Assalamo aleikum.

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martes, 22 de abril de 2025

SABIDURÍA EN DOSIFICACIÓN. TRABAJANDO SÓLO PARA LO MATERIAL.

SABIDURÍA EN DOSIFICACIÓN.
TRABAJANDO SÓLO PARA LO MATERIAL.

Abdullah ibn Abbas, (que Allah esté complacido con él), dijo: Cuando se acuñaron las primeras monedas de oro y plata en forma de monedas de metal, Satanás las tomó, las colocó sobre sus ojos y dijo que eran el fruto de su corazón y el deleite de sus ojos. A través de ellas, la gente es conducida a los tiranos e infieles y al infierno. Añadió que sería feliz incluso si la gente sólo estuviera interesada en asuntos mundanos. Ésto fue afirmado previamente en Hilyat al-Awliya’ por el Imam al-Isfahani, No. 924.

En un hadiz en Jami’ al-Tirmidhi, n.° 2376, el Profeta, (que Allah le bendiga y le conceda paz), advirtió que buscar riqueza y estatus corrompe la religión más que dos pecadores hambrientos desatados sobre un rebaño de ovejas.

Ésto indica que casi ningún musulmán puede permanecer seguro en su religión si desea riqueza y fama en éste mundo, así como casi ninguna oveja puede salvarse de los pecados del hambre. Ésta gran parábola contiene una fuerte advertencia contra el mal del deseo de aumentar la riqueza y el estatus social en el mundo.

El primer tipo de codicia por el dinero es cuando una persona tiene un amor intenso por el dinero y busca incansablemente obtenerlo por medios legítimos. Comportarse de ésta manera no es señal de una persona sabia, yá que un musulmán debe creer firmemente que su provisión está garantizada y que ésta porción nunca cambia. De hecho, el sustento de la creación fue dividido cincuenta mil años antes de la creación de los cielos y la tierra. Ésto lo confirma el hadiz que se encuentra en Sahih Muslim, nº 6748. No hay duda de que ésta persona descuidará sus deberes debido a su intensa preocupación por ganar dinero. Un cuerpo preocupado por acumular riqueza nunca estará preparado adecuadamente para el futuro. De hecho, esa persona dedicará tanto esfuerzo a adquirir riqueza que tal vez ni siquiera tenga la oportunidad de disfrutarla. En lugar de eso, dejarán éste mundo atrás para que otros lo disfruten, aunque ellos tendrán que rendir cuentas por ello. Ésta persona podrá adquirir riqueza de forma legítima, pero no encontrará paz mental, porque por mucho que obtenga, sólo deseará más. Ésta persona está necesitada y por lo tanto es verdaderamente pobre aunque tenga una gran riqueza.

El único deseo beneficioso es el deseo de acumular verdadera riqueza, que es el trabajo justo para prepararse para el Día del Retorno.

El segundo tipo de codicia por el dinero es similar al primer tipo, pero además, éste tipo de persona adquiere dinero por medios ilegales y no cumple con los derechos de las personas, como la caridad obligatoria. El noble profeta Muhammad, (que Allah le bendiga y le conceda paz), advirtió contra ésto en muchos hadices. Por ejemplo, en un hadiz encontrado en Sahih Muslim, número 6576, advirtió que ésta actitud destruyó a las naciones anteriores porque hicieron permisible lo prohibido, negaron derechos y mataron a otros por el dinero superfluo. Ésta persona busca obtener lo que no merece, lo que la lleva a cometer innumerables pecados graves. Cuando una persona adopta ésta actitud, se vuelve extremadamente codiciosa. El Noble Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) advirtió en un hadiz encontrado en Jami’ al-Tirmidhi, No. 1961, que la codicia está lejos de Allah Todopoderoso, lejos del Paraíso, lejos de la gente y cerca del Infierno. De hecho, hay un hadiz encontrado en Sunan al-Nasa'i, No. 3114, que advierte que la codicia extrema y la fe verdadera nunca coexistirán en el corazón de un verdadero creyente musulmán.

Si un musulmán se entrega a éste tipo de lujuria, su peligro extremo es evidente incluso para el musulmán sin educación. Él se preocupa por su fe hasta que sólo queda un poco, como advierte el hadiz principal que estamos discutiendo, que ésta destrucción de la fe de una persona es más severa que la destrucción de los pecados de hambre desatados sobre un rebaño de ovejas. Éste musulmán corre el riesgo de perder la poca fe que tenía en el momento de su muerte, y ésta es una gran pérdida.