Allah como Ente Espiritual.
(Él deseó verse; por ello, asumió para Sí variados aspectos que involucraron nombres e hizo formas.)
A fin de entender, cómo es el estado infinitamente inconsciente de Allah, (la fitrah) y cómo se transmuta gradualmente en el estado infinitamente consciente de Allah y alcanza la consciencia plena e infinita, se dio la siguiente analogía:
"Imaginen el estado infinitamente inconsciente de Allah, antes de que hiciera la Creación, como un océano inmóvil e infinito. Entonces, una ráfaga de viento agitó la tranquila uniformidad de éste océano con inmensas olas, incontables gotas de agua e innumerables burbujas que aparecieron desde la uniformidad de ese océano ilimitado e infinito. La ráfaga de viento que agitó al océano puede compararse con el impulso del afán original e infinito de conocer, que se originó en el infinito y original antojo de Allah, que surgió en Allah para conocerse a través de su infinito Estado.
La agitación en la superficie de ese océano, causada por el anhelo infinito, sobrecargó cada gota de ese océano infinito con el anhelo original e infinito de conocerse.
Por lo tanto, ese Estado infinitamente inconsciente de conocerse, también agita simultáneamente la tranquila serenidad de cada alma existente con un anhelo de conocerse. Ésto, sólo podría entenderse, cuando se lo compara con un océano infinito en el que las gotas de ese océano infinito son almas. Pero también conviene bien señalar que cada gota del océano, cuando está en éste, es el océano mismo, hasta que las gotas heredan la individualidad a través de la formación de burbujas sobre la superficie del océano. Por ello, cada burbuja que se forme conferiría entonces a una individualidad separada y particular a cada gota. Y ésta separación que se crea existiría dentro de lo indivisible y la uniformidad de las gotas del océano infinito mientras existan éstas gotas que crean la separación. Tan pronto las burbujas estallan, las gotas, que están y estaban yá en el océano mismo, llegan a realizar que son y que eran una sola en el océano infinito; y ganan ésta consciencia de su infinitud eterna en el océano infinito solamente después de experimentar primero la separación y de disipar luego las burbujas de la ignorancia que eran los medios que les daba la aparente separación de su indivisibilidad inherente.
Mientras las gotas infinitamente innumerables del océano no experimentan la separación aparente, no lograrán realizar su existencia eterna e infinita, homogénea e indivisible, como el océano mismo. Sólo a través de la experiencia de la separación aparente, las almas pueden realizar conscientemente su Unidad indivisible.
Pensemos en un alma infinitamente inconsciente de todo.. Al principio, el alma no tiene consciencia ni tiene impresiones. Por lo tanto, en esa etapa y en ese estado, el alma no tiene una forma densa, un cuerpo denso, un cuerpo sutil ni un cuerpo mental, porque la existencia de las impresiones densas, sutiles y mentales sólo pueden dar existencia a los cuerpos denso, sutil y mental; y sólo la existencia de éstos cuerpos pueden hacer posible la existencia de los mundos denso, sutil y mental. De ahí que, al principio, el alma en el Estado de Allah, al ser infinitamente inconsciente y carecer de impresiones, no tuviera consciencia de los cuerpos denso, sutil y mental y también fuera inconsciente de su Yo infinito. Por lo tanto, el alma no tenía experiencia de los mundos denso, sutil y mental, y tampoco tenía experiencias del Ente Espiritual y Universal.
Ahora bien, éste estado del alma, infinito, sin impresiones, inconsciente y tranquilo, reverberó con el Primer Impulso, al cual llamaríamos el primer impulso (el primer impulso por conocerse a sí mismo).
Simultáneamente con las reverberaciones del primer impulso de conocerse, emergió la primera y más densa impresión, objetivando al alma como lo absolutamente opuesto y más finita contraparte de la absolutamente infinita Alma Universal.
Al estar el alma eternamente en el Alma Universal, y ser una con el Alma Universal, también tiene las potencialidades infinitas del Alma Universal, aunque latentes en su estado inconsciente. Por ello, el alma es también poseedora del poder del conocimiento y de la dicha infinitos, siempre que los active con el despertar completo y no solamente abrir un momento los ojos y volver a dormir.
Por lo tanto, cuando el alma infinita y carente de impresiones recibe la primerísima impresión, ésta impresión no podría ser otra que la impresión más densa, porque el alma misma, (que es poseedora del conocimiento infinito), trata de ganar el conocimiento de su propio 'Yo'. Ésta concepción misma, por parte de la poseedora del conocimiento infinito, es infinitamente tosca o densa, y ésta concepción infinitamente tosca o densa del alma infinita, le dio al alma carente de impresiones la primera impresión más densa. Simultáneamente con la primera impresión más densa, el alma infinitamente inconsciente ha ganado también la primera consciencia más finita. Al aumentar las impresiones densas, la consciencia evolucionó, y la evolución de las formas densas cobró impulso. En consecuencia, la evolución de la consciencia, la evolución de las formas densas y la evolución de las experiencias del mundo denso se efectivizan todas como resultado del primer impulso que Allah también tiene de conocerse. Debido a ésta primera impresión sumamente densa del primer impulso, el alma inconsciente infinita ganó los aspectos de la experiencia por primera vez. Ésta primera experiencia del alma infinita consistió en que ella (el alma) experimentó una contrariedad (de naturaleza absolutamente opuesta) en su identidad con el infinito, sin impresiones en el estado inconsciente.
Ésta experiencia de la contrariedad efectuó la mutabilidad en la estabilidad eterna e indivisible del alma infinita; y espontáneamente ocurrió una especie de erupción, que trastornó el equilibrio indivisible y la tranquilidad inconsciente propias del alma infinita con un retroceso o una sacudida tremenda, lo que impregnó a la inconsciencia infinita del alma infinitamente inconsciente con la primera consciencia de su separación aparente del estado indivisible. Pero al ser el alma infinita, la primera consciencia que derivó de ese retroceso o de esa conmoción de la primera impresión absolutamente opuesta y sumamente densa de su separación, fue natural y necesariamente la primera consciencia sumamente finita.
Obviamente, la primera consciencia ganada por el alma evidentemente fue sumamente finita en proporción a la experiencia de los opuestos absolutos de su estado original infinito, en consecuencia, ésto significa qué, al principio, cuando el alma infinita y carente de impresiones recibió su primera impresión, esa primera impresión fue absolutamente una impresión densa sumamente finita. La primera consciencia que ella (el alma) derivó fue sumamente finita.
Ahora bien, si el alma es consciente de las impresiones, entonces el alma debe experimentar necesariamente éstas impresiones. Con el fin de experimentar las impresiones, la consciencia del alma debe experimentarlas a través de los instrumentos adecuados y convenientes. Así como son las impresiones, de igual modo son las experiencias de las impresiones, e igualmente lo son los instrumentos adecuados para experimentar las impresiones. Ésto equivale a decir que las impresiones hacen surgir las experiencias, y para experimentar las impresiones es esencial el uso de las herramientas espirituales adecuadas. Por lo tanto, como el alma infinita, eterna y carente de formas consiguió ahora la primera consciencia sumamente finita de la primera impresión sumamente densa, muy evidente y necesariamente ésta primera consciencia del alma deberá utilizar el primer instrumento sumamente finito y sumamente denso para experimentar la primera impresión sumamente densa.
Éste primer instrumento adoptado por Allah en su cuarto Estado, es sin embargo inconcebible e infinitamente finita, yá que ni siquiera se la puede considerar densa. Está tan infinitamente carente de sustancia, (Esencial), que ni siquiera uno puede llegar a imaginarla como dentro de la densidad. Pero es necesario hacerla emerger, para tener las proyecciones adecuadas.
(Habría que señalar, que las primeras formas densas son de apariencia gaseosa y no se parecen a los diversos gases, como por ejemplo, el hidrógeno, el nitrógeno, etc. Son muchísimo más finas (no más sutiles*) que aquéllas en las que los científicos de éste siglo están tan versados.
*[Esto de ninguna manera ha de conectarse con formas u objetos del mundo sutil, porqué éstas formas son solamente del mundo denso.]
Continúa en cuarta parte.