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viernes, 20 de septiembre de 2024

LAS PURIFICACIONES التطهيرات___ Segunda parte.

LAS PURIFICACIONES التطهيرات
Segunda parte___________
FUNDAMENTOS: 
En el Profeta Muhammad está toda la comprensión (ta'arif) de la realidad Absoluta.

A continuación, aparece el Profeta como luz universal [al-nūr al-ākwāni al-mutakawnahi al-ādamī] de la que se nutren los mundos, mundos que a su vez, han sido decretados porqué además él es el detentor de la realidad divina [sāhibi al-haqq rabbānī]. Aquí encontramos otro énfasis en el rol del Profeta Muhammad como iluminador de las realidades, en tanto que están ensombrecidas, y cómo aquel que puede mostrar la verdad divina (haqq rabbānī) si es que alguien se acerca a pedirlo a través de su propia autognosis y aniquilación del ego (nafs). Éste fragmento se reafirma en la idea de que esa luz muhammadiana es la que hace distinguir (furqān) el plano real (haqīqa) de los otros, especialmente en la adecuación con la ley (Shari'a) mesurando las decisiones. Por eso, se afirma acerca del caracter inmediato de la ma'rifa obtenida de la realidad (haqīqa) muhammadiana [al-barqī al-āstaʻi bi-muzūni al-ārbāḥi] comparándola con el haz de luz atravesando las nubes borrascosas. Según Hadraz, unas nubes cargadas por el potencial de la misericordia (Rahma) que el Profeta puede iluminar para mostrar sus beneficios, es decir, el desapego a una realidad que no se corresponde con la última ni que se aprecia la ma'rifa de Allah. Ésta gnosis (ma'rifa) es expuesta con la metáfora del agua potencial de las nubes tanto con el sentido del beneficio espiritual como en el sentido de una carga completa del recipiente, (en referencia al corazón).. haciendo que esos corazones colmados de ma'rifa puedan compartirla con otros. Esa misericordia potencial (Rahma) de Muhammad es la que debe ser repetida constantemente para ayudar a alcanzar la apertura (fath) y los beneficios al resto de la creación imitando al Profeta.

La siguiente perspectiva nos presenta al Profeta, constituyendo la última parte de la primera sección, como luz deslumbrante [wa nūrika al-alāmiʻi] que llena toda la creación [al-dhī malātabihi kawnaka al-ḥāi'ța bi-āmkinati al-makāni] siguiendo con la doctrina de la luz (nūr) muhammadiana. Ésto significa, explícitamente, que el Profeta es el orden de éste nivel de la creación y la causa de la comprensión, por eso en éste contexto toda invocación debe dirigirse a él. El uso de la palabra deslumbrante (al-alāmi'i) es una metáfora que expresa el paso para romper los velos (hujāb) por parte del Profeta durante el proceso de la apertura (fath) del discípulo. Pero el aspirante tiene que ser consciente, previamente, que Muhammad se manifiesta con ésta luz a través de toda su creación. Por eso, es tan importante que en el proceso de autognosis, el aspirante elimine y purifique su ego (tazkiyat al-nafs) para que pueda ser consciente que su existencia está velada y que la luz deslumbrante (nūr al-alāmi 'i) es el elemento de ruptura para acceder a los beneficios que conlleva conocer la realidad (haqīqa).

Nótese que éste punto sobre la jawharat al-kamāl, que será clave para fundamentar los conceptos.
La segunda parte de la jawharat al-kamal se centra en la naturaleza del Profeta como garante de las emanaciones (tajallī) y en la afirmación de la realidad (haqīqa) muhammadiana. En primer lugar, es presentado como la fuente de verdad [Allāhumma şalli wa sālim 'alā 'aīni al-haqq], dando pie a enunciar uno de los puntos centrales de la Tariqa. 
El Profeta es una fuente de verdad ('aīni al-haqq) con una doble visión: el acceso a la realidad metafísica de Allah y/ a la realidad referida en tanto justicia de la creación. La primera representa al Profeta como garante de una verdad pura (al-mahd), una esencia elevada (al-dhāth al-'alītu) e insondable (al-muqaddasa) que es Allah. Al ser emanación es atributo y/a él se le permite estar más cerca que nadie de la realidad (al-haqq) de Allah. De ahí emerge Muhammad como atributo de esa esencia (al-dhāth) en tanto que es el ejecutor metafísico y físico de todo cuanto hay en la creación de Allah. El garantiza el equilibrio entre lo evidente (zāhir) y lo oculto (bāțin) haciendo predominar la justicia. Por eso, la haqiqa muhammadiana es un punto de equilibrio y/a la vez es un acceso al absoluto para cualquier ser que habite en la creación.

Éste punto será obviamente imprescindible, no sólo para fundamentar la doctrina metafísica de la Tariqa, sinó también para sustentar la idea de un equilibrio entre ley y gnosis o como es más conocida la Shari'a wa haqiqa. Es ésta realidad, (haqiqa), la que cumpliendo con la misión otorgada por Allah, hace que se manifiesten las arcanas ('urūsh) o verdades [al-latīf tajallī minhā 'urūshu al-haqai'qi].. que es el rango más alto y perfecto que puede obtener un ser que no sea Allah, pues conoce todos esos misterios de la creación, gracias a la misericordia (Rahma) de Allah, que ningún ser existente puede alcanzar. Por eso, le ha sido dado el ser el ejecutor de toda realidad y la suya propia (haqiqa muhammadiana), lo engloba todo, y también por esa razón es fuente de todo conocimiento gnóstico ['aīni al-ma'ārifi]. Ningún otro Profeta siguiendo el desarrollo de ésta doctrina puede competir con él en completitud (kamāl) ni en gnosis, porqué ellos se nutren de la luz (nūr) de la haqiqa muhammadiana para obtener su gnosis (ma'rifa). Sin él, nadie podría conocer porqué no habría traducción posible de la insondabilidad del misterio (qudusīya) de Allah. Del mismo modo, además de un modelo metafísico, es el modelo ético [al-aqwami şirāțika al-tāmmi al-asqam] en tanto que es el más recto (al-aqwami) aludiendo a una metáfora de su nombre, Ahmad (el digno de alabanza), pues "al-āqwami" alude al que tiene la dirección o equilibrio, pero también a la excelencia otorgada por el estatus metafísico dado por Allah.

(Desde el plano metafísico, se configura la praxis humana a imagen del Profeta desde la relevación divina dada en el Corán y la Sunnah.)

(Es legitima la necesidad de la gnosis (ma'rifa) para transitar el camino más perfecto y justo.)

El argumento central de la Shari'a 'wa haqiqa se hace fundamental para vivir el mundo espiritual (ruhanīya) junto con el terrenal (dunya) en la experiencia de la presencia profética. Tenemos que señalar un último punto que corresponde a la importancia y la centralidad de la perseverancia (istiqāma), representando a la práctica ('ibāda) cotidiana a la que se enfrenta el musulmán para reconocerse siervo ('abd) y acatar el islam, pues es la intención del Shaykh, (o al menos lo parece), el mostrar a un Muhammad preocupado tanto por las pequeñas cosas de las (prácticas diarias, comportamiento o deberes) como por el conocimiento gnóstico, algo que tiene que transmitirse a todos sus seguidores. Éste es otro de los puntos más significativos de la Tariqa, en cuanto a la escatología se refiere, pues el conocimiento de Allah (ma'rifa) es algo que es accesible para todos siempre y cuando demuestren que pueden seguir los básicos preceptos del Profeta. Salvarse en la Tariqa es relativamente sencillo, pues sólo hay que seguir el ejemplo del Profeta. Se trata del sometimiento a la realidad (haqīqa) del Profeta para conocer a Allah y ser libre.

La tercera y última parte de la jawharat al-kamāl, supone la llegada a la realidad haqīqa muhammadiana. La realidad absoluta [tal'ati al-haqqa bi-l-haqq] y tesoro supremo [al- kanzi al-'azami] en tanto deviene emanada del Profeta, (como he dicho anteriormente), remarca la esencia última, algo que a éste nivel reconoce el gnóstico ('arīf) rompiendo con cualquier nombre o atributo físico y reconociendo el grado del Profeta como el único acceso a Allah. Una presencia que además se constituye como un tesoro (al-kanzi al-'azami) para el gnóstico que sabe apreciar la realidad última (haqīqa) por todo lo que puede ofrecer, no solo en la comprensión (ma'āni), sinó en las bendiciones a
través de la propia presencia profética y la de Allah. 
Dado que es un tesoro que Allah ha dado, (éste tesoro), como muestra de su Misericordia (Rahma) y su generosidad (fadl) por el amor que sus siervos ('abīd), tienen sobre su elegido un peso específico.
Aquí se presenta una de las doctrinas más importantes de la Tariqa: que es la llamada shukram wa fadl (el noble agradecimiento y la generosidad). En ella, cuanto más agradecimiento, amor (mahabba) y alabanzas (hamd) se eleven hacia Allah y el Profeta, más recompensas espirituales se conseguirán, especialmente en tiempos donde la corrupción está por todas partes. Y quien sabe agradecer (shakir) se cubre del favor de Allah y conoce las realidades oponiéndose al (kufr), que es el ingrato o el que cubre la realidad con la ignorancia. Ésta característica es clave, debido a que supone el rechazo al extremismo, siendo mucho mejor la humildad y el agradecimiento hacia el Profeta. Por eso, confiando en la misericordia (Rahma) de Allah a través de su Profeta el discípulo no tendrá que temer a ningún castigo. La cercanía alcanza la posibilidad de elevación a través del amor (mahabba) y las alabanzas (hamd) -ésto sería suficiente para alcanzar la salvación-.. Y aquí es dónde ésta doctrina se convierte en escatológica permitiendo que los gnósticos ('ārifin) alcancen la salvación dado que conocen la realidad (haqīqa) representada por Muhammad, (s.a.w.s.).
Por esa razón, la jawharat al-kamāl prosigue con la idea de que Muhammad, (s.a.w.s.) es un desbordamiento que retorna hacia él mismo [ifādtika minka ilaīka]. Ésto refiere a que toda la creación emana de Muhammad (ByP) y vuelve a él, en tanto que éste reúne todo el acceso a los secretos de la creación por su rol privilegiado gracias a la Misericordia (Rahma) de Allah y/a la manifestación de la realidad última (haqīqa) de la que hemos hablado antes. También se explica cómo el arquetipo humano creado por Allah parte de esa haqīqa muhammadiana en la parte espiritual y de la parte física que aporta el profeta Adán. El Profeta es la meta (wüşül) hacia Allah por ésta característica, (yai), que a través de él se puede hacer el camino de la ascensión gnoseológica hacia Allah. Y a la vez, como realidad absoluta (haqīqa) es el conocedor de la luz oculta [l-ihāțati al-nūri al-mutalsam]. Esa luz oculta es el gran secreto (sirr al-akbar) de Allah que sólo puede conocer el Profeta debido a su naturaleza, como el máximo ejemplo para un gnóstico ('arif) que aspira conocer a Allah. Corresponde a la voluntad eterna de Allah, el conocimiento del más allá (akhirā) otorgado por Allah a través de Muḥammad para los sirvientes (awliyā') por su amor. Así, se vuelve a reafirmar la idea de que sólo el Profeta es acceso (bāb) a Allah, un rasgo distintivo del Islam que en un tiempo de corrupción material e histórica, los creyentes parecen olvidar. Esa ocultación por Su trascendencia, son como velos que ocultan tesoros, aunque seguramente muchos no entenderían por el enorme valor gnóstico de éstos.

El retorno a lo primordial, que podríamos entender como una especie de salvación, está reservada para aquellos que confien en la vía, en el Profeta, en su Shaykh, aplicando la doctrina anterior del shukram wa fadl (el agradecimiento y la generosidad). La invocación termina con la plegaria de Allah sobre el Profeta y todos sus compañeros físicos o espirituales [şallā Allāhu 'alayhi wa 'alā ālihi], y con la petición de que su presencia y su espíritu (ruh) sean los que conduzcan a la gnosis (ma'rifa) a través de la luz (nūr) y que sería imposible llegar a través de la razón ('aql), pues sobre ella está el corazón (qalb) que es donde se encuentra el amor (mahabba) y el agradecimiento). La haqiqa muhammadiana se encuentra en cada ser, en cada elemento de la creación y el Profeta no deja de ser una manifestación de la perfección de Allah. Por ello, se explicita en la invocación para finalizar: que podamos conocer ciertamente [tan tu'arrifunā bihā iyyāh] para aquellos que yá han vivido la experiencia de la haqīqa, en un deseo de unirse a la comunidad de los gnósticos ('ārifin) adquiriendo el secreto de la luz (nūr) muhammadiana y la cercanía a la presencia divina.

Como dije, éstas invocaciones (salawāt, dhikr, wird, dua, etc.) resumen la base de la doctrina metafísica en relación con la unicidad (tawhid) de Allah, con el Profeta y con todo el sistema cosmológico y gnoseológico. Las propuestas que son ontológicas y epistemológicas, si bien las simplifican mucho más para hacerlas más accesibles, concentrándolas en la experiencia, en la visión despierta, (ru'ya fi l-yaqza) que son un componente de la herramienta de la vivencialidad de la metafísica, y/a la vez, una facilidad de vivir la experiencia para los seguidores de la Tariqa. Una de las características de la tariqa muhammadiya, como vimos, es precisamente esa actitud eteriológica más allá de la élite (nukhba). A diferencia de las propuestas de Ibn 'Arabī, la puerta de la gnosis (bāb al-ma'rifa) está para aquellos que demuestren seguir el camino recto (șirāț al-mustaqim) y el ejemplo de la tradición profética (Sunnah). La metafísica no se entenderá como una experiencia individual, sinó como colectiva y dependiente, en última instancia, del Profeta, con el proceso que envuelve a toda la comunidad global.

Las pretensiones del Shaykh son: compartir la visión de la realidad divina, la realidad muhammadiana y el conocimiento de Éstas a través de un proceso de ascensión (sayr) y de la aniquilación del yo (tazkiyat al-nafs), insertándose dentro de la educación espiritual o tarbiyya ruhāniyya (instrucción espiritual) de la tradición ortodoxa (clásica) del conocimiento de la ciencia del Tasawwuf. Puesto que la apertura (fath), es por ese lado de la gnosis (ma'rifa), y todas sus enseñanzas y acciones van hacia el compartir esa ma'rifa con el resto de la creación.

La oración al-fatih muestra el rol central del Profeta Muhammad, primero como de khātm al-anbiyā' (el sello de los profetas) y luego como murabbi para la creación. En éstos términos es descrito como la verdad absoluta (al-haqq bi-l-haqq) así como el único capaz de abrir y cerrar los distintos planos espirituales (al-fatihi li-mā ughliq wa al-khātimi li-mā sabaq). Por otra parte, también representa el seguimiento del camino recto (la ley, la sociabilidad) y no sólo para su familia, es decir, a los que están próximos a él- le son transmitidos todos los conocimientos. Con ésta imagen, la argumentación de la invocación, justifica, no sólo el trabajo de la Tariqa sinó también la posición del khātm al-āwlyā' (sello de los santos) y la actitud ante el Islam como íntimo y predilecto de Allah. Además, ésta invocación actúa dentro del proceso de apertura (fath) hacia las realidades (haqīqa) cuyo conocimiento (ta'rif), es sin intermediarios ni velos, y es el objetivo de la epistemología de ésta Tariqa.

La jawharat al-kamāl recoge, a su vez, la doctrina interna de manera mucho más pormenorizada, incidiendo en los conceptos más metafísicos. De nuevo centrada sobre la figura de Muhammad, (s.a.w.s.) se expone de forma sucinta con el proceso cosmológico y gnoseológico explicitado, principalmente, en el trabajo que el Shaykh tiene que realizar. Las letanías facilitan el viaje hacia el sayyid al-wujūd (señor de la existencia), introduciendo una gnosis experiencial frente a un planteamiento puramente teórico. La jawharat al-kamāl ofrece un recorrido por las manifestaciones del Profeta en forma de luces (Lataif al anwār). En el plano cosmológico se introduce la idea de la creación del universo a través de la misericordia (Rahma) enfatizando que el principal fruto de ésta fue la emanación del Profeta. A través de esa comprensión de la potencialidad de Allah -pues el Profeta representa la pura generosidad- iluminó a la creación (khalq) y/a los demás profetas (anbiyā'), siendo el acceso a Allah el garante de las verdades arcanas ('urūshu al-haqāi'q) y otros secretos. Como vemos, en éste punto quedaría definida la estructura de la realidad referida a los niveles jerárquicos, primero Allah, luego Muhammad, en tanto que realidad (haqīqa) emanada (tajally) y luego la creación de los demás seres. Como objetivo principal de que la creación está dispuesta para que los siervos ('abīd) conozcan, dice el noble Corán: Sura 51 verso 56.. "Y no he creado a los genios y a los humanos sino para que me adoren".

A la vez, la jawharat muestra el proceso gnoseológico que comienza por la praxis de la recitación de las invocaciones (taşliya) con el fin de alcanzar una autognosis junto con la práctica del camino recto (șirāt al-mustaqim) de la Sunnah profética. El ser humano, dice Ibn Arabī: es un ser velado (al-insān al-muhjūb) que sólo puede conocer mediante una apertura (fath) que potencie su espíritu (rūh) y que lo eleva a través de la experiencia de la realidad (haqīqa) muhammadiana. El Shaykh y sus seguidores deben de insistir en seguir la Shari'a en tanto que ésta significa la primera fórmula para doblegar el ego (nafs) y el apego que éste genera. La práctica de la taşliya como autognosis representa el segundo paso de la tazkiya (la purificación) y/a la vez, la capacidad para ver la luz de Muhammad en la creación. Posteriormente, el aspirante irá ascendiendo en el camino (sayr), nutriéndose (tarbiyya) de la gnosis (ma'rifa) y de la facilidad ofrecida por el Shaykh para la caritativa enseñanza. 
Una vez que el discípulo se dispone a acceder a la realidad, recibe una apertura (fath) que viene de Muhammad (s.a.w.s.) con lo que accede a su presencia mediante un pacto (bay'at) y posteriormente a su realidad (haqīqa), así es cómo obtendrá el discernimiento (furqān) para descubrir los velos (hujāb) y los secretos (sirr) con la luz (nūr) del Profeta, y sobre todo verá cómo la realidad no es dual sinó unitaria en torno a Allah. Éste es el estado de los 'arif bi-llāh, aquel que se encuentra en la haqiqa muhammadiana. Por último, el gnóstico ('arif) conocerá, gracias a la luz muḥammadiana, y reconocerá la infinita Misericordia (Rahma) de Allah que lo creo todo, es la que lo habrá salvado de cualquier cosa que no sea la divinidad.

Éste planteamiento metafísico es una de las razones por las que los sufíes afirman que estarán exentos del fuego del infierno, porqué su constante práctica es el recuerdo y la vivencia de la Rahma de Allah que fundamenta el amor (mahabba) de Allah y su Profeta. Ésta es una respuesta clara contra los circos mediáticos del neo-sufismo del baile y del chocolate caliente que viven del mundo y que dependen de las cosas materiales por la decadencia socio-política de la sociedad islámica de la época.

De ésta argumentación metafísica deriva, (como es obvio), del adab y la etiqueta social de la Tariqa. Debido a la vinculación con el discípulo; yá que estamos encaminados hacia la espiritualidad. Los pilares principales de ésta propuesta se fundamentan claramente en las propuestas legales y jurídicas que comentamos dentro del hilo de la Purificación:
(Anas ibn Mâlik relató:  [...] El Mensajero de Allah (ByP) se sonrió y luego dijo: ¡Oh Umm Sulaym! Tú no sabes que tengo un acuerdo con mi Señor, y que establecí con Él condiciones diciéndole: Soy sólo un ser humano. Me conformo como se conforma un ser humano y me enojo como se enoja un ser humano; entonces a cualquiera de mi comunidad que yo haya rogado en su contra sin que lo merezca, que eso se transforme para él en "limpieza", "purificación" y "buenas obras" con las cuales se aproxime (a Ti) en el Día de la Resurrección").
(6297 Sahih Muslim).

¿Acaso no reflexionarán?

Assalamo Aleikum.