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miércoles, 20 de septiembre de 2023

EL EGO "YO". (Narraciones singulares)

EL EGO "YO". 
(Narraciones singulares)

Fortalecer la estructura del ego, requiere de muy poco, pero se engrandece mucho. (Shaykh Ahmad Salah As Sufi)

Abordamos ahora el tema, que de forma general, se puede hacer notar en muchos artículos del blog.

Las características más destacadas en la secuencia del desarrollo del egotismo, en el caso de la persona normal son: Que siempre actúa posponiendo las verdades más profundas y directas, y quiere dejarlas sólo en la transmisión oral, o en la enseñanza misma. Cuando su conciencia comienza a expandirse, el individuo entra en contacto por primera vez con la necesidad de trabajar con su yo. Ésta es la primera tarea importante a la que se enfrenta y que debe afrontar, de lo contrario, sumergirse al inconsciente resulta imposible. La razón de ésto es, que el statu-quo del Yo personal lo mantiene en activo y, específicamente, es preservado por los mecanismos de defensa del ego, que son fortalecidos y activados.

Si queremos comprender mejor éste mecanismo, primero debemos comprender el proceso de represión: tomar conciencia de los materiales inconscientes que son una fuente de ansiedad para el ego, y el ego reacciona a ésta ansiedad con la represión. En otras palabras, empuja el material emergente de regreso al inconsciente. De ésta forma evita la ansiedad y el efecto desintegrador que ésta tiene sobre su estructura.
Originalmente, la ansiedad era causada por figuras punitivas que pueden proceder de la infancia, generalmente son los padres. Siempre que un determinado comportamiento o un determinado sentimiento del niño es objeto de la desaprobación de los padres, y ésto sucede repetidamente, el niño aprende, yá sea porque ama a sus padres o porque tiene miedo de ser castigado por ellos, primero el reprimir y luego al reprimir el comportamiento o sentimiento en cuestión. A medida que pasa el tiempo, la desaprobación es interiorizada por el niño y pasa a formar parte de su yo. Así, cuando una situación induce esa conducta particular o ese sentimiento particular, el propio yo los desaprueba y, de hecho, castigan al niño haciéndole sentir culpa y vergüenza. Por miedo a ser castigado por el yo, el niño aprende a defenderse de él del mismo modo que se defendió de sus padres: reprime esa conducta particular o ese sentimiento particular. Reprime la conciencia de los propios impulsos, acciones y sentimientos. Para que funcione eficazmente, todo el mecanismo debe volverse inconsciente y automático. El inconsciente tiende a permanecer inconsciente debido al miedo del yo y sus ataques. De ésta manera, el yo se convierte en el agente coercitivo interno, que defiende el status-quo de la personalidad.

Esto significa qué, cuando el individuo se vuelve más consciente y toma conciencia de partes de su inconsciente, necesariamente tropieza con el miedo de su propio yo y que, si no se detiene ante éste miedo, también sufrirá sus ataques. Este enfrentamiento con el yo-ego, además de provocar mucho dolor, si no se gestiona de la manera adecuada, resulta en ser un impedimento para cualquier expansión de la conciencia.

El psicoanálisis aborda esta situación analizándola e intentando comprender su génesis. Éste proceso, con el tiempo, tiende a mejorarse. Los estándares y exigencias del ego se vuelven más realistas y sus ataques menos violentos. Otras escuelas utilizan diferentes métodos para abordar, directa o indirectamente, el yo, pero su objetivo sigue siendo mejorar la situación. El ego sigue siendo una parte importante de la personalidad. En psicoterapia no se prevé ni se considera deseable la disolución del yo. Ésto es inevitable, ya que la cosmovisión de los analistas y psicoterapeutas no incluye la realidad de la esencia. Ignoran la presencia de la esencia, con su percepción directa y objetiva y su equilibrio innato, y no pueden concebir, por tanto, la posibilidad de que un ser humano pueda regirse por la sabiduría amorosa de la esencia y no por las rígidas reglas del ego. Dado que no se reconoce la capacidad de la esencia para conocer y actuar sobre la base de éste conocimiento, no es posible ver ninguna alternativa a la moral, las leyes y los ideales del yo. Desde nuestro punto de vista, el ego sigue siendo el agente coercitivo interno, que impide la expansión de la conciencia y el desarrollo interior, por muy razonable o realista que pueda llegar a ser. Es sólo un sucedáneo, cruel por cierto, de la percepción y el conocimiento directo. El desarrollo interior requiere de éste agente a lo largo del tiempo, pero conviene tenerlo atado en corto para evitar los desequilibrios.

La coerción es eliminada y sustituida por un sistema de autorregulación, basado en la percepción objetiva, la comprensión y el amor. El mejor enfoque es reducir el poder y la influencia del ego, reemplazándolo con la conciencia tanto como sea posible, hasta el momento en que pueda ser destronado por completo. Ésto a su vez, permite que surjan ciertos aspectos de la esencia.

Para defenderse de esos dolorosos ataques, el ego reacciona automática e inconscientemente, reprimiendo partes de la personalidad. Una forma efectiva de lidiar con el yo es aprender a defenderse de él de una manera diferente, sin tener que recurrir a la represión y otros mecanismos de defensa inconscientes. A diferencia de las reacciones automáticas que alimentan el inconsciente, se debe adoptar éste método consciente de manera deliberada. Aprender a defenderse consciente e intencionalmente del yo y de sus ataques, significa: desarrollar una técnica interna completa. Significa reconocer la verdadera naturaleza del yo y utilizar la propia inteligencia para enfrentarlo y defenderse de su violencia.

Usemos un ejemplo simple para ilustrar éste sistema. Supongamos que un hombre se siente avergonzado cada vez que siente ternura por otra persona. El yo lo ataca menospreciándolo y avergonzándolo, porque cree que la ternura en un hombre es un indicio de debilidad y afeminamiento. Para empezar a trabajar en su yo, el individuo primero debe tomar conciencia del ataque, su naturaleza y el juicio en el que se basa. Luego, debe entender éste juicio desde un punto de vista psicodinámico. Por ejemplo: tal vez recuerde que su padre creía que los hombres deben ser duros, y que la ternura es sólo una característica exclusivamente femenina. De ésta forma comprende que ha introyectado ésta actitud paternal y que ha pasado a formar parte de su yo. Generalmente responde a ésta actitud, que en realidad es un ataque dirigido contra él, sintiéndose avergonzado y reprimido. Ahora, aplicando éste sistema, visualiza a su padre y le dice: ¡No me importa lo que pienses de mí!. Así se enfrenta a su yo como nunca había podido enfrentarse a su padre cuando era niño. Entonces no pudo defenderse de él, porque le tenía miedo, lo necesitaba y porque confiaba en él. Éste sistema puede no funcionar la primera vez pero, si se practica lo suficiente, acaba sacando a relucir la agresividad del individuo, que así podrá afirmarse y separarse de la actitud del padre.

Para ser eficaz, la defensa debe ser inteligente. Por ejemplo, si el hombre respondiera: "Papá, no es cierto que sea débil y afeminado. No hay nada malo en ser suave. La debilidad no es un indicio de debilidad o afeminamiento", estaría tratando de ser razonable con el yo, con lo cual, no puede ser nada racional. Además, probablemente yá haya intentado ésta respuesta muchas veces en el pasado, pero sin éxito, porque le permite seguir a la defensiva; con tratar de justificar sus sentimientos y continúa dependiendo del juicio de los demás. Cualquier justificación contiene implícitamente sentimientos de culpa y, por tanto, no puede funcionar. La respuesta: ¡No me importa lo que pienses de mí!, es eficaz porque no es un intento de explicación o justificación y, por tanto, no contiene sentimientos inconscientes de culpa. El individuo simplemente repele el ataque sin escuchar su contenido. Se desconecta del ego y no se deja abrumar por él. Es difícil darse cuenta del poder y la eficacia de éste sistema si no se aprende para practicarlo mucho por un tiempo. Cuando aprendes a defenderte conscientemente de tú yo, yá no necesitarás recurrir a defensas inconscientes para protegerte de sus ataques. En éste punto, bastará con centrar un poco la atención para permitir que emerja el material inconsciente. Éste proceso gradual de apertura del inconsciente es de fundamental importancia en el desarrollo interior. El individuo adquiere tal práctica al tratar con su ego, que gradualmente se ve obligado a aflojar su control sobre él. La estructura del yo mismo está expuesta a la luz de la conciencia, puede explorarse y comprenderse y, en última instancia, también puede disolverse.

Éste sistema, si se aplica consistentemente, conduce a la realización y desarrollo de los diferentes aspectos de la esencia. La activación de la agresión y la capacidad de afirmarse conduce al surgimiento del aspecto esencial de la fuerza y, con el tiempo, al del aspecto esencial del yo, con su verdadera identidad. La inteligencia necesaria para trabajar sobre éste sistema, se desarrolla en el aspecto de la conciencia objetiva. Las normas y juicios morales acaban dejando espacio a la conciencia esencial. Éste aspecto de la esencia se convierte en el verdadero protector del individuo, su verdadera defensa, que reemplaza los mecanismos de defensa inconscientes del yo. Sin embargo, alcanzar éste nivel de realización, requiere trabajar sobre el ego y el mí, que son los factores profundos que determinan la estructura del yo perverso.

Assalamo aleikum.