Assalamo aleikum.

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lunes, 2 de septiembre de 2024

REGRESAR AL CAMINO ESPIRITUAL.. NO SIGAN CON LAS APARIENCIAS MUNDANAS.

REGRESAR AL CAMINO ESPIRITUAL.. NO SIGAN CON LAS APARIENCIAS MUNDANAS.
"Se parecen a quienes encienden un fuego y cuando alumbra en torno a ellos, Allah se lleva la luz y los deja a oscuras, sin ver.
Sordos, mudos y ciegos, no podrán volver (de su extravío)". (Sura 2:17-18)

La presencia ante sí mismo constituye una conciencia que fácilmente podemos distinguir con dos polos. Por una parte, está toda nuestra actividad sobre el conocer y el querer del mundo, las cosas, de los otros y las de nosotros mismos. Éste polo es el del lenguaje, en el que los seres son nombrados con las categorías y los conceptos con que son elaborados. Éste polo es el de nuestro conocimiento explícito y objetivo que está en el ámbito de la categoria o en el ámbito del saber temático.

Sin embargo, la actividad del conocimiento que se desarrolla en éste polo está bajo tensión al mismo tiempo que se hace posible por la existencia del otro polo propiamente subjetivo, que es infinitamente más difícil de definir y de aprehender, porqué la hipótesis siempre escapa a la tematización. En el momento mismo, en que intentamos encerrarlo en las redes de nuestras representaciones, se nos escapa, del mismo modo que nuestro ojo no puede ver directamente la actividad de la retina que es la que le posibilita la vista. "Ésta subjetiva condición [...] nunca llega a ser temática, [...] es algo qué, por así decirlo, se desarrolla a espaldas del que conoce". No obstante, puede ser conocida indirectamente. Éste polo subjetivo, originario de nuestra conciencia es la condición sobre la posibilidad de toda la conciencia reflexiva. Es el lugar en el que estamos presentes ante nosotros mismos. Ésta conciencia de nosotros mismos nos acompaña "de manera concomitante" en todo el acto del conocimiento categorial.

Entre éstos dos polos se inserta el "arco del conocer", hecho del doble movimiento que va del surgir originario y no temático sobre el lenguaje categorial por la acción, y viceversa. Porqué lo que hemos descubierto o expresado con todos los recursos del lenguaje no se puede llevar al santuario originario, en donde se convierte en la experiencia de uno mismo. Ahí se puede descansar, pero las más de las veces lo encontraremos insatisfactorio y lanzamos un nuevo movimiento de búsqueda e intervención.

Ahora bien, el horizonte del pensamiento de éste polo subjetivo tiene una extensión infinita: el sujeto "es pura apertura para todo en absoluto, para el ser en general"; el hombre se sabe sujeto finito y, (sin embargo), está habitado por un deseo infinito en el orden del conocimiento y del querer. Lo tiene que experimentar todo mediante la insatisfacción en la que le deja la realidad y la felicidad que son conocidas o poseídas. Conocer su finitud, como tal, yá es rebasarla.

Lo quiera o no, el hombre está habitado por éste movimiento que trasciende siempre al orden de lo particular, lo temático, lo explícito, que es también el de lo definido y lo limitado. Ésto es lo que se denomina experiencia trascendental, "porqué pertenece a las estructuras necesarias e insuprimibles del sujeto cognoscente mismo y porqué consiste precisamente en rebasar un determinado grupo de objetos posibles, de categorías". Yá muchos sabios habían dicho que "el hombre tiene que superar al hombre" cognoscente mismo (y porqué) consiste precisamente en rebasar un determinado grupo de objetos posibles y de categorías". Ésto demuestra (que el hombre) supera su propia finitud al experimentar precisamente tal finitud. Nuestro cuestionamiento no se detiene nunca: "Cada respuesta vuelve a ser siempre como el nacimiento de un nuevo preguntar". Así pues, el hombre se experimenta como un ser de trascendencia, y/a partir de ahí, como espíritu.

Una experiencia así no puede ser deducida ni evitada. No puede ser deducida en el sentido en que no puede ser relacionada con nada más. Se puede descomponer, reconstruir e intentar comprender con la ayuda de todas las disciplinas antropológicas de la naturaleza científica (psicología, sociología, etnología, etc.), pero siempre estará ahí ese dato fundamental, del que no es posible salirse: "Yo Soy quien hace todas éstas operaciones, (y al final), sean cuales sean los resultados, sigo ahí habilitado en perpetuidad, y no preguntes "¿porqué?"

Ésta experiencia tampoco puede ser evitada. El hombre, sin duda, puede distraerse de ésta orientación fundamental y dejarse atrapar por su actuar en el mundo, (aunque dejarse atrapar), a menudo es una forma de preocupación y de más angustia. 
Muchos pueden pretender permanecer entre el cierto escepticismo prudente; pueden incluso, optar por el sinsentido de las cosas de su vida en una forma de desesperación inconfesada, pero no pueden hacer que todo sea reconstruido de otro modo. No pueden librarse de su propia trascendencia.

La trascendencia que habita en el hombre es el fundamento de su libertad, (al mismo tiempo), es una pregunta que se le plantea a su libertad. "En tanto que te experimentas como persona y como sujeto, ¿te experimentas también como libre?, y en concreto, como libre en una libertad que [...] se refiere al único sujeto entero en la unidad" que eres, en la búsqueda de la realización existencial completa. Aquí no se trata simplemente de la libertad de hacer ésto o aquello, "sinó [de] la [facultad] de decidir sobre sí mismo y hacerse a sí mismo". La libertad preside la opción fundamental de la existencia. Ésta libertad "es la facultad de lo definitivo y de lo eterno". Tomar conciencia de ello supone darse cuenta de que la vida te plantea la cuestión de su éxito o de su fracaso; y también te está planteando la cuestión de una "salvación".

Evidentemente la experiencia trascendental no "termina" en nuestra pura subjetividad. El ser de trascendencia que es el hombre es también un "ser mundano, temporal, histórico". El hombre sólo puede actualizar su trascendencia y su libertad en sociedad con otros hombres y dentro de la historia. Tiempo, mundo e historia constituyen una mediación necesaria del sujeto respecto a considerar que una experiencia como ésta no puede basarse en la nada, ni estar orientada hacia ella, porque la nada no funda nada. En ésta reflexión y en ésta opción brota el alcance teológico del análisis, aunque en apariencia, se confunda con lo filosófico. 

El hombre ante el "misterio absoluto".
En el hombre, ésta experiencia de trascendencia es la marca del "misterio absoluto" que lo suscita y lo genera por detrás de sí mismo, y lo orienta hacia un adelante infinito. Éste misterio absoluto y sagrado es el que denominamos Creador. Asimismo, con la experiencia trascendental del hombre "se da un saber (por así decirlo) anónimo y no temático de Allah". Éste conocimiento implícito de Allah es la condición de la posibilidad absoluta de todo discurso sobre Él y de toda prueba acerca de Él. Si Allah no fuera, <en lo más profundo de nuestro ser>, inexpugnable de nuestro deseo caprichoso, nada ni nadie podría llevarnos a reconocerlo.
El desarrollo empieza por una concienciación que es la marca del grado de ésta experiencia trascendental que es la marca del "misterio absoluto" que lo suscita y lo genera por detrás de sí mismo, y lo orienta hacia un adelante infinito.. como hemos dicho antes. 
El desarrollo de éste nivel empieza por una "meditación-concentración" sobre los Nombres divinos, que nos muestran que la palabra Lah "Existe", nos es dada (y que todo el mundo la utiliza) aunque no se han dado cuenta del significado que tiene. Hasta el ateo la necesita para decir que no hay dios. ¿Tendrá futuro una palabra como ésta? Si.. -supongamos que desapareciera sin dejar rastro- el hombre habría olvidado su propio fundamento y habría olvidado que lo ha olvidado. Dejaría de ser hombre. Entonces, la humanidad podría quizás continuar su existencia técnico-racional, y se convertiría en una sociedad de termitas. De hecho, habría perecido por muerte colectiva. No obstante, Allah permanece, (y de ésta palabra originaria) no podremos zafarnos, es una palabra que incluso cuestiona todo nuestro lenguaje. Allah no es creación nuestra: es más bien Él quien nos ha creado y quien hace que seamos hombres.

La manera en que conocemos a Allah.
El conocimiento de Allah para el hombre es, por una parte, a posteriori, porqué siempre está vehiculado por el encuentro con el mundo y con los otros, por lo tanto, precisa de un encuentro categorial.
No obstante, sigue siendo también trascendental en su origen. Porqué la referencia originaria del hombre al "misterio absoluto" es un signo existencial permanente del hombre.
¿Qué es, pues, un existencial? Hay que distinguir éste neologismo, que viene del alemán, del adjetivo existencial. El hombre es existencia en la misma medida en que es consciente de sí mismo como alguien que se plantea todas las preguntas y es capaz de disponer de sí en plena libertad. En éste sentido, se puede hablar de la disposición de la actitud existencial de cada uno ante la condición humana. Bien.. entre el existencial y algo existencial se halla la misma distancia que se da entre el comportamiento original de cada uno y "las estructuras formales generales que se encuentran en toda conciencia existencial". Por lo tanto, el existencial es un carácter que se vincula a nuestra existencia misma de manera necesaria, una particularidad de la que no podemos salir del mismo modo que no podemos desprendernos de nuestra carne o de nuestra sombra. Tomemos un ejemplo: la historia no pertenece a la definición formal del hombre: sin embargo, todo hombre vive su existencia en alguna parte de la historia general y según el curso de su historia personal; para él, la historia es un dato absolutamente necesario. La historia, o la historicidad, es un existencial de la condición humana.

De éste modo, entendemos el sentido que puede afirmar "la referencia originaria del hombre al misterio absoluto", la cual constituye la experiencia fundamental en Allah, que es un existencial permanente del hombre como "sujeto espiritual". Ésta es la consecuencia del análisis precedente de la experiencia trascendental. Se trata de una disposición estructural que se encuentra en nosotros y qué, en ningún caso, podemos "expulsar". La "Gracia" de éste existencial, es que ordena nuestra existencia hacia la inmediatez de Allah. Ahí se encuentra la condición de la posibilidad de la elaboración de pruebas sobre la existencia de Allah. 

Assalamo Aleikum.