EL SILENCIO DESTRUYE el NARCISISMO.
Las experiencias del Tasawwuf proporcionan una imagen de la convergencia cultural y natural en el fenómeno del silencio, y es probable que proporcionen a los investigadores algunos mecanismos y experiencias para tratar el silencio, con el objetivo de dirigirlo en lugar de seguir al avenido, y tratar de ser el silencio al preservar el discurso a través del acto de la Ley, lo que no solo es el Silencio, sinó que también es el Silencio de la situación. Tal vez ésto explica la convergencia de ciertas argumentaciones, yá que la persona que hace el argumento hace un esfuerzo doble y continuo, por un lado, para convencerse a sí mismo y hacerle creer lo que es útil y valioso, y por otro lado para convencer a la otra persona que no está de acuerdo, lo que resulta de una comunicación ruidosa y de que la verdad de los propietarios de la materia, la imagen de los propietarios y el medio de persuasión no está en el ruido; mientras que la verdad para los sufíes y los espirituales toma la forma de creencia que debe crecer y comunicarse con y/a través de su estado mental, que es el discurso del silencio con mayor honestidad
*(No hay engaño en ello.. entonces ¿cuál es el simbolismo del silencio para el sufí? ¿Cuáles son los descubrimientos cognitivos y valóricos más importantes que puede generar el silencio? ¿Cuál es su valor terapéutico?)
El que habla en sus diversas formas no elimina el silencio, porque el silencio es como la atmósfera en la que y a través de la cual el espíritu está activo. Si la luz disipa la oscuridad, el sonido es lo opuesto al silencio: y penetra el silencio que lo envuelve sin eliminarlo a su vez. El silencio es un estado anterior al habla, es decir, anterior a la formación de las percepciones cognitivas, valorativas e incluso patológicas. Es un estado anterior al acto de la voluntad. Incluso, si aceptamos que el hombre, en cuanto a su esencia, es un lenguaje, el silencio, con su esencia invisible, permanece existencialmente anterior al acto de la palabra. Está psicológicamente conectado con el ser del hombre a través del tiempo psicológico, cuya esencia la ciencia conserva en sus inicios.
Los sufíes se dieron cuenta de la dialéctica de la relación entre el silencio y el habla, y de cómo el habla, a través de la mente argumentativa, hipoteca la existencia del yo o del alma, y la introduce en una espiral de justificación de una existencia ontológica que no puede mentalizarse con las herramientas de la mente argumentativa. Surge así el proceso de justificación del discurso ontológico, que no termina sinó sumergiéndose en última instancia en el mar del silencio, una realidad de la que han sido testigos sapientes de todas las culturas, y acabaron con una conclusión final sufí como han sido testigos los eruditos, y acabaron con un final ascético también, un final que huye de intentar justificar la existencia para sumergirse en su abrazo a través del silencio y para experimentar sus posibilidades, que son las infinitas posibilidades de la humanidad.
Para los sufíes, el silencio no es sólo un apoyo que ayuda a alcanzar un estado, sinó que es de hecho del espíritu del sufismo, así como la palabra es el espíritu del discurso y de la argumentación teológica en relación con la ciencia de la teología. El silencio crea una situación psicológica basada en “el cese de las obsesiones y la muerte de la naturaleza por las curiosidades,” y lo que se entiende por curiosidades es lo que se relaciona con la comida, la bebida y la ropa, y más allá de eso está la curiosidad del habla. Se puede notar que los sufíes se han dado cuenta del peligro que tienen éstas curiosidades y lo que representan para las sociedades.
Assalamo Aleikum.
____________
*(Hanafi, sobre la aniquilación a la supervivencia, pág. 874.)
