LA ENVIDIA SOCIAL.
(Sociales)
En el Sahih Muslim, Hadiz n.° 6541, se menciona sobre algunos aspectos de la unidad en la sociedad. El noble Mensajero Muhammad, (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), aconsejó inicialmente a los musulmanes que no fueran envidiosos.
La envidia ocurre cuando una persona desea obtener la misma bendición que otra posee, es decir, desea arrebatársela a su dueño. Le molesta que Allah Todopoderoso le otorgue la bendición a su dueño y no a él. Algunos desean ésto sólo en su corazón, sin demostrarlo con acciones ni palabras. Si aborrece sus pensamientos y sentimientos, se espera que no sea responsabilizado por su envidia. Otros se esfuerzan con palabras y acciones para quitarle la bendición a otros, lo cual es sin duda un pecado. La forma más grave de envidia es cuando una persona busca arrebatarle la bendición a su dueño, incluso si no la obtiene.
La envidia sólo es permisible si la persona no actúa impulsada por esos sentimientos, los rechaza y se esfuerza por obtener una bendición similar sin privar al receptor de la que yá posee. Si bien éste tipo de envidia no está prohibida, es reprobable cuando se dirige hacia bendiciones mundanas y solamente loable cuando se dirige hacia bendiciones religiosas. El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) mencionó dos ejemplos de éste tipo de envidia loable en un Hadiz que se encuentra en Sahih Muslim, número 1896. El primero es envidiar a alguien que ha ganado riqueza lícitamente y la ha gastado de manera que agrada a Allah. El segundo es envidiar a alguien que ha usado su sabiduría y conocimiento correctamente y los ha enseñado a otros.
Como mencionamos antes, la envidia malintencionada impugna directamente la elección de Allah Todopoderoso. El envidioso actúa como si Allah Todopoderoso se hubiera equivocado al otorgar una bendición a otra persona. Por lo tanto, es uno de los pecados mayores. En efecto, como advirtió el Profeta, (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), en un Hadiz del Sunan Abi Dawud n.° 4903, la envidia destruye las buenas obras como el fuego consume la leña.
El musulmán envidioso debe esforzarse por actuar conforme al Hadiz narrado en Jami' al-Tirmidhi, n.º 2515, que afirma que una persona no es un verdadero creyente hasta que desea para los demás lo que desea para sí misma. Por lo tanto, el musulmán envidioso debe procurar erradicar éste sentimiento de su corazón mostrando buen carácter y bondad hacia la persona a la que envidia, elogiando sus buenas cualidades y orando por ella, para que su envidia se transforme en amor. Asimismo, debe seguir cumpliendo con los derechos de la persona a la que envidia según las enseñanzas islámicas. Además, debe estudiar y practicar el conocimiento islámico para comprender que Allah Todopoderoso concede a cada persona lo mejor que puede, y si no se le concede una bendición terrenal en particular, es porque es mejor para ella no recibirla. (Sura Al-Baqarah, verso 216)
<Quizás te disgusta algo que es bueno para ti, y quizás amas algo que es malo para ti. Y Allah sabe, mientras que tú no sabes.>
Uno de los consejos del Hadiz principal mencionado al principio es que los musulmanes no deben odiarse entre sí. Ésto significa que no se debe de odiar nada a menos que Allah Todopoderoso lo odie. Ésto se describe como un aspecto de la perfección de la fe en un Hadiz que se encuentra en Sunan Abi Dawud, n.° 4681. Por lo tanto, un musulmán no debe odiar cosas ni personas por caprichos personales. Si alguien odia a otra persona por caprichos, jamás debe permitir que ésto influya en sus palabras o acciones, yá que es un pecado. Un musulmán debe esforzarse por eliminar tales sentimientos tratando a los demás según las enseñanzas del Islam, es decir, con respeto y bondad.
Un musulmán debe recordar que nadie es perfecto, y que si alguien tiene un rasgo negativo, sin duda también posee otros positivos. Por lo tanto, un musulmán debe aconsejar a los demás que abandonen sus rasgos negativos, a la vez que sigue apreciando y admirando sus cualidades positivas. Un musulmán debe rechazar los pecados, pero no odiar a la persona, yá que ésta siempre puede arrepentirse ante Allah. Debe expresar su aversión a los pecados dentro de los límites del Islam y aconsejar con amabilidad a los demás sobre sus malas acciones, porque la dureza suele alejarlos de Allah.
Otro punto que debe abordarse en éste asunto es: que un musulmán que sigue a un erudito (Shaykh) en particular que defiende una doctrina específica no debe actuar como un fanático, creyendo que su erudito siempre tiene la razón en todo y, por consiguiente, acaba odiando a quienes discrepan de su opinión. Éste comportamiento no tiene que llegar al odio hacia nada ni nadie. Mientras exista una diferencia de opinión legítima entre los eruditos, un musulmán que sigue a un erudito en particular debe respetar éstas diferencias y no odiar a quienes discrepan de la opinión del erudito al que sigue.
El siguiente punto mencionado en el Hadiz principal en cuestión es que los musulmanes no deben distanciarse unos de otros. Ésto significa que no deben romper los lazos con otros musulmanes por asuntos mundanos y, por lo tanto, negarse a apoyarlos, como enseña el Islam. Según un hadiz en Sahih al-Bujari, n.° 6077, un musulmán no debe romper relaciones con otro musulmán por un asunto mundano durante más de tres días. De hecho, quien rompe relaciones durante más de un año por un asunto mundano se considera que ha asesinado a otro musulmán. Ésto se advierte en un hadiz en Sunan Abi Dawud, n.° 4915. Romper lazos con otros sólo está permitido en asuntos de fe. Pero incluso en éste caso, un musulmán debe seguir aconsejando al otro musulmán que se arrepienta sinceramente y evite sus pecados. Solo deberían mantener su compañía si se niegan a cambiar para bien. Sin embargo, deberían apoyarlos en asuntos legales cuando se les pida, yá que éste acto de bondad podría inspirarlos a un arrepentimiento sincero por sus pecados.
Otro punto que se plantea en el Hadiz principal que estamos analizando es que a los musulmanes se les ordena ser hermanos entre sí. Ésto solo se puede lograr si siguen el consejo dado anteriormente sobre éste Hadiz y son diligentes en cumplir con su deber hacia los demás musulmanes según las enseñanzas del Islam, como ayudarlos en las buenas obras y advertirles contra el mal. (Sura 5 Al-Ma'idah, verso 3b:
"Y buscad ayuda en la virtud y en el temor (de Allah), no en la desobediencia ni en la trans-gresión."
En Sahih al-Bujari, número 1240, se encuentra un hadiz que aconseja a los musulmanes respetar los siguientes derechos de los demás musulmanes: Devolver el saludo, visitar a los enfermos, orar por ellos y responder a quien estornude si alaba a Allah. Un musulmán debe aprender y respetar todos los derechos de los demás, especialmente de aquellos que estén por encima de él, yá que cada persona será interrogada sobre los derechos ajenos en el Día del Juicio. Uno debe tratar a los demás como desearía ser tratado.
Otro punto mencionado en el Hadiz principal que estamos analizando es que un musulmán no debe perjudicar, abandonar ni odiar a otro musulmán. Los pecados que comete una persona deben ser odiados, pero no al pecador, porque puede arrepentirse sinceramente en cualquier momento.
El Profeta, (que Allah le bendiga y le conceda la paz), advirtió en un hadiz del Sunan Abi Dawud n.º 4884 que quien humille a un musulmán, Allah Todopoderoso lo humillará, y quien proteja a un musulmán de la humillación, Allah Todopoderoso lo protegerá.
<Las cualidades negativas mencionadas en el Hadiz principal citado pueden desarrollarse cuando una persona adopta el orgullo.>
Según el hadiz n.º 265 de Sahih Muslim, el orgullo consiste en menospreciar a los demás. La persona arrogante se considera perfecta y ve a los demás como deficientes. Ésto le impide respetar los derechos ajenos y la lleva a odiarlos. El orgullo también la impulsa a rechazar la verdad cuando se le presenta, pues no proviene de ella y contradice sus deseos.
Entre los puntos mencionados en el Hadiz se encuentra que la piedad no es meramente una apariencia externa, como vestir ropa islámica, sinó una cualidad interior. Ésta cualidad interior se manifiesta externamente en la obediencia a los mandamientos de Allah, la abstención de lo que Él prohíbe y el afrontar el destino con paciencia, tal y como se describe en la Sunnah del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él). Ésto garantiza que las bendiciones que Allah ha otorgado a la humanidad se utilicen de maneras que le agraden. Por ésta razón, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) afirmó en un hadiz que se encuentra en Sahih Muslim, número 4094, que si el corazón es puro, todo el cuerpo es puro, y si el corazón está corrompido, todo el cuerpo está corrompido. Es importante destacar que Allah no juzga basándose en las apariencias externas, como la riqueza, sinó que observa las intenciones y las acciones de las personas. Ésto se enfatiza aún más en un hadiz del Sahih Muslim, número 6542. Por lo tanto, un musulmán debe esforzarse por adquirir piedad interior aprendiendo y practicando las enseñanzas del Islam, para que se refleje en su trato con Allah y con los demás.
El siguiente punto mencionado en el Hadiz principal que estamos analizando es que el odio de un musulmán hacia otro musulmán es un pecado. Éste odio se refiere a asuntos mundanos, no al odio por causa de Allah. De hecho, amar y odiar por causa de Allah son aspectos de la fe perfecta. Ésto se confirma en un hadiz que se encuentra en Sunan Abi Dawud, n.° 4681. Sin embargo, incluso en éste caso, un musulmán debe respetar a los demás en toda circunstancia y solo desaprobar sus pecados sin odiarlos realmente. Además, su aversión no debe llevarlo a actuar en contra de las enseñanzas del Islam, yá que ésto demostraría que su odio se basa en sus propios deseos y no en la causa de Allah. La raíz del desprecio hacia los demás por razones mundanas es el orgullo. Es crucial comprender que incluso un ápice de orgullo es suficiente para condenar a una persona al Infierno. Ésto se confirma en un hadiz que se encuentra en Sahih Muslim, n.° 265.
El siguiente punto mencionado en el Hadiz principal es que la vida, la propiedad y el honor de un musulmán son inviolables, y no le está permitido a un musulmán violar ninguno de éstos derechos. De hecho, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) afirmó en un hadiz que se encuentra en Sunan an-Nasa'i, n.° 4998, que una persona no puede ser un verdadero musulmán hasta que proteja a los demás, incluidos los no musulmanes, de sus palabras y acciones dañinas. El verdadero creyente es aquel que aleja el mal de la vida y la propiedad ajenas. Quien viole éstos derechos no será perdonado por Allah Todopoderoso hasta que la víctima lo perdone primero. De lo contrario, se hará justicia en el Día de la Resurrección, donde las buenas obras de la víctima se le otorgarán al malhechor, y si es necesario, los pecados del malhechor se le imputarán. Ésto puede llevar al malhechor a ser arrojado al Infierno. Ésto se advierte en el hadiz que se encuentra en Sahih Muslim, n.° 6579.
El verdadero creyente es aquel que protege la vida y los bienes ajenos. Quien viole éstos derechos no será perdonado por Allah hasta que la víctima lo perdone primero. De lo contrario, en el Día de la Resurrección, la justicia prevalecerá: las buenas obras de la víctima se le atribuirán al ofensor, y si es necesario, sus pecados también. Ésto podría llevar al ofensor a ser arrojado al Infierno. Ésta práctica se advierte en el hadiz n.° 6579 de Sahih Muslim.
En conclusión, un musulmán debe tratar a los demás como le gustaría ser tratado, y ésto le traerá muchas bendiciones y creará unidad dentro de su comunidad.
Assalamo Aleikum.
 
