Assalamo aleikum.

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martes, 10 de septiembre de 2024

EL NUCLEO DE LA TEOPÁTIA.

EL NUCLEO DE LA TEOPÁTIA.
La enumeración de las propiedades más importantes de la experiencia mística espiritual en el Islam proporciona una bastante y aproximada caracterización de la misma. Una fenomenología puramente descriptiva podría contentarse con tal enumeración, porqué con ella se consigue la identificación de la experiencia en cuestión frente a otras experiencias más o menos semejantes, más o menos próximas, presentes en la vida humana suficientemente desarrollada.

Pero la descripción anterior suscita inmediatamente la pregunta por la realización que es ideal para ese tipo de experiencias: por el momento, el culmen al que las experiencias dotadas de esos rasgos apuntan son: o, desde otra perspectiva, el núcleo "origen" del que tales experiencias surgen y del que se derivan tantas peculiares propiedades. A ésta pregunta pretende responder la consideración que sigue, sin la que, (a nuestro entender), quedaría truncado el proyecto de la fenomenología de la mística Islámica que nos hemos propuesto describir humildemente.

El estudio sintético del conjunto de las propiedades descritas, que permite descubrir referencias de las unas a las otras, basadas en las latentes *connivencias y las comunicaciones entre las diferentes propiedades superiores. Así, la sencillez tiene que ver con la condición de experiencia radical y global que los sujetos le atribuyen; la oscuridad también explica su inefabilidad; su radicalidad que tiene que ver con la intensidad de los sentimientos que comporta; y todos esos rasgos, con la condición de ruptura de la conciencia ordinaria que tiene lugar en ella.

En última instancia, en las propiedades anotadas aflora algo de la realidad última: La Presencia originante que la provoca, y de la actitud del reconocimiento por la fe, cuya "vivenciación" por la persona se reflejan. Así, todas las propiedades, realizables en diferentes grados de intensidad, parecen remitir al término que las focaliza, a un núcleo que las origina y que la fenomenología de la mística intenta identificar.

Para ésta tarea (nada fácil) sólo contamos con los recursos de los relatos y las experiencias fundamentales y simbólicas de las personas que han vivido tales experiencias. Ahora bien, las expresiones de las que disponemos son extraordinariamente variadas, por los diferentes contextos religiosos y culturales en que se inscriben y por las diferencias de esas personas, incluso en el interior de una misma comunidad religiosa o cultura.

Con todo ésto, es admirable que personas de lenguas, culturas, religiones y épocas históricas muy diferentes y muy distantes entre sí coincidan en el recurso a una serie limitada de símbolos, que de alguna manera, son arquetípicos que se repiten modulados por las diferencias de las tradiciones y personas. Ésta es, sin duda, la manifestación más clara de que en el fenómeno místico se hace presente con el rasgo de permanencia y universalidad de la condición humana, en una "**invariable" de la humanidad.

Tales símbolos toman como significantes elementos naturales, aspectos del cosmos, el agua, el viento, la luz; experiencias humanas enraizadas en la corporalidad como la ascensión o el descenso, lo alto y lo profundo, el más allá y el centro, y cómo experiencias de relación entre las personas: amor, amistad, encuentro. Sobre esos significantes se organizan sistemas de expresión que asumen ciertos elementos de los contextos religiosos o tradicionales. El resultado es el recurso a expresiones como: unión en diferentes niveles de intimidad con Allah, lo Divino, el Todo; contemplación o visión del Invisible en diferentes grados y modalidades; el éxtasis, la obediencia, sumisión o la entrega incondicional; el desposorio espiritual; la transformación; la transmutación, la disolución, etc.

Ante la imposibilidad de establecer un recorrido exhaustivo, (a todas luces innecesario), de todas esas expresiones, intentamos ofrecer los rasgos esenciales de la realidad a la que se refieren, analizando con algún detalle las expresiones del núcleo y culmen de la experiencia mística que parecen más importantes: la contemplación, el éxtasis, la unión y el estado teopático.

El estado teopático.
Utilizamos ésta expresión como una nueva categoría para designar al núcleo y el culmen de la experiencia mística, fijándonos ahora en su repercusión sobre la persona que la vive y la padece. No nos referimos con ella a otra cosa que lo que hemos intentado captar y expresar con las categorías de "contemplación", "unión trasformante", "éxtasis" en lo que ésta tiene de momento y vivencia de esa Unión. Pero pensamos: que captar y expresar con la ayuda de ésta nueva categoría el hecho cuya naturaleza más íntima perseguimos, puede llevar a ofrecernos nuevos armónicos del silencio que contiene todos los sonidos y se presta por tanto a ser captada y descrita desde incontables perspectivas.
Estamos ante una categoría reciente, aunque con raíces en la más venerable tradición Islámica. La perspectiva que describe esa expresión, (de forma rigurosa), es la síntesis doctrinal de todos los anteriores profetas enviados; claramente, no está exento de profundidad en la vida mística de todos y cada uno de esos enviados bendecidos por Allah y con un objetivo para abordar la experiencia mística desde una nueva forma o perspectiva.. llamando la atención sobre algunos aspectos de la misma, pero que no fue suficientemente destacada hasta completar la misión y el intento de presentar el núcleo y su culmen Superior.

Con el término "estado" que aparece en la expresión queremos subrayar la situación a la que el sujeto místico llega tras el largo proceso que constituye toda la experiencia mística. "Estado" no significa, ciertamente, que la situación a la que se llega consista en un reposo definitivo. La experiencia mística, (en efecto), no es sólo un fenómeno dinámico. Es una experiencia que sólo es comprendida de manera adecuada como la sobrecarga de energía, la perfección en un progreso permanente, en un movimiento sin fin, por el hecho de que su término es Allah, la Realidad infinita, (non erit finis), cuya naturaleza teofánica consiste en no tener fin.

El término "energía teofánica" es utilizado por numerosos sabios para caracterizar la vida mística a partir de ultimar la lanzadera (ерес-en-ciernes) por lo que queda por delante y proponiendo como núcleo que la origina y la caracteriza, como rasgo esencial, una tensión permanente, originada por el deseo de Allah que despierta en el alma su condición y es alimentada en progresión e intensificación permanente, por una sed que no hace más que aumentar a medida que se aproxima a su destino. Allah es la raíz del deseo del hombre justo, el que sólo se sacia ahogándose en la profundidad de la capacidad infinita que se abre en él. La condición de la energía es incrementar la experiencia mística, pues, yá que es dada por la trascendencia infinita de Allah, hace que la experiencia mística no sólo sea válida en la tierra, sinó que la misma visión de la Gloria sea descrita como un estado de tránsito con un aquietamiento de la búsqueda, un acallamiento del deseo, sinó también como el "descubrimiento" permanente que maravilla con las riquezas inagotables de la vida celestial. Para que ésta descripción de la experiencia mística no parezca someter al alma a una tensión elevada e insoportable, hay que caer en la cuenta de que la "tasis energética" se corresponde con la naturaleza misma del espíritu que Allah ta'ala otorgó y que participa de su misma infinitud, siendo infinito en el devenir, como Allah es infinito en acto. Lo esencial del hombre es, pues, estar siendo perpetuamente reciclado por Allah, recibiendo de Allah su ser interior sin término. Por lo que la experiencia mística, el desarrollo último de esa "aceptación sobre sí mismo" (en que consiste la fe), es la "ratificación misma por la voluntad libre de su condición real", que es un tácito reconocimiento para el hombre. El describir, pues, el culmen de la experiencia mística como un "estado" no significa traducirla en los términos estáticos, o considerarla como una situación inmovilizada en ningún momento de su realización. Significa tan sólo prestar atención a la situación que su ejercicio y el desarrollo que producen en la persona: ver cómo ejerce ésta su condición y cómo se traduce ese ejercicio en la realización de su vida. La unión conseguida o, mejor dicho, regalada por Allah, es con otras palabras, ver cómo se presenta la vida de quien esa unión le transforma en lo recibido de una vida nueva: que no es otra que la vida con Allah.
El adjetivo con el que se califica la nueva situación expresa condensadamente su origen, la forma en que se ha producido o, mejor, en que se está produciendo permanentemente esa situación. "Teopático" tiene su origen en la pasividad que caracteriza la experiencia mística en todas sus etapas; una pasividad que tiene las numerosas connotaciones que ha sugerido el texto que mejor la ha expresado: (non tantum discens sed et patiens divina.) No sólo aprendiendo sinó pacientes, es decir, experimentando lo divino.. pues los pacientes son Amados por Allah. Pero también existen las espinas que hacen padecer, es decir, al recibir la luz y el gran impulso indispensables para entrar en contacto con Él, el enorme deslumbramiento de su luz "ciega", es decir, surge el vaciamiento y la purificación indispensables para que Su Presencia -que es el origen de todo posible conocimiento y contacto con Él- brilla en quienes hacen o, mejor dicho, padecen su experiencia.

El "estado teopático" significa también un estado en el que, atenuada o "borrada la conciencia del yo" por el proceso purificador y los momentos extáticos, y convertido en habitual el sentimiento de vivir en Allah, todo lo que anteriormente era referido al "yo" pasa a ser referido a Allah mismo, de forma que el sujeto de alguna manera iluminado en todo su ser yá no es en todos sus actos más que un instrumento de la divinidad. La expresión fue utilizada para designar ese estado en el que el sujeto se instala más allá de la purificación y los momentos extáticos en la transformación total y permanente de su persona a la que aspira y que logra como resultado de la acción de Allah sobre él. El estado teopático designaba además una situación en la que se ha superado la absorción de las facultades en el objeto de la contemplación que les impide el desarrollo de sus actividades ordinarias, y se llega a vivir toda la vida y también la vida ordinaria, desde la Unión con Allah, porqué todas las facultades humanas se han hecho instrumentos de su acción espiritual transformante.

La mística espiritual utiliza la  contemplación absorta al margen de la persona; es una acción-contemplacion que reúne en la misma persona las facultades perfectamente unificadas derivadas de la Unión más perfecta que yá no está pendiente de ciertos momentos o actos separados; de consuelos o desconsuelos, sinó que se expresa en términos como: "vivo estoy" pero "no estoy".. estar pero no estar.

Assalamo Aleikum.
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NOTAS:
*(Estado afectivo de la mística en que tiene la sensación tolerante de estar en la identificación bajo la permanente Unión indisoluble con Allah, y en el que la contemplación se convirtió en un activo, dejando cualquier incompatibilidad.)
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**(Se refiere a lo central de la experiencia: visión, edificación del alma, obediencia central y unificadora de la "presencia", concentrando lo esencial del elemento místico en ésta parte de la fe y sobre la práctica que se refiere a la preparación para la conciencia y la reacción a lo que puede ser descrito como la inmediata o directa presencia ante Allah.)