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viernes, 8 de noviembre de 2024

HABLANDO CLARO. (Parte Vl)

HABLANDO CLARO.
(Parte Vl)
CÓMO ENTENDEMOS LA INVITACIÓN al CORÁN y la SUNNAH.

Durante el tiempo de Aprendizaje sobre la Salud Espiritual, ¿os han llegado algunos comentarios o algunas personas os han realizado preguntas bien intencionadas sobre la invitación al Corán y/a la Sunnah del Profeta Muhammad (la paz sea con él) dentro del servicio del Dawah?

Aparentemente, ser seguidor del Tasawwuf, plantea de forma automática preguntas sobre el conocimiento, el amor y el compromiso con la Palabra Revelada de Allah y el ejemplo del último Rasul y Nabi (mensajero y profeta) del Islam, Muhammad (la paz sea con él).

A veces, éstas transmisiones se expresan en tonos muy respetuosos. Y en otras ocasiones, se les da un tono irrespetuoso que puede variar desde una leve desaprobación hasta un tono muy despectivo y moralista. No me sorprenden éstos tipos de afirmaciones o perspectivas.. cuando llevamos 46 años aguantando y enseñando. Además, éstos puntos de vista no son nada nuevos ni tampoco lo son para buscar el debate/discusión que se viene desarrollando desde hace mil cuatrocientos cuarenta y seis años (calendario de la Hégira) con respecto a las dimensiones exotéricas y esotéricas del Islam.

Muchas personas, de ambos lados de ese debate, han comentado extensamente sobre éstos asuntos, y dudo seriamente que puedan ofrecer algo que sea diferente o mejor que lo que yá ha surgido de las mentes y corazones muy eruditos. Por lo tanto, lo que se ofrece aquí es un simple recordatorio.

El Islam no consiste únicamente en ser musulmán. Ser musulmán es un punto de partida y no agota todo aquello a lo que el Corán o el Profeta (PyB) invitan a los seres humanos.

Tanto el Corán como el Profeta (PyB) nos invitan no sólo a ser musulmanes, sino también a ser mu'min y mohsin. No se están refiriendo a una misma condición o estado espiritual, sinó que se hacen distinciones. Por supuesto, que todos aquellos individuos que, por la Gracia de Allah, han alcanzado las dos últimas estaciones espirituales también son musulmanes, pero no todos los musulmanes pueden ser considerados automáticamente en alguna de éstas dos últimas categorías simplemente porqué una persona se llama a sí misma musulmán. También tienen que ser creyentes.

Hay muchos, muchos ayats (versos) del Corán que abordan éstas distinciones. Por ejemplo, éstas distinciones se mencionan, en parte, cuando el Corán instruyó al Profeta (PyB) para que dijera a los beduinos que habían venido a él profesando su creencia en Allah y el Profeta (PyB) que los beduinos no debían decir que creían, sinó que debían decir que se sometían a Allah y al Profeta (PyB) porqué la creencia o el iman (fe) aún no había entrado en sus corazones.

<El Profeta (PyB) mismo dijo que se puede caracterizar la fe o iman de la siguiente manera: la fe consiste en una profesión de la lengua, una verificación del corazón y la puesta en acción, mediante los miembros, de lo que se profesa con la lengua.>

Muchas personas pasan del primer aspecto de la fe (es decir, la profesión de la lengua) al tercero (es decir, la puesta en práctica de lo que se profesa) sin ni siquiera preguntarse "¿cómo se hace?", es decir, verificar con el corazón lo que se profesa con la lengua y ponerlo en práctica. Ésta es una de las razones por las que muchas de nuestras acciones se expresan con una falta de hikmat o sabiduría o percepción espiritual, yá que nuestros corazones nunca han llegado a verificar y, por lo tanto, a desarrollar algún grado de comprensión con respecto a lo que se está expresando con nuestros labios y poniendo en práctica.

Existe un largo hadiz (tradición) transmitido por 'Umar (que Allah esté complacido con él) en el que habla de un hombre desconocido para los Compañeros del Profeta y, sin embargo, cuya ropa no mostraba señales de haber viajado. El extraño se acercó al Profeta (PyB) y se sentó rodilla con rodilla con él, como lo hacían los amigos íntimos en aquellos días, y comenzó a pedirle al Profeta, (PyB) entre otras cosas, que le dijera el significado del Islam (pilares), el iman (fe) y el 'ihsan (la excelencia espiritual).
Cada vez que el Profeta daba una respuesta a éstas preguntas, el extraño le decía: “Sí, es correcto”, y ‘Umar (que Allah esté complacido con él) indicó -cómo todos los Compañeros- que estaban desconcertados, si no incrédulos, por la manera en que éste extraño respondía, como si estuviera esperando verificar si las respuestas del Profeta (PyB) eran correctas o no.
Después de que se hicieron todas las preguntas (y hubo más preguntas que las tres anteriores), y el extraño se fue, el Profeta (PyB) permaneció en silencio durante un largo tiempo. Finalmente, el Profeta, (PyB) le preguntó a 'Umar (que Allah esté complacido con él) si éste sabía quién era el extraño.
El Compañero indicó que Allah y el Profeta (PyB) sabían, pero el Compañero no sabía. El Profeta dijo:
"Ese era el Arcángel Gabriel, y ha venido éste día para enseñaros vuestro din".

Una vez más, se están haciendo distinciones. No todo individuo qué, por la Gracia de Allah, profesa sumisión en el Islam también ha alcanzado el nivel de la fe, y no toda persona que, por la Gracia de Allah, ha alcanzado el nivel de la fe, también ha alcanzado el nivel de la excelencia espiritual.

La gente recita el testimonio de sumisión al hecho de que no hay más Dios que Allah y que Muhammad (la paz sea con él) es el Mensajero de Allah. Luego recitan la kalimah de fe similar como si estuvieran diciendo lo mismo otra vez pero con palabras ligeramente diferentes. Sin embargo, no son lo mismo. La segunda implica (o al menos debería) una verificación del corazón que no está necesariamente presente en la atestación inicial de sumisión y, sin embargo, muchas personas tienden a pasar por alto éstas distinciones que están implícitas en ambas.

<Todos tendemos a cometer el error de considerar que lo que pensamos sobre las cosas es la versión autorizada e indiscutible de cómo son las cosas. Las personas perspicaces tienden a ser un poco más cautelosas en su evaluación de la situación.>

<El Profeta Muhammad (s.a.w.s.) dijo que el Corán tiene un significado externo y uno interno. Además, éste significado interno tiene un significado interno y así sucesivamente hasta llegar a siete niveles de significado.>

Hay resonancia entre el hadiz anterior y otro dicho del Profeta en el que indicó que Allah tiene 300 rasgos y que si uno pudiera hacer que incluso uno de éstos atributos fuera parte de su propio carácter, alcanzaría el paraíso.

Sin duda, el Profeta, (PyB) mejor que nadie, apreciaba la naturaleza infinita de la Divinidad, y la naturaleza misma de la infinitud es que no se puede agotar. De manera similar, el Corán no puede limitarse a.., aunque ciertamente comienza, en parte, con -al menos desde el lado humano de las cosas- ser un fenómeno lingüístico. Sin embargo, el Corán no comenzó en el lenguaje en sí. El Corán se manifestó a través de un lugar lingüístico de manifestación conocido como árabe, pero sus orígenes están, en cierto nivel, en la Palabra de Allah que, a pesar de su etiqueta de "Palabra", no es una entidad lingüística.

(Antes del Corán, el idioma árabe no era una lengua sagrada. Fue el Corán el que hizo que la lengua fuera sagrada.)

(No fue el árabe el que dotó al Corán de su riqueza, sinó el Corán el que dotó a ésta lengua de su riqueza espiritual.)

(El árabe depende de la Revelación para llevar su valor espiritual. El Corán, en su sentido más profundo, no depende del árabe en modo alguno.)

El lenguaje es la puerta palpable y exterior por la que se regresa a la Fuente no lingüística. De hecho, es a ésta misma verdad a la que se dirige nuestra atención cuando se nos dice que todos los Libros revelados están contenidos en el Corán, pero que el significado completo del Corán está contenido en la Sura de Al-Fatihah y, además, que el significado completo de ésta Sura está contenido en la primera línea: "En el Nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso", y qué, finalmente, el significado completo de ésta línea está contenido en el punto debajo de bey, la primera letra árabe de 'Bismillah' en, o/a través de, el Nombre de Allah.

Éste punto es el portal de éste mundo a través del cual, si Allah quiere, podemos acceder, según las capacidades que Él nos ha dado, a cualquier porción del Océano infinito que se encuentra al otro lado y que Allah ha puesto a disposición del potencial espiritual de los seres humanos. Es éste Océano al que se hace referencia en el Corán cuando se nos informa de que si todos los océanos del mundo fueran tinta y todos los árboles se utilizaran como plumieres, no bastaría para escribir las alabanzas adecuadas a la naturaleza de Allah.

La Palabra de Allah se ha manifestado en otros lugares lingüísticos de manifestación antes de la llegada del Corán. El Corán es simplemente, y no tan simplemente, el último lugar de la manifestación en ésta serie de descendientes de la Revelación. Todos éstos descendientes son diferentes manifestaciones de una y la misma Palabra de Allah.

Todo musulmán cree que el Corán es la Palabra increada de Allah. En su dimensión increada, trasciende y, al mismo tiempo, incorpora el texto lingüístico, yá sea hablado o escrito.

En cualquier caso, describir el Corán como un conjunto de siete niveles de interioridad.. es decir, hablar de Allah en los términos de 300 rasgos, ésto, en cierto sentido es sólo una manera de aludir a la Verdad que no puede reducirse ni a siete ni a trescientas características o dimensiones. La realidad trasciende ambas, y el Profeta (PyB), por la Gracia de Allah, lo sabía, pero se le exigió que hablara a gente que no lo sabía, gente a la que había que darle algo con lo que pudieran lidiar de una manera concreta y limitada, acorde a sus capacidades del recepcionado de tal mensaje con su nivel.

Lo que el Profeta dijo en éstos aspectos es la verdad y éstas cifras no fueron elegidas arbitrariamente. No obstante, al mismo tiempo, la cualidad delimitada de éstas declaraciones se hizo en un contexto de infinitud permanente y primordial en relación tanto con Allah como con el Corán.

Sin embargo, limitemos, por el bien del argumento, la discusión a los siete niveles de significado interno del Corán. Cuando la gente me invita a examinar el Corán, la naturaleza misma de ésta invitación es ambigua, yá que no sé a cuál de los siete niveles del significado me están llamando para decir. Además, no puede haber una comprensión completa, en la medida en que los seres humanos son capaces de tal completitud, de cualquier nivel del Corán sin tomar en consideración las influencias moduladoras de los otros niveles del significado que interactúan entre sí en una dinámica compleja y no lineal de profundidad, riqueza, matices y sutileza que está más allá de la comprensión de la mente puramente racional y requiere, en cambio, aquellas percepciones espirituales que llegan a través del apoyo Divino e informan a la comprensión, por ejemplo, del corazón, en lugar de la mente.

Existen, de hecho, peligros al intentar mantenerse a flote en medio de las contracorrientes de la compleja dinámica antes mencionada que involucra los núcleos del significado divino infinito, y ha habido personas cuyo barco espiritual ha naufragado en las rocas de la confusión y el error que marcan el límite entre la verdad espiritual y la falsedad que está relacionada con la dinámica antes mencionada. Para navegar a través de éstos peligros, uno necesita mucha ayuda experta. De hecho, una de las decisiones más importantes que puede tomar una persona gira en torno a la cuestión de quién está realmente calificado para ayudarlo. Si, por la Gracia de Allah, se toma la decisión correcta, entonces, si Allah quiere, uno tiene una oportunidad mucho mayor de sobrevivir a los altibajos del camino místico. Si, por otro lado, uno tiene la mala decisión tomada y es equivocada en éste asunto, puede, a menos que Allah intervenga, encaminarse hacia un grave desastre espiritual.

Incluso en el nivel superficial de significados, Allah describe el Corán como un conjunto de versículos claros y otros que, aunque claros con la comprensión adecuada, están, no obstante, expresados ​​en forma de alegorías, metáforas y símiles. Además, muchos capítulos del Corán (Suras) comienzan sólo con letras árabes, como Alif Lam Meem o Ya Seen.

El Corán testifica que nadie más que Allah conoce el significado de éstas letras. Sin embargo, Allah ha prometido enseñar el significado de muchos de los núcleos de la Verdad que se manifiestan a través del Corán a quienes tienen, como el Corán nos insta una y otra vez a buscar, la clase apropiada de intención, sinceridad, humildad y piedad en sus tratos con Allah.

<El Corán es un Libro en el que no se ha omitido nada. Y todo lo que contiene es para beneficio, instrucción y uso de los seres humanos, incluidas las misteriosas letras a las que aludimos antes.>

Incluso en el nivel más exotérico o externo del Corán, hay una incalculable riqueza de curación, dirección, apoyo e instrucción. Sin embargo, los aspectos del Corán que no tratan específicamente de los fundamentos del testimonio, las oraciones, el ayuno, el zakat, el hajj, junto con los límites específicos prohibidos y permitidos de la conducta humana, no son mera decoración.. un aparte divino, por así decirlo, que simplemente introduce temas que no tienen nada que ver con el carácter esencial de la existencia humana.

De hecho, éstas aleyas o versículos relativos a las promulgaciones específicas constituyen sólo unos quinientos de un total de más de seis mil versículos del Corán. En consecuencia, la mayoría del Corán trata de cuestiones, temas, preguntas, etc., que si bien pueden referirse a la determinación y aplicación de la ley religiosa y tener ramificaciones para ella, también abordan muchas otras cuestiones y temas.

En términos generales, se podría decir que éstas diferencias se basan en reglas y principios. Los requisitos u obligaciones básicas en relación con, por ejemplo, la oración, el ayuno, el zakat, etc., se establecen, en gran medida, en términos de reglas de un tipo u otro; en otras palabras, lo que se puede y no se puede hacer, o lo que es halal y haram, respectivamente.

Sin embargo, hay otra dimensión que involucra unos principios que no pueden ser reducidos a reglas. Por ejemplo, no hay reglas capaces de delimitar lo que implica el amor, la compasión, la bondad, caridad, compromiso, sacrificio, anhelo, sinceridad, tolerancia, perdón, humildad, etc.

La gran mayoría del Corán trata de principios y no sólo de reglas o leyes. Las leyes y reglas pueden ser apropiadas en determinadas circunstancias (y cuáles podrían ser esas circunstancias no es una cuestión tan sencilla como muchos musulmanes pueden suponer), pero el Corán no puede reducirse a ellas.

Desde otra perspectiva, pero relacionada con la anterior, el Corán distingue entre la gente de la izquierda, y la gente de la derecha y los que están entre los más destacados. La gente de la izquierda son aquellos que se han condenado a sí mismos a una vida desperdiciada, espiritualmente hablando.
Se dice que la gente de la derecha se refiere a la generalidad de los musulmanes de cierta calidad de devoción, de los cuales Allah indica que hubo muchos en los primeros tiempos y que habrá muchos en los últimos. Pero ¿quiénes son los más destacados? [Cuando habla de izquierda y derecha no se está refiriendo a temas políticos.]

<Allah sabe mejor, pero los primeros no son los mismos que los de la derecha, de lo contrario no tendría sentido hacer distinción. Y Allah no hace distinciones de manera ociosa.>

Éstas distinciones siempre tienen un propósito. La divinidad está intentando atraer nuestra atención hacia algo importante, algo sobre lo que vale la pena reflexionar.

Allah describe a los primeros como muchos de entre las generaciones anteriores y pocos de entre las generaciones posteriores. Quienquiera que sean éstos primeros, Allah y su Profeta (PyB) no los están equiparando con la generalidad de los musulmanes.

Ser musulmán significa que uno ha sido bendecido con la entrada a un determinado tipo de casa espiritual. No obstante, ésta casa es una "mansión con muchas habitaciones".

¿Quién de nosotros puede decir que ha explorado todas éstas habitaciones y puede hablar..? ¿Quién de nosotros sería tan temerario como para decir que lo sabe todo y que puede enumerar de manera absoluta, inequívoca y exhaustiva lo que allí se encuentra?

Si bien todos debemos preocuparnos por no convertir al Islam, yá sea considerado exotérica o esotéricamente, en algo que no es, al mismo tiempo no deberíamos tratar de negar las posibilidades que son inherentes al Islam. En todas las disputas sobre límites, normalmente hay diferencias de opinión sobre qué pertenece a cada lugar o qué es apropiado en determinadas circunstancias y, de la misma manera, en la tensión permanente que surge del conflicto de los límites entre quienes tienen inclinaciones exotéricas y quienes tienen inclinaciones esotéricas, habrá diferencias que se extiendan a una variedad de cuestiones y temas.

Incluso algunos de los grandes Shaykhs sufíes han indicado claramente que no todo está permitido en la Tariqah o el camino místico. Por ejemplo, en Kashf-ul-Mahjub, al-Hallaj citó a un predecesor histórico que dijo:
"Una vez el camino místico sufí era una realidad sin nombre, y ahora es un nombre sin realidad".

Lo anterior se dijo hace unos mil trescientos años (calendario de la Hégira). Aludía al hecho de que durante la época del Profeta, (PyB) muchos de sus compañeros tenían inclinaciones esotéricas o místicas, aunque se adherían fervientemente a los requisitos de la Sharia o Ley Divina, y, sin embargo, en esa época no existía la "etiqueta de sufí."
Éstos Compañeros aprendieron el camino místico del Profeta Muhammad (la paz sea con él). De hecho, entre sus muchos otros deberes y responsabilidades, el Profeta (PyB) fue, y sigue siendo, el primer Shaykh sufí, el Shaykh de todos los Shaykhs, el guía de todos los guías, a quien Allah le ha otorgado la capacidad para hacerlo.

Sin embargo, con el tiempo hubo quienes se alejaron del camino místico trazado por la comprensión espiritual otorgada al Profeta (PyB) por la Gracia de Allah. Algunos de éstos descarriados se autodenominaban "pseudo-sufíes" o eran denominados así por quienes no sabían más.
No obstante, también hubo otros que se decía que pertenecían a la vía sufí y que no habían abandonado la dimensión esotérica de las enseñanzas del Profeta (PyB). Éstos otros individuos sufíes adquirieron mala fama por las fechorías del primer grupo, que algunos, sobre todo los que formaban esos grupos pseudo-místicos, consideraban como sufíes.
Habían muchos de éstos practicantes pseudo-sufíes errantes que corrían de aquí para allá provocando su propia y única marca. El problema es qué, en muchos sentidos, al menos en lo que respecta a ésta categoría errante, era como si el camino sufí se hubiera convertido en un nombre sin realidad. Sin embargo, todavía hubo muchos seguidores auténticos de las enseñanzas internas del Profeta (PyB) que persistieron frente a esa clase de adversidades, y sigue habiendo, hoy en día, seguidores auténticos de la vía interna y externa del Profeta Muhammad (la paz sea con él).

Los problemas que hace muchos años señaló Al-Hujiwiri siguen vigentes hoy en día. Más concretamente, hay quienes (tanto dentro como fuera del Islam) afirman que son sufíes, pero no lo son, mientras que hay otros (y Allah sabe mejor quiénes son) que son practicantes legítimos del camino del Tasawwuf, que es sólo uno de los términos, (aunque el término más apropiado sería Tazkiya) que se utiliza para referirse a quienes siguen recurriendo al Corán y al Profeta (PyB) para obtener orientación sobre el camino interior de la Purificación. 
Entre ambas categorías hay mucha gente que no sabe bien a quién pertenece cada una de ellas. Como resultado, se producen muchas calumnias y difamaciones generalizando demasiado y metiendo a todos en el mismo saco conceptual, dos prácticas que el Islam no permite, pero que no han impedido que muchos se dejen llevar por ellas y tengan la lengua caliente.

La confusión, la incertidumbre y las controversias que giran en torno a éste tema son tan numerosas y frustrantes que algunas personas intentan tomar una decisión unilateral y afirmar que el Islam no tiene una dimensión mística. Al hacerlo, se convierten en aliados involuntarios de todas las fuerzas oscuras, dentro y fuera de nosotros, que intentan impedir que los seres humanos den los pasos necesarios para heredar nuestro legado espiritual completo, el que concierne a la capacidad humana de conocer, amar y servir a Allah independientemente de las consideraciones sobre el Paraíso o el infierno, aunque éstos últimos reinos, son bastante reales con todos sus siete niveles.

A pesar de los comentarios anteriores, ¿hay algo malo en tener una himma (fuerza) o aspiración espiritual que busque lo más elevado posible en lugar de lo mínimo necesario? Si uno tiene una naturaleza exploratoria dada por Allah y desea descubrir lo que se encuentra en el corazón espiritual de la vida, la identidad, el propósito, el significado, la comprensión, la verdad y el potencial humano, y si el individuo emprende éste viaje de acuerdo con las enseñanzas del Corán y la Sunnah (las acciones del Profeta) consideradas en su totalidad y no sólo en alguna versión arbitrariamente truncada de esas enseñanzas, entonces ¿dónde está el error en ésto?

No se trata de que una cierta inclinación (por ejemplo, la exotérica) sea más correcta que la otra (la esotérica), sinó que ambas son partes del espectro de posibilidades a lo que Allah llama a todos los seres humanos. Como tal, ambas se ajustan a los requisitos de no transgredir los límites que Allah ha establecido.
Ciertamente, existen límites establecidos por reglas y otros más complejos establecidos por unos principios. Ambos aspectos expresan la misma naturaleza de la Shari'a.

Cuando a un maestro sufí le preguntaron cuál era el camino místico del Islam, el Shaykh se detuvo un momento y luego respondió: "Adab". El Profeta (PyB) había indicado que todo tiene un derecho, (de algún modo), sobre una persona, incluidos los padres, el cónyuge, los hijos y los vecinos.
De la misma forma, toda estación espiritual posible, junto con todos los instrumentos de espiritualidad que llevamos dentro, yá sea el sirr (el misterio), el corazón, el espíritu o el kafi (lo más oculto), y todos ellos, están mencionados en el Corán, tienen un derecho sobre nosotros. Nuestro problema es que no respetamos éstos derechos, y el camino sufí, consiste en enseñar a quienes están interesados en ​​cómo es luchar por respetar esos derechos.

Cada persona hace su propia elección sobre éstos asuntos. Allah está, si Allah quiere, contento con ambos tipos de aspiraciones y, por lo tanto, no hay justificación para que cualquiera de los dos tipos de aspiraciones tenga que hacer juicios despectivos sobre el otro tipo de aspiraciones.. aunque: no podemos permitir la falsedad ni la comedia en éstos asuntos tan importantes que son cuasi sagrados y que unos charlatanes o grillos cantores jueguen con la Espiritualidad, pues ésto no es un juego para pasar el rato ni tampoco es un negocio para vivir del cuento a cuerpo de rey usando su pseudo-sufismo de mantras calientes y modas textiles para los carnavales. Seamos más serios y no demos lugar a la farsa teatral de aquellos que no tienen escrúpulos y los que hacen malabares con los asuntos del corazón para su lucro personal económico. También son pruebas que hay que atravesar hasta encontrar el verdadero camino.. pero si podemos evitar, que otros caigan en esas redes, con nuestra mano, lengua avisadora o de corazón, será una caridad instructiva que no podemos dejar pasar.. pues: quién salva a un inocente es como aquel que ha salvado a la humanidad.. y ciertamente ese esfuerzo tiene su recompensa, cómo todo lo positivo que se puede hacer en acción para evitar las caídas al precipicio.

Assalamo Aleikum.