¿QUÉ ES LA HERMENÉUTICA?
La Hermenéutica es una herramienta de la Vía espiritual auténtica que no se puede confundir con [...] y no se reduce en modo alguno a un puro inconformismo intelectual, moral o litúrgico, sinó que corresponde a una vocación real, que es percibida primero por cada ser, luego resuelta y voluntariamente es seguida por éste mismo ser, afirmándose como un encaminamiento interior, como una búsqueda de interioridad, insistiendo en su carácter de comienzo (iniciático), a fin quizá de subrayar que su término, su cumplimiento, "no es para éste mundo" pero en su sentido, ésto no significa que no pueda ser alcanzado o realizado "en éste mundo" o "desde éste mundo".
Éste caminar interior, luego, estrictamente hablando, ésta Vía del y hacia el corazón, es simultáneamente, en efecto, un caminar hacia "arriba", un caminar hacia el mundo espiritual de los Cielos, del que se nos revela que también está y "en primer lugar" dentro de nosotros". Sin embargo, no podemos tampoco evocar éste carácter de encaminamiento y de Vía sin recordar las palabras que nos alumbran, la guía certera que nos ofrece la brújula, (en todos los sentidos del término) y su naturaleza esencial: Allah ta'ala dice: "Yo soy el que Soy" y es menester encontrarlo. Nos aparece aquí, no solamente como el objetivo de toda vía espiritual y, así pues, de todo el carisma específico, sinó también como la Vía misma que lleva, diríamos incluso, gustosos, la Voz, la Palabra de la llamada que invita al hombre, efectivamente, que no deja de ser llamado una vez y otra por su Creador para que se torne (que retorne: la conversión, en su sentido pleno) hacia Él, que es la fuente del amor.
La Vía espiritual, es también el cumplimiento de los carismas y las ayudas propias que cada uno dedicamos para los demás, es, pues, la búsqueda del reencuentro, de la intimidad con la Verdad revelada, la cual, al igual que el Camino que conduce a ella, no es otra que una persona que la siente y la sigue sin querer destacarse.. pues el caminante va de frente en su ser natural para legitimar epistemológicamente la peculiaridad metódica de las ciencias que lo ayudan para comprender que no es sólo un ideal resignado por la experiencia material y vital humana en la senectud, pues el espíritu no es un ideal metódico último ni tiene una filosofía contra la ingenuidad del ir viviendo, sinó que por el contrario, es la forma originaria de realización del estar ahí, del ser-en-el-mundo que rebasa con ello a toda la metafísica anterior y siempre gana frente a las aporías del historicismo con una posición fundamentalmente nueva. Es comprender lo que es el carácter óptico original de la vida humana misma. La reflexión ontológica no precisa ser radical, sinó intentar cumplir la tarea de ilustrar ésta estructura del estar ahí mediante una analítica trascendental del estaré ahí. Así, se descubre el carácter del proyecto divino que reviste toda comprensión con la máxima del movimiento de la trascendencia, (cómo hemos hablado en otros artículos del blog), sobre el ascenso por encima de lo que es.
El que comprende un texto no solo se proyecta a sí mismo, comprendiendo, sinó que la comprensión lograda representa un nuevo estadio de libertad espiritual. Implica la posibilidad de interpretar, detectar relaciones, extraer conclusiones en todas las direcciones, que es lo que constituye al desenvolverse con conocimiento dentro del terreno de la comprensión de los textos. En último término, toda la comprensión es un comprenderse. El que comprende se comprende, se proyecta a sí mismo hacia las posibilidades del sí mismo más allá del objetivo del texto.
Es cierto, que muchos han rechazado la verdad de las ciencias del espíritu por los métodos natural-científicos, y que la aplicación del concepto natural-científico, tiene sus "absurdos" por la falta de objetividad con las ciencias del espíritu, estableciendo la relatividad esencial de todo con el mundo histórico y del conocimiento histórico. Pero ahora se hace visible la estructura de la comprensión en toda su fundamentación ontológica, sobre la base de la futuridad existencial del estar ahí humano.. entonces ahora tienen que encontrar la expresión dentro de la comprensión de la tradición histórica. Siempre estarán dando vueltas sin encontrar la sencilla salida.
Así, la hermenéutica trata de superar el relativismo y cualquier forma de objetivismo histórico. De esa forma, lo mismo que supera el planteamiento epistemológico de la modernidad, también trasciende a las oposiciones que genera todo el planteamiento absolutista u objetivo y su contrario, el relativismo o el escepticismo. La hermenéutica no es un procedimiento especial al que se recurre cuando no es posible entender o conocer algo directamente. No es tampoco el modo de conocimiento particular de las ciencias humanas. Ésto último, está, (como método), condenado de antemano al fracaso, pues la peculiaridad de las ciencias humanas no pueden radicar en su método. En éste sentido la hermenéutica desborda la parcialidad de la cuestión metódica en las ciencias humanas y pretende interpelar al conjunto de la experiencia humana del mundo y de la praxis vital. Más allá del planteamiento epistemológico, la interpretación, es un elemento constitutivo del ser humano como humano, un factor originario de su peculiar modo de ser. El hombre comparece así como un animal hermenéutico, simbólico, lingüístico (y no exclusivamente racional) que en vez de estar adaptado a un entorno fijo y determinado vive en un mundo que él mismo inaugura y construye.
No se puede, en modo alguno, trazar un discurso filosófico actual sobre el término hermenéutica, renovándolo y sacándolo de su reclusión en el ámbito especializado de la filología o de la exégesis. El texto en su materialidad remite a algo distinto de esa su materialidad; contiene aquello que está inseminado o diseminado en un sentido que solo se revela en él en la misma medida en que corresponde acorde a las posibilidades del propio futuro. El estar ahí se proyecta hacia su poder "ser" que es yá y siempre ha "sido". Éste es el sentido del factum existencial del arropamiento (cover). El que todo se comporte libre respecto a su ser careciendo de la posibilidad de retroceder por detrás de la facticidad de éste ser, tal es el quid de la hermenéutica en la facticidad y de su oposición a la investigación trascendental, que lleva a la constitución en la fenomenología. El estar ahí se encuentra como en un presupuesto irrebasable y todo lo que al mismo tiempo hace posible y limita su proyectar. Esta estructura existencial (del estar ahí) tiene que encontrar su expresión también en la comprensión de la tradición profética, en cuyo sentido, no es más allá sinó que acontece más acá, entre el texto y el Intérprete, en el lenguaje, en la interpretación, que ahora va a ser vista como una fusión de horizontes. El sentido no es propiamente el acontecer en la interpretación, sinó que recrea o regenera entre el texto y el Intérprete, desbordando toda fijación externa yá sea dogmática o metódica: tiene un estatuto ontológico similar al de la conversación auténtica, que solo existe cuando se adquiere la misma categoría realizativa que tiene la ejecución en una partitura o escenificación. La representación no es aquí mera repetición o copia de una realidad entitativa que yá existiese previamente, sinó que es una realización efectiva.
Al descartar la posibilidad de una aprehensión inmediata y directa de la realidad que serviría de fundamento último a nuestro conocimiento, se pone en cuestión, al mismo tiempo, que la función primaria del lenguaje sea verdaderamente la comunicativa. El lenguaje no es primariamente un instrumento, un signo o un sistema de signos que sirven para expresar o comunicar un conocimiento alcanzado previa e independientemente de él, sea por la razón, por la experiencia o por revelación; no es una copia más o menos imperfecta, sinó un original. Más que como un instrumento, el lenguaje reclama ser visto como un órgano o un organismo que media entre el sujeto y el objeto instaurando un mundo intermedio, es originariamente un símbolo instaurador de sentido, de metáfora poética que va perdiendo luego ese poso y se va convirtiendo en un signo que refiere un significado concreto. Así distendido entre el carácter simbólico e instituyente, y el carácter sígnico, originado e instituido, el lenguaje instaura una tensión insuperable entre ellos en la que se despliega la vida tanto individual como social. Yá se estableció el criterio de la antinomia al hablar de las relaciones entre las ideas y las cuestiones de hecho que, posteriormente, el señor Kant interpretaría con la denominación de sus juicios analíticos o juicios sintéticos. Aquellos son juicios que no aumentan el conocimiento de lo explicitado, por lo que su incuestionable veracidad se dará a priori, de forma universal y necesaria. Por el contrario, los sintéticos son absolutamente dependientes de la experiencia, lo que determina que el conocimiento que nos aportan es simplemente una probabilidad, son juicios empíricos y/a posteriori y, por lo tanto, juicios particulares y contingentes que no nos tienen que afectar en absoluto.
Assalamo Aleikum.