LA MORAL DE IBN ARABI.
El Gran Shaykh dedicó su vida al camino sufí hasta que alcanzó su objetivo. El camino sufí se basa en la moral, y como el sufismo se preocupa por ella, la convierte en su base, su medio y su fin. Los sufíes juzgan los rangos de los demás basándose en lo que consideran moral. Por eso dicen: "Quien es superior a ti en su moral es superior a ti en su sufismo." Se establecen diferentes definiciones para el sufismo qué, en sí mismas, no van más allá de adornarse con las mejores virtudes y abandonar los vicios.
El Gran Shaykh fue un gran pionero de éste camino, a quien los sufíes y otros admiraban y respetaban. No hace falta decir que alcanzó éste estatus gracias a su firmeza en el camino correcto, su sinceridad en su búsqueda y su completa piedad, que llegó a un nivel que solo podía lograr alguien de rara virtud y carácter noble, lo que le hizo ganarse el cariño tanto de la élite como de la gente común.
Su temprana crianza en una familia justa y piadosa, junto con su linaje puro y la compañía de todos aquellos que tuvieron la fortuna de estar con él, tuvieron un gran impacto en los aromas fragantes y generosos que emana de ésta querida personalidad.
El Gran Shaykh verdaderamente merece ésta descripción que le dio Ibn Masda: era hermoso tanto en general como en detalle. Pero hay virtudes prominentes en su vida que vale la pena detenerse a considerar por un momento. Ésto incluye su ascetismo extremo, que era sinónimo de ascetismo humilde, lo que lo elevó a los ojos del pueblo. El ascetismo tiene rangos y grados entre los sufíes. La forma más elevada de ascetismo es el ascetismo en todo excepto en Allah. El ascetismo del gran Shaykh era de éste tipo, lo que le hacía abandonar toda bendición, desamparar toda comodidad, despreciar todo placer y sacrificar todo lo precioso con tal de lograr su deseo.
Tenía mucho dinero, así que no se guardó nada. Los reyes y sultanes querían asegurar su vida y proporcionarle todos los medios de comodidad y lujo, pero él rechazó todo eso. Se liberó de todo cautiverio y se lanzó a volar por los cielos. Hubo un período en su vida en que se abstuvo de tener relaciones maritales con su esposa, siguiendo el consejo de su Shaykh Al-Maghawri, que había escuchado de uno de sus estudiantes, que le prohibía tener relaciones sexuales con mujeres. Él no la aceptó después de eso excepto en cumplimiento de la Sunnah del Profeta, (que Allah le bendiga y le conceda paz), en su mandato de dar a las mujeres su derecho a un buen trato. Dice: «Cuando entré por primera vez en éste camino, y permanecí así durante unos dieciocho años hasta que presencié ésta estación. Sentía temor al odio por ello, y lo que se entiende por estación es la estación de su obediencia a la Sunnah».
El Profeta, (que Allah le bendiga y le conceda paz), y su llamado al matrimonio y a las relaciones sexuales con la esposa. Temía ser humillado porque había violado la Sunnah del Mensajero de Allah, (que Allah le bendiga y le conceda paz), en éste sentido el ascetismo es la cabeza de las virtudes, sobre todo si se realiza mediante las propias capacidades.
Entre las cualidades más notables de Ibn Arabi se encuentra su generosidad, que era sinónimo de generosidad. Ésta generosidad fue heredada de su famosa familia Tai, y fue purificada por su religión, su piedad, su moral y sufismo. El sufismo no detesta nada tanto como la avaricia. Allah no nos ha querido tanto por nada como por el gastar y el dar, ni le ha repelido tanto como a Él la avaricia y la tacañería, porque están entre las causas del mal carácter. La generosidad de Ibn Arabi se elevó al nivel del altruismo, que es el nivel más alto de generosidad. El rey de los romanos en Konya le encargó una vez una casa que valía cien mil dirhams. Él rara vez permanecía allí. Un día pasó junto a él un mendigo y le dijo: “Cosa de Allah”. Dijo: «No tengo nada más que ésta casa. Tómala para ti». Entonces el mendigo la tomó y se convirtió en su propiedad.
Gastaba toda su asignación diaria en los pobres y necesitados, y era una cantidad considerable, estimada en ciento treinta dírhams.
Ibn Arabi comprendió el significado sufí de la caridad. No se trata simplemente de dar a los pobres, sinó que tiene un significado más profundo, que aprendió de su Shaykh.
Assalamo Aleikum.
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(Desde aquí, saludar con la paz y muchas plegarias para la hermana Gloria de Madrid que pudo observar ésta característica de la que estamos hablando. Paz y bendiciones.)