Cuando empezamos a adoptar las ideas en profundidad de un hombre (un líder) para desarrollar un sistema ideológico.. (cuando adoptamos sus ideas), debemos tener mucho cuidado para no elevar al pensador a la categoría de un superhombre a nuestros ojos.
Cualquiera que haya dejado tras de sí una obra, yá sea en el campo de la hipótesis científica, o en cualquiera de las categorías que componen el conjunto del saber humano, (y se ha visto inmediatamente después cómo se forma a su alrededor una pequeña secta de partidarios que se convierten en discípulos o fans (fanáticos) seguidores).. yá no se admirará al erudito o al guía moral; se admirará al hombre entero; al ser figura humano, es decir, a un ser que está lleno de cualidades pero también puede estar saturado de faltas y defectos, con sus debilidades y errores. Los discípulos no sólo alabarán la obra del pensador, sinó que incluso adorarán las más lamentables abdicaciones del individuo.
Hemos presenciado muchas cosas dolorosas en los dos últimos siglos: las numerosas traiciones de los hombres de élite que han conducido a la comisión de tantos crímenes colectivos. La muchedumbre, (semejantes a un rebaño de ovejas), cuando el hombre al que ellos habían convertido en su (lider) pastor cambiaba de opinión, y ellos seguían las directrices sin correcciones del rumbo a pies juntillas.. y entonces se realizan los actos más estúpidos y todos caen en sorprendentes abismos inhumanos.
No hay por qué sorprenderse en exceso, ni indignarse, ante la cobardía con la que los adoradores persisten en su engrandecimiento de ciertos hombres volubles por sus principios; al contrario, es algo estrictamente natural: los hombres caen en adorar a otros hombres, en detrimento de las ideas representadas por éstos últimos. Los adoradores se crean dioses de barro porqué es absolutamente necesario que tengan así objetos materiales a los que adorar y tocar.
La idolatría de la ciencia pretende que el conocimiento empírico que rinda la ciencia, es decir, el conocimiento de la materia y de sus propiedades, invadan los ámbitos que le son ajenos. Cuando la ciencia se endiosa y se hace idolatría, acaba exigiendo que no exista ninguna instancia moral que pueda poner cortapisas a su desarrollo.. todo lo que es científicamente posible - es lo que afirma ésta nueva forma de mesianismo científico. Éste mesianismo científico, que nos ofrece toda una suerte de panacea universal, se revela a la postre como una trampa saducea con las coartadas finas para propiciar un mayor desarrollo humano que acaban convertidas en unos instrumentos para una mayor destrucción humana.
La fe (por su parte) nos proporciona un conocimiento sobre el Creador y sobre los planes del Creador para el hombre, sobre el sentido de la vida humana y el respeto por la misma, acrecentando más la introspección y la búsqueda de la salud Espiritual. La ciencia, (como se ha dicho), sólo proporciona un conocimiento sobre el funcionamiento de la materia, (y por supuesto,) carece de auténtica Espiritualidad.
Los ídolos pueden tomar el control fácilmente de tú vida si no tienes cuidado. Siempre ten en mente qué: un ser humano jamás va a satisfacer tus más profundos deseos. Sólo Allah puede hacer eso. Si no somos cuidadosos, podemos cometer idolatría en nuestros corazones sin siquiera saberlo.
La idolatría siempre es el resultado de no creer la Verdad de Allah sobre tú vida y situación. No estamos seguros de que Él vaya a obrar, así que damos nuestro amor y afecto a algo o/a alguien más.. por lo que tácitamente, es una falta de confianza.. por lo que se declaró qué: cambiaron la verdad del Creador por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar de al Creador, quien es bendito por los siglos. Amin.
Otro tipo de idolatría. -Un narcisista es un ídolo para sí mismo y quiere serlo para los demás. Considera lo siguiente: ¿Te obsesionas con tu apariencia? ¿Te estás preocupando constantemente si otros no te estás viendo? ¿Te sientes que eres juzgado/a por la apariencia?..
S. Freud adaptó el concepto a sus criterios psicológicos para referirse a las personas con un amor desordenado y excesivo hacia sí mismos. Tiempo después, la corriente psicoanalista estableció los rasgos de ésta personalidad haciendo hincapié en dos vertientes: el amor extraordinario hacia uno mismo y una autoestima grandiosa, fruto de una evaluación personal desmedida.
Los narcisistas giran sobre sí mismos como los espejos múltiples, pidiendo de los demás aplausos y gratificaciones verbales; quieren ser el centro de atracción y están siempre preocupados por causar un fuerte impacto positivo en la gente que les rodea y, a la vez, reclamando elogios, admiración y reconocimiento de su valía. No obstante, resulta más importante lo que ellos piensan sobre su propia excelencia que lo que opinan los demás.
Éste patrón de conducta se vertebra sobre la impresión de la grandeza suprema de su persona y la necesidad del reconocimiento por parte de la gente del entorno. Hay en él presunción, engreimiento, soberbia descomunal, jactancia y petulancia -que en línea- conducen a un tipo de idolatría causada por el ego excesivo.
Assalamo Aleikum.