NADIE ES PERFECTO.
Había una vez un shaykh que nunca se casó. Al envejecer, sus murides (discípulos) sintieron curiosidad y le preguntaron: "Ya Sidi, yá eres muy mayor, pero nunca te casaste. ¿Por qué? ¿Será que estás tan dedicado al camino espiritual que nunca sentiste esa necesidad?".
El shaykh respondió: "No, llevo mucho tiempo deseando casarme, y no fue por falta de intentos".
Los murides inquirieron: "¿Por qué, entonces, no te has casado en todos éstos años?".
El shaykh explicó que había buscado toda su vida a la esposa perfecta, alguien con todas las cualidades que deseaba.
"Ya Sidi", le preguntaron, "¿nunca encontraste a nadie que cumpliera los requisitos?".
El shaykh suspiró y asintió. "Sí, había una. Era perfecta...", respondió con tristeza.
"Sidi, ¿por qué entonces no te casaste con ella?" (volvieron a preguntar los murides con entusiasmo).
«Desafortunadamente», explicó el shaykh, «ella también buscaba al marido plus perfecto».
En ésto reside el desafío de buscar al cónyuge basándose en una lista interminable sobre las cualidades ideales. El matrimonio y las relaciones se van construyendo con un compromiso razonable y mucho sentido común, no con demasiadas exigencias, pues nadie es perfecto.
(Nasrunddin)