LOS FALSOS SHAYKHS y LOS EGOS.
El falso Shaykh es como un espejo roto, que nunca reflejará luz sinó su propio brillo fragmentado; tengan cuidado con aquel que guía desde el ego y no con el corazón.
El servidor solamente advierte contra aquellos que dicen ser guías espirituales pero que en realidad están guiados por su propio ego. En la tradición del Tasawwuf, un verdadero Shaykh es alguien que ha trascendido al ego y guía a sus discípulos con humildad y sinceridad. El "espejo roto" simboliza cómo el ego que puede distorsionar la verdad y la realidad de todo, llevando a los demás a una comprensión fragmentada y falsa sobre la espiritualidad.
El falso Shaykh hablará sólo de sus posibilidades, cómo si él fuera el único auxilio, aunque sus discípulos nunca abandonarán el valle de su personalidad. La verdadera sabiduría es silenciosa y humilde, no es ruidosa ni arrogante y tampoco requiere la utilización de amenazas.
La diferencia a destacar entre quienes afirman tener la sabiduría espiritual (sin practicarla verdaderamente) y quienes verdaderamente encarnan la sabiduría y la humildad, es hacer hincapié en que la verdadera sabiduría y la enseñanza espiritual no se encuentra en los grandes discursos o en las afirmaciones de superioridad, sinó en la humildad, la discreción y la práctica sincera de los principios espirituales por completo.
<Las palabras del falso Shaykh son como las flores sin fragancia: podrán encantar mucho a la vista, pero nunca nutren el alma.>
Es de destacar el contraste entre la apariencia y la esencia, en el contexto espiritual. Si bien, los falsos Shaykhs pueden ofrecer enseñanzas que son superficialmente atractivas, pero carecen de la verdadera sustancia y la profundidad necesarias para guiar genuinamente a las almas hacia el genuino crecimiento espiritual. La verdadera guía espiritual, según el criterio del Tasawwuf, debe emanar de una comprensión profunda y auténtica, no del atractivo superficial de las palabras.
<El falso Shaykh es como un faro que está construido sobre arenas movedizas: promete luz, pero conduce a los barcos al naufragio de su propia incertidumbre. Ésto ilustra el peligro de seguir a un guía espiritual cuyos cimientos no son sólidos. Los falsos Shaykhs, (guiados por su ego en lugar de por la verdadera sabiduría), no pueden ofrecer una dirección segura y fiable. Pues un faro, entre las arenas movedizas, puede parecer una fuente de luz y guía, pero en realidad, no son capaces de proporcionar una dirección estable y segura y conducen a quienes los siguen a su propia confusión e inestabilidad.>
<El falso Shaykh es un mercader con las palabras; vende lo que sea para llenar sus propios bolsillos, pero están vacíos de verdades. La comparación de los falsos Shaykhs con los comerciantes que ofrecen enseñanzas que parecen valiosas pero que carecen de verdadero valor espiritual, sugiere que éstos individuos pueden hablar de sabiduría y espiritualidad, pero en realidad no poseen la verdadera comprensión y la experiencia que deberían de respaldar esas palabras. El énfasis está puesto para la distinción entre el verdadero conocimiento, obtenido a través de la experiencia y la transformación personal, y las meras palabras que pueden parecer sabias, pero que carecen de la verdadera sustancia o son apropiaciones de otros sistemas y, por lo tanto, están plagiando las palabras y los acontecimientos de otros.>
<Busca un guía en la luz de la luna, no en el reflejo de un espejo; el verdadero maestro ilumina el camino, mientras que el falso sólo refleja su propio rostro.
Los verdaderos maestros espirituales, son comparados con la luz natural y orientadora de la luna, y los falsos Shaykhs son como espejos que sólo se reflejan a ellos mismos. Destaca aquí la importancia de buscar guías espirituales auténticos que iluminen el camino hacia el conocimiento y la comprensión, en lugar de aquellos que están centrados en sí mismos y en su propia imagen de perfil con riquezas, relojes de lujo, vestidos caros, haciendas y otros vicios materiales que pueden lucir para hacer ver más grande la ficción de superioridad.>
<Un falso Shaykh es como un pájaro que canta melodías encantadoras pero no conoce la música de los cielos; sus canciones atraen pero no liberan ningún alma. Éste adagio ilustra que los falsos Shaykhs pueden tener un discurso seductor y atractivo, como el canto melodioso de un pájaro, pero carecen de la verdadera conexión espiritual y la comprensión que libera el alma. Sus enseñanzas, aunque agradables al oído, no conducen a la liberación espiritual ni a una comprensión más profunda porqué no están basadas en la experiencia genuina sobre lo divino.>
<El falso Shaykh es como el eco en un valle, que repite muchas palabras sin comprender su significado; habla alguna verdad pero vive sólo en la ilusión. Ésto destaca (que los falsos Shaykhs) pueden repetir enseñanzas espirituales sin tener una comprensión verdadera o profunda de ellas. Se los compara con un eco, que puede reproducir sonidos pero sin captar su significado. El adagio enfatiza la gran importancia de la sinceridad y la autenticidad en la práctica espiritual, en lugar de la mera recitación de palabras sin una verdadera comprensión o experiencia personal.> [Ref. AV.]
Assalamo Aleikum.