LA CONDICIÓN de la MUJER en la FAMILIA. (Sociales)
Hemos hablado sobradamente de los problemas generales que experimentan las personas que han alcanzado la conciencia islámica y de las relaciones con sus familias. Los problemas que una joven musulmana pasa por éste cambio que experimenta con su familia se vuelven en ocasiones complicados. Los obstáculos que enfrenta una muchacha soltera a la hora de educarse, desde la lectura de libros hasta las relaciones con sus amistades y la asistencia a un programa educativo regular, son mucho más obvios que los de un hombre. Porque la chica musulmana ideal en la sociedad, se caracteriza con adjetivos como la tranquilidad, obediencia y la diligencia. Aunque éste enfoque crea un obstáculo importante en el proceso de sensibilización de las jóvenes.
Para una mujer que se vuelve relativamente independiente de su familia al casarse, la actitud de su marido es muy importante. A veces, como resultado de la presión de su marido, a veces por parte de la familia de su marido y de su círculo social, las mujeres musulmanas se ven obligadas a esconder sus conocimientos y su conciencia bajo la alfombra. Sin embargo, mientras no salga a la luz lo que se esconde bajo la alfombra, una mujer creyente no puede estar en paz y serenidad.
En ésta situación, a las mujeres les resulta cada vez más difícil dar sentido a la vida desde los laberintos del hogar.
La principal fuente del problema aquí es la incapacidad de la mujer de adoptar una actitud saludable hacia su propia familia y hacia la familia de su marido. Si una mujer quiere respirar vida con una conciencia que vaya más allá de las responsabilidades de su marido, sus hijos y su familia, entonces debe insistir en sus reivindicaciones, aunque sea una tarea difícil. La dosis y el método de ésta insistencia pueden variar dependiendo de la identidad y la personalidad de la persona, así como de las situaciones de los interlocutores. Desafortunadamente, hay muchos factores que rompen la capacidad de una mujer para resistir tales demandas. Es evidente que para superar ésta situación las mujeres tienen que adoptar posiciones y estructuras, hacer análisis psicológicos y tener mucha paciencia.
Sería una omisión importante no mencionar a la "novia", que es una fuente importante de problemas y es una situación bastante problemática para las mujeres en sus relaciones con sus familias. Aunque el estatus de la novia se está erosionando en el entorno tradicional, el papel que la familia espera de la mujer generalmente está lejos de verla como una personalidad independiente. No se acepta que una novia pueda tener su propia personalidad, identidad e ideales, y con el matrimonio se espera que la mujer se dedique a su marido y a su familia. Éste enfoque es una prueba difícil para una mujer creyente que desea ocupar su lugar en las filas de la vida islámica. Éste problema se puede superar cuando se desarrollan actitudes correctas como resultado de la consulta entre ambos cónyuges.
El hecho de que una mujer muestre el mismo respeto y compasión hacia la familia de su marido (tal y como hacia su propia familia) es una indicación de que está dotada de valores morales islámicos. Sin embargo, dejar a una mujer creyente inactiva debido a las demandas o limitaciones ignorantes de la familia es una injusticia tanto para la mujer como para la energía que puede aportar a la vida islámica. En éstos casos, los cónyuges deben mostrar actitudes decididas hacia sus familias, aunque no tienen que ser destructivas, sinó más bien constructivas. Tienen que adoptar una postura decidida frente a sus familias con un bello estilo y sin cansarse de contarles sus ideales y metas. Se debe explicar y dejar claro que su estilo de vida no es una falta de respeto hacia ellos.
Por supuesto, las mujeres no siempre se encuentran en una situación difícil en las relaciones familiares. A veces hay ciertas situaciones en las que una mujer puede convertirse en un serio obstáculo para la vida islámica de su marido y hacerle la vida difícil. Sin embargo, es mucho más fácil para un hombre superar ésta situación que para una mujer.
<"¡No lo perdonaré!" La típica amenaza de los padres.>
Es cierto que el respeto y la tolerancia hacia los padres es un mandato coránico. Sin embargo, en la vida práctica, para los adultos, la frase "¡No perdonaré!" puede ser como una espada de Damocles que se repite de forma inapropiada. ¿Cómo deben actuar los musulmanes responsables ante ésta amenaza? Aunque es una de las cuestiones difíciles, saber dialogar y llegar a acuerdos siempre es posible.
¿El mandato de ser generosos con los padres también requiere que obedezcamos sus demandas ignorantes, que no incluyen el politeísmo ni sus restricciones a las buenas obras? Si analizamos éste problema, que se experimenta con frecuencia pero del que no se habla mucho, en el comentario del verso 36 de la Sura An-Nisa se explica la bondad hacia los padres al llamar la atención sobre los obstáculos que los padres ignorantes crean en el matrimonio, la educación o las elecciones profesionales de sus hijos: En el Islam, (que es la religión de la naturaleza), debemos entender bien la benevolencia que se nos ordena hacia nuestros padres de la siguiente manera: Debemos comportarnos con mucha decencia hacia ellos, tanto con palabras como con acciones, de acuerdo con la costumbre. Debemos satisfacer sus necesidades legítimas en la medida de nuestras posibilidades. Sin embargo, al hacerlo, no debemos menoscabar nuestra independencia en los asuntos personales y familiares. Si uno o ambos padres intentan imponernos, abandonar las obras que consideramos buenas, yá sea en un sentido privado o general, no es una buena acción, ni se considera benevolencia según la Shari'a: Padres e hijos.. Bien deberían saberlo; “La bondad y la generosidad hacia los padres no pueden ser motivo para la abolición de la libertad y la independencia.”
A pesar de todo, no es posible ofrecer unas fórmulas universales que vinculen a todos en nuestras relaciones familiares. La persona que mejor conoce a su familia es él mismo. Por tanto, cada individuo determinará dónde y cómo actuar, teniendo en cuenta la estructura de su familia. Por supuesto, que ésta determinación debe hacerse de una manera que no descuide la bondad que debe mostrarse hacia los padres, pero tampoco posponga nuestras responsabilidades islámicas.
La educación de las mujeres.
La educación de las mujeres musulmanas es un tema al que se le ha prestado especial atención en los últimos tiempos. Si bien existen enfoques muy diferentes sobre el propósito y la naturaleza de ésta educación, la educación de las mujeres es uno de los temas que se enfatiza en todos los entornos.
Algunas personas entienden que la educación de las mujeres les proporciona el conocimiento de la época y les permite ganar un lugar respetado en la sociedad como profesionales. Algunos, debido a sus preocupaciones sobre la educación mixta y secular, prefieren criar a sus hijas en cursos que brindan una educación "estilo madrasa". Aunque una parte importante de éstos cursos aplica un currículo que no va más allá de unos pocos libros o de una exégesis determinada por la información del fiqh, ésta educación puede considerarse suficiente para las niñas.
En algunos círculos de las sectas religiosas, la educación se imparte con el marco de historias religiosas. En éstas narraciones es posible encontrar muchas descripciones de qué mujeres irán al cielo. En éstas representaciones; Hay historias de mujeres que se llevan nueces a la boca para que los hombres no las oigan cuando suena el timbre de la puerta, y de mujeres "celestiales" que se sientan bajo el sol porque sus maridos trabajan bajo el sol.
Es un hecho que éstas narraciones, (que son inventadas por los predicadores), puedan tener alguna influencia entre el pueblo, yá que no se basan en ninguna fuente confiable, o no se reflejan o no pueden reflejarse en la vida de las mujeres. Historias como éstas, en el mejor de los casos, pueden interpretarse como "¡Nunca podremos ser como ellos!" Y se establece así la idea que empuja a las mujeres a una psicología de que siempre están cometiendo pecados. Ésto es algo terciario y no es un buen planteamiento liberador.
Hoy en día, aunque las narrativas de éstos círculos están muy difundidas entre el público, la vida moderna impone unas condiciones diferentes para las mujeres. Muchas familias con una perspectiva tradicional quieren que sus hijos estudien en instituciones educativas modernas. Las familias insisten en que sus hijas obtengan un diploma, incluso sorteando obstáculos como la prohibición del pañuelo con fatwas. Cada vez se difunden más estilos de vida que son tradicionales en sus percepciones religiosas y que ponen los valores religiosos en un segundo plano sobre la práctica. Es posible observar ésta contradicción en la educación de las mujeres, como en todos los aspectos de la vida.
Si bien la tradición recomienda que las mujeres permanezcan en casa tanto como sea posible y obedezcan siempre a sus padres o maridos; Aquellos que teóricamente no pueden oponerse a ésta mentalidad, pueden internalizar fácilmente la vida moderna. Por otro lado, vemos que quienes critican la tradición pueden llegar a un punto en que santifican su vida individualizada y no quieren rendir cuentas a nadie y no aceptan las críticas. Partiendo de la crítica a la tradición y partiendo de la idea de que muchas comunidades ciegan a las personas, las vidas individualizadas conducen a menudo a un estilo de vida derrochador y sin reglas fijas.
En éste contexto, algunas mujeres pueden centrarse en estudios académicos que son estériles y que no incluyen una demanda de transformación social. Por supuesto, la carrera académica en la universidad es un área importante en términos de informar al individuo, pero la carrera es parte de la vida. Sin embargo, colocarlo en el centro conlleva el peligro de quedarse como un esfuerzo estancado que no puede intervenir en la práctica de la vida.
¿Qué tipo de educación es para las mujeres musulmanas?
Se ha distinguido en diversas ramas de la ciencia a lo largo de la historia y en la actualidad, como universidades, etc. La presencia de mujeres educadas en las instituciones educativas se muestra como un logro.
Cuando hoy se menciona la educación de las mujeres, lo primero que viene a la mente es que las mujeres obtengan un diploma y se conviertan en profesionales, dotadas así de conocimientos modernos, contrariamente a la imagen de la "mujer musulmana ignorante" de la élite dirigente. No hay nada más natural que una mujer musulmana quiera estudiar en las instituciones educativas existentes y luego convertirse en una profesional. Sin embargo, es impensable para una persona musulmana, hombre o mujer, quiera centrarse únicamente en éste objetivo.
A pesar de todos sus defectos y debilidades, sin duda hay aspectos positivos en que una mujer musulmana reciba educación en escuelas superiores vocacionales religiosas, facultades de teología u otras ramas de la ciencia en el país en el que vivan. Es obvio que éstas instituciones educativas han contribuido a la socialización de las mujeres, a su mejor comprensión de la época en que viven y a su estímulo para leer e investigar. Sin embargo, lo que entendemos de la educación de las mujeres va más allá de la atribución que la mujer musulmana hace de sí misma al Islam; Se trata de la determinación del Islam como identidad y la configuración de todos sus estatus y roles en consonancia con ésta identidad.
Para que una mujer creyente pueda vivir su vida de acuerdo con la voluntad de Allah, es necesario realizar procesos educativos tanto a nivel mental como práctico. Es importante que la educación asocie a las mujeres con la responsabilidad de dar testimonio ante la sociedad durante éstos procesos.
Debería ser uno de sus objetivos. En esencia, éste objetivo en materia de educación debería abarcar a todos, hombres y mujeres. De hecho, el objetivo del Corán en la educación es el encuentro del conocimiento revelado y las buenas obras. «Sed siervos puros y totalmente entregados del Señor enseñando el Libro y estudiándolo». (Sura 3
[Al-Imran] verso 79).. El verso también determina el objetivo de la lectura: Ser personas dedicadas al Señor.. Otro punto importante que necesita ser enfatizado aquí es que la información que debe ser enseñada es 'revelación'. Lo que se le exige a los creyentes es: "¡Lee en el nombre de tu Señor que creó!" Deberían leer con la conciencia y el inciso que el verso enseña.
La lectura o educación enfatizada en los versos traza la hoja de ruta para todos los hombres y mujeres creyentes. En otras palabras, nuestro Señor no quiere que seamos portadores de conocimiento, como los “burros cargados de libros” de aquella parábola. Por el contrario, quiere que aspiremos a un estilo de vida que refleje el conocimiento que es la fuente de la revelación como buenas acciones en la vida social. Cada pieza de información que aprendamos para lograr éste objetivo hará que nuestras acciones sean aún más valiosas.
El ideal básico de la educación debe ser que el conocimiento monoteísta se combine con la fe y se transforme en buenas acciones que cambien a uno mismo y a la sociedad. Sin embargo, para los musulmanes, éste ideal generalmente ha sido pasado por alto para las mujeres creyentes, y el objetivo de la educación de las mujeres se ha reducido a la adquisición de unos conocimientos sobre las tareas del hogar y la maternidad. Limitar a la mujeres creyentes a las responsabilidades que conlleva el ser mujer también significa limitar la energía que pueden aportar al esfuerzo y espacio de propagar y dar testimonio del Islam.
La comprensión que limita a las mujeres a los roles de madre y esposa, en lugar de definirlas principalmente como siervas responsables ante Allah, también parece haber determinado la cuestión de la educación de las mujeres musulmanas. Las responsabilidades de las mujeres a la hora de analizar el mundo en el que vivimos, tomar una posición contra la opresión y abrazar la identidad completa de creyentes.
<Por tanto, el ignorar y santificar responsabilidades secundarias significaría esterilizar la identidad de la mujer creyente.>
La educación de una mujer creyente no debe considerarse fundamentalmente diferente de la educación de un hombre creyente. Ninguna de las cuestiones que son importantes en la formación de la identidad y personalidad islámicas, como conocer la época y la sociedad en que vive una persona, ver los estragos del materialismo y tomar posición contra ellos, conocer las estructuras islámicas en el mundo y evaluarlas, aceptan la distinción entre hombres y mujeres.
Las organizaciones que se esfuerzan por educar a las mujeres no deben olvidar que tienen la responsabilidad de determinar las prioridades. Porque la educación que prioriza las diferencias de las mujeres puede posponer temas más importantes. Así, las cuestiones sociales y políticas que conciernen tanto a hombres como a mujeres no pueden encontrar lugar en el mundo mental de las mujeres.
Si los hombres creyentes y las mujeres creyentes han de ser guardianes unos de otros, ordenando el bien y prohibiendo el mal, entonces las mujeres también deben estar equipadas; En éste contexto, debería ocupar su lugar en “una ummah que llama al bien y prohíbe el mal”. Éste marco no elimina las responsabilidades del hombre hacia su hogar, ni ignora la capacidad de la mujer de ser una buena madre para sus hijos, ni significa rechazar sus responsabilidades hacia su marido y su hogar. Lo que está en juego aquí es determinar correctamente las prioridades. Sin embargo, quienes compiten en buenas obras dan prioridad a una vida dedicada al Señor.
La priorización que la mujer da a su responsabilidad hacia Allah no contradice el cumplimiento de sus otras responsabilidades humanas y familiares. A menudo se experimenta la contradicción entre las expectativas formadas por los valores conservadores de la sociedad y las elecciones conscientes de las mujeres creyentes. Por ésta razón, posibles problemas con su pareja, su familia y su entorno pueden suponer un obstáculo difícil para la mujer.
(A menudo es difícil que las mujeres superen éstos problemas por sí solas.)
Por eso, se vuelve importante la existencia de estructuras o comunidades que apoyen a los creyentes en sus matrimonios y en los procesos posteriores y que puedan arbitrar ante posibles problemas. Porque la participación de las mujeres, junto a los hombres, en las filas de la vida islámica es una práctica renovada. Ésta práctica a veces crea problemas que desafían tanto a hombres como a mujeres y crean debilidades para esa vida. Por ésta razón, son muy importantes las estructuras que puedan asumir el papel de arbitraje en la solución de problemas y la creación de un consejo nuevo del fiqh.
En resumen, lo que se debe entender de la educación de las mujeres es; Además de cuestiones como la correcta percepción del Corán y la Sunnah y el desarrollo de una sólida percepción histórica, uno también debería ser capaz de desarrollar un nivel de fiqh para abordar los problemas que puedan surgir al vivir la identidad islámica que uno ha adoptado. Por ésta razón, las organizaciones islámicas no sólo deberían aspirar a informar, sinó también a desarrollar perspectivas alternativas como soluciones a los problemas prácticos.
Assalamo Aleikum.
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NOTAS:
Enciclopedia Islámica. (Artículo sobre Fitna, Volumen 13, pág. 156, v. 96)
(Al-Ghazzali: İhya'u Ulumīd-Din, C: 2, pág. 122-123, v. 74)