ALGUNOS ASPECTOS ENTRE ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN.
La religión tiende a estar muy preocupada por el mundo de los conceptos. Éstos conceptos, yá sea en forma de teología, dogma, filosofía o interpretación personal, desempeñan un papel fundamental en la mediación y en los matices de la comprensión que tiene una persona sobre la Realidad o la Divinidad.
La espiritualidad, por otra parte, se ocupa de los diferentes niveles y las dimensiones de la experiencia de la Realidad o la Divinidad. En otras palabras, la espiritualidad defiende que la experiencia espiritual de una persona, en algún momento, no debería estar mediada por los conceptos, teorías o las interpretaciones.
Los conceptos pueden ser aceptables hasta cierto punto, pero el consenso general en la perspectiva de la espiritualidad es qué, en última instancia, los conceptos nos alejan de la verdad, no nos acercan a ella. Ésto plantea el problema de saber cómo diferenciar entre, por un lado, la imaginación o la fantasía, y, por otro, la verdad o la realidad, pero eso es otra cuestión.
La religión suele hacer hincapié en cuestiones de salvación. Por ello, una de las motivaciones clave que subyacen a muchos actos religiosos es la de hacer algo porque esa acción nos ayudará a ganar el Paraíso y, al mismo tiempo, a evitar las ramificaciones negativas que se proyectan a partir de los pecados de acción u omisión y que están colectivamente implicadas con la idea del "infierno" o castigo.
La espiritualidad no niega las realidades metafísicas ni las cuestiones de salvación asociadas con las consecuencias positivas o negativas de nuestras acciones. Sin embargo, la orientación motivacional de la espiritualidad es completamente diferente.
En la espiritualidad, la motivación de uno debe ser hacer las cosas por la naturaleza íntima de nuestra relación esencial con la Realidad o la Divinidad, y no por lo que podríamos recibir como recompensa o evitar en la forma de consecuencias negativas. El énfasis debería estar en hacer las cosas por amor, servicio, adoración sincera y gratitud, más que como un medio para algún fin u deseo personal ulterior.
En resumen, la religión trata de aquello que es viable para que los seres humanos busquen de Allah. La espiritualidad trata de lo que Allah busca de los seres humanos.
En términos generales, la religión actúa sobre la base de intentar cambiar a las personas desde afuera hacia adentro. La espiritualidad se concentra en ayudar a las personas a cambiar desde adentro hacia afuera.
Más concretamente, la religión se ocupa de imponer un marco doctrinal al individuo, que debe ser internalizado para que el individuo pueda ser considerado como un miembro funcional del grupo o colectivo religioso.
La espiritualidad se ocupa de la realización de la propia identidad y de la capacidad esencial. La intención, el pensamiento, la comprensión, la conciencia y la actividad adecuada que surgen de una naturaleza interior realizada, no solamente por las doctrinas externas internalizadas.
La religión tiende a dar gran importancia a lo exotérico (exterior). En otras palabras, normalmente se exige que uno realice ciertos rituales, independientemente de si comprende o no la naturaleza y el propósito de dichos rituales. Lo importante es cumplir con el ritual y, por lo tanto, ajustarse a la letra de lo que se percibe como la ley religiosa.
En la espiritualidad, el énfasis está mucho más indicado en la dimensión esotérica (interior) de cualquier forma de práctica que uno pueda seguir. Uno debe tratar de ser receptivo al espíritu de una práctica. Uno debe tratar de entender la naturaleza y el propósito de tales prácticas, y no sólo conceptualmente, sinó también experiencialmente.
En la religión, la fe es, con demasiada frecuencia, una cuestión de aceptación ciega, estática, rígida y estrecha de alguna creencia, valor o práctica. En la espiritualidad, por otra parte, la fe pretende ser un crecimiento dinámico, vivo, flexible y continuo de la comprensión de la naturaleza de la propia relación con la Realidad o la Divinidad.
La religión suele equiparar la fe con un compromiso emocional o conceptual con un sistema de creencias. La espiritualidad trata la fe como una especie de conocimiento arraigado en realizaciones extraídas de la experiencia personal.
La religión a menudo se ve envuelta con la política, tanto en el seno de un colectivo religioso como en la manera en que una determinada religión se relaciona con el mundo que la rodea.
La espiritualidad, en general, intenta evitar la esfera política y prefiere contribuir a la sociedad de manera directa y, cuando es posible, anónima. Éstas contribuciones se obtienen a través de los efectos beneficiosos de las cualidades morales como la compasión, la paciencia, la caridad, la tolerancia, la bondad, la honestidad, la integridad, el perdón, etc.
La religión tiende a gravitacionar hacia un modus operandi autoritario en el que se exige la sumisión de los individuos. La espiritualidad, por otra parte, gira en torno al mandato y al respeto que conlleva el reconocimiento por parte de una persona de la naturaleza autoritaria de la Verdad. La sumisión se da libremente.
En términos generales, la religión se rige por reglas, mientras que la espiritualidad se rige por principios. En la religión, es necesario conocer las reglas antes de poder actuar, y en ausencia de reglas específicas, uno tiende a desorientarse. En la espiritualidad, una vez que uno comprende los principios, es capaz de afrontar adecuadamente cualquier situación, incluso si ninguna de las reglas disponibles parece ser relevante para la situación actual.
En la religión, la participación del individuo suele girar principalmente en torno a la interacción con una institución, como una iglesia, un templo, una mezquita o una sinagoga. La interacción personal con el líder de esa institución tiende a ser de naturaleza secundaria, si es que algún día se llega a producir.
En cambio, en la espiritualidad la participación gira fundamentalmente en torno a la relación personal con e maestro o guía. La participación en algún tipo de actividad institucional, si es que se produce, es de importancia secundaria.
El término "din" en el Islam no significa religión. El din se refiere a aquellos procesos metodológicos y experienciales que tienen como objetivo ayudar al individuo a comprender las diversas dimensiones de la naturaleza esencial, o fitrah, del potencial espiritual humano. También está mucho más cercana la descripción "din" por alabanza.
Assalamo Aleikum.