Assalamo aleikum.

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viernes, 12 de agosto de 2022

TÚ AMIGO EL EGO.

TÚ AMIGO EL EGO.

Sherif Sidi Muhammad al-Ghalli precisó para todos nosotros:
Con demasiado ego, nadie puede ser feliz, ni tendrá la capacidad para hacer felices a los demás. Pues el ego se viste con la máscara del egoísmo, la vanidad, la soberbia, el orgullo, la avaricia, la ira, el odio... Es necesario vigilar al ego y debilitarlo.
Para aclarar más esta cuestión, el Sherif decidió poner un ejemplo práctico con un trozo de cuerda; dejando a los amigos perplejos, ya que no sabían qué relación podía tener una cuerda, con el ego.
-Prenderle fuego a ese trozo de cuerda. 
Cuando fue quemada, el Sherif ordenó:
-Traedme ahora esa cuerda.
Cuando los amigos trataron de rescatar los restos de la cuerda, ésta se hizo polvo. Y nos dijo el Sherif:
-Así es como hay que someter y reducir al ego, hay que dejarlo inhabilitado; porque mientras viva en éste cuerpo-mente, seguirá oprimiendo con su atadura, aunque sea de forma muy tenue.
Los amigos comprendieron y agradecieron esa enseñanza. 

Otra forma de ego insaciable, es la corrupción y el vicio, cuyos caminos son anchos y espaciosos, y nadie está libre de andar por ellos, y hasta la persona más perfecta, es la que solo tiene pequeños vicios, aunque debe saber cómo evitarlos. Sobre éste tema, se dijo: Que esos vicios son como viajeros, que nos visitan como huéspedes y si están mucho tiempo, se terminan quedando como amos. Eso es lo que debemos de evitar para que la pretensión de autoría del ego se encuentre en aproximadamente una diezmilésima de segundo. Cuando se descubre éste lapso, el ego pierde su dominación. Se hace evidente que uno es el testigo de los fenómenos y no la causa, ni el hacedor de los mismos. El yo, entonces, se identifica como eso que está siendo observado, en lugar de como el testigo o el experimentador.. En resumen, se puede decir que el ego es una compilación de posicionamientos que se mantienen en su lugar debido a la vanidad y al miedo; y queda deshecho por la humildad que impide su propagación.

Para deshacerse del dominio de los contenidos mentales es necesario retirar la ilusión de que los pensamientos son personales, de que tienen valor o de que pertenecen o se originan en uno mismo. Como el cuerpo, la realidad de la mente y sus contenidos son un producto del mundo.

El pensamiento del "yo" impide la conciencia última del verdadero estado y aquello externo que ha de ser conocido. La realidad se vuelve evidente cuando se retiran las obstrucciones de la percepción y de la actividad mental. Para esa realidad, no es necesario eliminar al ego, sinó simplemente dejar de identificarse con él.

Deja de identificarte también con el cuerpo.. con las emociones.. y con la mente como si estas fueran "yo". Sé sincero y admite que son tuyos, pero no son tú. Al principio, esto puede parecer artificial, extraño, ajeno y poco natural. Sin embargo, la realidad básica es que se trata de una verdad de orden superior, lo que hace de ella una herramienta poderosa y formidable. La mente intentará negar esta realidad, así como la verdad de (esto es "lo que supone que se ha de hacer") porque intuye que la Verdad es una condición esencial para la evolución de todo ser humano, para reducir el ego, que no es sinónimo de reducir la autoestima. La autoestima es una valoración generalmente positiva.
Toda conversación sobre el ego es complicada, porque está allí, presente, intentando dominar nuestras opiniones, emociones, impidiéndonos pensar con claridad. Sin embargo, si comenzamos por reconocerlo, por aceptar cuánto influye en nosotros, en nuestras decisiones y acciones, seremos nosotros quienes lo dominemos y dejaremos de movernos en la vida bajo su mandato tiránico. 

Los psicólogos modernos, han impuesto la palabra "egoísta" para referirse a alguien peligrosamente enfocado en sí mismo y que no tiene ojos para nadie más. Todos estos conceptos son aceptables y válidos, pero tienen poco valor fuera del contexto clínico.

El ego, al que se hace referencia general aquí, define de modo coloquial aquella creencia malsana en su propia importancia. Es ese ser petulante que existe dentro de cada persona que elige conseguir sus objetivos sin importarle nada más. Es esa necesidad de ser "mejor que", "más que", "reconocido por", "mayor que".. diciendo así que carece del sentido más básico de la humildad. 
Assalamo aleikum. 
Shaykh Ahmad Salah As Sufi.