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sábado, 11 de octubre de 2025

LAS REVELACIONES DE LA SURA 55

LAS REVELACIONES DE LA SURA 55.
La Sura Ar-Rahman nos ofrece algunos secretos en la medida en que la mente y el entendimiento de los honorables lectores les permitan comprenderlos y abordarlos. Ciertamente, aún existen secretos y misterios que harían encanecer el pelo de cualquier niño. Todo lo que en éste artículo se presenta se realiza dentro de una metodología específica que aborda los conceptos y las ciencias predominantes en la actualidad. No afirmamos para nada aquello que es convencional y lo puramente científico, para no distanciar más a la gente de lo incomprensible. Esperamos exponer éste asunto, únicamente por nuestro conocimiento del método, yá que también el maldito Satanás siempre está para hacer que la gente olvide lo que su Señor les enseñó a ustedes, y algo que es importante, su afán maligno está por engañar a la gente desde su ignorancia y ser arrogante con los de su propia especie, para que se vuelvan egoístas en el trato con quienes les rodean y sean desagradecidos con su Señor.

Nuestro objetivo aquí es impulsar al hombre a recuperar su memoria plena y todo lo que aprendió del Señor de los Mundos sobre los Nombres. Nuestra manera de lograrlo es romper con toda la arrogancia, destruir esa soberbia y refutar ese egoísmo, para que el hombre regrese a su origen y pureza tal y como el Más Misericordioso lo creó. La ciencia de los Nombres es una ciencia tan antigua como la primera creación humana, y tan reciente como lo que las personas experimentan día a día. Asimismo, es una ciencia futura que abarca el futuro de las personas y lo que les acontecerá, (si Allah quiere), yá sea en su vida terrenal o después, en el más allá.

La ciencia de los Nombres es una ciencia grande y amplia en sus conceptos, ramas y especializaciones, ¿cómo no lo sería, yá que es la ciencia que Allah enseñó al hombre? Abarca las ciencias del principio y del fin, y contiene la esencia de la experiencia humana y la historia de la humanidad desde que Allah Todopoderoso la creó hasta después de la resurrección. Éste conocimiento acompañará al hombre en el Paraíso y hasta la Voluntad de Allah, como es el caso del conocimiento del Libro. La diferencia entre el conocimiento del Libro y el conocimiento de los Nombres radica en que el conocimiento del Libro es una ciencia aplicada que se especializa en las ciencias experimentales que el hombre practica en la tierra, mientras que el conocimiento de los Nombres son términos, Nombres o símbolos que revelan los secretos de la creación y su conocimiento, a través de los cuales la criatura aprende sobre todos los nombres de las criaturas de Allah y los secretos de la creación que antes estaban ocultos para el hombre. Atiende murid.

La naturaleza del género.
Analicemos ahora las cosas que pueden combinarse en un género, y para las cuales es necesario examinar su naturaleza y esencia. Decimos: Ésto se divide en dos partes: la primera trata de qué cosas son las que el género debe confinar y combinar para que se conviertan en una especie; la segunda trata de qué cosas se incluyen en su confinamiento, de lo que no lo es. Pues si la blancura sólo se limita a un cuerpo de la manera mencionada, no lo convierte en una especie. Y si un animal se divide en macho y hembra, no se diversifica de esa manera, aunque sí se diversifica de otras maneras. Además, el término animal puede referirse a una persona con muchas características, de modo que en el conjunto general, se refiere a un animal.

En primer lugar, decimos: No es necesario que nos comprometamos a demostrar la propiedad de la separación de cada género para cada especie, ni tampoco la separación de las especies de un género, pues eso no está a nuestro alcance. Más bien, lo que sí está a nuestro alcance es conocer la ley en ese aspecto y cómo debería ser la materia en sí misma. Pero si consideramos uno de los significados inteligibles que aparecen en la especificación del género, en cuanto a si éste significado para el género se ajusta o no a la condición de esa ley, entonces quizás lo ignoremos en muchas cosas, y quizás lo sepamos en algunas de ellas. Así que decimos: Si se añade una naturaleza al significado general, lo primero que se requiere es que dicha adición se realice mediante una división que la devuelva a la especie, y que la división sea inmutable, y que se refiera al resto de la sustancia, de modo que, por ejemplo, lo móvil se vuelva inmóvil siendo una sola persona, y lo inmóvil se vuelva móvil siendo una sola persona, y lo inmóvil y lo móvil sean dos divisiones por división intrínseca. Más bien, la división debe ser necesaria para que tenga el significado particular que no se aparta de su porción particular del género. Entonces, la afirmación debe provenir de las dos divisiones, o de ambas, y no ser accidental a ella debido a algo anterior a ellas. La naturaleza del género incluye que tenga ese significado primero. Pues si fuera secundario, sería posible que ese significado no fuera una distinción en absoluto, sinó algo necesario para la materia que es la distinción. Por ejemplo, un divisor podría haber cambiado su regla y no haber dividido la sustancia en cuerpo y no cuerpo, sinó más bien dividirla en lo que es capaz el movimiento y lo que no es capaz del movimiento. Pues lo que es capaz de movimiento no se une a la sustancia al comienzo de su unión, sinó solo después de que se ha vuelto espacialmente corpórea. Así, lo que es capaz de movimiento es necesario para el cuerpo, y muchas cosas son necesarias para el cuerpo, cada una de las cuales recuerda al cuerpo, pero no son divisiones, sinó cosas necesarias para las divisiones. Porque la sustancia está sujeta a la mediación de la corporeidad a la que están expuestos esos significados, y su división en ser corpóreo o no corpóreo es porque es una sustancia, no por la mediación de otra cosa física.

Es posible que algo de lo que no ocurre inicialmente sea una categoría, pero no es una categoría cercana a ese género, sinó más bien es una categoría después de una categoría, como cuando se dice: Hay un cuerpo que tiene habla y una parte que no habla, porque el cuerpo, como cuerpo solo, no está preparado para hablar y no hablar, sinó que necesita primero tener alma para poder hablar. Y si el género existe como categoría, entonces las categorías que lo siguen deben ser categorías que identifiquen la especificidad de esa categoría. Porque el hablante y el mudo conocen el estado de la categoría de su ser álmico, pues tiene habla y es mudo desde el aspecto de tener alma, no desde el aspecto de ser blanco o negro o algo más en realidad. Del mismo modo, si un cuerpo tiene alma o no, ésto no se debe a nada en absoluto de los géneros intermedios. Así qué, si la naturaleza del género también presenta accidentes que la separan, entonces no hay ambigüedad, ni por la naturaleza del género ni por una naturaleza más general, como antes lo era por una naturaleza más específica. Si fuera por una naturaleza más general, como que el animal es blanco y negro, y el humano es macho y hembra, entonces esa no es una de sus partes. Más bien, el animal sólo se volvió blanco y negro porque es un cuerpo natural, y ese cuerpo natural se estableció en realidad y luego fue colocado con éstos accidentes, y los acepta, aunque no sea un animal, y el humano sólo se preparó para lo masculino y lo femenino porque es un animal intermedio.
También puede haber elementos peculiares del género mismo que lo dividan, como lo masculino y lo femenino en un animal, pero no constituyen en modo alguno una división. Ésto se debe a que solo serían divisiones si fueran accidentales al animal en cuanto a su forma, de modo que su forma fuera dividida por él en una división primaria, y no fueran necesarias para algo que constituye una división primero. Pero si no son así, sinó que solo ocurrieron al animal -porque la materia de la que se formó le fue accidental,- entonces se desenvolvieron de una manera que no impide la ocurrencia de la forma del género y su esencia, ni los dos extremos de la división en la materia. Tampoco impiden que ocurra otra separación del género en cuanto a su forma por las divisiones. Por lo tanto, los dos extremos de la división no provienen de las divisiones, sinó de los accidentes necesarios en ella, es decir, como la masculinidad y la feminidad. Pues el gen, que era apto para la forma de un animal, estaba destinado a una especie particular del animal universal que fue sometido a una reacción de calentamiento, volviéndose así masculino. También era permisible que la misma reacción fuera fría en el temperamento y se sometiera a ella, convirtiéndose así en hembra. Esa reacción por sí sola no le impide, en sí misma, aceptar cualquier especie que esté sujeta al animal en términos de su forma, es decir, en términos de tener un alma perceptiva y movida por la voluntad. Por lo tanto, era permisible que aceptara el habla o el no habla, y eso no tendría ningún efecto en su diversificación. Incluso si imagináramos que no es ni hembra ni macho, y no prestáramos atención a eso en absoluto, constituiría una especie que la diversifica. Eso no impide la diversificación sin prestarle atención, ni la diversificación se beneficia de prestarle una atención. No es así si imaginamos que no es ni hablante ni mudo, o si imaginamos que el color no es ni blanco ni negro de ninguna manera.

Si deseamos diferenciar entre las divisiones y las propiedades divisivas, no basta con decir que lo que surge de la materia no es una división. Que sea nutritivo o no, sólo surge de la materia. Sin embargo, deben tenerse en cuenta las demás condiciones que hemos descrito.

Por lo tanto, no encontramos nada del grupo de lo nutritivo entre los tipos de cuerpos incluidos en el grupo de lo no nutritivo. Encontramos que el hombre, que es un tipo de animal, está inevitablemente incluido en el grupo de lo masculino y lo femenino, al igual que el caballo y otros. Lo masculino y lo femenino también pueden incluirse en el hombre y el caballo. Sin embargo, éste significado, inherente a la división de lo dividido, incluso si es una de las condiciones de la separación, puede estar en algo distinto de la separación. Quizás lo que no es separación se adhiera a un tipo y no se extienda más allá de él.
Y repetimos: Sabéis que cuando la materia se mueve para adoptar una forma verdadera y producir una especie, se expone a accidentes de temperamento y a otras cosas que cambian su estado en acciones que emanan de ella, no en términos de aceptar la forma del género o la forma de la diferenciación. Pues no todos los estados que acepta y lo que se le expone son solo una parte de lo que está incluido en el objetivo hacia el que se mueve en formación. Conocéis las colisiones de las materias naturales, la oposición de unas con las otras, y las reacciones que se producen entre ellas. Quizás las reacciones accidentales se desvíen del objetivo pretendido, y quizás causen diferencias, aunque no en el objetivo pretendido en sí, sinó en asuntos apropiados para el objetivo de algún modo, y quizás sean en asuntos muy externos a él. Así pues, todo lo que se expone a la materia en éste sentido, -y con ello la materia- permanece continuando con la forma, eso está fuera del significado del objetivo. La masculinidad y la feminidad sólo afectan a la naturaleza del estado de los instrumentos mediante los cuales la reproducción, y la reproducción es inevitablemente un asunto accidental después de la vida, y después de la diversificación de la vida es algo obtenido en sí mismo. Así pues, éstas dos y similares forman parte de las condiciones subsiguientes tras la diversificación de las especies, incluso si son apropiadas para el objetivo. En cuanto a las emociones y necesidades de ésta naturaleza, cabe destacar que no se encuentran entre las categorías de las especies.

Hemos conocido la naturaleza de lo universal, cómo existe y cómo el género se separa de la materia, una definición a partir de la cual pueden ramificarse los aspectos, que mencionaremos más adelante. Hemos sabido qué incluye el género y qué diversifica. Quedan dos temas relacionados con el tema que nos ocupa: una es: qué incluye el género y qué no lo diversifica. La segunda es: cómo puede darse ésta identificación y cómo se deriva del género y de la diferenciación, cuando son dos cosas que en realidad son una y la misma.

En cuanto al primer tema, decimos: Dado que esas cosas no son categorías, son inevitablemente accidentes, y los accidentes son necesarios o no. Lo necesario es necesario para los géneros del género -si los tiene,- para las categorías de sus géneros, para el género mismo de su categoría, para las categorías inferiores, o para el material de algo de él. En cuanto a lo que es de arriba, lo necesario es para los géneros superiores y las categorías que tienen la categoría que constituye el género mismo, y lo necesario es para los materiales de estos y para sus accidentes -yá que los accidentes pueden ser necesarios para los accidentes,- así que la combinación de ésto se debe a que son para el género y para lo que está debajo de él.

En cuanto a lo que exigen los capítulos bajo el género, ninguno de ellos lo exige el mismo género, yá que éste exige que lo requieran los dos opuestos, e incluso puede ser posible que ambos se encuentren en él.

En cuanto a la segunda investigación, supongamos que se refiere a la suma total de las diversas clases de cuerpos y los muchos accidentes. Cuando decimos que es un cuerpo, no nos referimos simplemente a la suma total de la forma corpórea con la materia a la que todas estas cosas son incidentales y externas. Más bien, nos referimos a algo que no está en un sujeto y que tiene longitud, anchura y profundidad, yá sea ésta predicación primaria o no primaria. Por lo tanto, ésta oración, tal como es, es una oración específica sobre la que recae la predicación del cuerpo en éste sentido, y cuerpo en el otro sentido, que es su materia, aunque no se predica sobre él. Por lo tanto, si se llama cuerpo, entonces ese cuerpo no es nada más que él mismo, no una parte de él ni algo externo a él.

Pero alguien podría decir: Has hecho que la naturaleza del género no sea nada más que la naturaleza de la persona, y los sabios han acordado que la persona tiene características y propiedades fuera de la naturaleza del género. Nosotros decimos: El significado de su dicho: de que la persona tiene características y propiedades fuera de la naturaleza del género es: La naturaleza del género que se predica de la persona no necesita tener la naturaleza del género en la medida en que realmente se extiende a esas características, no que la naturaleza del género no se diga en general, porque si no se dijera en general no se predicaría de la persona sinó que sería más bien una parte de la persona. Sin embargo, si éstas características y propiedades no estuvieran allí, entonces ésta naturaleza que hemos dicho también existiría en éste significado antes mencionado, que es que es la naturaleza de una sustancia, cómo su sustancia está constituida por tal y tal de lo que se le debe en que es un cuerpo.

Éstos síntomas y propiedades están fuera de lo que un cuerpo necesita de los géneros, por ejemplo, para ser un cuerpo, como se ha dicho, a menos que esté especializado, y este no es el caso, entonces no se dice que sea un cuerpo. Por lo tanto, hay una diferencia entre decir que una naturaleza no necesita nada en su significado, y entre decir que no se predica de ella. Puede predicarse de lo que no necesita su significado. Pero si se predica, entonces es especializada por ella de hecho, después de que fuera permisible que se especializara por algo más. Y lo mismo ocurre con las estaciones. Si no fuera por éste aspecto de consideración al predicar el género, entonces la naturaleza del género sería una parte, no un predicado.

¿Hasta cuándo permanecerá el hombre en su descuido y en su evidente pérdida?

Regresamos a la Sura Ar-Rahman y continuamos buscando en ella los secretos y misterios que la humanidad ha pasado por alto. Donde Allah Todopoderoso dijo en la Sura Ar-Rahman: “Señor de los dos orientes y Señor de los dos occidentes. ¿Cuál de los favores de tu Señor negarías?”. Aquí se observa la mención de áreas específicas, a saber, el amanecer visible y el amanecer oculto, difícil de ver para los humanos. Éste dicho y su descripción se aplica al atardecer visible y al atardecer oculto, pero presente, y lo mismo ocurre con el oriente. El Creador, (glorificado sea), insistió en repetir la palabra “Señor” dos veces al afirmar que Él es el Señor de los dos orientes y Señor de los dos occidentes. No dijo “Señor de los dos orientes y Señor de los dos occidentes”. Más bien, vino a enfatizar Su señorío y cuidado, y, por lo tanto, su conocimiento de todos los asuntos y condiciones de los humanos y los genios, yá sea que estén en el oriente o en el occidente, sean visibles o no. El Creador los conoce dondequiera que estén y comoquiera que estén. El Todopoderoso mencionó específicamente la descripción del amanecer y el atardecer, pero tomó en cuenta la comprensión humana de su entorno terrenal. Es natural que los humanos deduzcan las áreas. Y él las describió siguiendo primero la dirección del amanecer y el atardecer, y después de conocer ambas direcciones, pueden determinar la dirección del norte y el sur, así como la cercanía y la lejanía de la tierra. La distancia que se recorre en un atardecer, es decir, antes de que el sol desaparezca por completo, es corta, y aparte de eso, es larga. Así, cada pueblo de la humanidad y los genios o sus sociedades en la tierra determinan su ubicación, yá sea cercana o lejana, conociendo la ubicación del amanecer y el atardecer.
Así, al determinar la trayectoria del sol desde su salida hasta su puesta, el hombre puede determinar direcciones, lugares y horas del día al rastrear el movimiento de los cuerpos imaginarios que guía el sol. De hecho, cuando el hombre distingue sociedades humanas, depende de si provienen de Oriente o de Occidente. Dicen que la gente de Oriente o del Cercano Oeste, es decir, lo cercano, o la gente de Oriente o del Lejano Oeste, es decir, lo que está distante.

Toda la Gloria para Allah por la creación del hombre. Tras miles de años de presencia humana en la Tierra, encontramos una diferencia visible y real en la naturaleza, el comportamiento y la apariencia de los pueblos del Cercano Oriente y del Lejano Oriente. Ésta diferencia también incluye la naturaleza de las plantas y los animales que habitan en esas lejanas regiones.
La gente del Cercano Oriente es de complexión moderada, su cabello es oscuro, entre negro y marrón oscuro, su color de piel tiende a ser amarillo claro, sus ojos son algo grandes y de oscuros a negros, sus labios son entre anchos y medianos, pero encontramos que la gente del Lejano Oriente es baja, su cabello es negro oscuro, su color de piel tiende a ser amarillo claro, sus ojos son pequeños y negros, sus pestañas tienen una apertura limitada sobre el ojo y sus labios son pequeños.
En cuanto a los habitantes del Cercano Oeste, encontramos una figura alta y robusta, tez blanca, cabello rubio, ojos de azules a oscuros, y labios, en su mayoría de tamaño mediano. Si observamos a los habitantes del Lejano Oeste, es decir, los del continente americano, observamos una figura alta a moderada, cabello negro, tez ligeramente rojiza, ojos castaños a negros, labios medianos, etc.

Lo importante aquí es saber que el término “Oriente y Occidente” contiene muchos, variados e innumerables significados y connotaciones.

El noble verso mencionado, a pesar de su brevedad, destacó el conocimiento y la conciencia del Creador Todopoderoso sobre todos los cambios que existen en las regiones de la Tierra, tanto en su cercano y lejano oriente como en su cercano y lejano occidente. Allah, el Único Creador, es el Señor de todas éstas regiones, a pesar de su diversidad.
Éste verso no excluye el asunto de los genios, siempre y cuando haya una especie de diferencia y diversidad en la raza humana de una región a otra, lo mismo es el caso de los genios o jinns, los genios están ansiosos por estar cerca de los humanos, por lo que los humanos continúan olvidando el asunto de su Señor y Sus enseñanzas a los humanos, por lo que los humanos permanecen bajo el control de los susurros de Satanás, quien es el líder de los genios, y por lo tanto no descartamos la diferencia en la forma de los genios del este al oeste como es el caso de los humanos y Allah sabe mejor sobre las criaturas terrenales que el Señor Todopoderoso resumió al mencionar los dos estes y los dos oestes y que Él, Gloria a Él, es su Señor y Creador, solo conduce naturalmente a plantear esa pregunta, que es: ¿Existe una barrera entre ellos para que no la transgredan? ¿Existe un ser humano que pueda responder a la pregunta del Único Creador, el Juez?

El hombre Lo subestimó, y aún lo subestima, tal y como nuestro padre Adán, (la paz sea con él), lo subestimó y no se adhirió ni lo observó debidamente. El resultado fue su expulsión del Paraíso, junto con sus descendientes, y el olvido de la ciencia de los Nombres y la ciencia de la retórica que aprendió del Señor de la humanidad.

El curso del tiempo y la creación no será corregido para que el hombre regrese a lo que era en la morada del Paraíso hasta que la humanidad conozca el valor y la verdad del conocimiento de Allah y lo que Él le ha enseñado al hombre. Entonces el hombre lo preferirá, lo buscará y lo purificará, distanciándose lo más posible del conocimiento temporal, las ciencias superficiales, los conceptos débiles y los falsos nombres de los que la gente se jacta hasta ahora. Cuanto más tiempo pase sin que el hombre regrese al conocimiento del Más Compasivo, mayor será su pérdida, como Allah el Altísimo dice en la Sura Al-Asr, En el nombre de Allah, el Más Compasivo, el Más Misericordioso: Por el tiempo. De hecho, la humanidad está en pérdida, Excepto aquellos que han creído y han hecho obras rectas y se han aconsejado mutuamente la verdad y la paciencia. Las palabras de Allah son verdaderas, el Grande.

Como ejemplo, encontramos que la Sura Ar-Rahman ha sido descuidada por los eruditos musulmanes, a pesar de su grandeza e importancia para aclarar asuntos importantes concernientes a la creación y los siervos sinceros de Allah.
Debido a su singularidad y alto estatus entre los capítulos del Sagrado Corán, Allah, el Todopoderoso, le otorgó a ésta Sura un nombre propio entre Sus nombres, el Altísimo. De hecho, es uno de Sus nombres más amados, glorificado sea. Luego, incluyó en ésta noble Sura Ar-Rahman, un versículo de Sus grandes aleyas en el que Él, (glorificado sea), revela el desafío del Creador a Su creación de la humanidad y los genios, que es: "¿Cuál, entonces, de los favores de tu Señor negarás?". La humanidad y los genios son quienes lideran la política de la rebelión y la desobediencia contra su Creador, el Más Misericordioso, (glorificado sea), y Él es exaltado por encima de lo que describen. Son, por lo tanto, los que se ocupan de ésta cuestión en particular. Los genios comprendieron la sabiduría de ésta noble Sura, por lo que su respuesta a la pregunta sobre los favores de su Señor, el Misericordioso, fue apropiada, y el Noble Mensajero quedó impresionado. En cuanto al hombre, éste aún se jacta de sus ciencias inventadas y sus logros ilusorios, y continúa desafiando al Misericordioso en el conocimiento que Él enseñó a la humanidad, pero lo olvidó, y aún no responde a la pregunta del Misericordioso con total honestidad y confianza.

El hecho de que el Corán fuera  revelado y enseñado significa que el Corán consiste en el conocimiento total. Como los pétalos de una rosa, el conocimiento de todas las cosas existe en los grados y todos pueden obtener éste conocimiento de él, según su capacidad, pureza de intención y grado de sumisión.

<Es inapropiado que los intelectuales critiquen fanáticamente cualquier concepto de conocimiento, como si yá conocieran las complejidades de aquello que critican.>

Assalamo Aleikum.
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NOTA: Lean atentamente la Sura 55 reflexionando mucho.