LA ADMINISTRACIÓN EN EL ISLAM Y OTRAS TRANSACCIONES. Breve.
(Derecho administrativo)
Pregunta:
¿Extraer intereses de una transacción específica la convierte en una transacción permisible cuando el individuo (depositante) recibe intereses del banco como rendimiento de su inversión? 
Respuesta: 
Según ciertos análisis globales presentados, (que son públicos), los intereses bancarios pueden contener usura. Sin embargo, la institución financiera o gubernamental no puede o no quiere determinar el monto de dicha usura. En tales casos, existe la posibilidad de que el rendimiento del dinero invertido contenga algo de usura. Ésto se debe a que la institución financiera no cuenta con un sistema contable que pueda identificar el cambio en el poder adquisitivo de cada depositante y de cada depósito. Además, el sistema contable de las instituciones financieras no permite el mantenimiento de registros que muestren el monto del depósito ni la entidad o proyecto en el que se invirtió. No se especifica qué monto del depósito se invirtió y en qué proyecto. En consecuencia, la distribución de las ganancias y las pérdidas se basa en ciertos promedios aritméticos de ganancias y pérdidas.
Ésta investigación no pretende simplificar los temas más allá del concepto real, pero el autor tiene otro punto de partida para pensar, yá que la posición aquí se puede resumir en el hecho de que el musulmán tiene que salvaguardarse de todo tipo de usura e ilegalidades. 
Las transacciones financieras simples y complejas.
Si usted depositó su dinero en un banco, institución gubernamental o no islámica.. ¿Qué repercusiones puede generar ésto?
Sabemos con certeza que existe la posibilidad de que una ganancia o rendimiento pagado por el banco al depositante contenga usura, como se explicó antes. Si el depositante quiere evitar "incluso la sospecha" de usura en el rendimiento del banco, debe tomar compromiso y averiguar éste concepto.
Una acción positiva. Por ejemplo, el depositante debe llevar registros que muestren el valor de sus depósitos y su poder adquisitivo en la fecha del depósito, basándose en el precio global del oro o la plata, o el precio de cualquier otra materia prima comercializada. Al recibir el rendimiento de la institución financiera, debe calcular la variación en el poder adquisitivo y cuánto debe retener según la ley islámica. Luego, debe pagar el resto devolviéndolo a la institución financiera o mejor donándolo como caridad. De ésta manera, el depositante evita el pecado de añadir dinero usurero dentro de sus ahorros.
Surge una pregunta con respecto a ésta investigación. Uno de los resultados es que determinar la usura es muy fácil en transacciones que involucran a las materias primas. Por ejemplo, si una persona presta 10 unidades de una materia prima y el prestamista le exige 12 unidades, el valor de la usura es fácil de determinar: dos unidades (12 menos 10 unidades), y la transacción se considera usura. Sin embargo, si restamos las dos unidades sobrantes, ésta se vuelve legítima e islámica. De hecho, no vemos éstos casos en nuestra vida diaria. Ésto se debe a que si el prestamista es musulmán y teme a Allah, no pedirá nada más. Si el prestamista no es musulmán y el prestatario sí lo es, y se aplica la ley de la necesidad. No obstante, el determinar el valor de la usura es inútil, yá que el prestatario debe someterse a las exigencias del prestamista; de lo contrario, incurrirá en problemas legales y cívicos que le costarán mucho dinero, excediendo la cantidad de usura solicitada. Sin embargo, si la transacción implica efectivo, la situación es diferente. Si el prestatario es musulmán y el prestamista no, se aplica exactamente lo anterior. Sin embargo, si el prestamista es musulmán, no está obligado a cobrar intereses y simplemente se le devuelve el capital, de acuerdo con la ley islámica.
Sin embargo, existen situaciones en las que un musulmán se encuentra en una posición similar a la de un prestamista. Por ejemplo, un musulmán puede depositar parte de sus ahorros en una cuenta corriente o de ahorros en un banco. Según la ley de su país de residencia, el banco que mantiene el depósito debe ingresar una cantidad de dinero en la cuenta de éste individuo cada mes o trimestre. En éste caso, el musulmán se denomina depositante o cliente. El depositante puede llevar sus propios registros personales y calcular la variación del poder adquisitivo del dinero depositado en el banco. Si el aumento del dinero, que el banco denomina interés, excede al de su capital, medido en poder adquisitivo al momento del depósito, debe disponer de la diferencia entre el saldo actual de su capital y el valor de éste, revalorizado en poder adquisitivo al momento de sus cálculos. Por lo tanto, depositar su dinero en un banco convencional está permitido, y el aumento que retiene en su dinero es simplemente la variación en el poder adquisitivo del dinero, yá sea un aumento o una disminución. De ésta manera, su dinero se purifica de las impurezas de la usura.
En el caso de la inversión, la situación no difiere mucho de la de los préstamos. La Shari'a estipula que el inversor no recibirá una rentabilidad mayor o menor que su parte de las ganancias o pérdidas generadas por el dinero invertido. En éste caso, ambas partes -el inversor y el fideicomisario- deben ser conscientes de Allah Todopoderoso y mantener registros detallados de sus actividades comerciales. El inversor debe estar informado de las decisiones importantes que afectan sus expectativas sobre la rentabilidad de la inversión. Cabe destacar que el criterio es la devolución del capital (el importe de la inversión) al inversor en su totalidad, a su poder adquisitivo el día en que se inició la transacción financiera, más o menos las ganancias o pérdidas incurridas por el proyecto durante el período financiero en cuestión. El autor desea señalar que existen numerosos Hadices proféticos, (demasiado numerosos para enumerarlos aquí), que exigen que los musulmanes mantengan registros diarios de sus transacciones financieras.
Similar a éste ejemplo, existen muchos otros préstamos, como préstamos estudiantiles, préstamos con tarjetas de crédito y préstamos para compras de automóviles, electrodomésticos, vivienda, descubiertos bancarios, conocidos como límites de crédito, etc. Una vez más, se puede observar, que el enfoque principal aquí se centra en el deudor (es decir, el prestatario, no el acreedor/prestamista). La razón es simple: un prestamista musulmán que teme a Allah nunca cobra intereses y teme a Allah en todos sus tratos. En cuanto al prestatario, o bien encuentra un prestamista que no acepta intereses (y éstas situaciones son casi imposibles en los países occidentales) o, lo que es más común, se ve obligado a tratar con un prestamista que sí los cobra.
Las empresas y las instituciones que se relacionan entre sí.
Algunos juristas han afirmado que las empresas que operan con crédito o descubiertos de bancos convencionales incurren en usura y, por lo tanto, no se permite hacer negocios con ellas. De hecho, al negociar entre sí, las empresas generan deudas en sus cuentas, denominadas, en la jerga contable, "acreedores y deudores" o "proveedores y clientes". Las empresas siempre tienen diferentes plazos para los cobros y desembolsos de efectivo. Es decir, un mes los ingresos superan los gastos, mientras que otro mes los gastos superan los ingresos. Las empresas siempre recurren a los bancos para obtener préstamos por adelantado para cubrir sus gastos, en particular los salarios de los trabajadores. En el mes en que los ingresos superan los gastos, el dinero se deposita en el banco. Según lo explicado anteriormente sobre la usura, existe la posibilidad de que el banco cobre usura, y también la posibilidad de que no. Como mencioné en ésta breve investigación, en ausencia de un sistema de contabilidad islámico, ésta posibilidad siempre persistirá.
Los libros de derecho islámico no abordan éste tema al por mayor. El autor cree que es fácil afirmar que ésta transacción está prohibida sin ofrecer ninguna alternativa ni análisis de la situación: La solución óptima y la regla más correcta es aplicar la ley islámica siempre que sea posible.
Se encontró qué: En ausencia de un sistema de contabilidad integral, es decir, aplicado por todas las empresas de la sociedad: el sistema de prioridades en esencia es: que el dinero se tiene que utilizar e invertir mediante la autosuficiencia colectiva, dentro del marco de un sistema de prioridades muy claro y preciso. Éste sistema, en orden de importancia, abarca desde la producción, la distribución y el consumo de «necesidades», es decir, aquello sin lo cual la vida no puede existir.
Y sepan qué: 
La mejor caridad -es la que se da de lo que uno tiene de sobra- y que la mano de arriba es mejor que la de abajo. Y que la caridad empieza por aquellos que están bajo tu cuidado. (Sahih Al-Bujari)
Recuerda: El pedir ayuda no significa que seas débil.. de hecho, pedir ayuda es una señal de que has aceptado tus problemas con sus heridas y de que estás listo para sanarlas. No te olvides de seguir pidiendo ayuda a Allah, Él que todo lo sana. Solo Él tiene el poder de sanar todas las heridas. Alhamdulillah.
Assalamo Aleikum.
 
