sí mismo el que proyecta o produce la imagen. El lugar de la sombra es el reino Arquetípico, el lugar de la esencia de lo que está suspendido y de lo que podría ser. Si no hay lugar donde caer, entonces la sombra sólo permanece en forma de inteligencia, como una semilla en un árbol. La luz por la cual la sombra se hace conocida es la manifestación del Absoluto. Al iluminar el reino Arquetípico, la luz proyecta o produce sombras en el reino inferior de los símbolos que finalmente alcanzan el reino fenoménico. Si la naturaleza superior no cubriera o velara la Luz y proyectara una sombra que pudiéramos ver, entonces la Luz nos cegaría.
(La sombra puede explicarse como la distancia entre aquello que tiene luz en su forma tangible, como el sol, cuya luz proviene de sí mismo, y la luz reflejada por la luna, en la calidad de su recepción como espejo).
La ausencia de sombras en las miniaturas nos indica que provenían del reino Arquetípico que refleja la Luz de Allah. Debajo de éste reino está el reino de las sombras. Es por ésta razón que las miniaturas también ignoran la perspectiva, yá que la perspectiva es un fenómeno sensible muy alejado del ámbito arquetípico: la perspectiva crea imágenes artificiales al representar la tercera dimensión con demasiada claridad, y la sensación del descubrimiento personal queda excluida. Por otro lado, la textura luminosa tiene como objetivo crear sombras, yá que es parte del mundo fenoménico de la luz que captura y proyecta sombras, mientras que las miniaturas reflejan luz pura.
El Espejo reflectante. El segundo concepto de creación es importante para la expresión del concepto de espejo. Antes de la creación de los humanos, el universo realmente existía, pero era una Presencia Divina que no había sido pulida, aún no había irradiado y aún no era consciente. El universo macrocósmico existe de tal manera que la manifestación del Ser en la forma del Nombre Divino requiere de un "lugar". Sin embargo, cada Nombre tiene una forma particular, de modo que: de esos detalles emerge una diversidad y pluralidad. No hay lugar para que todas las formas particulares se reúnan en una unidad, por lo que los humanos desempeñan el papel de pulir el espejo. Éste roce por parte de los humanos tiene lugar a través de la conciencia unificada de la Presencia Divina mientras Él se manifiesta en todas las formas. Cualquier otra forma refleja sólo una única Cualidad del Absoluto. Juntos ellos (esos seres) forman una Unidad, pero sin conciencia.
El místico desea ser éste espejo reflectante. Frotar un espejo para convertirlo en un lugar para que el Ser Divino lo vea, depende de dos maneras: primero, la "preparación" del lugar, es decir, la capacidad de recibir, comprender y causar; la segunda manera, es el descenso de uno de los seres o Nombres Divinos.
Así, el místico se convierte en un instrumento mediante el cual Allah tiene una visión de sí mismo en otra forma. Así, el místico, (que se funde), tiene la capacidad de reflejar a Allah en Allah. El místico se ha descubierto para que la Luz venga a reflejar la Luz, la Presencia sea testigo de la Presencia, y así se realice el "deseo" de que el Nombre más poderoso sea conocido.
Para los seguidores del Tasawwuf, la expresión creativa resulta de la participación mística, es decir, el estado de ser uno con el universo, sin ser consciente de la Presencia Divina, es una expresión de la visión que uno tiene de sí mismo. Ésta es una expresión irreflexiva, sin pulir, inconsciente de todas las posibilidades inherentes a la naturaleza de las cosas. Sólo a través de la expresión consciente, uno tiene una visión más perfecta de sí mismo que se refleja en las cualidades de otra cosa. La única manera en que la expresión puede funcionar (en toda su capacidad) es siendo reflexiva; y se vuelve reflexivo sólo cuando es consciente de la Presencia Divina. La superficie reflectante (que es reflectante) ahora refleja y refleja algo contenido en ella, es decir, el Espíritu, que no sólo es propiedad de sí mismo. Éste es el Espíritu universal de todas las cosas: para el místico, éste es el "deseo" contenido en algo "de saber".
El Aliento Más Misericordioso. La disposición dentro del "yo" de una cosa, su Arquetipo interno, se actualiza en forma inteligente en el momento en que su Nombre fluye hacia ella a través de la Palabra. El Espíritu Divino fluye hacia algo a través del proceso del Aliento Divino, el Aliento del Nombre Divino Rahman, el Más Misericordioso. El Nombre del Misericordioso, manifestado a través del Soplo Divino, es sólo uno entre muchos procesos simbólicos que pueden ser análogos a un artista tradicional. Al soplar o cantar los Nombres Divinos sobre la forma a cambiar, el proceso creativo de soplar, que contiene la Presencia Divina a través de un Nombre, cambia el objeto en la mano. El Creador actúa como agente activo y el objeto actúa como receptor pasivo.
Hay un Hadiz del Profeta en el que dijo: "Allah creó el universo mediante el Soplo del Más Misericordioso". El Más Misericordioso (Rahman) es el más elevado de entre los Nombres, Ideas o Patrones Básicos "¿Dónde estaba tu Señor antes de crear la creación visible?" No hay espacio arriba ni abajo." Ésta nube es respirada por el Ser Divino, y que es también Su origen, y recibe todas las formas que, al mismo tiempo, dan forma a los seres. Es el acto de quien hace que las cosas existan en el Absoluto, que es visible en Su Nombre, el Misericordioso, que irradia y abunda en bondad, da alegría sin límite y sin fin.
Cuando surge en algo el deseo de ser conocido, (la disposición), entonces Allah, como el Más Misericordioso, se desarrolla como el Arquetipo de esa cosa y se convierte en su receptividad, su capacidad para recibir teofanía. Ésta receptividad es en realidad lo que el Arquetipo desea en su esencia concreta. Por lo tanto, el efecto real del Todomisericordioso es dar a las cosas la posibilidad de aceptar Su existencia sensible. El amor se da sin discriminación (..); La compasión sólo se da por obras de caridad. En cierto sentido, la compasión es una forma universal, un don divino; en cuanto al Afecto es su aspecto particular.
A través del Nombre Misericordioso, el Absoluto sopla en otros Nombres o Arquetipos. Éste aliento es el "medio" para traer todo a la existencia. Con la ayuda del Mandamiento "¡Sé!", el Absoluto, (a través del Amor), envía al reino fenoménico externo lo que ha sido comprimido en Él.
(El Aliento Divino impregna el Universo como aliento, y cuando se inhala forma la sílaba y palabra, así es el Aliento Supremo).
El Compasivo, al inhalar Palabras (formas inteligentes), da existencia a formas sensibles. El Aliento Divino es la Naturaleza misma. Así como el Aliento contiene todas las formas del universo en un estado potencial y actualiza éstas formas mediante la inhalación, la Naturaleza nutre y mantiene todas las formas de expresión en estado potencial de preparación donde "esperan" la aparición del Aliento Compasivo del Espíritu para conocerlo.
Éste aliento es esencialmente el acto inicial de la metafísica del amor. El amor es la causa y el secreto de toda la creación y, como tal, el principio de todo movimiento del deseo de saber. La creación del mundo, en éste sentido, es el movimiento del amor hacia la perfección de la perfección. El Absoluto ama la perfección en dos clases: inteligente y sensible.
Finalmente, una persona que quiera conocer el Aliento Compasivo sólo necesita conocer el Ser, porque el Ser es Allah el Existente. El ser más íntimo de una persona se expresa más directamente a través de la capacidad de hablar. La capacidad de hablar a nivel humano refleja la Palabra Divina: Es la Palabra la que crea el universo y/a través del Verbo (la Palabra) el universo regresa a Allah. Recordar siempre con el (dhikr) es un medio para alcanzar la sustancia básica que existe dentro de nosotros.
Todo contiene la Presencia Divina. Las ideas o las intelecciónes en nuestra mente son como aquellas Ideas en la mente del Absoluto. Una palabra contiene tanto significado como "algo" en sí mismo, que tiene una forma. El significado es permanente (fijo), Idea Divina; mientras que la forma que adopta algo es sólo oscura, temporal. Las ideas se vuelven temporales a través del Soplo del Más Misericordioso. En el Tasawwuf, (Isa-Jesús) simboliza la Cualidad Divina del Soplo Misericordioso que es particular, porqué es a través del Soplo que todo recibe vida y se vuelve vivo. "Cuando la Palabra de Allah entra en el corazón de un hombre y la Inspiración Divina penetra en su corazón y en su alma, su carácter es tal que se produce en él un niño espiritual que tiene el aliento de Jesús que resucitó a los muertos". (Matsnawi-Rumi).
El universo, desde el punto de vista del Tasawwuf, se crea continuamente en todo momento. En cada momento, lo que parece ser una naturaleza relacionada con el tiempo regresará a Allah. Hay expansiones y contracciones temporales y continuas. La manifestación de todo lo que se actualiza tendrá lugar continuamente, como olas. En cada momento, la creación se deshace y se rehace. [Con cada latido morimos y nacemos de nuevo.] El mundo existe en intenso movimiento, un movimiento ascendente hacia el eje vertical dentro de todo para encontrarse con el movimiento descendente del Absoluto en las formas que se manifiestan. El flujo es tan regular y siempre cambiante, según un patrón definido, que no somos conscientes de ello, y la naturaleza, tal y como nos aparece, sigue siendo la misma. Ésta creación "siempre nueva" es un proceso que sólo los humanos dotados de conciencia de sí mismos pueden conocer. Algunos motivos arabescos, sobre alfombras o azulejos, nos muestran éste concepto del flujo continuo, tal como lo expresa Ibn 'Arabi:
"El milagro de entre los milagros es que la forma humana y todas las demás formas creadas están en un proceso de continuo movimiento ascendente. Y aunque la gente generalmente no se da cuenta de ésto debido a la sutileza y la delgadez del velo (cuando la gente ve las cosas a través de una cortina muy transparente o traslúcida, se vuelve inconsciente del velo que existe entre él y el objeto) o por la misma similitud entre las formas que están en constante cambio. Qué grande es la exposición de Allah del universo, y también su continuo despertar con cada Divino Aliento que provoca una creación siempre nueva en una sola entidad. Pero ésto sólo puede ser comprendido por unos pocos, como dice el Corán: "..sin embargo ellos hablan con asombro de una nueva creación". (Sura 50:15).
La incesante renovación de las cosas a través del Soplo Divino.
Los seguidores del Tasawwuf, (revelen o no formas más allá de ellos mismos), son bien conscientes de las formas constantemente cambiantes de lo Divino. Comenzamos a reconocer las formas cambiantes al darnos cuenta de que nosotros mismos cambiamos constantemente de una forma a otra. El conocimiento de la continua transformación de uno mismo en multitud de modos y estados nos lleva al conocimiento de Allah, tal y como Él mismo se cambia a cada momento en todas las formas naturales posibles. Ésto se expresa en esos arabescos y en todas las formas de arte rítmico, en dónde cada vez se ve más el otro lado.
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ILEDAD.
El alma, tiene un principio femenino que está entre el cuerpo y el Espíritu, que busca y se transforma de su función física y sensible a su función psíquica y así sucesivamente.
Assalamo Aleikum.