NO HAY DRAMAS PARA UN CORAZON DESPIERTO.
Vamos a contemplar la realidad desde una nueva perspectiva, más profunda y más enriquecedora. Al retirarse el velo que limita nuestra visión, se nos muestra el verdadero sentido de lo real. Por medio de la mirada interior (de los ojos del corazón) es posible observar el mundo desde un punto de vista que trasciende la dimensión de toda la experiencia empírica. Hasta que los ojos del corazón no se abren, no nos damos cuenta del carácter sustancial y extraordinario de la vida "ordinaria". Mediante la mirada nueva, las vicisitudes de la vida se transforman en el escenario del encuentro con el Absoluto. La inmanencia es la posibilidad del sujeto de superar lo inmanente para acceder a la trascendencia.
Por ésta vía, la fe (iman) deja de ser una simple aquiescencia con respecto a una determinada cosmovisión o/a una rígida hermenéutica sobre los acontecimientos, y se convierte en una relación profética con el entorno dentro de un proceso dinámico, fluctuante, interpelado constantemente por situaciones cambiantes y sustentado por la presencia del Misterio Divino.
La mística de los ojos abiertos permite darnos cuenta de lo sacro de lo real, superando la duplicidad de los mundos: el natural y el sobrenatural. Para la visión contemplativa, ninguna realidad es profana. Aunque su búsqueda no se detenga ante una inmanencia velada y de auto-referencia, tampoco se deja engañar por una trascendencia sin plena consistencia. Así pues, la vida cotidiana se vuelve transparente, y se convierte en la metáfora del significado divino; todo es una parábola y, (en definitiva), es un signo de la presencia del Misterio Divino que impregna la existencia, pero tenemos que saberla descifrar. Ésto es lo que, en el fondo, hace posible una concepción teofánica de la realidad: «la visibilidad de lo invisible en la transparencia sobre lo real».
La razón ayuda como una poderosa "lente" escrutadora que ha conseguido transparentar lo invisible. A través del "aparato conceptual" y con todas las herramientas pertinentes, los místicos han dirigido su atención sobre detalles de la realidad que resultan decisivos para explicar el funcionamiento global de la misma.
Esa "lente" es transparente y permite ver lo imperceptible a simple vista, (pero a la vez), no focaliza bien aquello que muestra, realza un aspecto, lo engrandece y, centrando la atención en un punto, nos oculta otros. Ofrece una visión de la realidad intencionadamente sesgada. El análisis científico, la filosófica y las religiones han aportado luz a ésta dimensión de la existencia humana, aunque con ello, también han propiciado cierto reduccionismo que simplifica mucho éste fenómeno tan complejo. El resultado es el desencantamiento del mundo, una cultura que, en la práctica, ha renunciado a la dimensión trascendente, abocando al ser humano a resignarse frente a una inmanencia intrascendente. No obstante, éste proceso también ha dado lugar a planteamientos qué, desde una sacralización de la inmanencia, procuran atender las necesidades espirituales del ciudadano moderno; aunque tengan que dar más rodeos.
Esta voluntad racionalizadora del mundo, contribuye a entender que toda religión, en el fondo, también comparte el propósito de intentar explicar el Misterio Divino, y de hacerlo transparente. Lo religioso busca generar experiencias y construir una cultura que permita al individuo acceder a lo que en teoría es inaccesible: lo Divino. Y éste objetivo, no sólo se llega a sentir como un vago y triste presentimiento, sinó como una dejadez circunstancial.. un mínimo esfuerzo.
Se eleva el alma exhalando los ritmos respiratorios. Transformando los movimientos del corazón en íntimas plegarias. Brilla el espíritu y se deslumbra a sí mismo con visionarias fases y recordatorios. Hablaba el Increado en su interior, y por la imprescindible ley, el amor vivía creciendo y dilatándose por la contemplación.
Pero, lo repetimos.. el ser humano no puede vivir sólo de sueños, necesita también algo más real para llenar su vida. El alma creía poseer yá una ambición satisfecha idealmente, y se despertaba con mayor fuerza, (en el sentido antes indicado). El corazón golpea con fuerza, aniquilándose de los deseos.. pero no dramatiza por la exaltación de los celos.
El ideal del espíritu no puede verse torpemente profanado por los intereses humanos. (Sherif sidi Muhammad Al-Ghalli).
¿Y las caricias del amor?, ¿ese amor profundo que es creencia?, ¿será arrebatado también por el mundo para saciar sus impuras necesidades?. ¡Quién!.. Los que piensen así, son incapaces de ver los goces espirituales. Están perdidos en la perversión del sistema-sentimiento. El que huye de esa ciega ofuscación, (se puede decir), que está en el buen camino que emana de Una Voluntad.. que Es inteligente.. que Obra porque piensa, razona y selecciona. ¡Ese es el problema para algunos!.
Para servidor, la energía-fuerza está sujeta a una ley. La ley es la expresión de Una Voluntad. La voluntad emana de una inteligencia. Y.. He ahí lo que gobierna a la creación.
¿Tienen los seres humanos órbitas fijas? ¿Son como rocas inertes y erráticas? ¿Existe la gravitación para las almas? ¿Nos escapamos de esa ley universal?.. Es la misma cuestión, que por parte de servidor obtiene la misma respuesta:
"El alma es dominada por la ley de la conciencia.. y la conciencia, es la gravitación moral."
¿Cómo se va arraigando en nuestra alma el sentido? ¿Porqué, á pesar de nosotros mismos, viene a nuestra mente la misma imagen? ¿Porqué subsiste un solo recuerdo a pesar nuestro?.. Se podría decir, que la mente vive para una sola idea.. que lo que escucha el oido, es un solo nombre, y que nuestra vida.. está llena por Una sola esencia. ¡Aunque muchos lo rechazan!. No importa; Él vuelve con más vigor.
Assalamo aleikum.
Shaykh Ahmad Salah As Sufi.